domingo, 28 de octubre de 2012

Mensajes para todos

Los padres sinodales parece que han pillado un constipado otoñal de espíritu vaticanosecundista (tanta ventana abierta, tanta corriente de aire fresco) y han sufrido una vaticanosecunditis aguda, pero, en vez de estornudos, han lanzado mensajes, mensajes, mensajes. El formato de la mensajería es un mensaje con sub-mensajes; o - también podría decirse - un mensaje en porciones; si se dijera que es un mensaje troncal con coda de ramillete de mensajes, sería igualmente descriptivo. Resumiendo, el documento estornudado ha sido un plúmbeo y extenso Mensaje final al Pueblo de Dios de la XIII Asamblea General Ordinaria de los Obispos, dedicado al tema “La nueva evangelización para la transmisión de la fe”

  Para mortificación de mis sentidos y purgación de mis pecados, me he leído del tirón todo el papelorio. También he estornudado, mucho y estrepitosamente, con escalofríos, por la irritante excitación de mis mucosas ortodoxas, expuestas a la fresquísima aireación aperturista del mensaje sinodal.

El primer golpe (de aire) ha sido el mismo título del mensaje, oliendo a brisa del 65, con bouquet de inconfundible aroma a aquello que fue. Después, párrafo a párrafo, estornudo va y escalofrío viene, aprecio que ha habido un notable bajón redaccional, iuxta modum, diría yo. Desde luego, la brillante escritura de los textos concilares hace, por comparación, opaca y poco lucida la presentación de este mensaje, que parece manido, deja-vú. O - según otra impresión - como un 'copipega', con un poco de aquí y otro de allá, un recorte de este y un retal de aquel. Y no es que se diga de todo, pues lo que se dice está dentro del marco sinodal y su monotemática, sin bandazos (salvo los que caben en el susodicho espacio).

Del título dado a cada uno de los respectivos parágrafos, se puede extraer una sinopsis, un esquema sintético de lo expuesto:

1. Como la samaritana en el pozo
2. Una nueva evangelización
3. El encuentro personal con Jesucristo en la Iglesia.
4. Las ocasiones del encuentro con Jesús y la escucha de la Escritura
5. Evangelizarnos a nosotros mismos y disponernos a la conversión
6. Reconocer en el mundo de hoy nuevas oportunidades de evangelización
7. Evangelización, familia y vida consagrada
8. La comunidad eclesial y los diversos agentes de la evangelización
9. Para que los jóvenes puedan encontrarse con Cristo
10. El Evangelio en diálogo con la cultura y la experiencia humana y con las religiones
11. En el año de la fe, la memoria del Concilio Vaticano II y la referencia al Catecismo de la Iglesia Católica
12. Contemplando el misterio y cercanos a los pobres
13. Una palabra a las Iglesias de las diversas regiones del mundo
14. La estrella de María ilumina el desierto


Típico enunciado. Característico destilado elaborado en alquitara juanpablista, nectar neto de documento post-cociliar, de inconfundible marca. Se parece, suena, huele, a todo lo publicado en estos últimos 50 años, insistiendo en algunos particulares al gusto de la post-modernidad post-conciliar, como este parrafito del nº 10:

"...La nueva evangelización tiene su centro en Cristo y en la atención a la persona humana, para hacer posible el encuentro con él. Pero su horizonte es tan ancho como el mundo y no se cierra a ninguna experiencia del hombre. Eso significa que ella cultiva, con particular atención, el diálogo con las culturas, con la confianza de poder encontrar en todas ellas las "semillas del Verbo" de las que hablaban los Santos Padres (...)"
 

Concluyo con esta paradójica cita que el propio mensaje incumple, auto-contradiciéndose:

"...sólo desde la profundidad de un silencio que se pone como seno que acoge la única Palabra que salva, puede desarrollarse un testimonio creíble para el mundo. Sólo este silencio orante puede impedir que la palabra de la salvación se confunda en el mundo con los ruidos que lo invaden (...)"

 
Y otra más, así mismo elocuente:

"...Necesitamos que momentos de contemplación se entrecrucen con la vida ordinaria de la gente. Lugares del espíritu y del territorio que son una llamada hacia Dios; santuarios interiores y templos de piedra que son cruce obligado por el flujo de experiencias que en ellos se suceden y en los cuales todos podemos sentirnos acogidos, incluso aquellos que no saben todavía lo que buscan (...)"

Quedándome con la duda de qué puedan ser esos 'lugares del espíritu', 'santuarios interiores' y 'templos de piedra' con 'cruces obligados de influjos y experiencias' que resultan 'acogedores para quienes no saben qué buscan', expreso mi inquietud por lo que pudiera todo ello significar en la mente del corpus sinodal (o en las mentes de sus más conspicuos, ocurrentes, influyentes y hábiles sinodales).

Reconozco que quizá prefiera no saber, no concretar. Y mantenerme en la nebulosa de la suposición de que todo lo dicho en el mensaje es susceptible de ser versionado secundum la hermeneútica de la continuidad.

Aunque si todo lo del sínodo ha sido una recapitulación continuísta del Vat.2º en orden a la nuevangelización, entiendo que se precisará una doble conexión con el alambique de la hermenéutica susodicha. Es mi temor.

+T.