viernes, 30 de marzo de 2012

Septenario, Stabat Mater, devociones y preludios de Semana Santa


Estoy predicando el Septenario de la Soledad; empezó el Viernes pasado y termina el Viernes de Dolores, con el Domingo de Pasión en medio. Se hace desde tiempo inmemorial. Yo recuerdo, hará cuarenta y tantos años, cuando el camino de la Soledad era una vereda ancha, con dos aceras amplias delante de dos filas de casas de tejados bajos, unas acacias de trama en tramo, y algunos bancos de hierro con el asiento de madera. Hoy es una avenida con mucho tráfico, que termina justo donde arranca la pendiente, como una rampa, que sube al porche donde se levanta el santuario de la Virgen.

Justo detrás de la antigua ermita, está el cementerio del pueblo, con la portada pegada al flanco de la nave de la iglesia, junto a la cabecera, por el lado del Evangelio, donde está la sacristía. Un día, uno que no era de del pueblo, me comentó que a quién se le ocurriría levantar el santuario de la Patrona junto al cementerio, le tuve que explicar que fue al revés, que pusimos el cementerio junto a la Virgen, para que amparara a nuestros difuntos y les abriera las puertas del Cielo. Incluso el muro del cementerio que se apoya sobre el paredón que cierra por detrás el camarín de la Virgen, era el lugar más 'deseado' del camposanto, donde están los nichos más antiguos. Mi familia utiliza uno de ellos como osario, justo detrás de la capilla de la Soledad.

Como me traen y llevan en coche, todas las tardes he recogido a mi tía, presumiendo de 86 años, con simpática vanidad senil, casi retando, cada vez que lo recuerda, a quienes todavía cumplimos la mitad, o un poco más. Dios dirá. Pero con el cementerio juntito, el memento mori y el curriculum vitae se vuelven especialmente inquietantes y actualmente congruentes, sobre todo cuando lee el sacristán la lista de los difuntos por los que se ofrece la Misa del septenario.

La gente agradece mucho a la Hermandad que tengan estos recuerdos. La Hermandad como se trata de la Patrona, se siente obligada a estos sufragios por todos los fallecidos durante el año, de cuaresma a cuaresma. Como el septenario es 'doloroso', la nostalgia por los ausentes parece que sintoniza con las preces a la Virgen de la Soledad, la gente asiste con la conformidad más cuajada y la resignación más templada. Llorar con la Virgen llorosa es una condolencia espiritual que ayuda a compenetrarse con el Misterio de la Pasión.

El sacristán canta tods las tardes las coplas de los Siete Dolores:

-"De Simeón la profecía
fue vuesto primer dolor,
cuando dijo que sería
perseguido el Redentor.

!Oh Madre desconsolada,
Madre llena de aflicción!
Ya que sois nuestra Abogada
alcanzadnos el perdón."

Y así una letrilla cada día, acompañando cada uno de los Dolores de Ntrª Srª. Para concluir las preces, justo antes de empezar la Misa, cantan un Stabat Mater popular:

"Está la Madre Dolorosa
al pie de la Cruz llorosa,
donde pende el Redentor.

Oh qué triste y afligida
fuíste, Reína esclarecida,
bendita Madre de Dios!"

El Stabat Mater es un canto compasionista: Contemplando el dolor de la Madre al pie de la Cruz, se le pide a la Virgen que nos asocie a su dolor, a sus lágrimas, a su pena, estrofa a estrofa. Hasta se va pasando de una intención más interior

"Sancta Mater, istud agas:
Crucifixi fige plagas
cordi meo válide"
 
(Madre Santa haz esto: fija las llagas del Crucificado en mi corazón efectivamente)

a otra más explícita, suplicando, casi, una estigmatización:

"...Fac me plagis vulnerari,
fac me Cruce inebriari
et cruore Filii..."

(hiéreme con las llagas (de Cristo), que me embriague en la Cruz y la cruenta sangre del Hijo)

El Stabat Mater es una oración sim-pática, un canto que busca compartir sentimientos, quiere asociarse al dolor de la Virgen Madre por el Hijo, reconociendo en su dolor maternal-virginal la mejor manera de poder sentir el efecto de la Pasión, la Cruz y la Muerte del Señor, interior y exteriormente, con contrición y con lágrimas, amando y doliéndose a la vez.

Popularmente, hoy, Viernes de Dolores, comienza la Semana Santa, con la expectación ansiosa de las vísperas que inauguran las fiestas adelantándolas, con prisa por gozarlas. En Sevilla ya están las Sagradas Imágenes del Señor y la Virgen Santísima en sus pasos, preparados para cumplir la estación penitencial, cubriendo todas las horas de todos los días de la Semana Mayor. Esta tarde ya saldrán algunas hermandades por los barrios de la periferia sevillana, y en algunos pueblos próximos.

Omnia parata sunt!

A mí, sin embargo, la devoción de Semana Santa se me ha ido volviendo más intimista, año tras año. Prefiero el breviario y el rosario, el viacrucis y la corona dolorosa, los Evangelios de la Pasión y lecturas piadosas sobre lo mismo. Quizá porque prefiero imaginar, representarme las escenas interiormente, en el recogimiento que me dan las pobres luces de la piedad personal. A estas alturas, con cincuenta años de vida y veinticinco de sacerdote, me atrae más un Sagrario, el Monumento del Jueves Santo, que todos los pasos juntos de toda de la Semana Santa de Sevilla.

Alguna vez me pregunto si no será por cierta comodidad que huye del ruído, de la gente, de las complicaciones y lo que gusta a todo el mundo. Conste que no me veo monje en una celda, pero también tengo bien probado cuánto me aturde la multitud.

Ahora, por Semana Santa, suelo rematar el rosario o la corona con el Stabat Mater; hace ya muchos años que me lo aprendí. Es una de mis oraciones predilectas, quizá por su mucha intimidad, por la piedad sincera que le pide a la Madre Dolorosa el dolor santo que a nosotros nos falta, la sabiduría de la Cruz que no tenemos:



Stabat Mater Dolorosa
iuxta Crucem lacrimosa,
dum pendebat Filius

Cuius animam gementem,
contristatam et dolentem
pertransivit gladius.

O quam tristis et afflicta
fuit illa benedicta,
mater Unigeniti!

Quae maerebat et dolebat,
pia Mater, dum videbat
nati poenas inclyti

Quis est homo qui non fleret,
matrem Christi si videret
in tanto supplicio?

Quis non posset contristari
Christi Matrem contemplari
dolentem cum Filio?

Pro peccatis suae gentis
vidit Iesum in tormentis,
et flagellis subditum.

Vidit suum dulcem Natum
moriendo desolatum,
dum emisit spiritum.

Eia, Mater, fons amoris
me sentire vim doloris
fac, ut tecum lugeam.

Fac, ut ardeat cor meum
in amando Christum Deum
ut sibi complaceam.

Sancta Mater, istud agas,
crucifixi fige plagas
cordi meo valide.

Tui Nati vulnerati,
tam dignati pro me pati,
poenas mecum divide.

Fac me tecum pie flere,
crucifixo condolere,
donec ego vixero.

Iuxta Crucem tecum stare,
et me tibi sociare
in planctu desidero.

Virgo virginum praeclara,
mihi iam non sis amara,
fac me tecum plangere.

Fac, ut portem Christi mortem,
passionis fac consortem,
et plagas recolere.

Fac me plagis vulnerari,
fac me Cruce inebriari,
et cruore Filii.

Flammis ne urar succensus,
per te, Virgo, sim defensus
in die iudicii.

Christe, cum sit hinc exire,
da per Matrem me venire
ad palmam victoriae.

Quando corpus morietur,
fac, ut animae donetur
paradisi gloria.

Amen.
 
(aquí otras versiones y glosas en español)

Le tengo devoción a ese cuadro que he puesto de imagen de cabecera, una copia de la Dolorosa del Tiziano, del Museo del Prado. En mi casa tenemos dos, esa de la foto, que tengo yo, y otra que está en el pueblo. La mía tiene unos pocos desperfectos en la superficie del lienzo, que tengo que mandar restaurar, a ver cuándo; la que está en casa de mi madre está muy oscurecida, y habría que limpiar la pintura. No sé quién las mandaría pintar, o si se compraron a la vez a algún copista del Prado, sobre 1850-70, calculo yo, en tiempo de mis bisabuelos; son dos copias muy buenas.

Cuando imagino a la Virgen subiendo al Calvario, acercándose al Señor crucificado, me la represento así, como esta Dolorosa del Tiziano: La mirada concentrada, fija, amorosa, llorando intensa pero mansamente, con un dolor interiorizado, profundo como ninguno, inteligente, contemplando el Misterio y meditándolo en su corazón, traspasado de dolor, cumpliendo y entendiendo la profecía de Simeón:
"...et tuam ipsius animam pertransiet gladius //...y a tí, una espada te traspasará el alma" Lc 2,35

...Y yo sé que en esa espada estoy yo, clavado en su corazón, con dolor y con amor.

+T.

martes, 27 de marzo de 2012

Una imagen deconstructora


El juanpablismo consumó el desmontaje de la imagen del Papado, despojando al Romano Pontifice de sus símbolos tradicionales, como la consumación, el último capítulo o el apéndice, de la reforma litúrgica del post-concilio. Al final, también el ritual que celebraba el Papa o le acompañaba, quedó reducido a un mínimum. Con la desaparición de los signos, no cabe duda de que el concepto también quedaba afectado.

Durante los años del Papa Montini, se conservó todavía una cierta dignidad de formas, quizá por la estrecha vinculación del entorno pontificio y del mismo Pablo VI a los antiguos ceremoniales vaticanos, tan vivos en la memoria de todos aquellos que los habían conocido. Con la llegada de Juan Pablo II sufrió un acelerado cambio, desapareciendo la característica solemnidad de la Casa Pontificia, que se sustituyó por una nueva formalidad protocolaria, tanto más desacralizada cuanto se pretendía dar una imagen de modernidad y sintonía con la cultura del siglo. Bajo el pretexto de la 'cercanía' y la coartada del 'aggiornamento' todo se fue reduciendo, imponiéndose una estética sacra que alternaba el mal gusto (personal) del Papa Wojtyla con las innovaciones de los maestros de ceremonias, el muy discutible Virgilio Noé (uno de los más influyentes autores de la reforma litúrgica post-conciliar) y el nefasto Pietro Marini (marcó un hito en la degradación de las ceremonias pontificias, las celebraciones multitudinarias de la época de JP2º y la gestión de la sacristía pontificia).

Por haber sido proclive a determinadas instituciones católicas de relativo perfil 'conservador', se soslayaron detalles y se taparon tendencias que, en otras circunstancias, hubieran agitado una gran polémica. Se le endosó el perfil de un papa conservador cuando fue, de hecho, el gran consumador de las tendencias vaticanosecundistas.

De cualquier persona, la imagen importa mucho, porque define visualmente al personaje. De alguien que ostenta la representación de una institución o la encarna, la imagen importa tanto como importante sea la institución. Del Papa, la imagen importa mucho porque es su impronta personal e institucional. El Vicario de Cristo, Cabeza Visible de la Iglesia, Sucesor de San Pedro, con potestad canónica-pastoral universal, Doctor supremo de la fe, con el privilegio de la infalibilidad ex cáthedra etc. etc. etc. debe mantener una imagen en correspondecia con lo que es. Por lo menos, debería ser fiel a la imagen que el Papado mantuvo cuando lo ocuparon sus predecesores, santa, digna y virtuosamente. Si en algún momento decayó el modelo, recuperar y restaurar la imagen más digna debería estar en la intención de cuántos ocuparan la Santa Sede.

De muchas formas se puede deconstruir un concepto, una institución, una dignidad; una de las más efectivas es la deconstrucción por vulgarización, por mímesis con las modas, los usos y/o las tendencias sociales del momento.

Por ejemplo, los pontificados de los Papas del XV-XVI (Della Róvere, Cibo, Borgia, Médici), tan identificados con las tendencias de su siglo, fueron el preámbulo de la gran crisis de la reforma protestante. Más adelante, las proclividades y simpatías ilustradas de un Benedicto XIV, enflaquecieron la dignidad de la Santa Sede, que parecía divertirse con el dilettantismo pre-revolucionario de muchos de sus más conspicuos prelados, cuyas frivolidades se pagarían muy caras poco después.

Los 'signos' populistas de JP2º siguen emitiendo un mensaje equívoco, muy confuso: ¿Eran gestos de empatía popular? ¿Eran signos de comunión con ciertas tendencias? ¿Eran algo más que instantáneas de expasión en medio del protocolo? ¿Significaron, alguna vez, una extensión de las palabras, un plus de intercomunicación con intención de intercomunión?

La simpatía no debe imponerse a la dignidad, ni sustituirla, ni disminuirla, invadiendo su esfera y propiciando imágenes susceptibles de ser interpretadas correspondientemente, que pueden inducir la devaluación conceptual de lo que se altera por la inserción inapropiada de aditamentos incongruentes.


Un sombrero es un sombrero y define al quien lo usa. Si es una tiara, califica de forma exclusiva porque es un ornamento exclusivo, que sólo porta uno, distinguiéndolo entre los demás.

Pero un sombrero común, si se acepta, confunde al que se lo pone con la masa vulgar que lo usa. Sin descalificar - of course - a la masa de los usuarios, pero descalificándose la propia diginidad del que no debiera usarlo.

Es triste ver al Papa sin tiara, pero es más penoso verle con un sombrero.

La exultante plebe (bienintencionada) tradujo el gesto, confraternizando: ¡Benedicto, hermano, ya eres mejicano!

Y así estamos.

+T.

domingo, 25 de marzo de 2012

Su gloria oculta


La lectura del Evangelio de San Juan siempre sorprende, por mucho que lo leas, que lo hayas leído. Ahora, en estos días últimos de Cuaresma, ya en tiempo de Pasión, cuando se rezan en la Stª Misa, los pasajes de San Juan refrescan las escenas de la vida del Señor con una viveza luminosa, metiéndonos en los días y las horas de Cristo en Jerusalén, antes de la Pasión.
En el ciclo B del Misal-Leccionario ordinario, el Evangelio del Domingo Vº de Cuaresma, Domingo de Pasión, es Jn 12 20-33:

Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta. Estos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: -"Señor, queremos ver a Jesús". Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
Jesús les respondió: -"Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará. Ahora mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto! Padre, glorifica tu Nombre".
Vino entonces una voz del cielo: -"Le he glorificado y de nuevo le glorificaré".
La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno. Otros decían: - Le ha hablado un ángel. Jesús respondió: "No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros. Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí". Decía esto para significar de qué muerte iba a morir.

En el texto, hay palabras que resuenan a otras recogidas en los Santos Evangelios de San Mateo, San Marcos y San Lucas: -"El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna", es tan parecido a "¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?"...Mt 16, 26; y también, allí mismo, Mt 16, 25, "....Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por Mí, la encontrará" resuena en este pasaje de San Juan: "...El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna." (cfr. Mc 8, 35 y Lc 9, 24).

Incluso, en este mismo pasaje de San Juan, aparece como un eco, una anticipación, la oración de la agonía de Cristo en Getsemaní: "...Ahora mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto! Padre, glorifica tu Nombre".

La voz que se escucha desde el Cielo, es clamorosa: "Lo he glorificado y volveré a glorificarlo". ¿A qué se refiere? Es el misterio de la Glorificación del Hijo en el Padre y viceversa: La Pasión del Hijo glorifica al Padre, porque su amor obediente es el cumplimiento de su voluntad, un acto de culto único e irrepetible que tributa a Dios la gloria que merece y que solamente el Hijo puede rendirle congruamente: Dios se ofrece a Dios y le glorifica, a la vez que la gloria del Padre Divino desciende y envuelve al Divino Hijo que se ofrece, siendo Dios y Hombre, en sacrificio de expiación y propiciación por el pecado de los hombres, para satisfacer a Dios y glorificarle, inmolándose en su Humanidad Sacrosanta. La gloria de Dios es el amor obediente, abnegado, sacrificado y ofrecido, del Hijo

En el Evangelio de San Juan todas estas palabras las pronuncia el Señor una vez entrado en Jerusalén, el Domingo de Ramos, en un contexto ya pasionista, en el que las sentencias de Cristo aparecen como verdaderas profecías de la Pasión, tal y como dice el final de esta secuencia: "...Decía esto para significar de qué muerte iba a morir." Incluso con la breve e intensa parábola del grano de trigo, cuya referencia a la muerte/resurrección es patente: El fruto abundante del trigo fecundo caído en el surco abierto y cubierto por la tierra: Muerto y sepultado, y luego germinado, florido en espiga cargada de vida.

El Evangelio que se reza en el Misal tradicional es Jn 8, 46-59:

In illo témpore: Dicébat Iesus turbis Iudæórum: Quis ex vobis árguet me de peccáto? Si veritátem dico vobis, quare non créditis mihi? Qui ex Deo est, verba Dei audit. Proptérea vos non audítis, quia ex Deo non estis. Respondérunt ergo Iudaei et dixérunt ei: Nonne bene dícimus nos, quia Samaritánus es tu, et dæmónium habes? Respóndit Iesus: Ego dæmónium non hábeo, sed honorífico Patrem meum, et vos inhonorástis me. Ego autem non quæro glóriam meam: est, qui quærat et iúdicet. Amen, amen, dico vobis: si quis sermónem meum serváverit, mortem non vidébit in ætérnum. Dixérunt ergo Iudaei: Nunc cognóvimus, quia dæmónium habes. Abraham mórtuus est et Prophétæ; et tu dicis: Si quis sermónem meum serváverit, non gustábit mortem in ætérnum. Numquid tu maior es patre nostro Abraham, qui mórtuus est? et Prophétæ mórtui sunt. Quem teípsum facis? Respóndit Iesus: Si ego glorífico meípsum, glória mea nihil est: est Pater meus, qui gloríficat me, quem vos dícitis, quia Deus vester est, et non cognovístis eum: ego autem novi eum: et si díxero, quia non scio eum, ero símilis vobis, mendax. Sed scio eum et sermónem eius servo. Abraham pater vester exsultávit, ut vidéret diem meum: vidit, et gavísus est. Dixérunt ergo Iudaei ad eum: Quinquagínta annos nondum habes, et Abraham vidísti? Dixit eis Iesus: Amen, amen, dico vobis, antequam Abraham fíeret, ego sum. Tulérunt ergo lápides, ut iácerent in eum: Iesus autem abscóndit se, et exívit de templo.


Es un texto de revelación en medio de la diatriba, con alusiones al Hijo preexistente antes de la Encarnación. Como en otros momentos de controversia, la tensión estalla en agresión, lo que intentan los judíos es una lapidación (J. Jeremías explica que sería fácil encontrar piedras en aquellos atrios del Templo de Herodes, algunas partes del cual estaban todavía en construyéndose y no se rematarían hasta el año 62-63, siete años antes de la destrucción que ocurría en el año 70, cuando Tito). La predicación a los judíos, que, a pesar de su ofuscación, entienden a dónde llevan las declaraciones de Jesús, provoca uno de esos momentos en que la Pasión parece que se adelantara, se precipitara, pero se frena in extremis "porque aun no había llegado la hora", la hora del Calvario y la Cruz.

En la predicación del Domingo de Pasión me gusta recordar la velación litúrgica de cruces y altares, un uso de la liturgia católica que nunca se abolió pero que desapareció, por desuso, por negligencia de párrocos y sacristanes; todavía una rúbrica del neo-misal de Pablo VI, al final de las oraciones del Sábado de la IV Semana de Cuaresma, indica que ese es el momento de velar cruces y altares (donde la costumbre se haya mantenido). El efecto era impresionante, porque las iglesias aparecían desoladas, recubiertas con el morado penitencial, que imponía visiblemente la gravedad solemne del Tiempo de Pasión. Se cree que la costumbre de la velación de cruces, imágenes y retablos se apoya en los últimos versículos del Evangelio de esta Misa, Jn, 8, 59: "...Iesus autem abscóndit se, et exívit de templo //...pero Jesús se ocultó y salió del Templo."

Pero la prolongación de la secuencia de Jn 12 29 y ss. concluye también con una escena alusiva a la ocultación del Señor, quizá aun más explícita, con una referencia al tema de la luz:

"...Jesús les dijo: -"Todavía, por un poco de tiempo, está la luz entre vosotros. Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas; el que camina en tinieblas, no sabe a dónde va. 36. Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz.» Dicho esto, se marchó Jesús y se ocultó de ellos" Jn 12, 35-36

Nuestros templos iluminados no nos ofrecen el impacto con que la liturgia antigua impresionaba a los fieles: La privación de la luz y de las imágenes, la oscuridad del recinto sagrado, con pocos cirios encendidos, porque Cristo, la Luz, ocultaba su gloria esplendente con la Pasión. Todavía se enriquecía el simbolismo con el canto del Oficium Tenebrarum, el Oficio de Tinieblas: Durante el cántico de la salmodia y las Lamentaciones de Jeremías, las velas del tenebrario se iban apagando una a una, hasta dejar solamente la más alta, que simbolizaba a Cristo, que al término del rezo era recogida por un clérigo y la ocultaba detrás del altar.

Siempre me causan especial efecto y devoción estas palabras de San Pablo Apóstol: "...Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios" Col 3,3, que recogen para nosotros todo el sentido de los Misterios de Cristo, muy especialmente los de su Pasión y Muerte: Estamos dentro de las llagas y las heridas de Cristo.

Lo que sigue en esa misma cita, es la consecuencia de este misterio de amor y dolor: "...Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos con él." Col 3, 4

Laus Tibi, Christe, Rex Aeternae Gloriae !!!


+T.

jueves, 22 de marzo de 2012

Don Bux habla por todos


La carta de Don Bux a Mons. Fellay es un testimonio de cómo vivimos los católicos conscientes este momento decisivo, que puede marcar un hito, un antes y un después, en el declive de la Iglesia. Lo que no dice Don Bux, se sobrentiende. Merece leerse (aquí texto original, tal como aparecía ayer, en francés, con versión en italiano; y aquí una traducción al español)

Lo que no se explicita es el grito de socorro, el sentido y encarecido ¡ayudadnos! Porque pudiera dar la impresión de que se les ruega que agarren el salvavidas, cuando lo que se les pide, en realidad, es que vengan en nuestro socorro, que acudan a auxiliar a Roma.

¿Y si no llegaran? Sería muy malo para Roma, porque continuaría sometida a la inercia post-conciliar, sin fuerzas ni resortes para reaccionar, detener, restaurar, sanar. Y el derrumbe continuaría, implacable.

La FSSPX no está en crisis. La crisis se sufre en toda la Iglesia Católica, con sectores, diócesis, naciones perdidas o a punto de perderse, o en trance de descomposición inminente. La inserción plena de la FSSPX sería un feliz injerto de tejido sano sobre un organismo enfermo, en estado crítico.

Lo único que me preocupa de la carta de Don Bux es que se pudiera tomar como un testimonio en contra si la vuelta querida por todos (por todos los buenos) no se consumara felizmente. Sin duda, la epístola (tan sincera y tan sentida) de Don Bux se tornaría en manos de los enemigos en arma arrojadiza contra los 'renuentes' de la FSSPX. Y se consumaría otro injusto capítulo.

¿Se les podría achacar el pasaje del Evangelio?

¿Con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo: "Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado." Mt 11,16-17

No, no sería justo. Pero algunos lo dirían: Precisamente aquellos que no han tendido la mano ni han propiciado entendimiento, ofuscados o delirantes por el mal que nos afecta a todos.

Insisto: No son ellos los enfermos. Sin duda, les falta Roma. Pero (y esto es también indudable) gozan de envidiable salud. Gracias a Dios.

La carta de Don Bux será memorable, algunos brani, especialmente. Yo elegiría este:

"...Venite a partecipare di questo benedetto avvenire, di cui, pur in mezzo a tenebre persistenti, già si intravede l’alba.
Il vostro rifiuto aumenterebbe lo spazio delle tenebre, non quello della luce."
Como un eco del clamor del maestro Romano Amerio y el Profeta:

Custos, quid de nocte?


+T.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Agentes neocatecumenales amenazan a los coptos con nuevangelización


Se trata de un cura de trentipico años, italiano y neocatecumenal, con la lengua suelta, la cultura baja, la fe confusa y la intención cargada con dinamita demoledora post-conciliar. Dice unas cosas que desfavorecen mucho a su movimiento neocatecumenal (digo 'movimiento' sabiendo que les disgusta que se les llame 'movimiento'). El cura inculto, imprudente, indiscreto y lenguaraz merecería, por lo menos, prisión preventiva en régimen de destierro definitivo del Oriente Medio y Egipto. De por vida.

El cura-kiko se llama Don Orazio. La entrevista original, publicada en Zenit-italiano, aquí. (Transcribo la entrevista del mentecato Don Orazio en ocre y comento en tipo-blog normal):

- Don Orazio: Provengo del Camino Neocatecumenal, por medio del cual sentí la llamada a redescubrir las riquezas de mi bautismo a través de un itinerario de fe en una comunidad. Durante este transcurso descubrí la vocación al sacerdocio y entré en le seminario Redemptoris Mater de Beirut, en el Líbano. El seminario diocesano, inter-ritual, forma presbíteros para la nueva evangelización, con vocaciones destinadas a servir a las iglesia orientales. Me han incardinado en la iglesia copta de Egipto, y llevo tres años en una parroquia de El Cairo.

La descripción sumaria de su llegada a las comunidades de Kiko parece una respuesta de catecismo-neocatecumenal, como una especie de prospecto, una fórmula acuñada para ser usada, muy característica de ciertos ambientes y sus proselitismos de serie. Lo que cuenta  de los seminarios Redemptoris Mater es lo que sabemos y tememos y nos preocupa: Seminarios fáciles, promíscuos ritualmente, donde todo se mezcla sin distinción y se reduce luego a las categorías-tipo del movimiento neocatecumenal. Esto - me decía hace poco un amigo, preocupado - deberían saberlo los obispos. Lo grave - le decía yo - es que sí lo saben y no sólo no intervienen y corrigen (o prohíben) sino que promueven los seminarios Redemptoris Mater.

Siendo la institución del seminario una estructura básica de la diócesis y estando los seminarios neocatecumenales en cierto régimen de semi-independencia de las diócesis que los acogen, considerando que en la actualidad son (como tantas cosas del movimiento neo-catecumenal) un ensayo revisable (corregible / suprimible) sólo el tiempo irá posibilitando juicios y determinaciones al respecto. Aunque se trate de una eventualidad muy arriesgada, muy comprometida, en cuanto que los hechos consumados - aunque no aprobados - vayan confirmando de facto lo que no está clarificado de iure pero las fuerzas y presiones del momento obligan a conceder. Son muchos, administran muchos recursos, ofrecen resultados traducidos en estadísticas, porcentajes y números, y son emprendedores: Un cuadro muy atractivo para quienes entienden que la decadencia actual tiene que superarse con pragmatismo.

- ¿Cómo se viven los 'tiempos fuertes' de la Cuaresma y la Pascua?

- Don Orazio: La Cuaresma se vive de modo muy intenso, con un ayuno estricto, visto más como una devoción que como una ocasión de preparación para la Pascua. Probablemente esto sea efecto de la fuerte influencia del mes del ramadán islámico.


Don Orazio ha debido ser un mal estudiante; o a Don Orazio no le han enseñado bien la Historia de la Iglesia (o la simple Historia Universal) en el seminario Redemptoris Mater de Beirut. Si no, Don Orazio sabría que la Iglesia antecede seis siglos al mahometismo: Cuando los mahometanos arrasan el Oriente Medio y llegan a Egipto - en torno al 640 d.C.- los cristianos llevan seiscientos años de presencia activa en aquel antiguo reino, practicando la fe y los ritos cristianos, entre ellos el ayuno cuaresmal. Decir que la Cuaresma de los coptos es un remedo del ramadán de los mahometanos, es, además de un insulto para los cristianos egipcios, una falsedad tan grande como debería ser el sonrojo de quien dice semejante necedad. El ramadán, como casi todos los elementos de la religión inventada por Mahoma, se inspira en prácticas del Cristianismo y del Antiguo Testamento, acomodadas a la nueva fe islamista. Es la Cuaresma de los cristianos la que influyó remotamente en el ramadán de los mahometanos, no al revés. Cuando llegaron los invasores árabes a Egipto, en el siglo VII, ya se practicaba, hacía más de medio milenio, el ayuno de la Cuaresma entre los cristianos del país del Nilo. Item más: Es notorio el rigor con el que se vive el ayuno y la abstinencia cuaresmal entre los cristianos ortodoxos y orientales, en general, sin necesidad del estímulo o la emulación del ramadan mahometano (junto a mí vive una rusa, ortodoxa, que practica la disciplina de la dieta de Cuaresma de forma admirable, sin que tenga el acicate de un moro en ramadán a su vera).

- Don Orazio: En la Pascua se subraya más el aspecto sacrificial del Viernes Santo, más que el aspecto fundamental de la resurrección pascual. Es tradicional celebrar el funeral del Señor con una liturgia muy larga, como era la usanza preconciliar en las iglesias de rito latino-romano. Todo esto se demuestra en las estadísticas de participación en los cultos: Casi el doble el Viernes Santo comparado con el Domingo de Pascua.

En Sevilla también, y en España entera: La Pasión se impone, devocionalmente, a la Resurrección. Y debe ser por gracia de Dios, entiendo yo, porque incluso en los Santos Evangelios ocurre lo mismo: Se cuenta más cosas de la Pasión que de la Resurrección. ¿Por qué ese énfasis resurrecionista a costa de la devoción pasionista? ¿molesta la Pasión? ¿no hubo Muerte? ¿sólo hubo Resurrección? Quizá subyace en todo ello esa sospecha que se les suele achacar a los del movimiento neocatecumenal: En la Misa, en la Eucaristía, obvian el sacrificio e insisten en la liturgia comunitaria, el encuentro, la sinaxis y la comunión.

Atendiendo a otro particular, me resulta indignante la forma en que Don Orazio (con 'experiencia' de tres años de cura y de-formado en un seminario neocatecumenal) se refiere a la 'usanza preconciliar', que él (para su desgracia) demuestra conocer muy poco, nada, salvo lo que haya absorbido de las críticas que el de-formador litúrgico de su seminario neocat le haya inculcado. Seguro que no sabe responder un -Dóminus vobiscum pero sí sabe clavar el colmillo en la 'usanza preconciliar', para vergüenza católica (si la tuvieran) de sus de-formadores redemptorismatristas*** (***¡Cuantos memorables regalos nos dejó el Beatosúbito, cuántos recuerdos!!!).

De todas formas, sea como sea, ¿qué tiene que decir un cura neocatecumenal que lleva tres años en una parroquia del Cairo en contra de las devociones y la piedad litúrgica ancestral de los cristianos coptos de Egipto-Alejandría? ¿La neo-liturgia y la neo-espiritualidad comunitaristas inventadas hace 30 ó 40 años por Kiko Argüello criticando y despreciando las venerables liturgias tradicionales del Patriarcado de Alejandría?


Las formas de la litugia copto-alejandrina, no sólo son venerables por ser liturgias antiquísimas, marcadas con la honda teología y espiritualidad de los Padres Alejandrinos y el monaquismo egipcio, sino que también tienen un valor añadido que las hacen un museo vivo de la historia antigua: La liturgia de los coptos contiene elementos que provienen del Antiguo Egipto, que se han conservado, casi milagrosamente, formando parte de los rituales de las iglesias coptas-alejandrinas.

Así, por ejemplo, esos ritos del Viernes Santo que critica y desprecia el inculto, mal formado y poco piadoso Don Orazio, contienen cánticos cuyas melodías son las que se interpretaban en la ceremonias funerarias de la época de los faraones: Los cánticos que se usaban en los rituales de momificación-embalsamamiento y sepultura de los antiguos egipcios han sobrevivido adaptados a la liturgia cristiana, con letras que cantan la Pasión y Muerte del Señor, pero manteniendo las mismas músicas, ritmos, melodías y acompañamientos de los egipcios (los coptos son los descendientes naturales de aquellos antiguos egipcios, que se han mantenido en sus comunidades separados religiosa y culturalmente del los mahometanos).

- ¿Qué se pretende hacer a propósito del año de la fe y la nueva evangelización?


- Don Orazio: La iglesia en Egipto está muy ligada a sus tradiciones, sobre todo las litúrgicas, y esto le dificulta entrar en el dinamismo de la nueva evangelización querido por el Concilio Vaticano II...Existen tentativas de apertura, aunque lenta, a los carismas surgidos en el post-concilio...En las algunas parroquias hay focolares y neocatecumenales, así como otros movimientos, con el intento de uan renovación en vista a la nueva evangelización.

Creo que la respuesta de Don Orazio se comenta ella misma, sin necesidad de apostillas. Conque esa va a ser la nuevangelización que los agentes kikos tienen en mente para Egipto y el resto de Oriente Medio: Arrasar con la antigüedad cristiana e imponer sus guitarras, sus eucaristías comunitaristas, los neo-ritos y las ocurrencias de Kiko Argüello, el neo-evangelizador. Una renovación de corte vaticanosecundista implantada en el corazón de las venerables liturgias de las Iglesias Orientales. Además con ánimo y espíritu de neófito sectario: Aquí llegamos nosotros a traeros la verdadera fe, la que hace 20 siglos que profesais y no conoceis. Ese es el plan, según parece desprenderse de las palabras de Don Orazio.

En suma, una neo-liturgia expansiva e invasiva que tiende a erradicar y sustituir la tradición litúrgica y las tradiciones devocionales venerabilísimas del Oriente Cristiano: El espíritu de la Nueva Evangelización.

Si el tal Don Orazio está atento a los signos de los tiempos, habrá visto estos días las impresionantes manifestaciones de duelo que los coptos de Egipto han hecho por el Patriarca Shenuda III, el Papa de Alejandría. Imagino el juicio displicente y la crítica despectiva que le habrán merecido a Don Orazio los lamentos coptos por su Patriarca difunto; seguro que le habrán recordado las ceremonias del Viernes Santo.

Tiene maldita gracia que un cura-kiko ponga sus peros a los cristianos de Egipto que están derramando sangre todo el año, manteniendo la fe sus padres en un medio hostil que les persigue y masacra.

Resulta patéticamente chistoso que un kiko de guitarrita y morada-santa critique las solemnes liturgias del Santo y Venerable Patriarcado de Alejandría de los Coptos.

Y me parece tragi-cómico que todo esto se anuncie como empresa de la nuevangelización.

El Señor libre a los Coptos, y a nosotros también.

+T.

domingo, 18 de marzo de 2012

Propaganda vocacional

"Coepit Petrus ei dicere ecce nos dimisimus omnia et secuti sumus respondens Iesus ait amen dico vobis nemo est qui reliquerit domum aut fratres aut sorores aut matrem aut patrem aut filios aut agros propter me et propter evangelium qui non accipiat centies tantum nunc in tempore hoc domos et fratres et sorores et matres et filios et agros cum persecutionibus et in saeculo futuro vitam aeternam" //
Pedro se puso a decirle: -"Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido." Jesús dijo: -"Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por Mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno, ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna".

Acostumbrados a fragmentar la lectura del Evangelio, perdemos las referencias anteriores y posteriores de las citas, que enmarcan y declaran el sentido de los textos sagrados. La cita con la que encabezo este artículo-comentario va precedida de la escena del joven rico que rechaza la vocación del Señor; seguidamente, interviene San Pedro, oportunamente, y expone su situación, tan distinta a la del rico renuente. Después de la cita, sigue el Señor y pronuncia la profecía de su Pasión, cerrando el episodio la escena de los Zebedeos reclamando el puesto de honor junto a Cristo, que les compromete a beber su cáliz. Esta es la escena, que -entiendo yo- debe leerse completa para comprenderla en todo su sentido, sin fragmentarla (cfr. Mc 10, 17-45)

En el texto aparece patente la vinculación, la inter-conexión, de los conceptos de llamada-renuncia-mérito-sacrificio-Pasión-cáliz-vida eterna, con Cristo como referente axial y garante de todo ese misterio, que implica la vocación de sus discípulo/apóstoles con el culmen de su entrega que consumará en Jerusalén: Su Pasión, Muerte y Resurrección, todo lo que va a quedar perpetuado en la institución del Sacrificio de la Nueva Alianza que el Señor les entregará como memorial/perpetuación, confiriéndoles, a la vez, el sacerdocio del Nuevo Testamento.

Si se parcializa o reduce todo esto a una vocación relativamente indefinida, sin referencia al sacrificio, se falsea, por insuficiencia, el ser de la vocación sacerdotal cristiana, algo que, por desgracia, sucede frecuentemente (señalar el post-concilio como marco de esta crisis de identidad no es acusar en falso sino reconocer una penosa realidad).

Convengo en que es dificil la exposición 'perfecta' de la doctrina sacerdotal, apurando todo su contenido, con todos sus pormenores. Si se escoge como medio de esa exposición un spot publicitario, un artículo (como este mismo) o cualquier otra forma, soporte propagandístico, audiovisual, en radio-televisión o internet, el riesgo de insuficiencia está quasi asegurado. Por lo menos, habría que asegurar un mínimo de integridad que preserve conceptos esenciales y evite equívocos. ¿Se logra? Opino que no, todo lo contrario. Miren este youtube; y este otro.


Hacer publicidad de lo santo (en este caso de algo muy santo) supone arriesgarse a que el mensaje quede absorbido por el medio, una dificultad que el profesional, si es competente, deberá soslayar con éxito. Al ver que no se logra, surge la duda de si el mensaje escogido es lo suficientemente expresivo y auténtico para imponerse sobre su soporte publicitario y resaltar sobre todo y ante todo.

Uno se pregunta si, antes que nada, la idea, los conceptos, estaban suficientemente nítidos en la mente del que emprendió la iniciativa y encargó el recurso.

Preguntas, en este sentido, inquietantes, por cuanto suponen deficits básicos en instituciones y personas que no pueden permitirse mermas y/o insuficiencias.

No es crítica dañosa: Es preocupación por afecto (en mi caso, muy interesado).

+T.

Rosa en Cuaresma


El Domingo IVº de Cuaresma se llama Domingo de Laetare y se viste en los ornamentos del mismo rosa que se usó en el IIIº de Adviento; pero el rosa de Cuaresma no es el rosa de la inocencia.

Por referencia al Misterio, jugando con alegorias, decía que el rosa del Domingo de Gaudete, era como una evocación de la carne limpia que asumió el Verbo al hacerse Niño en el seno inmaculado de la Virgen, un colmo de pureza integérrima que desbordaba en profecías pregonadas por la exultante voz de las gestantes, Isabel, la madre del Profeta, y María, la Madre del Mesías. El rosa era la carne suave, la ternura latiente, el cuerpo enclaustrado en la madre, el misterio de la inocencia celeste adveniente al mundo áspero y espinoso de la prole de Adán y Eva.

Este rosa de la Domínica de Laetare es de otra clase, no es el mismo, siendo igual el color. ¿Que ha cambiado? Ha variado el tiempo, hemos mudado los hombres que pasamos de la inocencia bautismal a la enfermedad del pecado.

In-firmus (enfermo) es el que no está firme, el que se tambalea, el que tiembla, el débil que no se sostiene suficientemente, el que cae, quien se derrumba, aquel que yace abatido. In-firmus/no-firme, no-sólido, no-fuerte, no-resistente, no-robusto. Enfermo con carne doliente, marcada por los estragos del pecado, la debilidad, la flaqueza. El morado en la carne no es color saludable, y es morado el color cuaresmal, el tono penitente de este tiempo realista, crudo, que descubre las llagas del alma, las pústulas que marcan nuestro ser, supurantes de miseria, avisando muerte, anticipando tierra, polvo, ceniza, lo que somos ya, cada día más.


Pero sobre la enfermedad de los dolientes se predica la gracia, la regeneración. Ha aparecido la gracia de Dios, Cristo actua entre los hombres, su Evangelio llama a la vida, a la salud:
"...caeci vident, claudi ambulant, leprosi mundantur, surdi audiunt, mortui resurgunt..."// "...los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan..." Mt 11, 2ss.

Entre las enfermedades que cuentan los Evangelios, la carne leprosa era especialmente repugnante, odiosa, una lacra externa, corporal, y una maldición interna, espiritual, segregante. Los milagros de sanación de leprosos fueron, por eso, especialmente llamativos, clamorosos. Pasar, en un instante, de la lepra lacerante a la carne limpia, la piel sana, la salud reconocible, era una experiencia corporal y espiritual, de regeneración integral: Pasar, en un tránsito momentáneo, del morado enfermo al rosa saludable. Todo por gracia, milagrosamente, porque Jesús Nazareno tocaba y sanaba o mandaba y curaba.

El IVº Domingo de Cuaresma, la Doménica de Letare, que usa el rosa como color litúrgico, reza, en el Misal Tradicional, el Evangelio del milagro de la multiplicación de panes y peces Io 6, 1-15: Una profecia del alimento nuevo, del nuevo maná que sostendrá la salud de los débiles, de los infirmorum, de los viatores que andarán por la senda de la salvación, camino angosto y empinado, hasta arribar a la meta del Reino. Necesitamos un pan nuevo, un alimento que vigorice el alma, el pan que el Señor multiplica para que sus fieles no desfallezan, una medicina que es su Cuerpo y su Sangre, el Sacrificio de nuestra salvación, la prenda de nuestra salud que nos regenere una carne limpia, rosada y saludable, inocente, como recien nacida.

El Misal ordinario, en el ciclo B que se sigue este año, reza el Evangelio de Nicodemo Jn 3, 14-21:
"...et sicut Moses exaltavit serpentem in deserto ita exaltari oportet Filium hominis ut omnis qui credit in ipso non pereat sed habeat vitam aeternam"//...como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser exaltado el Hijo del Hombre, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna."

Los que miraban la serpiente de bronce que el Señor mandó hacer a Moisés, se curaban en cuanto miraban aquella figura paradójica, que representaba al animal que causaba, con su picadura fatal, el dolor y la muerte; pero mirarla, salvaba: Así Cristo Crucificado, muerto en la Cruz, sacrificado, que da la resurrección y la vida eterna a quien le cree.

Hay que mirar al Crucificado, hay que contemplar a Jesús en la Cruz, Hijo de Dios bendito por los siglos, hay que fijar los ojos del alma en su Cuerpo, fuente de salud, causa de redención. Y hay que hacerlo ahora que es tiempo de salvación, ahora que sigue abierto el plazo de Aquel que no vino para condenar al mundo sino para salvarlo "...non enim misit Deus Filium suum in mundum ut iudicet mundum sed ut salvetur mundus per ipsum..." Jn 3, 13. Ahora es tiempo de mirarle, de creerle, de salvarse.

Porque un día llegará que ya no sea tiempo: Entonces
"...ecce venit cum nubibus et videbit eum omnis oculus et qui eum pupugerunt et plangent se super eum omnes tribus terrae etiam amen // ...he aquí que viene sobre las nubes, y todo ojo le verá, también quienes le traspasaron, y le llorarán todas las tribus de la tierra. Amen." Ap 1, 7

Pero ese día ya no será tiempo de salvación, sino la hora del juicio.

Ahora, es dia de gracia. Ahora es tiempo de salvación.

Es Domingo para alegrarse, litúrgica y espiritualmente, del Bautismo que nos regeneró la carne enferma en rosa saludable, germen de vida perdurable y gloriosa.

Es día para alegrarnos de saber que nos inscribieron en el registro de los bautizados, la pre-notación del Libro de la Vida.

Es un día de regocijo contenido, de íntima exultación. De todo eso que simboliza el rosa litúrgico que luce en los altares y revisten nuestros sacerdotes.

Concede, quaesumus, omnipotens Deus:
ut, qui ex merito nostrae actionis affligimur,
tuae gratiae consolatione respiremus.



+T.

domingo, 11 de marzo de 2012

Señor, cela tu Templo


Hace poco me recordaron una vieja sentencia: 'Dios se sirve de los buenos y los malos se sirven de Dios'. Es el negocio del mundo contra el negocio del Cielo, una tensión que aflora en el Evangelio de la expulsión de los mercaderes del Templo, con Cristo airado, inflamado en el celo sagrado: ¡El celo por tu casa me devora!

La escena tuvo que ser impactante, con los Apóstoles admirados, perplejos, viendo como el fuerte carácter del Maestro estallaba y arremetía contra los que profanaban el Templo, la Casa de su Padre.

El Templo es lugar consagrado donde sólo caben la oración y la ofrenda, la alabanza y el sacrificio; otra cosa que no sea eso, le quita a Dios lo suyo. Este es el hurto peor y más alevoso, la más clamorosa injusticia. Y es el hombre el autor del latrocinio contra Dios, quedándose con lo que sólo es de Él y de nadie más.

El segundo mandamiento está ligado fuertemente al primero, y es como una prolongación, un apéndice. No tomar el nombre de Dios en vano quiere decir también no usar lo divino impropiamente, no abusar de lo sagrado, ni aprovecharse de lo santo, ni falsearlo, ni ultrajarlo, ni mancillarlo, ni alterarlo.

Negociar con las cosas de Dios sólo es factible si la empresa es santa y no es otra que la de la misma salvación, como medio de redención de los hombres, usando para este fin los medios y las gracias que Dios nos ha entregado. Y es el cúlmen de este misterio que Dios se nos da Él mismo en el Hijo, su Hijo, el Verbo que se encarnó, el Enmanuel, el Cristo sacrificado, Jesús bendito por los siglos, el Señor.

Siendo Señor, aun estando en forma de Siervo, administra las cosas de la Salvación, esa misteriosa economía de la Trinidad, con potestad suprema. Por eso irrumpe airado en el Templo degenerado en antro de negociantes, que no administran la salvación sino el lucro profano, con el pretexto de lo más santo.

Cuando consideramos que el templo lo somos nosotros mismos, nuestras almas, y el comercio impuro nuestro trato con las cosas del mundo, nuestros negocios con lo que no son cosas ordenadas a nuestra salvación; cuando comprendemos que hay cosas que roban la gloria que a Dios debemos, que no dejan sitio para el culto en espíritu y verdad que Él quiere que le tributemos; cuando advertimos que todo lo que debe ser adoración, servicio, alabanza, contemplación, caridad, honra y loor, se queda corto porque otras cosas nos embeben el alma y reducen nuestro templo interior, entonces debemos invocar con fuerza, decididos, al Cristo del azote de cordeles, al Jesús airado que clama por restaurar la dignidad sacrosanta del lugar del culto al Dios Vivo y Verdadero: ¡Ven, Señor! y límpianos, purifica tu casa; expulsa lo que no es digno de estar en nuestras almas, que son tuyas porque Tú las consagrastes y sellaste con tu gracia, que Tú creaste para tu gloria y destinaste para tu Reino.

¡Ven Señor! y limpia tu Iglesia, expulsa lo que es indigno de tu casa cimentada en la roca viva de tu gracia, marcada con tu sangre, consagrada con el aliento de tu divina boca. Pónle saliva de tus labios, úngela con un beso de espíritu celeste, reintégrale su original vocación, la que Tú le diste, para que desde el oriente al ocaso te ofrezca con rito de gloria el Sacrificio Puro, Inmaculado y Santo que Tú instituíste para tus fieles, el culto auténtico más alto y digno que el hombre puede tributarte, ser mismo de la misma Iglesia.

No tememos, Señor tu ira: Tememos, Señor, tu ausencia.

Creemos, confesamos, sabemos, que si el pecado hunde y destruye el templo, tu Templo, estos templos, Tú puedes, Rey de Eterna Gloria, restaurarlo, levantarlos, resucitarnos.

Tu autem, Dómine, miserere nobis!


+T.

sábado, 10 de marzo de 2012

Comision Teológica Internacional, mismas impresiones y nuevas inquietudes



Recuerdo mi desencanto cuando me compré el tomo de la BAC Comisión Teológica Internacional~Documentos (1969-1996)~Veinticinco Años de servicio a la teología de la Iglesia . Yo buscaba doctrina sólida referencial y me encontré contenida exposición de consenso, un mezzo término asumible que me dejaba insatisfecho porque era más de lo mismo, pero con sello de 'teología oficial'.

Desde entonces, lo que la susodicha Comisión ha ido elaborando y publicando me parece igual: Un destilado resultado de una complicada retorta y alambiques de muchas formas. El depurado final es, como decía, relativamente asumible y francamente decepcionante, tratándose como se trata no de una academia cualquiera, sino de la intitulada solemnemente Pontificia Comisión Teológica Internacional. Aunque quizá sea su misma esencia de 'comisión' y su enfático prurito de internacionalidad lo que marque desfavorablemente sus resultados.

Lo que acaba de salir (no en latín, ni en italiano siquiera, sino en english international), es más de lo mismo, pero con la inquietante (para mí) dirección de un valor ibérico, 100% castellano, el muy reconocido y promocionado teólogo D. Santiago del Cura, prócer de las cátedras hispánicas de la Sagrada Ciencia.

Si no le conocen, sáquense una impresión de él, youtube al canto:



Habla de 'pneumatología sacerdotal', por decirlo brevemente. En el minuto 3', suelta esta observación (transcribo):

(antes estaba hablando de 'corresponsabilidad ministerial' sacerdotes/laicos)..."Porque uno reciba la imposición de manos, por eso no está automáticamente capacitado para poder discernir con competencia profesional en todos los campos tan complejos que lleva consigo el ejercicio del ministerio. Hay seguramente muchísimos seglares, muchísimos laicos, dentro de las parroquias y las comunidades que tienen esa competencia, y mucho mejor que él (el sacerdote). La cuestion entonces es cómo hacer valer dentro de la comunidad cristiana esa diversidad de dones, esa diversidad de carismas, y estar - digamos - presidiendo esa comunidad, pero de una forma nueva, es decir, como un ejercicio de corresponsabilidad. Yo creo que los presupuestos teológicos están claros en todos los documentos conciliares y postconciliares: la cuestión es el aprendizaje pastoral de su ejercicio, y, aunque haya dificultades, yo, en ese sentido, soy optimista y creo que eso puede dar una configuración nueva a las comunidades cristianas y, además, convertirlas en instrumentos dinámicos capaces de aportar esperanza hoy día."

Si Uds. opinan como yo, la impresión es tan inquietante como las formas del personaje. Sé que no me explico, pero no quiero explicarme más.

Por eso mis dudas inquietas sobre el nuevo documento de la Comisión Teológica Internacional, puesto que ha sido Santiago del Cura el comisionado-director de los trabajos. El documento se titula Teología hoy: Perspectivas, principios y criterios, un título que avisa bastante de su contenido, cuyo arranque (perdón si la traducción no es muy pulida) ya es toda una declaración de principios (cita del documento en color sepia y comentarios en tipo-blog):


INTRODUCCIÓN

1. Los años que siguieron al Concilio Vaticano II han sido muy productivos para la teología católica. Han surgido nuevas voces teológicas, especialmente las de los laicos y las mujeres, las teologías de los nuevos contextos culturales, particularmente de América Latina, África y Asia, nuevos temas para la reflexión, como la paz, la justicia, la liberación, la ecología y la bioética; más profundos tratamientos de temas antiguos , gracias a la renovación de los estudios bíblicos, litúrgicos, patrística y medieval, y nuevos espacios para la reflexión, tales como el diálogo ecuménico, interreligioso e intercultural. Estos son acontecimientos positivos fundamentalmente. La teología católica ha tratado de seguir el camino abierto por el Concilio...Sin embargo, este período también ha visto una cierta fragmentación de la teología...la teología se enfrenta al reto de mantener su propia identidad. La pregunta surge, por lo tanto, en torno a lo que caracteriza a la teología católica a traves de sus muchas formas, buscando un claro sentido de identidad en su compromiso con el mundo de hoy."
.
Decir que todo lo que se ha enumerado (teología elaborada por laicos y mujeres...teologías de los nuevos contextos culturales de América Latina, África y Asia...nuevos temas como la paz, la justicia, la liberación, la ecología y la bioética...renovación de temas bíblicos y litúrgicos...) conociendo lo que ha signficado la teología laicista (corrientes tipo 'Somos Iglesia') o la teología de la liberación (versión original ibero-americana y otras versiones), o la pseudo-teología feminista e inclusiva, o el desbarajuste exegético católico, o el gran turbión litúrgico), decir que todos estos 'fenómenos teológicos' son o han sido 'acontecimientos fundamentalmente positivos', es una afirmación tremenda, para echarse a temblar.


2. Hasta cierto punto, la Iglesia debe, obviamente, un discurso común si se trata de comunicar el mensaje de Cristo al mundo, tanto teológica y pastoralmente. Por tanto, es legítimo hablar de la necesidad de una cierta unidad de la teología. Sin embargo, la unidad aquí necesita ser cuidadosamente entendida, para no ser confundida con la uniformidad o un solo estilo. La unidad de la teología, como la de la Iglesia, como profesa en el Credo, debe estar estrechamente relacionada con la idea de la catolicidad... A medida que explora el misterio inagotable de Dios y de las innumerables maneras en que la gracia de Dios trabaja para la salvación en diversos escenarios, hace que la teología requiera, necesariamente, una multitud de formas...

Cuando aparecen en escena ciertos conceptos, también me echo a temblar: Uniformidad versus pluralidad, por ejemplo, cuya confrontación resuelve la C.T.I. con esta sugestiva referencia a "...las innumerables maneras en que la gracia de Dios trabaja para la salvación en diversos escenarios, hace que la teología requiera, necesariamente, una multitud de formas". La matización que sigue, según el estilo equivocista acuñado en los documentos del V2º, parece que templa católicamente la afirmación, que, sin embargo puede ser tomada tal cual como pretexto para cualquier ensayo teológico de cualquier clase y contenido.

Corriendo el riesgo de volver más crudo el 'traduttore, traditore', no sigo. Espero, pues, la traducción al español, que, como es un idioma católico minoritario, no merece tener una traducción para el momento de la presentación y publicación del documento. Antes están otras lenguas genuina y mayoritariamente católicas, of course. Ni siquiera ha valido para una presentación en español el haber tenido la Comisión, en este caso, un director ibérico como el jamón de bellota, castellano viejo como el queso. Ni por esas.

Conque aquí me quedo, con esta simple impresión.

No creo, a pesar de todo, que la lectura atenta del texto en español de la Comisión me obligue a variar mucho lo que aquí barrunto. Me temo.


+T.

viernes, 9 de marzo de 2012

Invitando a la revolución


El Sr. Arzobispo de Valencia predicando a una muchachada sentada en el suelo de una capilla de la Seo valenciana no es una estampa revolucionaria, al contrario, porque me consta que se reza ante el Santísimo expuesto, con piedad, digamos, juvenil, pero rezan y adoran. Quizá el detalle de sentarse en el suelo, como los moros, chirría un poco, habiendo (debe haberlos) bancos para sentarse decentemente y buenas piernas para quedarse de pie. Pero eso es un detalle menor, aun siéndolo muy descripitivo, sintomático de cierta campechanía que parece intuir (equivocadamente) que si una cosa con jóvenes no se parece (por lo menos algo) a un fuego de campamento scout, no merece la pena.

El juanpablismo, empero, ha hecho de estos detalles algo sine qua non, señas identificativas de la nuevangelización: La sentada, la mochila, las guitarras. Todo eso que va formando la jmj in perpetuum, cada nosecuántosaños allí o más allá, cada mes en la diócesis, con el Sr. Obispo de gran scout mayor, y cada semana en la parroquia con el cura (si tiene cuerpo para mochilear y flexibilidad en las articulaciones para sentarse en el suelo).

Además de todo esto y el inglés universal del youcath, está la resaca del '68 que aturde todavía a nuestros mitrados, que por entonces y durante los '70 se atrevieron a soñar con la imaginación al poder y el prohibido prohibir. Por eso dicen cosas tan chocantes y ridículas como esta:

El Arzobispo de Valencia invita a los jóvenes a hacer una nueva revolución sin insultos ni destrucción (la misma noticia aquí y aquí con comentarios)

Resulta pelín ridículo friki-pijo conjugar el verbo 'invitar' con el complemento 'revolución', entiendo yo. No me imagino a Robespierre invitando a los jacobinos a acelerar la guillotina, por ejemplo; ni al canalla de Lenín invitando a los soviets al exterminio de popes, grandesduques y aristócratas. No pega eso de invitar a la revolución. La revolución no adviene por invitación.

Pero nuestros prelados son así, contenidos y atrevidos, osados y discretos, morigerados y rompedores, capaces de decir una ridículez con desparpajo. Ellos son así.

En el fondo creo que es porque les gusta ese puntito revolucionario, porque ellos también se han tragado la píldora (que es rueda de molino) de que aquel Jesús de Nazaret de los Evangelios fue un revolucionario que vino a hacer una revolución. Haz el amor y no la guerra, en suma.

Nuestros prelados aprendieron esa lección estudiando en aquellos seminarios aperturistas donde se enseñaban más lecciones sobre Marx que sobre Tomás de Aquino. Y después salieron a hacer el doctorado allende los Pirineos que nos separan de Francia y volvieron bultmanianos (si no confesos sí impresionados) y tocados por la teología política de J.B. Metz. O tuvieron un compañero que se fue a América Latina, volvió adepto a la teología de la liberación y después colgó la sotana y se casó, pobre y querido amigo, cargado de utopías y ensoñaciones sociales.

Por eso clavan el aguijón episcopal (ese organúculo que para algunos está en la punta de mitra y según otros en el regatón del báculo) en la turbada mente juvenil, para inquietar a la juventud de la mochila, la sentada y el youcath con pruritos revolucionarios. Y de paso dar la estampa de ser un obispo molón-chupi-guay que sabe y entiende de revoluciones y las alienta...cristianamente hablando.

Pero cristianamente no hay ni puede predicarse la revolución, una verdad como un templo que soslayan nuestros prelados. Y se molestan si alguno les corrije este yerro. Y se entusiasman con el que les propone revoluciones o sueña con ellas.

A una revolución-revolución los mandaba yo si pudiera meter a todos nuestros mitrados en el túnel del tiempo y ponerlos al pie de la guillotina en 1794 o en las calles de Moscú en 1918. A ver qué iban a pensar luego, cuando volvieran del viaje a la Historia (si volvieren).

También se les podría sumergir en una lectura-meditación profunda de los Santos Evangelios con la Catena Áurea como sóla lectura auxilar, sin más comentaristas, sin tesis del teólogo de moda que les impactó entonces o les perturba ahora, a ver si en la tradición de la iglesia, ellos, los doctores de la doctrina de la Iglesia, encuentran revoluciones a las que invitar. Aunque me temo que algunas mentes están tan taradas (Casaldáligas y otros rematados) que son capaces de ver gérmen de revolución hasta en el óbolo de la viuda. Irrecuperables.

Les da vergüenza predicar el dogma y el pudor y les mueve la parresía para invitar a la revolución.

Cuando lo del 15-M, aquella sentada de sinvergüenzas en la Puerta del Sol, me dijeron que había algunos curas curiosos, simpatizantes, comulgantes con la sentada. Me pregunté si no habría también algún obispo emboscado, no alentando pero sí disfrutando de la sentada inconformista de los indignados.

Ya lo dijo el bisbet de Solsona: "Jesús hoy sería un 'indignado' más"

Y todo eso.

Y todo lo demás.

+T.

domingo, 4 de marzo de 2012

Tabor y Calvario


Así se llamó una antigua revista cofradiera sevillana, sintetizando en su título la emoción de la piedad popular: La Transfiguración de la Pasión. Es fácil hacer esta ilación, esta inclusión de ambos Misterios, que están propiamente asociados: En el Tabor, durante la Transfiguración, Moisés y Elías hablaban con Cristo de su Pasión, que se iba a consumar en Jerusalén:

"...et ecce duo viri loquebantur cum illo erant autem Moses et Helias visi in maiestate et dicebant excessum eius quem conpleturus erat in Hierusalem ..." Lc 9, 30-31

En Sevilla se habla transfiguradamente de la Pasión el año entero. Ahora, en Cuaresma, cuando se celebran los cultos solemnes de nuestras Hermandades y Cofradías, el Domingo 2º, cuando se reza en la Misa el Evangelio de la Transfiguración, el predicador se eleva sin darse cuenta a la cumbre de una contemplación que satisface, que rebosa con un destello de gloria en la palabra emocionada del orador: Estamos en un Tabor y nos extasiamos ante la gloria que nos convoca a la Pasión.

De monte a monte, del Tabor al Calvario, existe el hito intermedio del Monte de los Olivos, donde la faz respladeciente del Cristo de la Transfiguración sudó sangre de agonía ante los tres mismos apóstoles testigos que le vieron radiante en el monte de Galilea. En Getsemaní no comparecen Moisés y Elias, sino el Ángel de la Confortación; y el asunto de la pasión ya no es un tema remoto, profetizado, sino un cáliz doloroso que se debe apurar. Pedro no dice en el Monte de los Olivos -¡Qué bien se está aquí!, ni tampoco los dos Zebedeos dicen nada, ellos que respondieron -Possumus! cuando el Maestro les preguntó si serían capaces de beber el cáliz que Él iba a beber. No son capaces ni de velar una hora, sino que se rinden cansados y se duermen.

El Tabor es un destello, un flash de gloria que sorprende como un fogonazo de luz inesperada. Getsemaní es una escena ralentizada, a cámara lenta, donde el tiempo y las imágenes parecen casi estáticos.

En estos dos pasos de su Vida quiso el Señor tener testigos, para que lo contaran después, cuando comprendieran y supieran predicar la gloria sublime del Rostro radiante y el dolor abnegado de la Faz sangrante, del mismo Cristo, del mismo Señor al que verían, escucharian y tocarían, después de la Pasion, glorioso y resucitado.


Me puse a escribir esto al volver del besapiés de Jesús Nazareno, en la Hermandad del Silencio. Cuando entré en la iglesia, pasaban los últimos devotos a besar el pié de la imagen del Señor, un icono impresionante.

Al Señor, para el besapiés, lo revisten como a un rey, con túnica de terciopelo morado bordada oro, ceñida a la cintura con varias vueltas de un cordón dorado. En la cabeza luce las tres potencias (poder, sabiduría y gracia) figurando haces de luz radiante labrados en oro y pedrería. Sobre el hombro derecho lleva la Cruz de carey y cantoneras de plata, abrazada, en posición característica, con el asta hacia adelante y la cabecera con el travesaño a la espalda. Durante la estación de penitencia, la madrugada del Viernes Santo, los hermanos penitentes llevan la cruz de la misma manera, como el Señor, prolongando el estereotipo en una secuencia de caminantes crucíferos vestidos con el severo hábito negro de la Archicofradía.


Para la piedad sevillana es fácil la imitación plástica del modelo, lo mismo que es tan dificil para el alma cristiana asumir y vivir la llamada de Cristo para que carguemos la cruz diaria y le sigamos, una vocación árdua y dificil, imposible si no es sostenida y asistida por la gracia.

Los instantes de gloria de Tabor a la sevillana, esos que proporcionan las Cofradías a sus hermanos, son momentos de aliento, inyección de fuerza, aperitivos para resistir, espacios para reanimarse. Y en la espiritualidad del cristiano, del católico, también: Dosis de Tabor ante un Sagrario, el consuelo y la paz del corazón durante una meditación, las lágrimas reconfortantes de una moción espiritual, de unos segundos en los que casi se roza el Cielo o se penetra con luz nueva en el Misterio de Dios con nosotros: Son nuestras breves secuencias de Tabor para poder subir al Calvario.

Con Pedro, el apóstol arrobado, se exclama tantas veces -¡Qué bien se está aquí!; pero sabemos que el Tabor no es para quedarse.

Con los tres discípulos de Getsemaní nos dormiremos, inconstantes, pesados para la oración y la vigilia, temerosos ante la agonía, acobardados por la pasión cercana.

¡Cuánta gracia, cuánta virtud necesitamos para perseverar y subir al Calvario y abrazarnos al madero de la Cruz, donde nos espera Él!

Un trayecto, un itinerario cumplido, consumado, desde el Tabor al Calvario: ¡Si todos lo viviéramos, Señor!

+T.

sábado, 3 de marzo de 2012

Colegialismo pan-electoralista Papal


Un momento especialmente tenso del Vaticano II fue cuando Pablo VI se vio obligado a intervenir en el aula imponiendo su autoridad docente como Pontífice Universal sobre el Concilio, justamente lo que parecía quedar insuficientemente expuesto en el texto de la constitución de Ecclesia, la Lumen Gentium, cuyo contenido se vio modificado por la famosa Nota explicativa previa (véase al final del texto de la constitución dogmática, donde aparece, paradójicamente en el lugar de un apéndice y no precediendo al documento, como correspondería).

Como se sabe, la nota explicativa aclara algunos puntos sobre la autoridad y potestad universal del Papa, cabeza visible de la Iglesia y sucesor del Apóstol San Pedro, con respecto al tema de la colegialidad episcopal que, tal y como aparece en algunos párrafos de la Lumen Gentium, podrían suscitar equívocos o malentendidos al respecto. De todas formas, el postconcilio iría definiendo una nueva comprensión del episcopado, con nuevas formas de expresión del poder episcopal parcialmente colegiado, como las que se fueron creando en torno a la institución de las conferencias episcopales.

Fuera del aula conciliar hubo, a la vez y durante la celebración de las sesiones, un concilio paralelo, extra-conciliar pero conectado versatilmente con el aula, que recogía la opinión y la voz de los peritos, los teólogos, los consultores e incluso los periodistas y comentaristas, cuyo eco tuvo cierta repercusión indirecta en los miembros del Concilio, muy atentos a lo que se decía fuera del recinto basilical. Fue en ese medio donde se generaron especies como la del famoso 'espíritu del concilio', cuya indefinición propiciaba la adscripción de cualquier exceso, ya fuera idea o proyecto.

En esos medios, más que en el aula, surgió la idea de ver sustituído, más o menos pronto, el tradicional Colegio Cardenalicio auxiliar y elector del Papa por una nueva formación integrada por obispos (incluso 'todos' los obispos) que se hicieran cargo de la elección del Pontífice, dando así expresión a toda la doctrina que se iba elaborando sobre el episcopado y la colegialidad episcopal. Al fin (era la tesis) un cardenal en cuanto cardenal, propiamente, es quasi nada, mientras un obispo, en cuanto tal, es un sucesor de los Apóstoles y la cabeza de una 'iglesia particular'.

La inciativa corrió como una brisa gélida, amenazante, sobre las naves de la Basílica Vaticana, y pasó con el Concilio y su clausura. Sin embargo siguió circulando passim, y raro es el cura, el religioso o el estudiante de teología que no la haya oído, explicada o discutida, en clase de Eclesiología. Ahora parece que vuelve a salir, retomada con nuevos particulares, pero, en sustancia, la misma:

«Presidencialismo» papal y cónclave ampliado

El articulete del vaticanista Andrea Tornielli merece leerse. Tal y como refiere, esos son los aires que describen el ambiente y estado de opinión que se está formando, todo ello con el trasfondo de los vatican-leaks que han marcado la actualidad romana de estas últimas semanas: Una Curia alterada y cripto-movilizada, unos gestores curiales en entredicho, una opinión interna muy agitada y una atención externa voraz con apetito de más noticias y expectativas de algún escándalo. Todo esto en Italia, el epicentro de la vida de la Iglesia, enclave de sus organismos institucionales, con el Papa como centro y cabeza.

La tesis de conferir al Papa más autoridad dotando a su elección de más base representativa es una engañosa premisa de lo que puede ser un equívoco silogismo que se cierre con la conclusión de que el Papa adquiere su potestad por el consenso o la delegación de los obispos que le votan en un cónclave (o lo que fuera). La especie contiene en germen consecuencias que descompodrían en un instante la naturaleza misma del Papado tal y como se define en el magisterio y la doctrina católica.


¿Es ese el sentir de una minoría bien informada y opinante, o es la tendencia que se descubre/intuye en una mayoría todavía no del todo emergente?

El Pontificado Romano ha vivido durante su historia muchas y variadas vicisitudes, peligrosa unas, favorables otras, unas esclarecedoras y algunas envueltas en la confusión de las coyunturas y circunstacias del momento. ¿Estamos ahora al borde de una de esas encrucijadas de crisis?

Siempre temí el pontificado que siguiera al de JP2º, por lo que podría significar de confirmación, continuísmo o deriva. La elección de Benedicto XVI me pareció providencial, estando la situación como estaba, con los electores y los elegibles que formaron aquel histórico Cónclave.

Pero cada vez temo más el Cónclave que vendrá (Dios quiera que tarde) porque será, más que nunca, un cónclave con extra-cónclave paralelo, cuya conclusión no me atrevo a imaginar.

En el artículo de Tornielli se evidencia una comprensión politizada del Papado, su poder, sus implicaciones, todo impregnado de un espíritu mundano ajeno a la sacralidad eminente y sustancial de quien es por gracia de Dios (no por poder de los hombres) Vicario de Cristo y Cabeza Visible de la Iglesia.

Que ese estado de opinión, tan católicamente equivocado, se esté formando, se emita y circule desde Italia, es una preocupante, muy preocupante noticia que sólo en un futuro más o menos inmediato se desvelará con todas sus consecuencias (o con algunas, no menos preocupantes).

Oremus!


+T.

viernes, 2 de marzo de 2012

Parole, parole, parole...



Fue un éxito de Mina, allá por los 60-70, yo era un chiquillo, pero me acuerdo, después entendí la canción aquella, cuando fuí ya mayor: Era un diálogo de sordos, presuntamente enamorados, cada uno diciendo una retahíla de frases acostumbradas, él recita y ella canta, hasta que Mina rompe con su ¡...parole, parole, parole...! palabras, palabras, palabras...Se podría traducir también, más vulgarmente, estilo quasi bocadillo de comic, como 'bla-bla-bla'.

Ayer estuvo Mons. Fisichella en Sevilla, hablando. Dijo que si tal, que si cual, que si aquello, que si lo otro; un discurso mil veces repetido, mil veces oído. Le preguntarían preguntas otras mil veces preguntadas y respondería con respuestas mil veces respondidas. Como la copla de Mina, que él debe recordar mejor que yo, parole, parole parole...

El presidente del Pontificio Consejo alertó de que esta “nueva evangelización” pueda quedar reducida a una “fórmula abstracta”, por lo que habría que clarificarla desde el contenido, que radica en la persona de Jesucristo, “el mismo ayer, hoy y siempre”, y desde el método, que es el de la fe, traducida en vida sacramental, liturgia y vida de cariad.
(aquí)


Por ejemplo, el que estaba a su diestra en el estrado de conferenciantes era el rector del CET (Centro de Estudios Teológicos,de Sevilla), de chaqueta y corbata, un salesiano, liturgista, que obligaba a sus alumnos (seminaristas a punto de ordenarse diáconos o presbíteros) a asistir a una "misa" en la que explicaba la institución de la Eucaristía en el contexto de la cena de pascua judía (séder) celebrando una cena de pascua judía, tal cual, con cordero asado, lechugas con salsa agridulce y pan ázimo, todo ello preparado por unas monjas salesianas que estaban acostumbradas a preparar en su convento-residencia ese tipo de cenas-eucaristías: Se comenzaba con las oraciones, las lecturas como una misa, y se servía el cordero con los panes ázimos y las lechugas, se bendecían las copas de vino, y en el transcurso (comiendo cordero, pan y lechuga, y bebiendo vino) el profe consagraba el pan y el vino, y se comulgaba. Impresionante.

Lo estoy escribiendo y me está dando horror cuando lo escribo. No sé si el entonces profesor de liturgia, hoy rector del CET, que se sentaba en la conferencia de Fisichella a la diestra de Don Rino, seguirá celebrabdo ese rito, esa aberración litúrgica de su invento al que obligaba a sus alumnos. Tampoco lo sabrá Monseñor Fisichella, ajeno a estas cosas. Pero en la mesa, presidiendo, estaban los dos. Parole, parole, parole...

Por eso todo lo que se dijera me suena tan insustancial, tan desvalorizado, tan delicuescente...

Don Fisichella, además, clavó un rejón de castigo al clero sevillano y católico en general: Los fieles no van a Misa y se escapan de las iglesias por causa de los sermones y homilías tan malos, insoportables, mediocres, descomprometidos y mal pergeñados que predican los curas en las misas de los domingos. Eso dijo Don Fisichella. Y se quedó tan tranquilo. Y nadie le dijo mú.

¡Cómo le iban a decir mú, ni a poner un pero, siendo el comisario de la Nuevangelización! A un señor así, a un monseñor (perdón) se le dice amén por triplicado. Of course.

Como el discursete de Monseñor Salvatore Fisichella fue el jueves por la mañana, no sé si estaría en Sevilla el lunes y vería el Viacrucis del Consejo de Hermandades, con tantísimo público asistente, de toda edad y condición social, toda la tarde, hasta casi las dos de la madrugada, con Sevilla entera acompañando la imagen del Señor de la Salud, de la Hermandad de la Candelaria, que ha presidido el Viacrucis este año.

Si lo hubiera visto, Don Rino, razonable y teólogico, se cuestionaría (digo yo) qué tendrán los viacrucis que llenan las calles mientras las iglesias se quedan vacías (dice él) por los malos sermones de los curas.

Parole, parole, parole...¿No, Monseñor Fisichella?


+T.