domingo, 30 de agosto de 2009

De vuelta de la Novena


El año pasado - ¡cómo pasa el año! - comenté que una de los hitos de mi calendario personal-particular dividía el ciclo en pre-novena y post-novena. Y heme aquí con otra Novena a la espalda, ya transcurrida y celebrada y rezada. Como Dios manda: ¡Viva!

Y Dios tambien manda estos calores del Agosto que se agosta y no está agostando. Yo pensaba (yo quería) que a la vuelta de la Novena se hubieran acabado las calores. Pero no. Sevilla está que hierve como un puchero a fuego lento. Una auténtico estrago para los que vivimos y sudamos en aquestas latitudes de prolongada canícula, que estira la temperaura del ferragosto cuando Septiembre está a unas pocas horas ya.

Y por eso me ha vuelto - será por eso - la novena a la memoria, todavía fresquita; o, mejor dicho, caldeada. Mi memoria es muy recurrente y vuelve y revuelve a los sitios y los momentos con mucha facilidad, con mucho gusto cuando es cosa gustosa. Y la Novena es un singular espacio de felicidad, un arca preciosa con su tesoro de personas y de cosas.

De personas porque tantas que ya se me han ido está allí, en la Novena, presentes de alguna mística manera. Estas tardes de esta Novena pasada recordé que mi madre tenía la piadosa coquetería de ponerse un vestido distinto cada dia del Novenario, no por vanidad sino por solemnidad. Decía ella que para la Virgen había que ir, había que estar, mejor que nunca, más arreglada y más guapa también. Y lo lucía - porque mi madre era guapa - estupendamente bien. Cada día un vestido. Cosas de mujeres, encantadoras.

Y he recordado esta anécdota de mi madre porque mi tía, estos días de la Novena, ha hecho como mi madre: Cada día, un vestido, los nueve días. Y con el plus de dificultad de que, como está de medio luto, no ha salido del blanco y el negro, combinando sin repetir los vestidos que tiene. Y no tiene un armario llamativamente surtido, pero se apaña estupendamente bien para lucir su coquetería de novena.

Mi tía luce 84 años. Cada tarde hemos ido del brazo a la Novena, a su compás. Un compasito lento con tres paradas en la Cuesta del Reloj y una semi-paradita en el repechón del Pósito, para tomar aire. Pero, a pesar de los respiros, irrefrenable porque tenía que estar en la iglesia y ocupar plaza (su banco de siempre) antes de que llegara su amiga-rival y se sentara en la punta del banco que a mi tía le gusta porque es "su sitio". Ella dice que desde que era chica, y yo me lo creo porque en estas cosas de iglesia, devociones y sitios, el lugar acostumbrado, la esquina o el rincón o el banco "de siempre", importan mucho para estar a gusto en la piedad. Esto lo reconoce y recomienda hasta San Ignacio en los Exercicios. Y mi tía - sin saberlo - confirma con su costumbre a San Ignacio.

En la Novena se está en la Gloria, como un adelanto en porción terrena y relativa de la plenitud de beatitud y gloria. Tal cual. Por lo menos eso dicen - decimos - todos los que estamos en la Novena, la iglesia los nueve dias a rebosar, bancos corridos y sillas plegables y las dos puertas, la de la calle y las del Palacio, abiertas de par en par, para que corra el aire.

Y se hace el efecto parecido al movimiento de las lámparas de bronce de las iglesias del Monte Athos, que los monjes ortodoxos mecen y mueven cuando cantan su oficio. Pero en la Novena las lámparas son arañas de cristal, seis en los arcos de las naves y tres más grandes en la nave central y el coro. Todas se mueven con el aire, aunque parezca que no corre el aire. Y se mecen y hasta suenan las lágrimas de cristal.

En la Novena no hace calor molesto, porque el calor se hace fervor. Es una visión curiosa ver toda la iglesia parpadeante con movimiento de abanicos, un pequeño mar de abanicos en perpetuum mobile, con cierto compás, al ritmo de lo que se canta, o se reza, o predica el predicador. Los abanicos acompañan con su ritmo, ya largo, ya maestoso, ya allegro, ya forte, ya allegretto. Así. Y sin batuta, concordados con soniquete alternativo de pulseras de señora. Y alguna cabezadita dormilona, también.

Los hombres tambien se abanican, más comedidos y sin ritmo. Algunos llevan su abaniquillo en el bolsillo de la chaqueta y otros toman el que les ofrece, caritativa y simpática, la señora de al lado. Primero dicen que gracias, que no; pero a la segunda oferta cogen el abanico y se echan aire con relajado alivio. Si son matrimonio, la esposa abanica al marido; y la novia la novio cuando son parejita. En las novenas salen importantes noviazgos, y más de uno ha empezado con un abaniquito. Los abanicos de novena son instrumentos muy socorrido, polivalentes.

En fin, que una Novena es un mundo: Las viejas, las mocitas, las del coro, los señores, los chiquillos corriendo, el cura, los curas, el sacristán, los monaguillos. Tienen personalidad y definición propia hasta los semi-píos-impíos que se salen en el sermón y se toman una cañita de cerveza en el bar de la esquina, y ya esperan a que acabe la Misa y vuelven a entrar para cantar la Salve y recojer a la señora (las novias son más inflexibles y no les dejan escaparse). Y todo eso.

Lo mejor es la Virgen, tan bella, tan gloriosa en su altar. Todos la miran. Y la miran con lo que llevan, sean penas o ilusiones, con ojillos lagrimosos y labios con rezos que apenas salen y se oyen porque Ella los sabe y los oye. Y son para Ella.

La noche del 15 de Agosto, cuando sale, es un "ascua de oro". Así lo dicen, como una versión popular de Ap. 12 "...et signum magnum paruit in caelo mulier amicta sole et luna sub pedibus eius et in capite eius corona stellarum duodecim..." Una mujer vestida de sol con diadema de doce estrellas. Es Ella. Va vestida de dorado sol, enjoyada como doncella virginal para su Señor, la Hija de Sión preciosa, la Madre del Rey que sube triunfante y fascinante como columna de incienso y mirra, una princesa hebrea vestida y revestida con oro de Ofir. Las mejores joyas de cada familia terminan en sus brazos, en su pecho, para Ella, para que Ella las luzca, como una reina porque es la Reina.

Los Ángeles que la llevan y la suben la miran y admiran, y aclaman y cantan "...Quae est ista quae progreditur: quasi aurora consurgens,: pulchra ut luna, electa ut sol..." Y nosotros, que en su Imagen la miramos y también la admiramos, nos arrobamos en una sombra de luz dorada. Y por un momento somos ángeles, somos casi ángeles.

Cosas de Agosto, que viene y se va con calores mantenidos con fervores.

+T.

viernes, 28 de agosto de 2009

Ruíz-J (que en paz descanse)


Que le digan Misas, muchas. Es piadoso, caritativo y prudente decir Misas en sufragio por el alma del finado cuando el difunto (q.e.p.d.A.) ha tenido ese fin y esa trayectoria. Porque - ¡quién lo duda! - Ruiz Jiménez ha sido hombre de "trayectoria". Larga, compleja, variada, multiforme, pluriforme, poliédrica, hasta yo diría que "sincrética".

Siempre he sospechado de los que salen de las guerras sin heridas, sin lesiones, sin merma; pero peor efecto me hacen los que al final de una guerra salen corregidos y aumentados, prósperos y con carrera. En la España del 36-39 los buenos católicos acabaron mártires o "confesores", si me explico. Pero Ruíz-Jiménez sale airoso de la Guerra - nuestra Guerra - e inmediatamente hace brillante carrera de "católico oficial" en las altas cátedras universitarias; por mucho que estudiara y empollara "oposiciones", no hay quien le libre de ser un consumado tipo de "hijo de papá", de aquellos tiempos (¡y qué tiempos!). Y culmina carrera en los 40-50 - todavía jovencisimo - de embajador en el Vaticano. Y Ministro. ¿Quién da más?

Inteligente, no sé. Acomodaticio, sí. Y listo, muy listo para atisbar el cambio y enfilar la proa hacia nuevos mares. Sin dejar su cómodo barco con bandera "franca", por supuesto. Estuvo en todas las salsas y con ninguna se manchó la pechera, su pechera almidonada de diplomático señor y ex-ministro, con todas las condecoraciones del régimen y sus afines. Todas.

Después fue lo del intento de una DC, a la italiana, supongo. Pero España no es Italia (entre otras cosas porque no tenemos (y no digo nada) "mafia") y por eso no fraguó. Yo pienso que tampoco fraguó porque ahí estaba él, Ruíz-Jiménez. Que quizá estuviera, más que nada, para que la cosa no fraguara. Con él nunca fraguó nada, pero siempre y en todo, estaba él. Y si él no estaba, procuraba estar. Era experto (no era el único, pero sí uno de los más conspicuos).

Tan proclive, tan bienquisto, tan considerado por todos los pudientes políticos. Y todos le pagaron bien, muy bien. No sé qué sueldo tiene un "defensor del pueblo", pero tiene que estar bien pagado. Y si conservó en sus haberes quinquenios y emolumentos desde que empezó a cobrar del erario público español, la mensualidad de R-J tiene que haber sido sustanciosa. Ejemplar - siempre "profesional" - terminó sus días de homo publicus con un colofón adecuado a su cursus honorum: Presidente o no sé qué cuántos de Unicef en España. No era para menos.

La última vez que lo ví en persona, en carne mortal, fue en una sala de tránsito de un aeropuerto, no recuerdo cual, hará unos diez años: Adusto - siempre ha tenido cara antipatiquísima que luego templaba agradablemente con sonrisa y locuacidad muy diplomáticas - llevaba sombrero en mano y abrigo largo, muy bien cortado. De pié, distante, mirando de soslayo para ver si le reconocían; en el salón habían japoneses, americanos, holandeses...y yo, que me parece que era el único que sabía quien era Don Joaquín R-J. Un prohombre que fue el "católico oficial" de España. Y le gustaba. A mí, de Don Joaqúín, sólo me gustaba el ceceo, muy gracioso (es un decir), porque era como un eco de su parte andaluza (tan obviada).

De su "degeneración" católica y política, que hablen otros, que sabrán más. Aunque hay gente de la que nunca se habla mal "oficialmente", como es el caso.

Dicen que ha dejado dicho que no manden flores y que el dinero lo den a ongs (sin especificar cuáles). Genio y (contra)figura.

Yo insisto en lo que dije al principio: Mejor que le digan Misas, que le vendrán mejor.

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sábado, 8 de agosto de 2009

Tanquam moscas


En Sevilla - y en Andalucía - con tantos parados por metro cuadrado (y tanta corrupción por centímetro cúbico), la canalla pesoera caciquera no nos priva de adelantos. Ya estamos teniendo unos cuantos kilómetros de metro (el más caro del mundo; muy especial porque se esconde y asoma en superficie y se vuelve a soterrar etc.). Y un "mobiliario" urbano y una "arquitortura" de ciencia ficción de primerísima globalización. Y hembras políticas en todos sitios (exportamos ministresas incompetentísimas de primerísima calidad, muy solicitadas (por pperos también)).

Bueno pues entre las modernuras de la Sevilla del Menteserrín (cualquier sub-calabazo puede ser alcalde) está la del "canal bus", que es un come-cocos que hay en los autobuses (no en todos) y que van poniendo imágenes-consignas durante el trayecto. Dos monitores en cada vehículo (el que los lleva).

La emisión del canal-bus es marujonera infra-cultural proletaria, para que la entiendan parados, jubilados, maltratadas y demás votantes, sin mucha complejidad. Es como una tele ztapera pero en envase barato de oferta. O peor. Si hablan de cine te cuentan cosas de Almodóvar y si toca cocina te repiten lo del aceite y la dieta mediterránea (muy originales); también ponen cosas de salud, hipertensión y ejercicio etc. De la gripe-a todavía no dicen mucho para no alarmar (y para no provocar la estampía de las vacunas, que se va a armar (y yo que me alegro que se arme con tal de que la estampía se lleve por delante a Zp (y si se llevara también, por ventura, al Donmariano, mejor))).

Pues resulta que esta tarde me subo a un autobús y procuro no mirar el monitor del canal-bus. Misión imposible porque mi ojo izquierdo tiene visión-movimiento autónomo y mira defectuosamente de soslayo, libre de toda sujección de intención (un viejo problema oftalmológico). ¿Y qué ve-lee mi ojo insurrecto en la pantalla del canal-bus??? Un horror. Un horreur de tal malignidad infecta que tuve que aplicar el otro ojo (el derecho, más sano, como corresponde) y mirar-leer para cerciorarme. En pantalla decía un letrero-titular-consigna:

- "LA PROMISCUIDAD ES SANA" -

Debajo del titular, la foto de una mosca. Y más abajo el texto un poco más explicitado:

"La mosca mantiene relaciones con tres o más parejas para asegurar una variedad genética que asegure el crecimiento sano de las crías".

Yo, que tengo mente de juez de la Santa Inquisición (¡ viva !), inmediatamente hice la traducción in-moral de la promiscuidad de la mosca: -"Señoras, caballeros: Promiscuen como moscas y tendrán hijos sanos. Lo que es bueno para las moscas es bueno para usted".

Que es poco más o menos incitarles a ser moscas. O moscardones (moscardonas no, porque no hay, me parece, y no me consta que la re-putada ministresa igualadora esa tenga proyecto de clonar moscardonas y fijar cuota; o lo que sea). Moscas, decía: Que sean moscas y vivan y se reproduzcan promiscuamente (genéticamente muy sanos) en basureros, estercoleros, vertederos, letrinas...etc. No importa la caca del entorno; importa la variada promiscuídad (sexual) que asegure una prole sana (que viva y "piense" como moscas). Poco más o menos. Una nueva forma de incitar al sexo omnímodo sin obligaciones familiares y promocionando, de camino, la reproducción (que está por los suelos).

Claro que yo me hacía también la reflexión: Si no quieren niños vivos ni madres gestantes y lo que les entusiasma son abortos y hembras abortantes, ¿a quién dirigen la consigna de la mosca-promíscua? ¿...Hmm...?

Ahora la pregunta: ¿El canal-bus es un invento zpero para programar el coco sub-pensante del proletariado urbano? O ¿el canal-bus es la emanación socio-cultural de la infra-inteligencia que se vehicula en el medio del transporte urbano como una realidad de presencia compactadora de la escato-ciudadanía? O la tercera: ¿Estará el canal-bus diseñado como una arma psicológica letal cuyo objetivo es la alteración-enervación de la gente consciente/pensante/moral ???

Y me temo que es la tercera. Por lo menos a mí me afecta así.

Conclusión: Hay días que uno tiene tentaciones de hacerse terrorista-bomba y admira a Obama (el original del turbante, no el sucedáneo made in USA (no sé si me explico)).

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