miércoles, 22 de junio de 2011

¿Sí o No? ¿Y por qué sí? ¿Y por qué no?


Ya he confesado alguna vez que mi ideal episcopal, el obispo ideal que tengo en mente, es un obispo mártir con el importante matiz del martirio consumado. Por ejemplo, al que se ha celebrado hoy, San Juan Fisher de Rochester, le tengo una gran simpatía. A los demás, si son santos, les profeso la veneración debida, a unos más, a otros menos, a algunos la mera formalidad exigida por su inscripción en el Santoral; incluso hay Santos Obispos a los que ni siquiera conozco y meto en la Communio Omnium Sanctorum, y se acabó. De todas formas, estos prelados Santos no suelen ser problemáticos. Los problemáticos son los vivos y activos, los que ejercen actualmente el ministerio episcopal. Esos son los preocupantes, para la Iglesia en general y las almas en particular.

Por ejemplo, vean qué jaleo, qué lío, qué confusión, qué contradicción en menos de un mes:

1) Rouco dice que la 'Ley de muerte digna' no es una ley de eutanasia

2) Blázquez opina también que el anteproyecto no es una ley de eutanasia

3) La Conferencia Episcopal advierte de que la Ley de Muerte Digna, podría encubrir prácticas eutanásicas


Como Rouco y Blázquez son perros viejos (perdón: prelados con mucha experiencia, obispos con muchas tablas, he querido decir); como están duchos en el arte del capotazo, la verónica, el natural y el pase de pecho, dijeron eso pero dejaron abierta la gatera con alguna excusa (Rouco dijo que si él no había estudiado con detenimiento el texto, que sus colaboradores tenían una primera impresión, etc; Blázquez decía y seguidamente remitía a un ulterior estudio-documento de la CEE, etc...) La declaración de Rouco fue noticia el 26 de Mayo; la Blázquez es del 28 de Mayo, y la sospecha de la CEE se ha publicado esta tarde mismo, 22 de Junio.


Comentaban los avispados que la suspensión de hostilidades Rouco-Zp (es decir, Obispos-Gobierno sociata) se debía a la JMJ, para no enrarecer el ambiente, para no meter chinas en el zapato, para no crispar, en suma. Con la JMJ encima, a dos meses del evento, no convenía armar guirigays.

Pensábamos los conscientes - tampoco sin detenernos a estudiar la letra menuda del proyecto de ley, sólo conjeturando, desde nuestras primeras impresiones - que la ley de Zp era una ley eutanasista, con todas las flexibilidades, trampas, excepcionalidades y encubiertos, para que funcionara de hecho y con derecho como una ley de eutanasia. Adelantaba, además, pormenores escalofriantes como el aviso de que no se permitiría la objeción de conciencia de médicos y personal sanitario-hospitalario, detalle este suficientemente alarmante, a nuestro corto entender. Si yo lo conocía, seguro que Rouco y Blázquez también lo debían saber. Pero dijeron que no, que no había problemas con la ley, que de eutanasia nada. Eso dijeron.

¿Qué ha pasado? ¿No conocían bien el borrador de la ley de Zp y ahora sí? ¿No habían estudiado detalladamente el anteproyecto de ley y ahora sí? ¿Qué ha sucedido en estas dos-tres semanas? ¿Porqué la CEE sospecha y advierte ahora?

Pues resulta que ha sucedido que un seglar, con dos pares, ha publicado una estupenda, contundente y bien argumentada crítica a la ley de eutanasia encubierta de los sociatas de Zp. Algunos de ustedes habrán leído el artículo de Ollero, que corre por internete desde hace ya una semana:

Reflexiones ante el anteproyecto de ley español sobre el final de la vida

Se publicó en prensa nacional. Y a los pocos días se incluyó en uno de los boletines de Zenit, el enlace que he puesto.

Andrés Ollero Tassara es un señor, un sevillano, católico practicante, un reputado y experto jurista, un catedrático de los de verdad, de los que son conscientes de lo que supone semejante grado docente. Merece la pena leer su texto, aunque no se tengan rudimentos de jerga legal, porque se entiende con claridad lo que dice desde el principio, con sus argumentos. Aunque nos conste su fe, no arguye desde la fe, sino desde la razón y el derecho. Es un maestro exponiendo, examinando, distinguiendo, considerando, concluyendo.

Ha dado a nuestros mitrados (y a sus colaboradores, y a sus expertos) una sustanciosa lección de altísima competencia moral. Pienso.

Lo que las mitras no decían (por circunstancias, por accidentalidades, por malentendidas discreciones, por espúrias prudencias...???) lo ha dicho alto y claro Don Andrés Ollero, un señor que entiende.


¿Y ahora qué? ¿Dónde quedan las impresiones y el primer diagnóstico de las primeras cabezas de nuestra Jerarquía? ¿Se retractarán debidamente, entonarán un mea culpa? ¿Explicarán por qué aquella primera impresión? ¿Desconocían la mente del legislador, era la primera vez que se enfrentaban a una ley sociata encubierta o flagrantemente contraria a la Moral Cristiana, a la Ley de Dios? ¿Pensaron que esta, sobre materia tan delicada, iba a ser diferente? ¿No habían seguido los capítulos del serial de la crónica de una eutanasia anunciada en la agenda de Zp? ¿Desconocían las pre-legislaciones de cuño eutanasista gestadas, tramitadas y aprobadas en algunas regiones autónomas?

Triste, desalentador. Escribo todo esto en torno a la fiesta de Juan Fisher de Rochester, obispo y cardenal, y de Thomas More, ex-canciller, jurista, esposo y padre, los dos Mártires de la fe y la conciencia católica frente a una legislación inicua y el injusto poder de un criminal infatuado.

Si este pequeño episodio (que se olvidará) ha tenido como sub-episodio de fondo la JMJ (que también se olvidará), sería digno de más atento exámen y registro. Tal y como están las cosas, al nivel en qué están los procesos, el dia menos pensado le abren causa de beatificación a alguno de los implicados.

No me figuro que sirviera para mucho, desgraciadamente, como en otros casos (recientes casos). Pero a los conscientes nos recordará por qué no somos complacientes, por qué no aplaudimos, por qué no vitoreamos, por qué nos retiramos con displicencia, y no vamos, y no estamos, y no alentamos.

¿Me siguen Uds.?


+T.