miércoles, 31 de diciembre de 2014

Demos gracias...

Demos gracias por lo bienes
y por los males pidamos
elevemos nuestras manos
y nuestros ojos al cielo.
Recordemos a los buenos,
oremos también por los malos,
que todos en bien crezcamos
y no nos empeoremos.
Con confianza imploremos
para todos mejoría,
y la súplica acompañemos
rezando un Ave María.


Y mejor - si lo sabemos -
al Dios Clemente recemos
agradecidos, Te Deum: 


Te Deum laudamus: te Dominum confitemur.

Te æternum Patrem omnis terra veneratur.

Tibi omnes Angeli, tibi Cæli, et universæ Potestates: Tibi Cherubim et Seraphim incessabili voce proclamant: Sanctus, Sanctus, Sanctus Dominus Deus Sabaoth.

Pleni sunt cæli et terra majestatis gloriæ tuæ.

Te gloriosus Apostolorum chorus, Te Prophetarum laudabilis numerus, Te Martyrum candidatus laudat exercitus.

Te per orbem terrarum sancta confitetur Ecclesia, Patrem immensæ majestatis: Venerandum tuum verum et unicum Filium: Sanctum quoque Paraclitum Spiritum. Tu Rex gloriæ, Christe.

Tu Patris sempiternus es Filius, Tu, ad liberandum suscepturus hominem, non horruisti Virginis uterum.

Tu, devicto mortis aculeo, aperuisti credentibus regna cælorum. Tu ad dexteram, Dei sedes, in gloria Patris. Iudex crederis esse venturus.

(los versículos siguientes se rezan de rodillas)

Te ergo quæsumus, tuis famulis subveni, quos pretioso sanguine redemisti.

Æterna fac cum Sanctis tuis in gloria munerari.

Salvum fac populum tuum, Domine, et benedic hereditati tuæ.

Et rege eos, et extolle illos usque in æternum.

Per singulos dies benedicimus te; Et laudamus Nomen tuum in sæculum, et in sæculum sæculi.

Dignare, Domine, die isto sine peccato nos custodire.

Miserere nostri domine, miserere nostri.

Fiat misericordia tua, Domine, super nos, quemadmodum speravimus in te.

In te, Domine, speravi: non confundar in æternum.

V. Benedicamus Patrem, et Filium, cum Sancto Spiritu.

R. Laudemus, et superexaltemus eum in sæcula.

V. Benedictus es, Domine, in firmamento cæli.

R. Et laudabilis, et gloriosus, et superexaltatus in sæcula.

V. Domine, exaudis orationem meam.

R. Et clamor meus ad te veniat.

V. Dominus vobiscum.

R. Et cum spiritu tuo.

Oremus.
Deus, cujus misericordiæ non est numerus, et bonitatis infinitus est thesaurus: piissimæ maiestati tuæ pro collatis donis gratias agimus, tuam semper clementiam exorantes; ut, qui petentibus postulata concedis, eosdem non deserens, ad præmia futura disponas. Per Christum Dominum nostrum. Amen



+T.



La pastoral del prelado


De vez en cuando recuerdo que los católicos estamos tan faltos de líderes, que levantamos en peana al primero que entona un simple pío-pío. Por eso algunos se han apuntado a la claque del prelado de Alcalá, a punto de encenderle velas en vida. Y yo no le veo el mérito; más bien discuto la oportunidad de temas y referencias, lo que otros le aplauden, precisamente.

Casi medio siglo después de Franco, todavía supervive un catolicismo español que no ha digerido que aquello pasó, que no existe un estado católico ni un partido político de bases católicas que represente a unos electores católicos. A estas alturas, quejarse en una pastoral de que Rajoy se comporte como uno más entre los presidentes de gobierno de la Europa del 2014 y su entorno político-social me parece, fifty-fifty , tan ingenuo como insensato.

Si Rajoy hubiera profesado el juramento anti-modernista antes de emprender su curriculum político, si hubiera prometido a la CEE un determinado programa, unos objetivos, habría cierta razón para llamarle la atención, pero Rajoy - que se sepa - no se comprometió a nada con los Obispos ni con los católicos españoles, no consta.

¿O acaso hubo algo? Si hubo, cuéntese con pelos y señales. Si no, evítese el esperpento sagradoescrituresco de trasmutar a Rajoy en Esaú en una disertación limitada a un determinadísimo sector católico que - me temo - ya ni siquiera recuerda o sabe la historia del potaje de lentejas y las triquiñuelas de los hijos de Isaac y Rebeca.

Quienes nunca hemos depositado esperanzas en Rajoy ni en su peperío, no nos sentidos ni defraudados ni traicionados con él ni con su tropa. No merecen una pastoral de obispo, no hay materia ni lugar.

Lo necesario, lo urgente, lo oportuno, lo conbativo sería una pastoral de obispo - de Alcalá o de la Cochinchina - apuntando al Sínodo, a sus fautores, a lo que está en juego moral-doctrinal, a quien maneja el timón y a la mar procelosa que amenaza a la barca.

Esa sí que sería una pastoral valiente de un obispo aguerrido, esgrimiendo el báculo, con la mitra bien puesta, precaviendo, defendiendo, denunciando y advirtiendo.

...pero lo de las lentejas de Rajoy, aguachirle (aunque algunos se lo hayan tomado por alquitarado destilado de esencias).


+T.

lunes, 29 de diciembre de 2014

Thomas Becket, tan lejano


Cada año confieso, como un rito privado, mi devoción por Thomas Becket, gran Santo, cuyo ejemplo martirial es hoy, en Europa, una clamorosa denuncia contra el episcopado europeo, tan lejos de seguir las huellas con rastro de sangre de Becket.

Escribo con la noticia fresca del repugnante obispo de Amberes, ese que reclama reconocimiento eclesial del pecado nefando. Aunque lo nieguen (por el momento), no tengo claro si lo que pretenden estos degenerados mitrados (porque no se trata sólo del de Amberes, seguro que hay más) es 'sacramentalizar' la aberración sodomita y la juntura de torcidas hembras y machos contranaturalizantes. Sea lo que sea, en el fondo de la postulación del infecto epíscopo belga late una conversión al mundo, una entrega a la corriente inmoral paganizante que domina e impregna la decadentísima Europa, mercado común atque común prostíbulo.

El martirio cristiano siempre que ha ocurrido ha sido contra mundum, contra los poderes y las seducciones del mundo. Cuando los cristianos siguen la corriente, no hay Mártires, sino abundancia de pecadores enredados en las charcas hediondas del mundo. Obviamente, el pestilente prelado de Amberes no tiene, ni remotamente, vocación martirial, su tendencia es acomodarse a las tendencias,

¿Nos volvemos hacia Dios, o miramos al mundo dando la espalda a Dios? Curiosamente, en la rubricación ceremonial imperada por la reforma post-conciliar, el sacerdote queda justamente así, dando la espalda a Dios y mirando al pueblo, en diálogo con el pueblo, en dirección al pueblo, con el Oriente a la espalda. En todo caso, el neo-altar postconciliar es un obstáculo entre el sacerdote y el pueblo; si se pone la Cruz sobre el altar, también - dicen - obstaculiza la vista del pueblo.

Se mira al pueblo y se termina adoptando las cosas del pueblo, posturas, modas, opiniones, corrientes; se miran las cosas del mundo y se asimilan con fascinante facilidad. Siendo hijos de Eva, llevamos el apetito de lo prohibido tan a flor de piel, tan activo. Miramos, apetecemos, tomamos, comemos, caemos, invitamos a otros a caer. Muchas veces, en el como de la a-moralidad, imperceptiblemente, con casi plena inconsciencia.

Así ha debido ser la secuencia, el proceso, del aberrante obispo de Amberes. Lástima que no tengamos espectógrafos secuenciales del alma para ver como se forman los pecados. O no, no hay que lamentar que no existan aparatos para ver las operaciones del alma, siendo todo bien conocido de Quien tiene que conocer estas cosas, y nadie más.



Conque decíamos que con esta casta episcopal hodierna no tendremos mártires obispos, con la falta que nos hacen.

En Madrid, tampoco habrá un Becket, por lo menos próximamente. No, la Almudena no podrá atesorar reliquias insignes de un arzobispo martirizado habiendo luchado contra mundum.     ***

En Oriente Próximo, donde impera la abyección mahometana, allí sí, allí sí tendrán abundantes reliquias de prelados estilo Becket, hombres de Dios, verdaderos hombres de Iglesia, defensores del honor de Dios. Gracias a Dios.

Occidente, declinante, decadente capite et in membris, ya no defiende el honor de Dios, ignora, incluso, que es el honor de Dios. Becket está muy lejos.

n.b._He puesto de ilustración de cabecera ese cuadro tan dramático, que un amigo me ha enseñado esta mañana: Albert Pierre Dawant, 'La muerte de Thomas Becket', en el museo de Fécamp, una imagen impresionante. Aunque prefiero las escenas que representan el martirio con S. Thomas Becket de cara al altar, con los criminales detrás.

*** La indignada pastoral contra-rajoyana del perlado de Alcalá, no vale, no lleva impronta becketiana, porque el perlado tal no lucha por el honor de Dios, sino que clama contra quien consideró que era su defensor, su paladín, su aliado. Conque aplíquesele al mentecato la sentencia del profeta 'Maldito el hombre que confía en el hombre y en la carne pone su confianza ' Nada más. No hay madera de mártir en Alcalá.


+T.

domingo, 28 de diciembre de 2014

El Nacimiento



Cuando chico, el primer Nacimiento que recuerdo era grande, largo y profundo, que ocupaba todo el testero del salón, bajo el espejo veneciano, con el tablero y el medio tablero y los cuatro caballetes, tres de frente y uno esquinado. El portal era de corcho, y el castillo de Herodes de escayola blanca, con los perfiles pintados color madera y unas palmeras de alambre y cartón. Los tres Reyes Magos iban entre los riscos de corcho y las palmeritas, por un caminillo de serrín. Abajo a la izquierda se figuraba el pueblo de Belén, con casitas de cartón y corralitos con pavos, gallinas, pollitos, cabritas y vacas; más al centro se ponía el río, con muchos patitos de barro sobre un papel de plata con un cristal encima. Los pastores con las ovejitas se repartían por los corchos, las figuras grandes más adelantadas, debajo, y las más pequeñas detrás, en alto. En el rincón de la derecha se ponía una cueva con el demonio dentro, con un papel colorado y una bombillita, que representaba el infierno rabiando porque había nacido el Señor.

También recuerdo otro, más recogido, que se puso en el estrado del recibidor, sobre una de las arcas grandes, debajo del cuadro grande del Ángel de la Guarda, allá por el año 1966, con un Misterio nuevo que compró mi padre en la calle José Gestoso porque las figuras antiguas estaban muy estropeadas. También compró unos Reyes, pequeños, pero muy bonitos, con los tres pajes, pintados y dorados. Tia Antonia hizo un naranjal en una de las esquinas, con ramitas de lentisco y naranjitas y limoncitos de caramelo sujetos con alfileritos, que tuvo que reponer dos o tres veces porque nos los comíamos con esa delectación tentadora e irresistible con que gustan las cosas prohibidas; el demonio en su cueva estaba junto al huertecillo, también, aunque nuestras travesuras sólo fueran pecadillos veniales, acaramelados.

Los años del luto por abuela Antonia y abuelo Emilio nos colocaron el Nacimiento en la alcoba entre el recibidor y el despacho de mi abuelo, para tenerlo reservado a las visitas. Cuando cantábamos con las panderetas, cerrábamos la puerta para que no se oyera en el salón ni en el comedor. Uno de aquellos años, nos trajeron por primera vez un árbol para adornar, que era un pino redondo, mediano, que mi tía plantaba en un garrafón enorme de cristal verde, sobre uno de los soportes de hierro de los macetones del patio. Quedaba muy bonito en el rincón de entrada al comedor, con las lucecitas de colores, las tiras de flequillos brillantes, la estrella arriba, las bolitas de cristal y unas piñitas pintadas de purpurina. Pero mi hermano Ricardo, de un balonazo, reventó la gran damajuana de cristal, y ya no se volvió a poner el pino.

Cuando se vendió la casa grande y nos mudamos al piso, el Nacimiento lo poníamos en la entrada, sobre el arca, apoyando los corchos en una de las rinconeras. Yo, que ya me hice cargo del montaje, sustituyendo a mi tía, tenía en mente una estructura ideal, alta y con tres o cuatro niveles, que nunca logré, siempre me salía más o menos igual. Mi punto flaco era la iluminación; todos los años fundía los plomillos al encender las lucecitas del portal (y la cueva del demonio).



Ahora pongo el Nacimiento reducido, sólo para mí, como un rito obligado de Navidad, piadosamente pero sin la maravillosa ilusión de cuando era niño. Coloco solamente el Misterio, La Virgen, San José y el Niño, sin mula ni buey. El Niño es el resto sobreviviente más antiguo de otros nacimientos pasados, una figurita de terracota con ojitos de cristal, desconchado, roto y pegado. También, cerca, a los lados o en algún hueco, donde me caben, meto a los Reyes, a camello, con sus pajes. En torno, unos cuantos iconos, que adornan muy bien, y unas puntas de lentisco. Y la estrella, que es de plata.

Demonio ya no pongo. Aunque tengo por ahí un dragón dorado que pegaría, haciendo las veces.

Durante Navidad y Reyes, encima de la comodilla del dormitorio, junto a unos cuantos calcetines y pañuelos, y el cepillo de los zapatos y un bote de betún,  tengo un Niño en la cuna, de los de Olot, pequeño, bonito, de los antiguos, para besar cuando entro y salgo.


+T.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Villancico 1


Estrellitas del cielo,
luz de diamante
poned junto al pesebre
del Dios Infante;
vengan mil soles
que alumbren como el día
la Santa Noche.

Florecitas del campo
ricos olores
llevad al portalito
con mil colores;
y con romero
sahumad al Niño,
Dios Verdadero.

Pajaritos del bosque
trinad loores
y haced con suaves plumas
almohadones
para el pesebre
donde yace dormido
Quien nunca duerme.

Pececitos del río
labrad de espuma
una cuna de plata
y luz de luna;
conchas de nácar
trabajad con finura
de filigrana
a Quien aguas divide
y aguas separa.

Criaturitas del cielo,
el mar y la tierra,
contemplad al Creador
que todo crea,
recien nacido
es eterno en su Gloria,
Dios infinito.


+T.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Mjsas de pre-Gallo



Hace cinco años me quejaba del adelanto de la celebración de la Misa de medianoche de Navidad en el Vaticano; léase el articulillo: La Misa de medianoche de Navidad adelantada (comentarios)

Un lustro después, las Misas de pre-Gallo se han impuesto, desarticulando el horario tradicional y la secuencia litúrgica de las Misas de la Solemnidad de la Navidad del Señor, lamentablemente.

De hecho, los sacerdotes eligen los textos, oraciones y lecturas, de la Misa de medianoche y los usan en las Misas vespertinas del día 24 de Diciembre, en vez de celebrar en esa hora la correspondiente Misa de la Vigilia de Navidad.

Ayer, el ABC de Sevilla traía un horario de Misas del Gallo, un total de 128 templos entre parroquias, conventos, capillas y oratorios. Aunque en la lista no estaban todos los templos y capillas de la ciudad, la muestra es suficientemente representativa para sacar conclusiones, una pequeña estadística (torpe y probablemente inexacta, porque soy una calamidad para los números):

Misas del Gallo:


18 h. ...............................   1
18,30 ...............................  2
19 h. ...............................   7
19'30 ..............................  13
20 h. ...............................  36
20'30 ..............................  11
21 h. ...............................    0
22 h. ...............................    0
23 h. ...............................    2
23'30 ...............................   2
24 h. ...............................   53


Total: 74 antes de la medianoche y 53 a la hora tradicional.

Algunas iglesias celebran las dos Misas, la de Vísperas-Vigilia a las 8 de la tarde y la del Gallo a las 12, mi Parroquia entre ellas (aunque en la relación del periódico no figura la de la tarde). Sorprende que algunos conventos hayan renunciado al horario tradicional. En la mayoría de los casos sospechamos que prima la comodidad del horario sobre las consideraciones espirituales, litúrgicas o devocionales. Imagino que si en Sevilla sucede esto, lo mismo pasará en la mayoría de las ciudades. En los pueblos el ambiente es otro, aunque también me consta la desaparición en algunas parroquias de la Misa de medianoche y la acomodación a horarios vespertinos.

En Roma, PP Franciscus ha adelantado el horario, un poco más que Benedicto XVI, empezando la Misa en San Pedro a las 21'30.

Con el particular considerando de que si aquella pérdida del horario tradicional se operó en tiempos del muy liturgo Benedictus, ahora, con PP Franciscus, tan mini-liturgo (incluso, diríamos, infra-liturgo, sub-liturgo, des-liturgo muchas veces), el detalle de la hora apenas significará nada y se irá perdiendo la Misa de medianoche, otra pérdida más entre tantas.

Dentro de poco, los que mantengamos y reclamemos la Misa del Gallo a las 12 de la medianoche seremos mirados como excéntricos tradicionalistas inmovilistas, etc.

Semper ídem!

+T.

martes, 23 de diciembre de 2014

15 pajas en ojos ajenos


Quince - casi docena y media - son las plagas que PP Franciscus detecta en su amada Curia.

(Cualquier cosa son amores /
 dicen que decía la Curia / 
oyendo las 15 flores).                                           (aquí la noticia)

El docto Rosmini sólo vio, en su tiempo, cinco plagas en la Iglesia. Al fin, tanto concilio y concilieo para que las dolencias, en vez de curarse, se tripliquen en medio siglo. Un desatino. O una mala cura. O una intensa infección de patógenos curiali-víricos - ¡quién lo iba a decir! - que han proliferado en vez de la omnímoda mejoría que las recetas conciliares pregonaban.

A lo peor es por las ventanas abiertas y las malas corrientes (de aire), que son muy traicioneras y en cuanto te relajas y te quitas la sotana, pillas una de las 15 (dolencias) o las quince en ristra, una tras otra, como un rosario.

Si me pregunta algún impertinente si me hecho una analítica con el guión de PP Franciscus, le respondo que no, que como no soy curial estoy exento del rapapolvo pontificio, que no me atañe. Sólo he leído apenas la noticia, pensando que se trataría de una caridad amable más de esas que prodiga a sus bienamados, ogni giorno, en Santa Marta.

(Los bienamados decían /
 al oir al Padre Santo /
 ¡Ay Santo Padre Francisco /
 por Dios no nos quieras tanto!).

Así y todo, sólo con la lectura somera, puedo asegurar y aseguro que estoy absolutamente libre, indemne y sano de la décima afección maligna: 10ª - La enfermedad de divinizar a los jefes; es un piojo que nunca me ha picado.

Y muy particularmente me declaro ileso de la 10ª calentura tocante al jefe diagnosticador de las 15 neo-plagas curiales-eclesiales, porque desde que asomo al balcón me resultó evidente. En cuanto salió, el espectro del Dante me sopló fríamente: -'Lasciate ogni speranza!'.

Yo me subí el alzacuellos, me re-abroché la sotana, me puse un solideo de lana y un tabarro veneziano, para no enfriarme.

Y así procuro conservarme. Mejorable siempre, pero de la 10ª, inmune.


+T.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Una suave alegría


 
El alma en gracia puede exultar de alegría interior, pero lo habitual es que se mantenga en suave alegría, un manso gozo compatible con el peso de la cruz, las contradicciones de las circunstancias, las eventuales desolaciones e, incluso, los temores, fantasmales o materiales. Una suave alegría ambiental-espiritual que acompaña al cristiano, como una cierta atmósfera, santamente gozosa pero aun no gloriosa. Se respira paz y se expira paz.

El color rosado del III Domingo de Adviento conviene al estado que describo, como un matiz aportado por nuestra tradición litúrgica que, por la proximidad del Nacimiento del Señor, deslíe el intenso morado en la paleta espiritual de las cuatro semanas que preludian los misterios del Primer Advenimiento. Y como su primera venida fue en la humildad de nuestra carne, los paramentos sacerdotales recuerdan el color suave del cuerpo de un recién nacido. A mí me lo recuerdan.

También recuerdo escenas de paz y silencio ligadas a la imagen de una madre gestante, ensimismada, recogida en una suave felicidad íntima centrada en su seno y el hijo que en él late. Son momentos de intransferible felicidad, difíciles de explicar, inefables, pero poderosamente impresionantes para quien presencia desde fuera ese cuadro.

Hablar de las cosas del alma, de la vida espiritual, en femenino, es una intuición de muchos maestros cristianos que escogen ese verbo para expresar mejor los pormenores del misterio de la vida sobrenatural de los fieles.

Una tarde, una oración, una meditación, la intimidad del Sagrario, el eco lejano, amortiguado, de la calle, del mundo, el recuerdo recogido de quienes amamos, presentes y pasados, la conciencia sacramental de la Presencia, la sencillez de la oración que balbuce cosas del Cielo desde este suelo, sentir la fuerza que nos viene de lo alto, impregnarse en el aroma encendido del Santuario, aspirar y sentir la elevación de la criatura al Creador, el pulso del amor y la emoción hasta el manso lacrimar que intuye otra forma más alta de sentir.

Una suave alegría, en suma. Siempre perfeccionable, siempre llamando a más hondura, a más altura...

...Ut beatus inventus Inmensus est.


+T.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Inmaculata !!!


¡Quién pudiera verte, Madre,
radiante con doce estrellas
coronada y a tu vera
respirar tu limpio aroma
de inmaculada pureza!

¡Quién pudiera, Pulcra Reina,
acompasar los latidos,
del corazón, los sentidos,
el alma, la vida entera
al molde de tu bendita
gracia de Virgen ilesa!

¡Quién pudiera, oh María,
sentir del Señor la dicha
desde el origen, perfecta,
sin tristeza de pecado,
sin sombra, merma ni pena,
siempre a la luz dorada
de la gracia sempiterna!

Míra a los que lloramos,
estirpe terrena de Eva,
consuélanos y aligera
el peso de la caída,
válenos, del Cielo Puerta,

Sobre el celeste superno
te perfilas toda bella,
Virgen de la Concepción,
de gracia divina llena,
purísima, limpia, integérrima,
fuente de linfa salubre,
Madre del Señor y nuestra.

¡Que al fin entre Serafines
podamos cantarte, oh Reina
sin pecado concebida,
en gracia de Dios concepta!


Ex Voto

+T.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

La Fe de Javier (en defensa de)

 
 
Cuando el remolino de las palabras sigue agitando conciencias, cuando tantos se han preguntado estos días el valor y el alcance de las palabras de PP Franciscus que parecía que decía, que dijo, que había dicho que en la Gloria estaríamos todos, tutti e tutte, everibody, omnes cum ómnibus: "...E’ bello pensare questo, pensare al Cielo. Tutti noi ci troveremo lassù, tutti." (aquí texto completo); aun estando avisados de la facundi característica de PP Franciscus y de su muy limitada capacidad lingüística, aun así, quisiéramos templar el entusiasmo pan-glorificacionista francisquista con este estupendo Sed Contra:


Eterno Dios, Criador de todas las cosas : Acordaos que Vos criasteis las almas de los infieles haciéndolas a vuestra imagen y semejanza.

Mirad, Señor, como en oprobio vuestro se llenan de ellas los infiernos. Acordaos, Padre celestial, de vuestro Hijo Jesucristo, que derramando tan liberalmente su sangre, padeció por ellas. No permitáis que sea vuestro Hijo por más tiempo menospreciado de los infieles, antes aplacado con los ruegos y oraciones de vuestros escogidos los Santos y de la Iglesia, Esposa benditísima de vuestro mismo Hijo, acordaos de vuestra misericordia, y olvidando su idolatría e infidelidad, haced que ellos conozcan también al que enviasteis, Jesucristo, Hijo vuestro, que es salud, vida y resurrección nuestra, por el cual somos libres y nos salvamos; a quien sea dada la gloria por infinitos siglos de los siglos. Amén.


¿Verdad que parece, confrontando los dos textos, el papal y el javierista, que parecen de distinta religión y doctrina, siendo ambos de la misma? ¿Verdad que parecen opuestos? Pues no, es sólo equívoca impresión, confusión, pues son los dos de la misma Iglesia y sus autores incluso de la misma Compañía. Pero conste que si algo falla en lo dicho y/o expuesto, el fallo no es de Javier, que escribió y rezó esa oración hace cinco siglos; no, el desajuste no es de Javier. Ergo...

Ergo - iba diciendo - hoy que es la fiesta de San Francisco Javier, español tan grande, universal, no mezquino regionalista reduccionista, todo lo contrario: espléndido universalista católico imperialista (imperialista del Reino de Cristo, of course) capitán espiritual de la España grande y más grande, la España del Plus Ultra, hoy que es la fiesta del enorme Javier que predicaba, evangelizaba y bautizaba sin perderse en inculturaciones, ni enredarse en dialoguismos, ni promiscuirse en interreligiosismos ni pseudo-misericordi-caridadizarse firmando acuerdos ni ligarse con paganistidades ( Uds. me entiendo (si yo me explico))...Y todo eso, con todo lo demás.

Pues hoy que es el dia de San Francisco Javier, a quien invoco, por lo que me toca, todos los días (de noche también), hoy - como iba diciendo - quería dejar patente esta muestra preciosa, fina perla oriental, de la particular lex orandi lex credendi de Javier: Eso creía y eso rezaba, así oraba porque era lo que la Fe le ilustraba, el gran misionero católico Francisco Javier modelo de santos misioneros.

En mi parroquia, los devotos le han montado un altar muy bonito:



Este pasado año conseguí un cuadro antiguo representando la muerte de Javier, una clásica iconografía javierista:




Y acompaño el texto del Divino Impaciente correspondiente a la escena:

"Postrado a tus pies benditos
aquí estoy, Dios de bondades,
entre estas dos soledades
del mar y el cielo infinitos.

Con sal en la borda escritos
fracasos de su poder,
vencida de tanto hacer
frente al mar y al oleaje,
ya va a rendir su viaje
la barquilla de Javier...

Te he confesado hasta el fin
con firmeza y sin rubor;
no puse nunca, Señor,
la luz bajo el celemín.

Me cercaron, con rigor,
angustias y sufrimientos.
Pero de mis desalientos
vencí, Señor, con ahínco.
Me diste cinco talentos
y te devuelvo otros cinco.

...

¡Cuida a mi gente española!
y si algún día mi casta
reniega de Tí y no basta
para aplacar tu poder
en la balanza poner
sus propios merecimientos,
¡pon también los sufrimientos
que por Tí sufrió Javier!

...

¡Morir! ¡Cuanto queda,
tanto que hacer en tu obsequio!

...

¡Señor, en Tí espero!
Sí...No me ocultes tu rostro,
ya va a buscarte tu siervo.

In Te, Dómine, speravi,
non confundar in aeternum!
.

(Telón)


Cuánto me emociona esa oración, esa recomendación: '¡Cuida a mi gente española!'. Una intención tan valiente cuando Pemán la escribió y cuando se recitaba en la escena de la España que se dirigía al martirio que nuestros enemigos tramaban: ¡Cuida a mi gente española!

Recen Uds. con Javier esta oración ferviente, misionera, evangelizadora y católica. Y metan en las intenciones de Javier (con Javier) a su compañero de Societas, ya saben Uds. a quien me refiero, no hará falta que explicite.



Ex Voto


+T.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Nuestro Adviento


Nuestro tiempo es el Adviento, el segundo Adviento, el que va desde la Ascensión del Señor hasta su Parusía. Vivimos insertos en mitad de este misterio, creyendo, orando, amando, resistiendo, luchando, esperando, con el aliento del Espíritu, en la Iglesia, cuanto más fieles más anhelantes, más fervientes y vigilantes, deseando con temor santo y amante la venida del Señor.

Pero nuestro Adviento, el segundo Adviento, tiene cosas, elementos, particulares que se parecen, se identifican o se aproximan a escenas, personajes, tipos y hechos del primer Adviento, el Adviento antiguo, ya pasado, de los Patriarcas y los Profetas del viejo Israel, cuyo recuerdo mantenemos en las Sagradas Escrituras que leemos y meditamos, ayudándonos a entender cosas que pasan, escenas que ocurren en nuestro Adviento presente.

¿Recuerdan Uds. aquellos sumarios, breves versículos, que relatan en los libros de los Reyes y las Crónicas los yerros y malandanzas de los Reyes de Judá, los ungidos del Señor, herederos de la Casa de David y sus promesas? Cuando permitían o promovían en Jerusalén cultos paganos, idolatrías e irreverentes altares por congeniar con los extranjeros y favorecer a los gentiles, o por simple fascinación-tentación religiosa. Una parte esencial de la historia del Antiguo Testamento transcurre bajo esta constante, con su correlato en los oráculos proféticos que clamaban contra el gran pecado de los reyes y del pueblo.

No desvariamos cuando vemos hoy escenas, actos, tendencias que sitúan a la Iglesia, al catolicismo, a nuestra Jerarquía y a los fieles en situaciones comparables a las del Antiguo Testamento. Travestidos con nuevos conceptos, surgen equívocos, confusas promiscuidades que relegan lo esencial católico y asumen lo ajeno que la Iglesia siempre rechazó, justamente.

Estos días, cuando he pedido por el viaje del Papa al Oriente he dicho Constantinopla, que es nombre cristiano, no he dicho Estambul, que es nombre infiel y afrentoso para los cristianos.

Ayer sentí el malestar de ver al Papa homenajeando a Ataturk. Hoy lo mismo, viéndole rezar dentro de la mezquita y visitar Santa Sofía, profanada. Cuando luego ha pedido la bendición al metropolitano constantinopolitano, he revivido como en un flash la absurda escena del balcón, cuando recién proclamado se inclinó y pidió la bendición antes de darla, Urbi et Orbi.

En Hb 7,7 se deja claro y sentenciado que el mayor bendice al menor, pero PP Franciscus no parece asumir su gracia, su nivel, su oficio.

Por eso, por estas cosas, me adviene la conciencia del Adviento, de este segundo Adviento, el eclesial, también con sus defectos como el primer Adviento los tuvo, en los hechos y en las personas, siendo, a pesar de los pesares, tiempo sagrado, de gracia y salvación. Aunque no de perfección.

La perfección vendrá, llegará, se nos dará al fin como una gracia.

Tempora bona veniant !!


+T.

sábado, 29 de noviembre de 2014

El Castillo

Como nos debatimos entre fidelidad a lo que creemos, combate contra lo que odiamos y prudencia omnibus rebus, pues al fin somos rien; porque no pretendemos - en suma - herir lo que está tan herido, por todo eso y plus, no comentamos, ni decimos, ni escribimos todo lo que nos llega, sea viento apestoso o tufo hediondo.

Pero el panorama es tremendo: PP Fcus. y Castillo, compañeros (de la Compañía)

Que PP Franciscus escriba, se cartee, se informe por conducto de Castillo, que Castillo (¡ J.Mª Castillo !!!) sea hombre de confianza de PP Franciscus...

¿Qué diremos que no tinte más el horizonte retinto...?

Llega el punto en que a uno le asalta la duda de si no sería mejor tornar a aquellos días de los Borgia y las cantáridas, que eran veneno físico, pero nada más.


+T.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Nuntio vobis donum magnum !!

Se me han adelantado los Reyes más de un mes, porque un buen amigo (un munífico amigo) me ha hecho, inmerecidamente, un regalo espléndido: La Historia de los Papas de L. von Pastor completa (39 volúmenes; Buenos Aires 1948, edit. G. Gili, 2ª edic.), en un estado de conservación estupendo. Un sueño.

Cuando estuve en Roma, en el Colegio Español, ya utilicé el v. Pastor (y creo que leí casi completa la obra). Mis años romanos fueron más de lectura intensa y extensa que de aplicación académica. El p. Lobato me dijo una vez -"Eres un estudioso idealista, no eres práctico"; tenía razón. Sin embargo, a casi cinco lustros de aquellos tres cursos en la Urbe, con la arrogancia petulante del calavera, en vez del 'Que me quiten lo bailao', yo podría decir 'Que me quiten lo leído'.

Conque he recibido el von Pastor con emoción leyente, como quien recoge un legado que alguna vez deseó sin esperar tenerlo. Deo gratias. Y gracias al generoso y desprendido donante. Hay cosas que uno no sabe cómo agradecer.

En la obra monumental del Barón von Pastor late una tesis que conviene recordar: Los Papas, hombres de su tiempo, enmarcan sus pontificados en su respectiva época, marcados por las circunstancias del momento, también con vicios y deméritos que, cuando aparecen, siendo personales, son imputables al sujeto, nunca a la institución del Papado, cuya esencia permanece, a través de los siglos, incólume en su santidad, integrada en la Santidad de la Iglesia y su misterio salvador, que es del mismo Cristo.

Ludwig von Pastor es un historiógrafo veraz, erudito, imparcial en la exposición, inteligente en la interpretación, ferviente católico siempre y doctor inexorable en su cátedra. Su renombre no es vano.

Hace poco leí por ahí que conocer la Historia de la Iglesia es, a veces, una necesidad, un valioso medio para la fe del fiel católico. Y es verdad.


+T.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Niña María


Iba la Niña María,
preciosa, al Templo de Dios,
era su Presentación
al Señor, que le pedía
ofrecer su corazón
virgen en consagración
con todo su ser y vida.

Lleva el corazón intacto,
va trasminando pureza,
su paso reluce tanto
que cuando al Templo subía
la escalinata brillaba
como con chispas de estrellas.

Con sus manos de doncella
levantadas ante el ara
su sacrificio sencillo
fue dar a Dios su alma intacta,
sellada, impóluta, limpia,
integérrima, sin mácula,
llena de divina gracia.

Desde que fue concebida
fue el altar privilegiado
donde Dios se recreaba
y en la humildad de la Niña
su gloria excelsa irradiaba
luces de nueva alianza.

Bendita Niña María
que tanto agradaste a Dios,
más que ninguna
entre todas sus criaturas,
a nosotros que gemimos
entre culpas y entre penas,
danos, Bella entre las bellas,
el perfume de una rosa,
el destello de una estrella,
la blancura de azucena,
danos algo de tí
que nos pueda hacer subir
la escalinata celeste
con paso firme de amor
y presentarnos a Dios
al fin y entrar en su gloria.

Te lo rogamos, María,
te suplicamos, Bendita,
concédenoslo, Niña
Virgen de Presentación,
dulzura del alma mía.


Ex Voto

+T.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Pena por unos y alarma por otro

 
Lo de Granada es una pena. Como otras veces, la bomba pestilente le estalla al Obispo que se ve inerme para afrontar la arremetida de los predispuestos a arremeter. Lo que menos importa ad extra es el caso real, el trauma en sí con su víctima, ¡ay!; lo que interesan son las salpicaduras corrosivas anejas y consecuentes. Lo peor son las cornadas de propios, no las de extraños. Los de RD (que hacía ya unos cuantos años que lampaban por un pederastazo a la española) se han lucido y se están luciendo, con hambre atrasada de carroña de esta especie.

Pero entre todo lo que corre por el arroyo (sucio) de las noticias, lo que más me alarma es el rumor de que Castillo estuvo en Roma y fue recibido.

¿Así está Roma?

Los tiempos con sus circunstancias son tales, que el asombro nos acompaña como una sombra y respiramos perplejidad cada día.

Don Manuel Machado definía a Granada, con tanta sentida hermosura, "...Agua oculta que llora", que es una honda y andaluza manera de decir las cosas que duelen con vena de gracia y de pena.

Lo de Granada es una pena.

...Pero a mí lo que más inquietud me clava es el rumor que corre, el de Castillo.



&.

martes, 18 de noviembre de 2014

Aberraciones de allí y degeneraciones de acá

La consumación de la aberración de las obispesas anglicanas está aun paso de verse cumplida; dicen que las primeras pseudo-ordenaciones de episcopesas podrían ser por Navidad o Añonuevo. Sin entrar en otras consideraciones repugnantes, me pregunto cómo evaluarán los ecumenicistas cerriles de nuestra Roma decadente el estado de sus aproximaciones, dada la demencial huída hacia delante (hacia el abismo) de la 'jerarquía' anglicana. Dado que el ritmo de acercamiento, desde aquel encuentro de Pablo VI y Ramsey, ha sido frenético y sin freno, ¿cuándo se va a parar? Quien esto escribe, que es católico y se reconoce en la tradición católica, desearía - pues las circunstancias son oportunas - un acto magisterial como el de Leon XIII cuando publicó la Apostolicae Curae (1896) declarando las ordenaciones anglicanas 'absolutamente nulas y sin contenido ninguno', algo impensable hoy día, con PP Franciscus al timón.

Pero nuestras preocupaciones católicas no son ya esas que están derruyendo el anglicanismo desde su centro: Lo que nos preocupa a los católicos es lo que la aberración del pseudo-clero femenino pueda afectarnos a nosotros, pues la calentura ya existe, con sarpullidos localizados y hasta ahora sofocados, aunque el empecinamiento de las hembras más perversas no ceja. Una de las nefastas consecuencias del ecumenicismo ha sido que, sin llegar a unir nada, los malos ejemplos de los cismáticos y herejes han infectado a una parte considerable de los fieles católicos.

Bajo estas consideraciones, vean Uds. este reportaje emitido hace poco en TVE:

Las Trinitarias de Suesa. En Femenino y Plural

Se han quitado las tocas y visten tal cual los varones de la orden. En el video, durante los trabajos y actividades conventuales, salen con vestimentas de macho total. Menos la anciana, que ha conservado su dignidad monjil con la toca y el velo, las demás se han travestido en 'frailas'.

El reportaje es un florilegio de los tópicos (conceptos y formas) del estilo neo-conventual que ha sumido en el caos a los conventos y congregaciones religiosas femeninas de los EEUU, un estilo que también ha arruinado a muchos conventos en Europa. En España, la muestra de la degeneración la protagonizan las dos irreverendas catalanas que llevan ya varios años escandalizando e infectando por donde aparecen. La Forcades y la Caram (como si fueran un dueto de barriobajeras, con mote y mala fama) han puesto rostro a la indecencia des-católica. Pero estas dos no son las peligrosas, el peligro real está en ese perfil que representan las monjas del reportaje de TVE.

El programa en el que se emitió el video de las 'frailas' de Suesa es un espacio religioso de emisión semanal llamado 'Pueblo de Dios'.

Un pueblo de Dios tan desnortado como advertía hace poco el buen Cardenal Leo Burke.


p.s. Por un error, este articulete, estando aun en borrador, salió publicado; lo advierto para quienes lo hayan leído y se hubieran extrañado de su redacción.


+T.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Los talentos


Me inquietan las Parábolas que obligan a examinarse, son incómodas, nunca sé si me las aplico bien, si me juzgo con dureza o si peco por auto-indulgente. Tampoco entiendo algunos de sus pormenores.

Sobre la de los talentos me pregunto por qué no sale un cuarto personaje que hubiera perdido el talento entregado, una posibilidad que sucede continuamente en el mundo real, con hombres que lo perdieron todo y arruinaron su vida. ¿Es que esos talentos de la Parábola no se pueden perder, no los pierde ni el más incompetente, ni el más irresponsable, ni el más indolente?

¿Qué son los talentos? ¿Bienes, cualidades, oportunidades, medios, circunstancias...?

¿Cuál es el bien que no se pierde y que merece multiplicarse, crecer, para ser al fin devuelto incrementado, sin excusas?

Creo que ese talento sólo puede ser el amor de Dios: Se nos da y hay que devolverlo con creces, no es admisible que se devuelva lo mismo que se recibió.

También, en semejante sentido, la gracia y todos los dones que proceden de Dios: Sacramentos, virtudes, auxilios, perdón, vocación. No son cosas que se pierden como se malogran los bienes del mundo, aunque pueden quedar sin uso, sin aprovechamiento por nuestra parte.

Por eso es indigno excusarse por temor y acusar de implacable a Quien nos entrega su amor, el talento de su amor.

Que nadie olvide que el Amor merece amor y sólo se paga con amor.


+T.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Sobre Sodoma y Gomorra


Los que argumentan a favor de la aberración gay-lesbi insisten en que en los Santos Evangelios el Señor no condena, ni juzga, ni menciona siquiera ese pecado.

Olvidan (o eluden) el texto del Evangelio que se ha rezado en la Misa de hoy (N.O. Misal Pablo VI, Viernes XXXII, Leccionario Ferial ciclo año par):

"...Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste." Lc 17, 28-30

En mitad de un sermón escatológico (Lc 17, 20-35), el Señor cita la historia de Sodoma y Gomorra, dándola por muy sabida, muy conocida, y asumiendo la condena del pecado y los pecadores sodomitas y gomorritas, tal y como se narra en Gn 18.

Si el Señor hace esa referencia explícita, asume implícitamente la condena de los vicios de Sodoma y Gomorra, vicios que causaron el castigo terrible de las ciudades pecadoras y de sus ciudadanos.

Sólo escapó Lot, con su familia. Ni siquiera se le consintió a la mujer de Lot volver la cabeza para ver (fuera nostalgia, fuera curiosidad). E insiste el Señor: 'Acordaos de la mujer de Lot.' Lc 17,32

Yo lo veo muy claro, entiendo claramente el texto, las palabras del Señor, que al poner como ejemplo, como advertencia, el castigo tremendo de Sodoma y Gomorra alude también a aquello que se estaba condenando y castigando, el pecado nefando de los sodomitas y los gomorritas.

Por supuesto, esta breve exégesis que hago cree en el Evangelio, en que esas fueron las palabras del Señor, recogidas y transmitidas en ese texto del Santo Evangelio de San Lucas, un texto inspirado, con valor de revelación. Es decir, creo todo eso que siempre ha creído la Iglesia, todo eso que la exégesis modernistizante niega y explica contra la doctrina de los Santos Doctores y del Magisterio.

Sobre el caso de la moral des-católica que pretende exculpar y valorar las prácticas homosexuales, me pregunto: ¿Qué fue primero, la pérdida de fe en el Evangelio y la Doctrina o la perversión moral que justifica la aberración? ¿La increencia llevó a la inmoralidad, o la inmoralidad condujo a la increencia?

p.s.  Por si no lo leyeron, sobre lo mismo: Sed contra


+T.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Chismorreando, que es tiempo apropiado


La cuádruple noticia de Gloria TV que pongo seguidamente, es, simplemente, un píccolo muestrario de lo que el mundo cuenta del PP Franciscus, el mismo que repite en Stª Marta - día sí, día no - que detesta los chismorreos, siendo, paradójicamente, el propio Papa quien más chismorreos propicia, passim:

Noticia en Gloria-TV: Impresiones, venganzas, esperanzas, conspiraciones

Todo ello bajo el espectro de una imparable mitogénesis que ya hasta adelanta una especie de crónica de un martirio anunciado: - 'Que me maten es lo mejor...'

Habiéndose mostrado las izquierdas fabulosamente mitopoiéticas (y las izquierdas hispanoamericanas muy especialmente, en plena efervescencia y actualidad), el mito PP Franciscus se va tramando, tejiéndose con nuevas florecillas francisquistas, quotidie.

Quien esto escribe confiesa que nunca ha sentido entusiasmos por nadie hasta el extremo de tramarle mito. No me va ese estilo. Ni siquiera en los Santos, cuyas vidas antiguas legendarias me creo más que las bobas exaltaciones modernas, de los Santos modernos, quiero decir.

Total, que este breve apunte era, más que nada, para no parar el blog, que lo tengo un petit peu ralentizado (¡ay la pereza indolente!).

También podría haber escrito del bueno de Burke, malamente preterido, como si el infectado fuera él.

O del Ureña, que en los noventa era el non plus ultra y ha rematado en danza de gigantes y cabezudos.

O de las pocas ganas que tengo de hacer la colecta del 'Dia de la Iglesia Diocesana', para que los dineros de los sufridos fieles y pacientes párrocos terminen pagando cuchufletas radio-televisivas indecentes, por capricho de nuestros muy-mejorables prelados.

O del Mes de Ánimas, que es un tema más digno y más serio que los otros que he dicho.


+T.

sábado, 1 de noviembre de 2014

El Día del Dogma

 
En mi casa, en mi familia, en el pueblo de mi familia, el día 1 de Noviembre, además del Día de Todos los Santos, es también el Día del Dogma, porque celebramos el aniversario de la proclamación del Dogma de la Asunción de la Virgen por Pio XII el 1º de Noviembre de 1950. Todos los años, nuestra Hermandad Asuncionista celebra un Triduo conmemorativo los días 29, 30 y 31 de Octubre, culminando la celebración el 1 de Noviembre con Rosario público, Misa-Función Solemne y Besamanos de la Imagen de Ntrª Srª de la Asunción.

Encontré en yutube este documento histórico de los actos de la Proclamación Dogmática, con imágenes de Pio XII pontificando solemne, reverente y santamente, como un Papa consciente de su ministerio ante Dios y en la Iglesia. Merece verse y comparar con el abandono de formas esenciales (recalco: formas esenciales) que hoy sufre la Iglesia, que todos sufrimos. Vean Uds. y juzquen:



Aunque no lo parezca, es la misma Iglesia que hoy se nos muestra - dice un cardenal - quasi sin timón, desnortada, cincuenta años después del concilio que desbarató tantas cosas y abrió la puerta a tantos males; el concilio que idolatran los jerarcas que descuidan la Barca de Pedro. El concilio al que siguió este post-concilio interminable, como una penosa y crónica enfermedad que debilita y degenera todo el cuerpo eclesial.

Aquel día, el 1 de Noviembre de 1950, el Día del Dogma, el Papa Pio XII rezó ante la imagen de la Salus Populi Romani esta piadosísima, bella e inspirada oración:


Oración a la gloriosa Asunción de la Sma. Virgen María en cuerpo y alma a los Cielos, compuesta y pronunciada por SS. Pío XII el día de la proclamación dogmática, 1 de Noviembre del Año Santo Jubilar de MCML

¡Oh, Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre de los hombres!, nosotros creemos, con todo el fervor de nuestra fe, en tu triunfal asunción en cuerpo y alma a los cielos, donde eres aclamada Reina por todos los coros de los ángeles y todo el ejército de los santos, y nosotros nos unimos a ellos para alabar y bendecir al Señor, que te ha exaltado sobre todas las demás criaturas, y para ofrecerte el obsequio de nuestra devoción y de nuestro amor.

Sabemos que tu mirada, que maternalmente acarició a la humanidad doliente y humilde de Jesús en la tierra, se sacia ahora en el cielo con la vista de la gloriosa humanidad de la Sabiduría increada, y que la alegría de tu alma, al contemplar cara a cara la adorable Trinidad, hace exultar tu corazón de inefable ternura, y nosotros, pobres pecadores, a quienes el peso del cuerpo hace pesado el vuelo del alma, te suplicamos que purifiques nuestros sentidos, para que aprendamos desde la tierra a gozar de Dios, sólo de Dios, en el encanto de las criaturas.

Confiamos en que tus ojos misericordiosos se inclinen sobre nuestras angustias, sobre nuestras luchas y sobre nuestras flaquezas; que tus labios sonrían a nuestras alegrías y nuestras victorias; que oigas la voz de Jesús que te dice de cada uno de nosotros, como de su discípulo amado: “Aquí está tu hijo”, y nosotros, que te llamamos Madre nuestra, te escogemos, como Juan, por guía, fuerza y consuelo de nuestra vida mortal.

Tenemos la vivificante certeza de que tus ojos, que han llorado sobre la tierra regada con la sangre de Jesús, se volverán hacia este mundo, atormentado por la guerra, por las persecuciones y por la opresión de los justos y de los débiles, y entre las tinieblas de este valle de lágrimas, esperamos de tu celestial luz y de tu dulce piedad, alivio para las penas de nuestros corazones y para las pruebas de la Iglesia y de la Patria.

Creemos, finalmente, que, en la gloria donde reinas, vestida de sol y coronada de estrellas, eres, después de Jesús, el gozo y la alegría de todos los santos y de todos los ángeles, y nosotros, desde esta tierra donde somos peregrinos, confortados con la fe en la futura resurrección, volvemos los ojos hacia Ti, vida, dulzura y esperanza nuestra.
Atráenos con la suavidad de tu voz, para mostrarnos un día, después de nuestro destierro, a Jesús, fruto bendito de tu vientre, ¡oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María

Cuánta diferencia con aquellas otras oraciones duras, frías, de JP2º; qué distancia con las expresiones coloquiales, chocantes, de PP Fcº. Como si una época creyente y reverente que el Vat.2º cerró con reluctancia impidiera a nuestro tiempo el fluir piadoso de la emoción espiritual, ferviente, que enardece el alma porque brota (brotaba!!) de un corazón encendido en el celo católico, en la tradición de sus Doctores, en la plegaria inspirada del Papa que se reconocía y fortificaba en el tesoro inmenso de la Iglesia y la Comunión de los Santos.



Hoy he llevado todo el día encima una de las medallas conmemorativas del Dogma Asuncionista. Las mandaron a nuestra Hermandad desde Roma, como un raro privilegio, unas de bronce, otras de plata. Los hombres las usaban con un cordón amarillo y blanco, el color papal; las mujeres las llevaban pendientes de un lazo con los mismos colores pontificios. Mi madre, mis abuelas, mis tías, se ponían la medalla del Dogma, expresamente, cuando iban a comulgar, como un pequeño ritual, como una señal preciosa de identidad católica, asuncionista, de comunión con el Papa y la Iglesia.



Todo eso lo he renovado hoy, mañana, tarde y noche, en cada Misa, en cada rezo. Con gozo por el pasado que fue, que hemos conocido. Con un desconsolado resquemor por este presente inquietante, decadente, degenerante, pobre en signos de esperanza y regeneración.

Un ruego: Recen Uds. por la beatificación de Pio XII, cuyo olvido es una señal más de esta languideciente Roma Católica

Pro beatificación del Papa Pio XII



+T.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Siniestro personaje


Si confunde (y promiscua) la Caja de Pandora con los Establos de Augias, si conoce la teología como la mitología, el tal debe de desenvolverse en un penumbroso universo de enredos mal deslindados y proyectos desenfocados.

El tal a quien me refiero es ese que dicen que es la eminencia gris de PP Franciscus, que en una entrevista, a propósito del Sínodo estridente, se desvela un engendro digno de vigilancia, dada su privilegiada situación/relación, sub umbra Petri.

No sólo se enreda con la mitología cuando dice que "...Si no se abre la caja de Pandora, lo que se hace es esconder la mugre debajo de la alfombra..."; no sólo parece que no sabe quien era Pandora, ni qué era su caja, sino que, con suma desconsideración, arremete contra los sinodales rebeldes (i. e. ortodoxos) con incontenible displicencia/violencia, y anima a la jerarquía a practicar el nihilismo moral, pues según este privilegiado prelado argentino "...lo que faltó fue que los obispos se preguntaran, como hizo Francisco, '¿quiénes somos nosotros para juzgar a los gays?' (...) ".

Además del malestar por sus declaraciones, confieso que hago esta crítica afectado por la repugnancia del tipo somático del personaje, que me resulta visceralmente antipático, quizá por similitud con un conocido (indeseable), también clérigo, moreno cetrino, cabeza ovoide, mirada lánguida y vestimenta clergyman poco creíble.

Su foto me ha recordado, como en un flash, al vampiro de la peli de Murnau, el abominable Nosferatu.

En suma, digamos que ha aparecido en la escena un siniestro personaje de la corte-camarilla francisquista.

Si prospera, como medre, vamos listos.


+T.

martes, 14 de octubre de 2014

Sínodoma y Gomorra

 
Por las ventanas abiertas del aula sinodal se ha colado la fantasmal corriente aggiornante del espectro conciliar V2º. El tal viento ha perturbado tanto, que algunos se ven a ellos mismos protagonizando un remake del concilio y otros más deliran y ven a Ottaviani cuando miran a Müller.

Que recuerden con temor y temblor al venerable Ottaviani da idea de la edad de los afectados, del look vaticanosecundista que endosan y de la resaca crónica que la borrachera conciliar les ha dejado. Pero ellos, los sinodales resfriados que estornudan y moquean polvos y lodos de los '60, no quieren que les vean viejos reumáticos con artrosis post-conciliar, sino interlocutores en onda con el mundo moderno. El mundo es su fascinación. Practican una contra-ascética pervirtiendo el clásico de contemptu mundi y volviéndolo un abrazo estrecho (caricias, roces y tocamientos) con el mundo, su mundo, este mundo.

Por eso contemporizan globalmente y asimilan todo-todito-todo, las fornicaciones, los concubinatos, las aberraciones nefandas...Todo. En un incongruente discurso, culmen de la hipocresía de todos los tiempos, dicen que guardan la doctrina y practican la misericordia, como si dijeran que salvan al becerro y hacen barbacoa con su carne, todo a la vez.

El resumen de lo expuesto y discutido horripila el vello de la piel católica (de quien la conserve). Lo que ya se veía venir es lo que ha llegado, lo que Kasper adelantó. Una primavera, dicen. Una terrible tormenta de primavera, digo, con rayos, truenos y granizo.

De la ya escandalosamente famosa Relatio post disceptationem, este sería el equívoco enunciado matriz:

11. (...) Es necesario aceptar a las personas con su existencia concreta, saber sostener la búsqueda, alentar el deseo de Dios y la voluntad de sentirse plenamente parte de la Iglesia, incluso de quien ha experimentado el fracaso o se encuentra en las situaciones más desesperadas. Esto exige que la doctrina de la fe, que siempre se debe hacer conocer en sus contenidos fundamentales, vaya propuesta junto a la misericordia.


Esta la artimañosa tesis hermenéutico-argumental:


17. En consideración del principio de gradualidad en el plan salvífico divino, nos preguntamos ¿Qué posibilidades tienen los cónyuges que viven el fracaso de su matrimonio? o ¿Cómo es posible ofrecerles a ellos la ayuda de Cristo por medio del ministerio de la Iglesia? A este propósito, una significativa clave hermenéutica proviene de las enseñanzas del Concilio Vaticano II, el cual, mientras afirma que "la única Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica", también reconoce que "fuera de su organismo se encuentran diversos elementos de santificación y de verdad, que, perteneciendo propiamente por don de Dios a la Iglesia de Cristo, impulsan hacia la unidad católica" (Lumen Gentium, 8).

18. Bajo esta luz, son sobre todo reafirmados los valores y la consistencia propia del matrimonio natural. Algunos se preguntan si es posible que la plenitud sacramental del matrimonio no excluya la posibilidad de reconocer elementos positivos también en las formas imperfectas que se encuentran fuera de tal realidad nupcial, a ella de todos modos ordenada. La doctrina de los grados de comunión, formulada por el Concilio Vaticano II, confirma la visión de un modo articulado de participar en el Mysterium Ecclesiae por parte de los bautizados.

19. En la misma perspectiva, que podríamos llamar inclusiva, el Concilio también abre el horizonte en el cual se aprecian los elementos positivos presentes en las otras religiones (cf. Nostra Aetate, 2) y culturas, no obstante sus límites y sus insuficiencias (cf. Redemptoris Missio, 55). De la mirada dirigida a la sabiduría humana presente en ella, de hecho, la Iglesia comprende como la familia viene considerada universalmente una forma necesaria y fecunda de convivencia humana. En este sentido, el orden de la creación, en el cual planta sus raíces la visión cristiana de la familia, se despliega a nivel histórico, en las diversas expresiones culturales y geográficas.

20. Se hace por lo tanto necesario un discernimiento espiritual, acerca de las convivencias y de los matrimonios civiles y los divorciados vueltos a casar, compete a la Iglesia reconocer estas semillas del Verbo dispersas más allá de sus confines visibles y sacramentales. Siguiendo la amplia mirada de Cristo, cuya luz ilumina a todo hombre (cf. Gv 1,9; cf. Gaudium et Spes, 22), la Iglesia se dirige con respeto a aquellos que participan en su vida de modo incompleto e imperfecto, apreciando más los valores positivos que custodian, en vez de los límites y las faltas


Este el golpe aberrante:


50. Las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana: ¿estamos en grado de recibir a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad en nuestras comunidades? A menudo desean encontrar una Iglesia que sea casa acogedora para ellos. ¿Nuestras comunidades están en grado de serlo, aceptando y evaluando su orientación sexual, sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio?

51. La cuestión homosexual nos interpela a una reflexión seria sobre cómo elaborar caminos realísticos de crecimiento afectivo y de madurez humana y evangélica integrando la dimensión sexual: por lo tanto se presenta como un importante desafío educativo (...)

52. Sin negar las problemáticas morales relacionadas con las uniones homosexuales, se toma en consideración que hay casos en que el apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas. Además, la Iglesia tiene atención especial hacia los niños que viven con parejas del mismo sexo, reiterando que en primer lugar se deben poner siempre las exigencias y derechos de los pequeños


Si ironizamos diciendo que es el Sínodoma y Gomorra, es porque huele, suena y parece eso. Si no todo, sí bastante.

Aun así, no desesperemos. Como sólo se trata de un borrador (manipulado) y sólo un ensayo (bajo el espectro embriagador del sublimado V2º combinado con fashion-mundum-fascination), todavía nos queda el recurso de la oración para que la tentativa falle y vaya al cesto de la basura (pues hogueras ya no hay).

Oremus, ergo, pro conversione Sínodomae et Gomorrae, fratres.


+T.

lunes, 13 de octubre de 2014

Seis comisarios de PP Franciscus



Estimular al Sínodo, darle un empujoncito, un impulso, por si frena su ritmo o titubea en aquello que se pretende que diga, que concluya, que proponga, que enseñe. Como el Sínodo ha sido previamente concertado y luego adelantado gracias a la propaganda (¿maquinaciones?) de Kasper y la prensa francisquista (una eficiente maquinaria de publicidad, como no la tuvieron ni pudieron tener ninguno de sus predecesores), puesto que el mundo sabía (y el mundo católico se temía) lo que el Sínodo iba a gestar y parir, por si acaso la cosa no sale tal y como se previó (¿tramó?), usando su papal prerrogativa, PP Franciscus ha nombrado un comité de seis prelados que se unirán a los elegidos por los sinodales.

Los elegidos por los sinodales (divididos en grupos por idiomas) fueron:

S.E.R. Cardenal Angelo Bagnasco
S.R.E. Cardenal Leo Burke
S.R.E. Cardenal José Fcº. Robles Ortega
S.E. André-Joseph Leonard

Los seis nombrados por PP Franciscus :

S.E.R. Cardenal Gianfranco Ravasi.
S.E.R. Cardenal Donald William Wuerl (arz. de Washington)
S.E. Mons. Víctor Manuel Fernández (rector de la Universidad Católica Argentina)
S.E. Mons. Carlos Aguiar Retes (presidente del CELAM)
S.E. Mons. Peter Kang U-Il (presidente de la CE de Corea Sur)
Rev P. Adolfo Nicolás Pachón, SJ (prepósito gral. de la Compañía de Jesús)

El sexteto francisquista es para temerse lo peor.

¿Se impondrán los 6 comisarios a los demás? ¿Ganaran los modernistas? ¿Cantarán victoria los kasperistas?

Allá van leyes do quieren reyes, decían nuestros antiguos.

Si tanto empeño había, tiene o tenía, más rápido y directo hubiera sido un motu proprio, sin necesidad de Sínodo, pues parece como si todo estuviera siendo una mera puesta en escena, una comedia prelaticia, un paripé romano.

Quién se iba a imaginar que el aire fresco primaveral fuera el disfraz de un ciclón impetuoso-impositivo, experto en el trágala.

Oremus, nihil obstante, fratres.


+T.

sábado, 11 de octubre de 2014

Te Deum in altare


Porque me dio la gracia, porque me mantiene en su gracia, porque me consagró, porque cada vez que me acerco a su altar siento el gozo y el temor de la Primera Misa, porque subo a su altar con reverencia, contrito, con fervor y temblor, consciente de mi pecado y seguro de su venia, su gracia, su misericordia.

Por el Misterio de su Sacerdocio, por el Sacramento de mi sacerdocio, doy gracias, entreverando el Gloria con el non sum dignus, todo en uno, sincero y consciente hasta donde alcanzo.

Y deseando más para dar más gracias por su Gracia.


Altare tuo, Iesu, sanctifica me !

Calice tuo, Christe, eleva me !






...y mi favorito (con mi fanfarria favorita):







+T.

jueves, 9 de octubre de 2014

El Sínodo aberrante ???

 
El otro día, cuando un papá y una mamá contaban entusiasmados y enternecidos la entrañable acogida hogareña de su nene gay y su noviete, la asamblea sinodal se puso en pie y les aplaudió con fervor. Increíble, pero pasó.

Ahora el síndrome filo-homosex-familiar sube un nivel (o varios) y ha sido un cardenal, el brasileño Assis, obispo de Aparecida, quien destapa su proclividad y reclama que la Iglesia sea la casa paterna también para las parejas gays.

Es muy tremendo lo que voy a decir, pero el Emmº y Revmº Assis quiere, ni más ni menos, que la Iglesia sea Sodoma: Sodoma, la ciudad vecina de Gomorra, donde habitaban y vivían aquellos legendarios sodomitas y gomorritas. Huelga contar cómo acaba el relato del Génesis (Gn 18,16-19,29) que cuenta aquello, con el prólogo de la bella escena del regateo de Abraham con el Señor, rebajando la cuenta castigadora hasta los 10 justos sodomitas, que no se hallaron ni siquiera esos diez. En Sodoma no había ni diez sodomitas decentes.

La pregunta (retórica) a propósito del Sínodo y sus desviaciones no es si podrá jamás haber diez sodomitas justos. La pregunta es si caben en la Iglesia con todos los parabienes, como pide el purpurado brasileñí. ¿Cabrían?

Respondo: Como pecadores, sí; como justos, sólo si dejan su pecado, que no sólo es no practicar sodomías, sino no reconocerse en la tal condición y desprenderse, externa e internamente, de la categoría. Si no, si persistieran en la práctica nefanda y/o mantuvieran el gay pride, su lugar en la Iglesia es la lista de los pecadores, con las condiciones y privaciones anejas a su estado y su pecado.

Resulta repugnante que un cardenal confunda misericordia con tragaderas. El Hijo Pródigo, cuando volvió a la casa paterna, no se llevó a las putas ni a los cerdos. Se le admitió porque llegó arrepentido (con atrición, por lo menos).

Confundir a la Iglesia con Sodoma y Gomorra es muy grave. Pero en esas estamos. A eso hemos llegado.

Por lo demás, todo normal. Si en siglo IX hubo un Concilio Cadavérico, que en el XXI pueda haber un Sínodo Aberrante entra dentro de nuestra normalidad histórica. Nihil novum sub sole.

Ya vendrán tiempos mejores y correctores.

Te rogamus, audi nos !!!


+T.

miércoles, 8 de octubre de 2014

El que hacía falta, Nicolás

 
Nicolás, el prepósito de la degenerada y degenerante Societas I. ha dicho una de esas cosas que dicen los perturbadores cumpliendo su oficio, una de esas cosas que escandalizan y que merecen piedra de molino al cuello:

«Puede haber más amor cristiano en una unión irregular que en una pareja casada por la Iglesia»

Eso ha dicho Nicolás (con la sombra de Martini revoloteándole por encima de la coronilla).

Siendo Nicolás el jesuita cabeza de la jesuitez, lleva en sus genes jesuíticos aquel perverso equívoco que afloró ya en Ricci y remató en de Melo, esa especie de pancristismo indiferentista que ve asimilable a Confucio, compatible a Brahma y cotangente al Shinto. Todo es digerible, traducible, intercambiable (siendo Cristo el sustituible/transferible).

Por eso pronuncia esa sentencia escandalizante que lleva implícita su lógica premisa: Al decir que en una unión pecaminosa puede haber virtud cristiana, dice también que en el Sacramento del Matrimonio podría no haber gracia. Ergo Nicolás está diciendo que quizá sea mejor un estado de pecado que una vida en gracia. Ergo ¿para qué sirve el Sacramento, si el fornicar de los enamorados es virtud?

Se permite Nicolás bromear recordando los problemas de San Ignacio con la Inquisición, como si él (o quizá estuviera pensando en otro más conspícuo) se equiparara en la actualidad, verbis operibusque, con el Santo de Loyola.



Cuando el otro dia PP Franciscus celebraba los 200 años de la restauración de la Compañía de Jesús, yo me preguntaba si no hubiera sido mejor haberla dejado extinta, tal y como quedó con el Papa Clemente XIV, sin la rehabilitación graciosa de Pio VII. Porque me preguntaba qué pesaba más, si el bien obrado por la Compañía a la Iglesia entre Pio VII y Pio XII o el daño infligido a la Iglesia por los jesuitas desde Juan XXIII al presente PP Franciscus.

Que el Cielo lo juzgue. Pero si al árbol bueno se le reconoce por sus frutos, los frutos del árbol contemporáneo-postconciliar de la S.I. son nocivos sin comparación.

La Iglesia sería hoy mejor sin la Compañía de Arrupe y de Nicolás (y demás).


+T.