Es mi opinión, claro. Pero lo que digo es verdad. Muchas poesías me gustaría haberlas pensado y sentido y escrito yo. De las de Fray Luís, casi todas; pero especialmente esta Oda a la Ascensión:
¿Y dejas, Pastor Santo,
tu grey en este valle hondo, oscuro,
en soledad y llanto;
y tú, rompiendo el puro
aire, te vas al inmortal seguro?
Los antes bienhadados
y los ahora tristes y afligidos,
a tus pechos criados,
de ti desposeídos,
¿a dónde volverán ya sus sentidos?
¿Qué mirarán los ojos
que vieron de tu rostro la hermosura
que no les sea enojos?
Quién gustó tu dulzura.
¿Qué no tendrá por llanto y amargura?
Y a este mar turbado
¿quién le pondrá ya freno? ¿Quién concierto
al fiero viento, airado,
estando tú encubierto?
¿Qué norte guiará la nave al puerto?
.
Ay, nube envidiosa
aún de este breve gozo, ¿qué te quejas?
¿Dónde vas presurosa?
¡Cuán rica tú te alejas!
¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas!
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Es incienso y arpa, voz y cítara, tan sentida. Si yo cantara flamenco, la cantaba por serranas, con guitarra.
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