

El rey dijo a Ester: "¿Qué tienes, reina Ester? ¿Qué es lo que quieres?
¡Incluso la mitad de mi reino te será concedida!". Est 5,3.
« Le maître, qui vit le feu prêt, s'est dépouillé immédiatement, et se mit tout
nu en sa chemise... Il ne trembla à aucun moment, bien qu'on le tire et
bouscule. Ils l'ont pris pour le lier au poteau, et lui, souriant et joyeux, se
laisse faire. Ils lui attachent les mains, mais il leur dit : « Dieu sait qui a
tort et a péché, et le malheur s'abattra bientôt sur ceux qui nous condamnent à
tort. Dieu vengera notre mort. Seigneur sachez que, en vérité, tous ceux qui
nous sont contraires par nous auront à souffrir »
La madre Amparo - setentona, gordona, con su toca y su hábito gris - se presentó: Había estado cuarenta años de misionera; cuando llegó, el país se llamaba Alto Volta, cuando lo dejó era Burkina Faso. Le pillaron allí los últimos años de la colonización, los años de la independencia, y desde entonces hasta que volvió, hace cinco años.
Comenzó a hablar sobre las doce y veinte (la Misa empezó a las doce); a la una menos diez seguía la madre Amparo, misionera, contando cosas del Alto Volta y Burkina Faso. El cura se removía en el sillón, se quitaba las gafas, se tapaba la cara con las manos, dijo tres "...ejem, ejem, ejem...!!!" desde su sillón, y la madre Amparo, impertérrita, seguía al micrófono.
A la 1 menos ocho minutos ( a continuación había otra Misa a la 1 ) el cura tomó medidas drásticas: Mandó a un monaguillo - ocho años, vestido de colorado, gafitas, tímido, chiquiturro - a decirle a la madre Amparo que acabara ya ; terminantemente. El monaguillo se fué junto a la madre Amparo, se plantó junto a ella, y muy suavito le tiraba de la falda a la monja. A estas alturas de la plática de la madre Amparo, con el cura a punto de la apoplejía y la escenita del monaguillo, la gente se lo estaba pasando bomba...pero deseando que acabara ya la reverenda con su relato.
Extracto del relato de la madre Amparo hasta que el monaguillo que le mandó el cura la interrumpió:
- Llegó al Alto Volta con treinta años
- vivió con otras misioneras en una choza de un poblado; tuvieron que dispersarse para abarcar más territorio de misión; a ella le tocó vivir en un pobladito de unas cincuenta familias, donde compartía media choza con una familia de padre, madre y cuatros chiquillos que habitaban media choza; la otra mitad era para la madre Amparo, una cabra y dos gallinas
- enseñaba a los niños francés; curaba en un dispensario; ayudaba a las ancianas del poblado; iba con las mujeres a recoger agua a 12 kms. del poblado; daba catequesis a los niños; rezaba
- se tuvo que venir de la misión porque, al poco de cumplir setenta años, enfermó y su Congregación religiosa le mandó venirse de vuelta a España y dejar su puesto en Burkina Faso a otras misoneras más jóvenes
- desde que llegó a España pertenece a una comunidad de su misma Congregación, en un asilo de ancianos y enfermos de alzheimer, en Sevilla
- todos los dias se acuerda de su gente, sus hermanos, que dejó en su aldea de Burkina Faso, y reza por todos
- necesitan recursos para mantener abierta la misión
.............. (y llegó el monaguillo) ....................
Era el relato de una vida, toda una vida; tan dificil de resumir y trasmitir en menos de una hora, enmedio de una Misa de Domingo, un dia del Domund.
Eran sus memorias de África. No era un relato de aventuras, ni de amoríos; tampoco había paisajes fascinantes, ni fauna salvaje. Eran las memorias de un África tan verdadera como la pasión de la madre Amparo: Un testimonio que no cabía en tres cuarto de hora porque se desbordaba desde un corazón que se había entregado a una Misión.
Lo pequeño unido a lo infinito (que es eterno) suma infinito (y lo eterno).
El monaguillo que mandó el cura a la madre Amparo estaba intentando parar una infinita eternidad de pasión hecha misión.
Ayer, el Domingo de la colecta del Domund para las misiones, en mi Parroquia.
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El culto de las imágenes sagradas conlleva otro culto distinto pero incorporado al estrictamente litúrgico, pudiéndose distinguir y definir como otra forma de iconodulía.
Me refiero al culto, exaltación, honra, etc. que el iconógrafo o artista en general tributa personalmente a Dios con su obra. Entiendo que es una extensión del "Caeli enarrant gloriam Dei, et opera manuum eius annuntiat firmamentum..."/"Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento la obra de sus manos.." Sal. 19,2. participado por el hombre, que proclama a Dios con su obra y anuncia sus maravillas.
No saco estadísticas porque no tengo capacidades sistemáticas para esas labores, pero calculo que son cuatro o cinco los programas que se emiten cada semana en la tele sobre esotérismos y adláteres. Entre los temas recurrentes que forman parte del menú de esos espacios, siempre aparece algo de contenido cristiano, directa o referencialmente.
"Dios mio da tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a los humildes con rectitud...
...Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.
Que viva y que le traigan el oro de
Saba,
que recen por él continuamente
y lo bendigan todo el día.
Que haya trigo abundante en los campos,
y susurre en lo alto de los montes;
que den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra."
Las imágenes del video de la Filmoteca Vaticana me resultan archi-familiares. Y emocionantes, muy emocionantes.
La fecha de apertura era todo un símbolo, una dedicación, una memoria: El 11 de Octubre se conmemoraba el Concilio de Éfeso y se celebraba la fiesta de la Divina Maternidad de la Virgen María, la Theotokós.
Hoy, aquella Iglesia que sorprendió y entusiasmó al Orbe, protagoniza un tiempo de confrontación, también universal.
Y sin embargo es la misma y, en cierto sentido, más auténtica porque es signo de contradicción, como su Señor.
Dos consejos:
- Santiguarse cuando Juan XXIII aparece dando su Bendición (hoy que es también la memoria litúrgica del Btº Juan XXIII)
- Pedir que el Papa vuelva a usar la Tiara, que es su ornamento, y a sentarse en la sedia gestatoria, que es su transporte.
De todas formas sin tiara y sin sedia lo critican igual, y a nosotros, los pobres y los humildes, nos han privado de un poquito de gloria en la tierra al quitarle signos de gloria a nuestra cabeza visible (que es también negarsela a la Invisible...por lo pronto).
Y una obligación: Compárese la Iglesia que entró en el Concilio con la que salió de él. Y saquen pañuelos para enjugar el llanto.
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Cuando negamos o afirmamos algo de cosas inferiores a la Causa suprema, nada le añadimos ni quitamos. Porque toda afirmación permanece más acá de la causa única y perfecta de todas las cosas, pues toda negación permanece más acá de la trascendencia de aquel que está simplemente despojado de todo y se sitúa más allá de todo
Jerez de la Frontera. Plaza de San Dionisio, Monumento conmemorativo de la Proclamación del Dogma de la Asunción. |