martes, 29 de julio de 2008

Caídas (estrepitosas)

Los católico-conscientes estamos preocupados. Preocupado sueler el estado de los católico-conscientes; no porque desesperemos de la Providencia, sino por la consciencia de lo dificil que se lo ponemos a la Providencia. Nos meten (o nos metemos) en todos los charcos, y después lloriqueamos "mamá me caí, límpiame!". O por el estilo.

Comento esto para comentar el batacazo de los de Lumen Dei. Lumen Dei fue una de esas santas ocurrencias de jesuítas-jesuítas que fundaban cosas estilo Societas Iesu cuando veían alarmados cómo se desjesuitizaba la Compañía. Ese tipo de fundaciones jesuíticas son abundantísimas. El estilo independiente y activo de los hijos de San Ignacio se ha sabido expresar muy bien fuera de la Compañía. Pues eso era Lumen Dei. El p.Molina - un venerable con proceso de beatificación abierto - quiso institucionalizar un estilo (el que él había conocido en la Compañía, en el que él se había formado) con el estilo de las fundaciones post-vaticano II.

El estilo de ese tipo de fundaciones lo ha marcado el Opus Dei. Después de Trento, las congregaciones se hicieron según modelo jesuítico, y desde los años '60-70, las fundaciones católicas siguen el corte de la Obra: Sacerdotes y seglares en diversos grados de vinculación/compromiso - más o menos canónico - con la institución. Un gran invento con formidables virtualidades que la Iglesia ha sabido discernir y apreciar en todo su valor.

Pero somos del siglo XX-XXI, no del XVI-XVII: No se olvide; nunca! Ni los cuerpos ni las mentes ni las almas son reductibles a su estado de tres o cuatro siglos atrás porque estamos tres o cuatro siglos después, en este siglo y no en otro. Todos (los sensibles) hemos sentido repelús al ver la celda de Stª Teresa en la Encarnación o en San José; todos (los que sentimos) nos hemos guardado la imagen de "le cámere di Sant'Ignazio", en la residencia aneja al Gesú; y quedamos más impresionados por los ladrillos del suelo y las gastadas vigas del techo y los zapatones deformados y la casulla blanca remendada, que por los trampantojos del padre Pozzo. Pero eso es museo, eso es para venerar. También para inspirar imitaciones, pero no para calcar.

Cuando iba a Madrid, procuraba hacer una visita a la librería de los de Lumen Dei, por la calle Pontejos o por allí cerca. Era una tiendecita cutrecita, con una o dos devotas de mediana edad tras el mostrador, vestidas de pobre recatada, con caras descoloridas y ceño reconcentrado. Me despachaban casi sin mirar ni hablar. Como yo tampoco intimo con beatas sino que las mantengo a raya y en su posición-firmes, la escena no merece comentario. Si no fuera por el objeto/especie de la compra, auténtico armamento pesado, bombas católicas y misiles de largo y corto alcance: Desde el "Ejercicio de Perfección y virtudes Cristianas" del Padre Rodriguez, a las "Meditaciones" del Padre La Palma, pasando por "La práctica de la oración mental" de Maumigny; inclusive bombas lapa del Padre Nieremberg, Fray Luís de Granada y otros sospechosos maestros católicos a machamartillo. Entrar en la tiendecilla y comprar aquel material te daba sensación de ser propagandista-rebelde anti-sistema, por lo menos.

Aquellos libros que vendían eran (entiendo) re-impresiones de antiguas ediciones de Apostolado de la Prensa o de Razón y Fe, editoriales ya desaparecidas, lamentablemente. Un arsenal para la panoplia spiritalis en la que se formaron los mejores. Como esa academia de artes marciales católicas cerró despúes del V.2º y se transformó en tatami de yoga y otras novelerías del oriente-ente, los de Lumen Dei habían recogido los restos del naufragio y hacían lo que podían. Mientras vivió el fundador.

Ese es quizá el punto débil de las fundaciones de los jesuítas-jesuítas francotiradores: Cuando muere el fundador, se funde el invento. El venerable padre Rodrigo Molina murió; seis años después, su instituto está en la picota. Desde el pasado mes de Mayo, el Arzobispo emérito Fernando Sebastían asumió por encargo expreso de la Stª Sede la dirección de la asociación; y hace unos días, el 10 de Julio, fue destituido formalmente su Consejo General. La carta de Mons. Sebastían a los interesados, es terminante.

El motivo ha sido la denuncia de varios importantes desórdenes. In génere, se sabe que son faltas graves "contra el 6º y el 7º mandamientos", escribía un mojigato comentador. Como si en la era de la prostitución institucionalizada y el porno duro en casa alarmaran una cuadrilla de beatas-beatos haciendo guarrerías y gastándose dineros. Pero lo grave es que sí. Y más en la España zpra en la que la jet político-estatal puede snifar-porno-no-problem, pero se echa las manos a la cabeza si una monja le da un pellizco en el culo a un monaguillo.

Para pedir rectitudes ad intra, juzgo muy duro. Pero para airear trapos sucios ad extra soy una losa de granito. Por discrepar, discrepo hasta del Papa cuando recibe a "víctimas", que no sé para que sirve eso, por mucho que respete la ocurrencia papal, que la respeto. Si me explico.

Pues en esas estamos. Como tantas veces, los pecados de cuatro (los de Lumen Dei no llegan a los trescientos, con treinta curas más o menos y ocho o diez implicados-as en el turbio affaire del 6º y el 7º - y supongo que el 8º y el 9º, of course -). ¿Las víctimas?, los buenos: Los buenos de Lumen Dei (que los habrá), los pobres que atendían (que son muchos) y, en suma, la Iglesia (que es la que paga todos los platos rotos).

¿Los beneficiados?, los enemigos. Nuestros enemigos desde el mequetrefe laicista y su piara hasta los petardistas anti-católicos y sus comandos. Ahora vendrán unos dias de prensa-radio-televisión con la noticia a toda bomba. Y como es verano y no hay noticias, peor. Y como no hay crisis y no se debe hablar de la crisis y si hubiera que hablar de algo mejor hablar de las crisis de los otros...pues peor que peor. Y así.

Pero ahora que todo ha trascendido a los medios, se teme el escándalo. El escándalo farisáico y el de los débiles. Unos se emperrarán en su perversidad recalcitrante. Los otros se perderán más en su confusa perplejidad.

Oremos! Que es lo que hacemos los orantes. Y seamos prudentes, please. Y lavemos los trapos vergonzosos dentro; y tendámolos a secar, dentro; y planchémoslos, dentro. Y guardémolos en el cajón de la ropa limpia, dentro. Y si hay algún harapo hediondo que quemar, se quema dentro y las cenizas al pozo de dentro. Y cuando pregunte la arpía-vecina - "Y que pasó???", contestarle sonriente - "Nada, cosas que pasan: Lo de tu mamá, fué peor, la desgraciada, y sin remedio, la infeliz". Y sonrisita en la cara y pisotón al juanete.

Y p'alante! Hasta el saecula seculorum. Amén. Y allí ya se verá todo...que va a tener que ver.

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