jueves, 12 de noviembre de 2009

El juicio de los poderosos


Ayer se leyó como primera lectura de la Misa un texto de esos que sólo salen los dias "de feria", per Annum. Quizá porque sería un tanto temerario sacarlo como lectura dominical, y exponerlo a la "inspiración" del cura predicador de turno, como "tema" de su homilía. El texto es formidable:


" ¡Escuchad, reyes, y entended! ¡Aprended, jueces de los confines de la tierra!
¡Prestad atención, los que dominais multitudes
y estais orgullosos de esa muchedumbre de naciones!
Porque del Señor habeis recibido el poder,
del Altísimo la soberanía:
Él examinará vuestras obras y sondeará vuestras intenciones.
Siendo ministros de su reino,
no habeis gobernado con rectitud
ni respetado la Ley
ni habeis obrado según la voluntad de Dios,
Él caerá sobre vosotros en forma terrible y repentina,
ya que un juicio inexorable espera a los que están arriba.
Al pequeño, por piedad, se le perdona,
pero los poderosos serán poderosamente castigados.
Porque el Señor de todos no retrocede ante nadie,
ni lo intimida la grandeza:
Él hizo al pequeño y al grande,
y cuida de todos por igual,
pero los poderosos serán severamente examinados.
A vosotros, soberanos, se dirigen mis palabras,
para que aprendais la Sabiduría y no incurrais en falta;
porque los que observen santamente las leyes santas
serán reconocidos como santos,
y los que se dejen instruir por ellas,
también en ellas encontrarán su defensa.
Desead, entonces, mis palabras;
buscadlas ardientemente, y seréis instruidos."
Sab 6, 2-11

Una de las propiedades de la Sagrada Escritura es su perennidad. Pasan los hombres, corre la historia, mudan los tiempos...pero Verbum Domini manet in aeternum, la Palabra de Dios permanece para siempre. O como dice el Salmo "Veritas Domini manet in aeternum". Frente a la Palabra de Dios y su Verdad las cosas humanas, las hazañas y las fechorías de los hombres, son humo al viento o basura de estercolero.

¿Cuánto vale la clase política, los "poderosos" de hoy que se sientan en el banco azul, en los escaños de las Cortes, en los sitiales del Parlamento Europeo? ¿Qué "trascendencia" tiene un ministro, una ministresa, un poderoso con ordeno y mando en un sillón ministerial o gubernamental o super-judicial? ¿Y un super-magistrado internacional? ¿Y un presidente de organismo supra-nacional, mundial?

Medidos con los metros que ellos establecen por decreto ley y consenso de todos ellos, miden lo que ellos quieran medir, porque son ellos quienes arbitran los metros y las medidas y los reconocimientos y los meritazgos y los galardones. Ellos inventan y disponen. Lo mismo decretan la neo-iconoclastia anti-crucifijista que dictan leyes que definen bueno lo malo y malo lo bueno. Prescindo de poner ejemplos, tantos y tan abrumadores.

¿Qué les pasará a esta gente, a nuestros poderosos? Pasará que seguirán pasándolo muy bien, entre ellos mismos. El destino de los "hombres satisfechos" mientras dura el tiempo de sus satisfacciones, las que ellos se han preocupado procurarse, es un espacio-tiempo de disfrute, de pisar fuerte, de autoafirmación, de autosuficiencia, de un constante "aquí estoy yo" . Hasta que se acaba el tiempo y se les cumple el plazo.

¿Y luego qué? Pues señores mios, luego eso que dice la lectura de Sab 6 : "...los poderosos será poderosamente castigados..." Sí señores.

Hay días en Misa, con algunas lecturas, que cuando el lector dice al final -"Palabra de Dios" parece que suena más, que es más vibrante la respuesta de los fieles presentes: - "Te alabamos Señor"; o el Deo Gratias tradicional, "Gracias a Dios"!

Gracias a Dios por estas cosas, por estas estas palabras que enseñan, por estas profecías que avisan, por estas lecturas que ponen en su sitio a los que han usurpado los sillones del poder.

Claro que, por otra parte, como esos "con poder" no van a Misa, no se enteran de las lecturas, no escuchan esa doctrina, no se dan por recibida esa profecía.

Desde luego, si alguno de esos estuvo ayer en Misa, se le haría un nudo en la garganta y un revoltillo en las tripas.

¿Que en quién pienso? Uff...En tantos, en tantas...En esos, si, claro: Los mismos (o casi todos) en los que Uds. piensan.

& .

1 comentario:

filosofo rancio dijo...

Pues para los que no somos poderosos, esa palabra de Dios es como un bálsamo, una promesa de Justicia de Dios ante tanta leyes, decretos, reglamentos,... injustos y canallescos que sufrimos día a día y contra los que no podemos hacer nada, siente uno la tentación del odio, no digo la de tomarse la vengaza por su mano, porque ni a eso podríamos llegar. Pero sabemos que llegará el día en que se juzgue no con la justicia de los hombre (en la que ya nadie cree), sino con la Justicia de Dios, y eso consuela y llena de esperanza.