jueves, 1 de octubre de 2009

El Cachorro en Madrid y un tal Yago en Babia


Llamarse Yago tiene bemoles de snob y pijoterío cursi a la enésima potencia. Comprendo que uno no tiene culpa y que la ocurrencia suele ser del padrino de bautismo, o de papá, o de mamá. Pero dado que en católico vige que en la Confirmación te puedes mudar de nombre, perseverar en el Yago confirma la pijotera ocurrencia. Pues érase que se trata de un Yago, un tal Yago de la Cierva.

La cosa se supone al nivel del nombre "Yago" del susodicho; pero he aquí que el tal no es un pipiolo de tertulia y club a la violeta, sino que es un señor que peina canas, viste look gris-príncipe-de-gales y es no sé cuantas cosas, inclusive archi-universitario de Navarra. Pero a pesar de todo su caché (y del Yago) ha lanzado una novedad al aire que no se le ocurre ni al pamplinas más casquivano de la feria de las frivolidades.

Frivolidad pía, en este caso, porque el buen Yago fantaseaba con un "viacrucis". Un viacrucis (a parte el fiel o los fieles que lo recen y transiten) necesita muy poco para ser un viacrucis: Catorce estaciones erigidas y bendecidas, y ya está; que haya una cruz procesional o no, no es necesario. Necesarias son las 14 estaciones y las debidas disposiciones de los asistentes. Nada más.

Pero Yago (como su nombre indica) es hombre de "grandezas". Y si al Papa en el Coliseo de Roma para el más universal Viacrucis de la Cristiandad le vale cada Viernes Santo una cruz ligerita de palo pintada en negro, Yago estima que en Madrid capital de España una cruz así se queda cortita, es insuficiente. Y Yago ha soñado con un Viernes Santo en Madrid-JMJ-2011. No sé en qué o en quién piensa Yago, si en el Papa o en Yago (hombre con nombre y vocación de grandezas, ya lo dije ¿no?).

En Sevilla ha caído como una bomba la ocurrencia de Yago. Ayer tarde ya corría la novedad por los face-books: ¡Que llevan al Cachorro a Madrid para el encuentro de la Juventud!


El Cachorro en Sevilla es Sevilla, se podría decir, si no fuera en realidad que el Cachorro es Triana (y Sevilla un apéndice trianero, dicen del puente p'allá). El Cachorro es el Señor de Triana, Icon Sacratissima, Imago Sancta inter Sanctas. Un culmen, una cima, una apoteósis de la fe y el Arte Cristiano. Como - un poner - la Pietá del Michelángelo, esa que está en San Pedro del Vaticano; pues lo mismo (y sin exagerar). Por eso, imaginarse al Cachorro en Madrid es como - otro poner - figurarse a la Piedad de Miguel Ángel llevada de romería por Fuencarral hasta Malasaña. O algo así. Con la diferencia de que a la Pietá no le tienen devoción ni los mismísmos canónigos del Capítulo de San Pedro, y al Cachorro le rezan y le lloran y le cantan saetas hasta los vencejos de la Giralda con Triana y con Sevilla entera, córpore et ánima.



Todo lo cual hace suponer varias cosas, uséase conclusiones:

- que Yago no tiene ni idea, ni pajolera idea

- que Yago está falto de ideas, de adecuadas ideas

- que Yago tiene unas ideas que mejor que se las quiten (las ideas)

Yo propondría una rápida y discreta sustitución. Que metan a Yago en un avión y le busquen empleo en Nueva Zelanda, que dicen que están rodando El Hobbit y necesitan extras para los elfos, hobbits, enanos, orcos y trolls. De seguro que don Yago, como todo buen Yago, sabe manejar espada, mandoble, sable y florete. Faltaría más.

Y que deje de idear viacrucis, por fa-please.

En Triana, al estupor siguió la guasa con media sonrisita. Y el Hermano Mayor de la Hermandad del Stmº Cristo de la Expiración y María Santísma del Patrocinio, ya ha dicho, discretamente, lo que tenía que decirse:

«Quien quiera ver al Cachorro que venga a Triana»

Y no se hable más.

Hay cosas - deberían decírselo a Don Yago - que no se deben tomar a la ligera porque son de mucho peso, de mucho peso. El mismo que parece le falta a Don Yago...y eso que llamarse 'Yago' tiene que pesar (del 'de la Cierva' no diré nada).

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