martes, 27 de enero de 2015

Pecando (en femenino) contra el Espíritu Santo

Ayer tarde rezaba el Papa en San Pablo Extramuros por la unidad de los cristianos; hoy se atentaba sacrílegamente contra esa espectral unidad. Parece como una parodia irreverente, aberrante, pero al fin los anglicanos originales, los que nacieron del verraco insatisfecho Henry VIII Tudor, han consumado el pecado horrendo de ordenar obispo a una hembra, una feministona ambiciosa con antojo irreprimible de poder clerical.

Matizo que no siendo Iglesia y sin tener la potestad de conferir el Sacramento del Orden, lo que han hecho esta mañana en York es una patochada clericaloide herejética impropia, aunque le echen toda la pompa y circunstancia de la Gran Bretaña. Pero pecado hay, porque además de subsistir como tal confesión anglicana en la herejía original de su turbia fundación, los participantes, ella y sus complacientes co-jerarcas, no son ignorantes, ni inocentes. De lo que opine la suprema cabeza visible anglicana que es la Queen, no se sabe. Intuimos que mientras no peligre the Crown, la Queen firmará lo que sea donde haya que firmar y estampará su real sello, sin meterse en más complicaciones. Si unicamente ha alzado la voz en contra un clérigo discrepante y todos los demás asistentes han aprobado y el público ha aplaudido, la Queen, graciosamente, consiente y pásese página, que no están los tronos sobrevivientes como para sufrir escrúpulos religiosos. Doctores, además, tienen Oxford y Cambridge que sabrán discernir. O no. Pero qué más da, si el rito resulta políticamente femini-correcto, según la moda.

A nosotros, los católicos, la aberración nos afecta por contagio de proximidad y confusión, obra todo ello del desgraciado ecumenicismo vaticanosecundista, que degeneró muy pronto en un panfilismo de tragaderas tamaño Cloaca Máxima romana, capaz no sólo de codearse y simpatizar con lo más tradicionalmente anticatólico, sino incluso de propiciar el engendro de las convivencias inter-religiosas de Asís.

Así podemos asistir a escenas tan católicamente inimaginables como ver al Papa saludar con derroche de afectos a una hembra con traje clerical que es presidenta de no se que cosa de los herejes de no se donde. La foto es de ayer mismo, en San Paolo Fuori le Mura, donde rezaban juntos por la unidad:




Los anglicanos atentan contra el sacerdocio con toda irreverencia porque no saben qué es lo que nunca han tenido: Jerarquía sacerdotal.

Los católicos callamos...o aprobamos, consentimos o disimulamos porque estamos dejando de creer en el Sacramento del Orden, sus efectos y sus consecuencias. Por eso ya hay des-católicos a quienes les parecería bien que se ordenasen mujeres, también tenemos monjas degeneradas que lo reclaman como un 'derecho', incluso hay obispos poco-católicos que están 'abiertos' a la sacrílega ocurrencia.

El problema es de fe, de falta de fe, de pérdida de la fe católica y apostólica. El problema es eclesiológico, teológico.

Yo soy de los que todavía esperan que (como ese anglicano que se levantó y protestó) algún obispo católico, consciente de su sagrado munus episcopal-jerárquico, se desmarque de la piara episcopal silenciosa y condene y declare pecado contra el Espíritu Santo la aberración de las pseudo-ordenaciones de hembras anglicanas. Un pastor, ni más ni menos, que distinga al lobo y le quite el engañoso pellejo de oveja ecuménica.

Yo soy de los que creen y esperan y no tragan por mucho que edulcoren la pildorita venenosa con jarabe dulce de ecumenismo.

Huelga decir que si rezo por la unión, pido antes por la conversión, el arrepentimiento y la sanación espiritual de los herejes y cismáticos. Aunque lo vea cada vez más imposible, dada la falsa voluntad que demuestran perversiones como la que comento en este articulete.

Dios nos salve de la Reina y de sus hembras obispesas !!!


+T.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Terzio, en Argentina en general se considera el término "hembra", cuando es aplicado a una mujer, como algo un tanto peyorativo. A veces también se lo usa para resaltar que una mujer es muy voluptuosa. Sin embargo, nadie llamaría hembra a su madre, o a su hermana.

En sus posts he visto que cuando habla del tema de las mujeres en la liturgia o en la jerarquía, habla de ellas como "hembras".

¿Por qué? ¿En España no tiene la misma connotación?

Respecto de la Iglesia Anglicana, una pena. La High Church podría haber sido un puente para la vuelta de los anglicanos a Roma, pero creo que con esto han quemado las naves. Lo más llamativo es que parece que los laicos fueron los que más se resistieron al cambio...

Saludos,

El Macho.

Rigoberto Gerardo Ortiz Treviño dijo...

Stalin dijo "¿Cuántas divisiones tienen el Papa?" y preguntaría "¿Cuántas conversiones consigue este Papa lavando los pies de una musulmana; saludando el 25 de enero a una mujer con clergyman, plantando a los obispos pero reuniéndose con budistas? El ecumenismo no tiene sentido si no es en la unidad de la Única Iglesia.... no entiendo.

Raúl Benjamín dijo...

La imagen de una hembra de traje clerical es malísimo, pero no es lo mas malo, pues mire usted que por nuestra casa romana, el Pater, les recibe y abraza a estos de-génerados en audiencia privada... De verdad es que no hay mucho que esperar, humanamente, sino ya directamente en Nuestro Señor que le ponga orden a estos sin Fe.

Capuchino de Silos dijo...

¿Por qué pone Reina con mayúscula si no se refiere a Nuestra Señora?

Fortunato dijo...

Al fin y al cabo es una "religión" que surgió como consecuencia de un braguetazo de un rey.... provocado por alguna hembra que le indujo a divorciarse. Eso es ni más ni menos el anglicanismo, aunque a los anglicanos no les guste mucho reconocerlo. Las hembras al poder.

Anónimo dijo...

Pues una vez mas, los únicos en hablar con apostólicos y episcopales coj...arrestos han sido (y van...)los ortodoxos rusos y los lefes y cada vez que uno quiera ver si hay si aun sentido común (FE mas bien)en la cristiandad hay que leer lo que dice Econe y Moscú. Y aunque vuesa paternidad ya haya dejado claro que no es amigo de fatimistas. Pienso que por detalles como esos es que El Inmaculado Corazón sigue esperando que Rusia le sea Consagrada y al ver estas abominables acciones en la perfidísima Albión, quiera también nuestro desagravio

Anónimo dijo...

El Amor no es amado. Pobre Jesús. Pobre de nosotros.
Ven pronto Señor!!
quovadisfranciscum

Esperanza dijo...

En la Iglesia se enseñaba que fe y razón tienen un mismo origen, y la jerarquía actuaba en consecuencia. En la Era Primavera (post CV2) parece que se está en fase de exploración de las relaciones entre fe y locura. A la locura la llaman lío. Y actúan en consecuencia (un ejemplo sería la foto 2 del post, pero hay ejemplos más atroces). También los obispos “abiertos” al sacerdocio femenino son exploradores de la locura. Se juega a puenting sobre el abismo. De los herejes británicos, nada diré, hace 400 años que se les tiene fichados. Recemos por su conversión.

Gece dijo...

Solo las imágenes ya hieren. Entre lo aberrante y el esperpento.Penoso y preocupante la segunda, antes que ridículo.

Anónimo dijo...

http://elpais.com/politica/2015/01/27/actualidad/1422355975_624238.html

CruzYFierro dijo...

Para el que preguntó acerca del empleo del término "hembra".
Su uso, tal como lo hizo aquí el autor, es bíblico.
Así, en Apocalipsis, el vidente habla de "la hembra Jezabel".

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Coincido con lo de la falta de fe.
Totalmente.
http://icaro-recargado.blogspot.com.ar/

Anónimo dijo...

Ignacio B. Anzoátegui, escritor argentino, decía que el anglicanismo era una religión "nacida en la cama de un rey necesitado".
Andando todas estas centurias no quedan ni reyes como la gente y las necesidades presentes no alcanzan a militar en una conversación decente.
En todo caso, me es grato decir que aunque tuvieran tradición apostólica, que no la tienen, la ordenación de una mujer en cualquier grado del Sacramento del Orden es nula de toda nulidad, no sirve, no se confecciona el Sacramento por falta de materia apta.
Los canonistas y los teólogos coinciden en este punto -cosa de por sí bastante curiosa- y hasta lo dijo el Santísimo súbito Juan Pablo II.