lunes, 30 de abril de 2012

Defender la fe / Dignificar el culto


Hace tres años, publiqué aquí, en ExOrbe, este articulete: Pio V: La fe y el culto Comentaba y reflexionaba a propósito de San Pio V y del admirable cuadro de Michele Parrasio, una preciosa obra digna de estar expuesta al culto y no en un museo (además no suele estar a la vista, pues se encuentra entre las pinturas del fondo-depósito del Museo del Prado --> --> aquí puede verse el cuadro en formato mayor).

Entre otras cosas, decía que celebro dos veces al Santo Papa del Misal Tridentino, el 30 de Abril (novus ordo) y el 5 de Mayo, como se celebró siempre hasta la remoción postconciliar. Y le tengo afecto a las dos oraciones, la que trae el Misal del 69 y la del Misal Tradicional.

Así reza la de hoy, 30 de Abril:

Deus, qui in Ecclésia tua beátum Pium papam ad fidem tuéndam ac te dígnius coléndum próvidus excitásti, da nobis, ipso intercedénte, vívida fide ac fructuósa caritáte mysteriórum tuórum esse partícipes. Per Dóminum...etc. Amen.

En el Misal español:

Señor, tú que has suscitado providencialmente en la Iglesia al papa San Pío para proteger la fe y dignificar el culto, concédenos, por su intercesión, participar con fe viva y con amor fecundo en tus santos misterios. Por nuestro Señor Jesucristo...Amen.

Los conceptos que en la oración propia identifican la obra de Pio V, los que le definen como un hombre santo y providencial para la Iglesia, son dos: la protección de la fe y la dignidad del culto, dos acciones promovidas con especial dedicación y excelentes frutos por el Papa Ghislieri. Por su anterior oficio de inquisidor, sabía bien dónde radicaba el mal de la iglesia de su tiempo, dónde, pues, había que aplicar el remedio: En la doctrina y en la liturgia. Pio V, que es, entre todos los de su época, el Papa de Trento, fue no sólo consciente sino también agente; comprendió y actuó, examinó y corrigió, diagnosticó y curó. No todos saben conjugar las dos acciones. Y son muy pocos los que lo hacen bien, integrando una acción en la otra, y viceversa.

Cuando el Papa Benedicto XVI, en varios documentos, insiste en la sentencia antigua 'lex orandi, lex credendi', está sintentizando en cuatro palabras aquello que hizo tan admirablemente bien San Pio V. Todos los católicos conscientes queremos que reviva, con toda su fuerza y solidez, esa convicción, con todas sus consecuencias.

Al postconcilio se le achaca, entre otros males derivados, la descomposicion de la unidad integrante de doctrina y culto. Podríamos discutir sine die qué mal sobrevino primero, si por la deformación de la liturgia devino la degeneración de la doctrina, o si por la perversión de la teología se llegó a la banalización del culto. ¿O fue, acaso un fenómeno simultáneo, derivado, sincopado, recíproco, sin solución de continuidad entre uno y otro, por crisis de todo el centro axial de la Iglesia? Porque lo que se cree y lo que se adora, la confesión de la fe y su expresión formal, es algo sustancial, fundamental, básico.


Esto que entendió Pio V en su época, no se ha entendido (no se ha querido entender?) en el postconcilio. A veces, recopilando hechos, datos, memorias, parece como si se hubiera trabajado en sentido contrario: Deconstruir, demoler, desestructurar, debilitar, desencajar, son verbos, conceptos que se agolpan si se examina y juzga la teología y la liturgia del último tercio del siglo XX. No digo que todo haya sido así, pero sí mantengo que el ánimo imperante, general, ha jugado con esos anómalos 'ideales', cuyas consecuencias padecemos.

Compartir lo que digo, es estar persuadido de que sólo una labor actualizada como la de San Pio V, dignificando el culto y protegiendo la fe, podrá librar a la Iglesia de la ruína que la amenaza.

Distíngase que las dos acciones necesarias, sine qua non, son ambas ad intra, se tienen que realizar dentro de la Iglesia, no son actividades ad extra, son operaciones internas.

Mientras, con un cuerpo medularmente enfermo, con un organismo necesitado de urgente intervención médico-quirúrgica, el impaciente paciente prefiere irse de jmj's, años de fe, nuevangelizaciones y demás saraos. Si me explico. Si me entienden. Si se quieren enterar.

Termino con la oración antigua, que habla de un elemento obviado en la del nuevo Misal: El enemigo, que acecha (en todo) y del que tenemos que librarnos para que el mal se remedie. Récenla también:



Orémus
Deus, qui ad conterendos Ecclesiae tuae hostes, et ad divinum cultum reparandum, beatum Pium Pontificem Maximum eligere dignatus es: fac nos ipsius defendi praesidiis, et ita tuis inhaerere obsequiis; ut omnium hostium superatis insidiis, perpetua pace laetemur.
Per Dóminum nostrum...Amen


Oh Dios, que te dignaste elegir por pontífice máximo al bienaventurado Pío V para destruir a los enemigos de tu Iglesia, y para reparar el culto divino, defiéndenos con tu protección para que libres de las asechanzas de nuestros enemigos gocemos en tu servicio de una paz perpetua y estable.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Ex Voto

+T.

domingo, 29 de abril de 2012

Malevolencia


No cesan de aparecer noticias sobre la proximidad de una solución canónica del contencioso Roma-FSSPX, señal de que las cosas avanzan y el final deseado por los buenos parece vislumbrarse, gracias a Dios.

Gracias a Dios pero no gracias a los hombres que - se supone - son de Dios y hacen (o deben hacer) el trabajo de Dios. Por ejemplo estos que han preparado y publicado este video que rezuma malquerencia y mala predisposición, vean:



Si, como se ha dicho por algunos sitios, esta agencia de RomeReports está gestionada (directa o indirectamente) por un muy conocido grupo eclesial, sorprende que hayan olvidado sus propias referencias, aquellos orígenes, sus años primeros, cuando probaron lo que era ser malconceptuados, malcomprendidos, malmirados, malqueridos. Todo eso que en la historia de la espiritualidad se conoce como "la contradicción de los buenos", un particular que ha hecho reflexionar a más de uno, concluyéndose que, en muchos casos, esta contradicción de los buenos, la persecución ejercida por los buenos, sería uno de los signos que acompañarían a las buenas instituciones, buenas iniciativas, buenas renovaciones, buenas fundaciones, buenas obras de los santos; no de todos pero sí de muchos.

Echando un vistazo a la Historia de la Iglesia y al Santoral, se podría hacer un interesante florilegio bastante bien ilustrado con ejemplos de contradicción de los buenos sufridos por los (más) buenos. Sin ir más lejos, cuando el Papa Benedicto XVI proclame dentro de poco - Deo volente - a nuestro San Juan de Ávila Doctor de la Iglesia, estará confirmando solemnemente la vida y obra de un sacerdote denunciado por los buenos, cuya denuncia pagó con un penoso, deshonroso y desacreditante presidio de tres años y pico en las cárceles de la Santa Inquisición, en el Castillo de San Jorge, en Sevilla: Tres años preso, sin fama y vilipendiado como sacerdote y como católico, acusado de hereje y señalado como enemigo de la fe y de la Iglesia.

O, si se prefiere un episodio más cercano en el tiempo, piénsese en el caso de San Pio de Pietralcina, denunciado y perseguido por hombres buenos, por eminentes hombre de iglesia, algún Papa incluso. Además está profetizado:
"...El discípulo no es más que el maestro ni el servidor más que su dueño. Al discípulo le basta ser como su maestro y al servidor como su dueño. Si al dueño de casa lo llamaron Belzebu, ¡cuánto más a los de su casa!" Mt 10, 24, ss.

A final, se entiende todo como dentro de los planes regidos por la Divina Providencia, como una purificación querida por Dios que los hombres virtuosos cumplen contra los Santos (sin saber que lo son). Como, por otra parte, no dudamos de la bondad de estos grupos de Iglesia que mantienen su antipatía contra los buenos (y la difunden, además, como se prueba en ese youtube de RomeReport), como , iba diciendo, nos consta la virtud de estos persecutores, valoramos mucho más esta descarnada aversión, estas estocadas tan bien dirigidas, con una punzante ironía que escuece ahora tanto como les tuvo que doler a ellos mismos cuando les tocó ser la diana de todos los dardos. Lo que nos extraña es que no se hagan esta misma reflexión, que no caigan en la cuenta de estar cumpliendo, sin advertirlo, esa antipática misión.

Pero he aquí que la diana parece estar en el campo, ya está puesta y bien fijada. Iba a decir que como un San Sebastían atado al laurel de Apolo, esperando en el jardín del Palatino las saetas de los nubios:

Ecce FSSPX! Carguen, apunten, ¡¡fuego!!

Y me parece que no me equivoco si preveo que el cañoneo va a ser formidable. Del estilo de eso que los avezados llaman 'fuego amigo'. Para echarse a temblar. Pero, como canta el himno, ya vienen, ya avanzan, ya tremolan las banderas, los estandartes, las enseñas del Rey. Y las portan quienes las portan, y no otros. Los otros están cargando la cañonería, la artillería de los amigos.

De estrambote, he dejado para el final el comentario sobre los comentarios que escupe el periodista. No sé quién será ese pelagatos que aparece subtitulado como periodista de La Croix; deberían haberle puesto, mejor, 'sicario de La Croix', porque el mameluco escupe vitriolo cada vez que abre sa bouche. Pero incluso en este reptiliforme intencional se descubre que es el resentimiento, no otra cosa, lo que falsea los hechos.

¿Tan despreciable, tan insignificante, tan risible es la FSSPX? ¿Entonces por qué el empeño del Papa? ¿Por qué las conversaciones a dos bandas? ¿Por qué el revuelo en el mundo eclesial, en Roma y fuera de la Urbe? ¿Por qué todo eso que desbarra el vipérido periodista galo? Dice:

"...En Francia tienen unos 100.000 miembros, muy poco respecto a los 5 millones de católicos franceses que van a Misa los domingos. También tienen unos 215 sacerdotes, más o menos el 2% del clero francés. Así que es un movimiento muy pequeño y muy típico de Francia."

Habría que responderle que no es cuestión de cantidad, sino de cualidad: Cómparense los 215 sacerdotes de la FSSPX con el resto del clero francés, obispos incluídos, y conclúyase.

Lo más chocante, sin embargo, es el final del reportaje, una especie de concentrado de tristitia boni alieni, de lo más repugnante y reactivo:

"...Según varios observadores, aunque el superior de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X acepte la oferta del Papa, es probable que otros líderes lefebvrianos se opongan. Lo que levantará nuevos vientos de cisma. Eso sí, un cisma dentro del movimiento tradicionalista: Un cisma entre quienes quieren volver a Roma y quienes siguen pensando que son ellos y no el Papa los que deciden qué es auténticamente católico y qué no lo es."

Y al punto, he recordado, incontinenti, el Salmo 2, aquel versículo:

"...quare fremuerunt gentes et populi meditati sunt inania / por qué se amotínan las naciones y los pueblos planean un fracaso..."


El discernimiento espiritual es un gran don, una de las gracias que derivan de los 7 Dones. Cuando veo y oigo cosas como las que salen en ese youtube, me pregunto si tan afectados estamos, si es tan grave nuestro estado, que no tenemos ni sentido para apreciar quiénes son los buenos y quiénes los malos, quiénes los sanos y quiénes los enfermos, quiénes los ciegos y quiénes los que han conservado la vista sana.

Tu autem, Dómine, miserere nobis!


+T.

Impotencias ?


A los que sentimos y sufrimos una especial preocupación litúrgica, nos ha afectado la publicación de dos noticias, ambas significativas y sintomáticas:

- la revisión previa a la publicación del nuevo Misal para México y Centroamérica

- la carta del Papa Benedicto a los obispos de Alemania con motivo de la introducción/corrección del 'pro multis' en la fórmula de consagración

Desde el momento en que se autorizaron las versiones del Missale Romanum en lenguas vulgares, el totum revolutum subsiguiente estaba asegurado. No sabemos si los entusiastas perpetradores de la reforma litúrgica vaticanosegundista adivinarían que en el periodo de 50 años que nos separan de la promulgación de la Sacrosanctum Concilium, el Misal Romano de 1969 va ya por la tercera edición-corrección-ampliación, con equivalentes adendas y corrigendas en cada una de las respectivas lenguas vulgares a las que se vertió.

Es interesante notar que en la noticia, tal y como ha aparecido en los medios, se menciona la extrañeza que la nueva versión del Misal para México y Centroamérica ha causado en la sede de la Congregación de Culto y Sacramentos, donde se han preguntado si para esas correcciones y/o innovaciones era preciso una edición nueva y completa del Misal, una pregunta, por cierto, bastante inquietante si significa que la Sgdª Congregación prefiere inhibirse y dejar la decisión en manos de la conferencia episcopal correspondiente; preocupante también si es que denota la voluntad de la Sgdª Congregación de dejar las cosas como están y mejor no menearlas (véase la segunda parte y cuestion de este articulete).

Las novedades más notables, las que los fieles advertirán en la nueva edición del Misal para México y Centroamérica, serán las referentes a los 'saludos', con (supongo) la sustitución de -"El Señor esté con vosotros" por -"El Señor esté con ustedes", como ya se dice en muchos sitios (en nuestras Canarias y por algunos sitios de Andalucía, también). El detalle no es una minucia si se entiende que esta expresión, hasta ahora, ha sido la preferida por los practicantes de 'liturgias vivas y acercadas a la realidad del pueblo', como una forma de 'encarnar' el lenguaje litúrgico según la manera de hablar de la gente de la calle, superando la corrección léxico-gramatical e imponiendo esa otra forma más vulgar y corriente. Por su parte, el clero más respetuoso con las normas litúrgicas vigentes, ha significado su actitud más obediente y conservadora manteniendo la expresión tal y como aparece en el Misal español de Pablo VI.

Si ahora esas formas se incluyen en la nueva edición, ¿será una alternativa para elegir, según prefiera el sacerdote celebrante usar la anterior o escoger la nueva, o será una fórmula fija y obligada impuesta por la nueva edición?

La cuestión parece absurda, como una paradoja de Alicia en el País de las Maravillas, porque si la desobediencia litúrgica y la creatividad espontánea se ven finalmente aprobadas, adoptadas, editadas, impresas e impuestas, ¿por qué no continuar con la anterior manera como opción válida en tanto que viva y en uso por quién la prefiera? Y si es así, o será al contrario, ¿para qué entonces la introducción de novedades en textos y ediciones que se han demostrado meramente auxiliares y orientativas para unos celebrantes insumisos que han preferido hacer su liturgia al margen de rúbricas, prescripciones y fijaciones?

No me sorprende, pues, que en Roma se hayan extrañado. ¡A buenas horas mangas verdes! De los nuevos prefacios que también se anuncian, no sé si serán algunos para las misas de la Virgen, o de algún santo. Espero que no sean los de las 'plegarias eucarísticas' suízas con matices de teología de liberación, "...para quien se siente explotado y oprimido", como reza una de ellas. También espero que no se refieran a las 'anáforas' para las 'misas de niños', otro invento proclive al esperpento que se introdujo en la segunda edición española del Misal.

Al final de la comunicación de prensa, aparece una relativa explicación del caso: Que en otras partes de Iberoamérica ya se han publicado nuevas ediciones, en Colombia, en Chile, en Venezuela, en Perú, en Bolivia, en Uruguay, en Argentina, en Paraguay. ¿Tantas diferencias caben a la hora de un Misal en una misma lengua? Me dirán que sí, pero yo entiendo que no.

Sin embargo, para que no se piense que observamos todo con lupa negativa, destaco algo bueno: La corrección de la fórmula de la consagración con la introducción del 'pro multis / por muchos' en vez del 'por todos los hombres', algo que el Papa Benedicto mandó hacer y que felizmente parece haberse encajado sin resistencia ni reticencias en los misales hispanoamericanos. Y con esto, enlazo la segunda parte del articulete.

La otra noticia , la carta del Papa al episcopado alemán, es un caso más grave, en cuanto que interviene en persona el Santo Padre y lo hace con y para los obispos de su país natal, con los que se supone tiene más entendimiento por evidentes cercanías y empatías. Aquí se puede leer una traducción en español de dicho documento: Carta de Benedicto XVI a los obispos alemanes sobre el 'pro multis'

La traducción (que agradezco) no es muy pulida, pero merece la pena leerse porque, breve y sustancialmente, Benedicto XVI expone y argumenta claramente el motivo y el quid de la cuestion:
"...la Santa Sede decidió que en la nueva traducción del Misal las palabras 'pro multis' deben ser traducidas en cuanto tales y no, al mismo tiempo, ser interpretadas. La simple traducción 'por muchos' debe reemplazar a la interpretativa 'por todos'.

El texto acompaña la indicación litúrgica con una reflexión exegético-cristológica, a manera de catequesis, dice el Papa, razonando los motivos escriturísticos y teológicos que fundamentan la decisión, con algunas referencias al momento del post-concilio en el que se hicieron esas traducciones del Cánon de la Misa que ahora se quieren rectificar. No necesita explicarse que si el Papa escribe, expone e insiste es porque en Alemania los obispos no se han mostrado favorables a substituir la fórmula actualmente en uso por la otra corregida que quiere el Santo Padre. Una resistencia muy significativa en cuanto que supone la prevalencia del criterio de una conferencia episcopal sobre lo dispuesto en Roma.

Sobre lo mismo, esta mañana leí con interés este otro artículo publicado en Vatican Insider que refuerza el valor y la oportunidad de la carta del Papa al episcopado alemán: ¿'Por muchos' o 'por todos'?

Sin decirlo expresamente, el autor del artículo parece sugerir que Benedicto se ha dirigido a los obispos alemanes teniendo en mente (en la intención) también a los obispos italianos, que mayoritariamente (171 en contra y sólo 16 a favor) no aprobaron la corrección querida por el Papa en la edición del misal italiano. Es decir, que lo que escribe Benedicto en directo a los alemanes, se lo dice también indirectamente a los italianos.


¿Impotencias? Pienso que sí. La fuerza de las conferencias episcopales y sus diferencias con Roma afloran en episodios como este, además de otros que se soslayan, o se tapan, o se disimulan, para no dejar ver la tensión de la situación. Un tension que en algunos puntos ya es desgarro quasi patente.

Históricamente se pueden encontrar mil momentos de parecidas tensiones con sus anejas consecuencias, nada nuevo para la Iglesia, nada que temer en cuanto que la misma historia demuestra la reversibilidad de muchas situaciones, el cambio de las coyunturas, la resolución de muchos conflictos y la reasunción convenida de múltiples pareceres encontrados.

Sin embargo yo destacaría el profundo desorden y malestar que el desajuste post-conciliar sigue propiciando, cincuenta años después. Y con la perspectiva de que todo seguírá problematizado, puesto que son los mismos textos conciliares los que motivaron los cambios que hoy se quieren rectificar, y que la resistencia a Roma se justifica desde instituciones eclesiales nacidas del Vaticano2º, ejerciendo una autonomía que se distancia de Roma, aproximándose a la desconexión y dejando temer en el proceloso horizonte el espectro de la ruptura, Dios no lo permita.

Puede que la prevención me haga extremar la lectura de los hechos, pero si alguien se atreve a hacer una interpretación optimista de esta actualidad, ¿quién se aleja más de la realidad, el que teme por lo que ve o el que aplaude por lo que está viendo?

+T.

jueves, 26 de abril de 2012

Percepciones


Existe la subjetividad en la percepción, es bien sabido, con un margen tan amplio que abarca la genialidad en un extremo y la insuficiencia mental en el polo opuesto, tal y como sucede en la realidad. Pero convengo en que hay un espacio medio, un nivel medio de percepción , una cota en la que confluyen la mayoria de los perceptores inteligentes que valoran lo percibido con un acierto correspondiente a su realidad. Así se define, precisamente, el concepto de verdad en la filosofía escolástica: Adaequatio rei et intellectus.

Cuando veo que en blogs estimados como serios se ponderan cosas como esta, me planteo la cuestión de si no habrá una percepción equivocada, insuficiente, distorsionada o degenerada de la realidad, de la cosa en sí. Miren la cosa y juzguen Uds. :



¿Qué les parece? A mí me parece disparatado. No comprendo como un sacerdote, con recta intención ministerial/pastoral, se puede prestar a un montaje como el que trasluce ese vídeo. Percibo algo anómalo, desajustado, con imágenes y palabras que inducen al error. Les confieso que he sentido algún escrúpulo sobre si era prudente poner en el blog el youtube, contribuyendo a su publicidad. Pero como lo hago en tono crítico y desaprobatorio, he pensado que valía como oportuna ilustración, como hacemos otras veces en Ex Orbe.

El sacerdote protagonista del vídeo no es propiamente 'exorcista', no tiene nombramiento canónico para desempeñar ese ministerio, por lo menos que a mí me conste. Lo poco que me consta de él es lo que extracto de lo que publica en su blog, que algunas veces (pocas) he visitado, no sé si Uds. han tenido el gusto. Lo de este youtube lo he sacado de un blog católico al que tengo por respetable y serio (a pesar de las manías extrañas de su autor: letras-tipos en insufrible rojo vivo, muy molesto cuando aplicas la vista para leer, y el veto para enlazar artículos, copiar textos y guardar fotos, todo ello no sé por qué (ni lo pregunto)).

Además del vídeo, trae esa foto que he puesto de cabecera - ignoro si será la portada de un libro o la carátula de un dvd - y enlaza con una web que incluye la misma versión filmada y algunas cosas más: Véase aquí.

El youtube es llamativo, porque alterna tomas reales con otras que parecen sacadas de un film de terror-ficción, del estilo de las pelis que se pusieron de moda cuando el exitazo de aquel best-seller insufrible y blasfemo del código, un petardazo literario que enriqueció al avispado pseudo-escritor y sus editores. Hay gente que piensa que se puede hacer negocio con todo; yo no sé si estariamos en un caso de eso mismo. No me gusta ni pensarlo, mucho menos sugerirlo.

Me siento incómodo, a disgusto, con ese catolicismo que se sostiene con dieta de apariciones, exorcismos y apocalipsis. Pienso que es una patología de la fe, con las etiologías que sean. Sé que es difícil de curar, porque en muchos casos se trata de recónditos refugios donde susbsiste una fe traumatizada, casi siempre por razones y motivos dignos de compasión.

Por supuesto no tienen que convencerme de que existen las apariciones, las posesiones y obsesiones diabólicas, los exorcismos y los milagros. Ya lo sé, y lo sé muy bien, con referencias no comunes que me imponen una grave reserva. Por eso no entiendo un tratamiento ligero, una exposición pública que deriva en espectáculo, en género de atracción y diversión para gente ávida de emociones fuertes.

El diablo, para la gente de nuestra post-modernidad, no es el tentador, el enemigo del alma y adversario de la iglesia, sino un personaje del mundo de la ficción literario-cinematográfica, uno más entre la galería de Drácula, Frankestein, Freddy Krueger y Jason el de Viernes 13.

Aun suponiendo que se expone y se trata con con un mínimo de seriedad suficiente ¿Se puede alentar todo esto, es moral, es cristiano? Yo pienso que no es bueno, que es enfermizo y poco serio, que puede dañar espiritualmente, que puede escandalizar a la gente poco formada, impresionar negativamente a los débiles de fe.

En alguna instantánea del youtube, incluso me parece apreciar que el propio protagonista queda como perplejo por la reacción y expectación de la gente, como si percibiera que el asunto le supera.

¿No lo perciben Uds. así?

+T.

miércoles, 25 de abril de 2012

Filtraciones


Tengo y mantengo una muy buena impresión/opinión del Cardenal español Don Julián Herranz, un personaje discreto sobre el que el Papa ha descargado un asunto de suma discreción sobre una grave indiscreción. Así se anuncia en la comunicación que se ha conocido hoy mismo:

Notificación de la Secretaría de Estado

En este tipo de comisiones, importa mucho quiénes sean los oficiales colaboradores que prepararán los informes, dossieres, documentos, testimonios, pruebas, que terminarán en las manos de los Emmºs. Srs. presidentes de la comisión, que decidirán y redactarán el documento-informe final que será presentado al Papa, con las conclusiones que sean. El valor y el peso del trabajo dependerá mucho de esos subalternos, al servicio del Cardenal Herranz.

¿Curiales que investigan a otros curiales e informan sobre asuntos turbios de curia? ¿Se presumen válidos, capaces, eficaces, sinceros, certeros, competentes, veraces? Se presume, sí. La Iglesia, aun en los casos más anómalos, sean de fuero interno o externo, presume bondad, virtud y recta intención, unos mínimos, por lo menos.

Sin embargo, el asunto que le toca investigar al Cardenal Herranz es sumamente espinoso, en cuanto implica a las más altas instancias, administraciones y departamentos de la Santa Sede, incluída la Secretaría de Estado. Lo ocurrido estos últimos meses ha sido algo inaudito, síntoma alarmante de graves desajustes internos en la curia, personales y hasta puede que institucionales.

Cuando la información es un valor, en sí o relativo, saber antes, o más, o mejor, se convierte en una baza que algunos usan en el juego del poder, con más o menos habilidad, acierto, efectos y consecuencias. Lo que pudiera valer referido al mundo, sus negocios, tramas y laberintos, tocante a la Iglesia se sujeta (debería sujetarse) a normas de inspiración sobrenatural, muy delicadas a la hora de entreverar con formas y materias que no son compatibles al 100% con los ideales evangélicos y la tradición apostólica.

Cuando el Señor dijo "...vuestra palabra sea sí, sí, o no, no", o cuando predicaba "...nada hay oculto que no llegue a saberse...lo que os digo al oído predicadlo desde la azotea", o cuando enseñaba "...sed sencillos como palomas y astutos como serpientes", cuando advertía que "...los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz", revelaba una doctrina dificil de compaginar con protocolos de corte diplomático y procedimientos de cancillerías.

Sea lo que sea y como sea que fuere, a los encargados de los asuntos oficiales de la Santa Sede, se les escoge para eso y para eso se les prepara. Si al final les vence el espíritu del mundo y lo mundano se impone sobre lo espiritual, la obra resultante aplastará lo santo y dejará emerger lo pecaminoso, con daño espiritual inmediato y daño material a más corto o largo plazo. Las ventajas que se hayan pretendido fuera del orden de la santidad y el bien espiritual, serán pompas del mundo, pago de vanidades con capital del banco de los hombres, que suele ser, la mayoría de las veces, plata de la bolsa de Judas o réditos del banco del infierno.

Conque el cardenal Herranz tendrá que apechar con un encargo antipático, deberá zajar un abceso purulento y maloliente, y va a tener que chocar con más de uno. Dios le conceda un buen ángel auxiliar-extra-coadjutor.


Bajando a un plano más común, más vulgar, diré que las filtraciones existen y las hay en todos los niveles, donde menos te esperas, con sorpresas la mar de chocantes porque quien menos te imaginas, quien no debiera saber absolutamente nada de nada, un día, en un rato, te suelta tres o cuatro comentarios sobre algo que le deja a uno estupefacto, con el asombro en la cara y la interrogación en la mente: ¿Cómo habrá gente que se atreva a contar esto, a decir esto, a comentar esto? Gente de Iglesia, además, gente del clero, para más preocupación, gente de curia, para mayor desasosiego y malestar del que recibe, por indirecto conducto, la pequeña o gran noticia de lo que sea o vaya a ser.

Una perniciosa página que presume de millones de lectores se ha ganado fama, precisamente, a costa de indiscreciones de curias, alardeadas con desvergonzado desparpajo, para sonrojo de muchos, compromiso de algunos y diversión del resto de los millones de lectores del mentidero, un salón friki-católico de la peor casquería infra-informativa. Tan lamentable como cierto.

¿Se pondrá orden, se impondrá el orden? Quizá en las esferas que examinará el Cardenal Herranz, sí, por lo menos por algún tiempo, durante unos meses, o unos años; Dios dirá. Cuánto más dure la disciplina del discreto sigilo y la prudente reserva, mejor para todos. Recemos para que se logre.

Pero en el mundo de la prensa-paonazzo eclesiástico-clerical, los frenos no serán tan posibles, porque dependen de la buena voluntad, rectitud y virtud de sus responsables.

Dificil, pues, el asunto, porque en esos medios se evidencia a diario la constante irresponsabilidad de sus actores/autores.

&.

martes, 24 de abril de 2012

Todos abusan, quienes menos se espera, también


Tocante a la liturgia, siento una profunda aversión al abuso caprichoso. Y no me refiero ya a la profanación o el sacrilegio cometidos por los 'creativos' pseudo-liturgistas postconciliares y demás panda des-católica, el viento los barra y los sepulte en le Mar Rojo con el Faraón y sus carros, amen, amen. No me refiero esta vez a esos. Me refiero ahora a los que van de súper-reverentes oficiales pero te montan un altar en cualquier sitio y celebran una Misa en donde sea.

Miren Uds. esto:

Los pro-vida de Denver celebran una Misa frente a la sede del Parenthood

Cuatro tablas para un improvisado altar, dos metros de raso morado, un aparato de megafonía, dos reclinatorios y los cuatro elementos imprescindibles para celebrar. Más una tropa de creyentes mentecatos con un reverendo mentecato al frente.

Los imbéciles, los cretinos, las histéricas y los bobos de baba pululan por todos sitios, por los grupos de católicos tradicionales también. No hay publicadas - que yo sepa - estadísticas geográficas, pero da la impresión de que por algunos pagos existe una mayor concentración de estos elementos, que, sin ser malos per se, son capaces, sin embargo, de ridiculizar, esterilizar y paralizar cualquier cosa, hasta las más serias, graves y trascendentales.

La culpa, en estos casos, suele ser del pastor que guía al rebaño, no por cañadas oscuras, sino por caminos de irrisión y valles de ridiculez, con vara y cayado de cartón con espumillón dorado y lentejuelas.

Subir al Mont Blanc para celebrar una Misa, es una sacrílega imbecilidad merecedora de suspensión a divinis y seis meses en manicomio; celebrar un sacramento en el fondo del mar con ropa de buzo es una profanación demente que merece pena canónica de por vida; exponer a la irreverencia y/o la profanación lo más sagrado desacredita y descalifica al incompetente que se presta a hacerlo.

Será que el que esto escribe tiene muchas llagas abiertas, muchos malos recuerdos, muchos tristes episodios presenciados, que por eso es hiper-sensible al caso. Mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa !!!

Si el aparentemente grave y reverendo padre con calva venerable no está convencido de que la Misa hay que celebrarla dentro de una iglesia y no en mitad de la calle, si no es capaz de convencer a sus entusiastas providas de que eso es lo conveniente, algo falla, algo no funciona bien en la intención y el ministerio del susodicho reverendo father. Y - por supuesto - en la autoridad de sus superiores que dejan hacer consintiendo o no toman medidas y corrigen al irreverente clérigo y sus extravagancias.


Parece como si existiera en algunos el muy errado juicio de que los abusos son tales sólo cuando los cometen otros, o que el hecho de ser católicos tradicionales o pro-life les exime de toda norma y les dota de privilegios e inmunidades para hacer todo lo que se les ocurra.

Entiendo que son precisamente estos círculos quienes deben mostrarse más rigurosos tocante a las celebraciones litúrgicas, teniendo muy claro que las excepciones valen para casos como el hundimiento del Titanic, y poco más.

No sé si lo entenderán, supuestas las capacidades de juicio que demuestran no tener.

+T.

domingo, 22 de abril de 2012

Generación Wojtyla / Generación perdida


El juanpablismo fomenta la 'juanpablomanía' (afición/afección desordenada por las cosas del beato JP2º) y también la 'juanpablolatría' (veneración excéntrica, desmesurada y desordenada del beato susodicho). El fenómeno con sus epifenómenos se alienta y promociona desde círculos de reconocida filiación juanpablista, así como por determinados entes de interés (no diré económicos, ni comerciales, ni nada de eso, porque son términos groseros que no me gusta usar).

El último 'juanpablazo' (i. e. exitazo promocional-comercial juanpablista) es este montaje escénico-dramático-musical que ya circula por Italia, una obra muy inspirada en las archi-publicitadas tendencias y aficiones del beato Wojtyla, tan escénico y dramático él mismo:



Por lo que se ve en el youtube, por el entusiasmo de chicos y chicas que hablan de su 'experiencia', la cosa va de lo que va, sin más profundidades. Lo paradójico es que a veces te encuentras con que los entusiastas del hit-parade juanpablista son de los mismos círculos que en los años 70 abominaban de la 'ópera rock' (perdón por el exabrupto) Jesucristo Superstar, siendo ahora lo de Wojtyla más de lo mismo de aquello, en formato incluso más avanzado, porque el tiempo no pasa en vano.

A mí me parece otro exceso más en torno al que decían y aclamaban 'magno-santosúbito', incluso me parece blasfemo el cartel italiano que anuncia el espectáculo, que parafrasea en su título el versículo del Evangelio "la Palabra se hizo carne" alterándola y deformándola en "la Parola si fa música / la palabra se hace música". Si esto mismo lo hubiera hecho un artista postmoderno, hubiéramos clamado ¡blasfemia, blasfemia!, pero como es un teatrillo rock sobre el beato magno JP2º, a los chicos neocons les parece estupendo y aplauden la ocurrencia y hasta sufrirán paroximos de entusiasmo wojtyliano, clímax de emoción magno-juanpablista, ataques de histeria escénico-papapolaco. Y cosas así.

Uno de los promotores, el director musical del engendro, Raffaelle Avallone, dice que:

"Hay que hablar a los jóvenes en el idioma que ellos comprenden. No se trata de cantar la misa en latín o con la guitarra como se hace en las iglesias".

Pero me temo que pronto se cantarán en las iglesias las cuchufletas rock del drama escénico juanpablista, con guitarritas, en la Misa. Me imagino, por ejemplo, a las chicas nenas-monjas de Lerma, con sus sayas de blue-jeans y sus pañoletas, tocando y cantando los números del músical rock. No sé cuándo se harán y se cantarán las primeras adaptaciones pseudo-litúrgicas (todo cabe en la neo-liturgia, como muy bien demostró el mismo magno-beato JP2º), pero pronto aparecerán.

¿Qué será lo siguiente? Cualquier cosa. Cualquier cosa de lo que ya hay, quiero decir, porque estos elementos de 'nuevangelización' copian lo que hay fuera, plagian los recursos del mundo con la ilusa intención de que lo que engancha a los jóvenes vale para evangelizar a los jóvenes, sin distinguir ni deslindar planos ni referencias, como si todo valiera para todo.

Algún día, alguno de estos avispados promotores neocons montará un parque temático Jmj's o crearan una Juanpablolandia, con atracciones espirituales y bono de conversión con extra-esperiencia espiritual y flipa en colores.

El dia menos pensado, ya lo verán Uds.

+T.

La caza real


Cuando desaparecieron Don José María Pemán, Don Pedro Saínz Rodríguez y los otros pocos monárquicos inteligentes, sabios, históricos, perdimos una clase privilegiada que no se ha renovado. Siempre he visto en la ausencia de grandes monárquicos una de las mayores y más peligrosas debilidades del status político de la España actual.

Gente de la talla de los que acabo de citar, Saínz Rodriguez y Pemán, fueron una especie de custodios-mentores de la monarquía, desde el destronamiento de Don Alfonso XIII hasta la proclamación de Don Juan Carlos. Desfortunadamente, no han tenido herederos.

De aquella generación de monárquicos, hay que destacar que sus convicciones políticas iban acompañadas (precedidas) de una firme profesión católica y una neta conciencia española/hispánica, y entendieron que la mejor definición político-social para el futuro de España se garantizaría por y con la monarquía como institución de referencia.

Lo que ha sucedido estos días atrás, sólo se entiende desde la errática perspectiva de una sociedad sin conceptos históricos, por la pérdida de auto-conciencia, un vacío quasi ontológico que se rellena con viento de mentideros de internet, modas de esquina, rejones de micrófono, portadas de revista y titulares de televisión.

Cuestionar las entradas y salidas del Rey puede ser justo y necesario dentro y a partir de cierto entorno familiar-institucional, un nivel que circunscribe a unos pocos selectos por proximidad dinástica o por responsabilidad estatal, y a nadie más. Pasar de ese límite, bajar de ese nivel, denota desafecto por la Corona y deslealtad con las personas.

La publicación de lo de la cacería, la agitación de los medios por el anecdótico incidente, si fuera una maniobra tramada por la siniestra post-marxista del psoe y cía, apestaría lo mismo pero se entendería ajustada a la indignidad de sus inductores. Lo que sorprende es ver a neocones pperos y gacetilleros afines pringando en el plato, al borde de la iracundia jacobina.

Las revoluciones acabaron con la nobleza de sangre como clase, pero no consiguieron que desaparecieran las monarquías como formas de identidad histórico-nacional. Los estados que las han conservado, se enriquecen con un patrimonio de inmenso valor, digno de admiración y preservación constantes, permanentemente, en todo tiempo y bajo cualquier circunstancia.

Ser Rey de España no es cualquier cosa. Que lo sepa el Rey, importa. Pero importa tanto (o más) que la gente sepa que al Rey no se le pasa revista.


+T.

jueves, 19 de abril de 2012

Siete años


El tiempo vuela, y cuanto más años cumples, más rápidamente se van para no volver, acumulando un pasado cierto, un presente efímero y un futuro indefinido, aunque marcado por los hechos ya cumplidos. Los siete años de Bendicto XVI, que hoy se cumplen, se sujetan también a lo dicho.

El otro día, no encontré suficiente motivación para escribir nada; llegar a los 85 años es asunto personal, para celebrarlo a solas o en familia, no merece alboroto, aunque comprendo el festejo (siendo dificil de equilibrar la fiesta y el incordio tratándose de un octogenario). Pero hoy sí merece recordación especial que hace siete años fue elevado a la Sede de S. Pedro, una semana de años que ya ha sido marcada con suficientes hechos para hacer de este un pontificado memorable.

Tengo la impresión de que el tiempo, en cuanto vaya pasando, irá magnificando el paso de Benedicto XVI, tanto como, por otra parte, irá ajustándose a sus proporciones, peso y medidas reales, no figuradas ni ficticiamente aumentadas, la época del beato (precipitado) Juan Pablo IIº. A estas alturas, siete años después de aquel demasiado largo periodo, se van entendiendo muchas cosas, se desmontan otras, otras ya han caído con estrépito, se temen más derrumbes y se valoran propiamente unos cuántos momentos, actos y documentos, en los que parece notarse más al Ratzinger celoso, vigilante y prudente, que al Wojtyla entusiasta, desmesurado, comunicativo, multitudinario, escénico y empático. En este sentido, comentábamos el otro día, en una tertulia, que vale más la ratzingeriana Dominus Iesus, solamente, que todo el lote de documentos de JPIIº.

Siete años de independencia, también dignos de celebrar. Yo mismo supuse que la impronta juanpablista modelaría el pontificado que le siguiera, siendo su sucesor una especie de calco en tono menor. Gracias a Dios, desde que se impuso el nombre, todos advertimos que el muy discreto Papa Benedicto pisaba con huella propia, que no le cabían moldes, que su personalidad se definía distinta, no en contra de su predecesor, pero sí absolutamente diferenciado en estilo exterior e interior, en palabras, modos y hechos, también en la forma de relacionarse y verse relacionado, de cerca y de lejos. Con un ligero y eficiente soplo, la espesa, omnipresente y abarcadora sombra de su predecesor, fue desapareciendo, desdibujándose.

Aunque todavía - entiendo yo - perdure demasiada juanpablolatría, uno de los efectos más de agradecer de estos 7 años, es el haber estructurado un pontificado independiente, el haber disuelto suavemente el mito megalómano del papa-milenium (permítome el concepto, si no académico sí descriptivo).

No estoy diciendo que se haya disuelto el 'juanpablismo', que ese es otro problema, dependiente, sobre todo, de la propaganda de 'recurso al pasado' que mantienen y sostienen los grupos eclesiales favorecidos y patrocinados entre 1978 y el 2005. Tanto más cuanto algunas de estas instituciones emblemáticas del juanpablismo o han caído o están siendo objeto de una profunda revisión durante este septenio benedictino, proyectando una vaga reluctancia implícita que flota en el ambiente, en la misma curia romana y otros medios e instituciones eclesiales.

Si en varios análisis publicados durante estos días unos pocos comentaristas reducen la obra de Benedicto XVI a una especie de labor de purificación-desinfección institucional y espiritual de la Iglesia, quizá también se esté soslayando interesadamente otra evidente acción, más profunda: La rectificación de la procastinación del papado anterior.

Con el concepto de 'hermenéutica de la continuidad' se ha emitido, una inteligente clave, valída para recibir adecuadamente la herencia del Vaticano II sin colapsar la vida y la historia de la Iglesia.

Junto con todo, quizá sea la restauración de la liturgia tradicional y la decidida voluntad de reintegrar canónicamente a la FSSPX lo más significativo de estos siete años, por lo menos para el catolicismo consciente de la deriva y descomposición sufridas por la Iglesia entre 1965-2005.

Sin embargo, constará también en la crónica de estos años de pontificado la resistencia de los grupos des-católicos, aun minoritarios, pero cada vez más movilizados, emergentes en algunos países occidentales, cuya consolidación significaría a la larga, en un futuro más o menos próximo, la consumación del cisma formal, que ya existe de facto.

Aun si esto sucediera (Dios no lo quiera), los años de Benedicto XVI quedarán registrados como una fecha referencial en la historia de la renovación y restauración de la Iglesia.


Oremus pro pontifice nostro Benedicto.

R. Dominus conservet eum, et vivificet eum, et beatum faciat eum in terra, et non tradat eum in animam inimicorum eius.

(Pater, Ave, Gloria)

Deus, omnium fidelium pastor et rector, famulum tuum Benedictum,
quem pastorem Ecclesiae tuae praeesse voluisti, propitius respice:
da ei, quaesumus, verbo et exemplo, quibus praeest, proficere:
ut ad vitam, una cum grege sibi credito, perveniat sempiternam.
Per Christum, Dominum nostrum. Amen

+T.

martes, 17 de abril de 2012

Tantas nuevas, cada vez más buenas


Será porque la noticia es de las que marcan una época y distingue tiempos pasados, dejándolos atrás por el presente que se impone y el futuro que se vislumbra con nueva claridad. Van a ser - espero, esperamos - dias, semanas, meses de muchas buenas nuevas:

Esta mañana, en Vatican Insider, esta era la más reseñable, de hace unos días:

Lefebvre: la respuesta al Vaticano

Esta tarde, era esta otra, de hace unas horas:

Lefebvriani, la risposta positiva è arrivata

Y en otros medios, lo mismo. Parece como una contra-reloj, a ver quien publica antes, a ver quien se adelanta y cuenta más o sabe más.

Me gustan - of course!- estas ansiedades tratándose de lo que se trata.

A ver si todo se ajusta cuanto antes, a ver si por fin se marca este hito, tan deseado por los buenos como odiado por los que están perdiendo (o ya han perdido, por desgracia) su conciencia católica.



Adeamus ergo cum fiducia ad Thronum Gratiae!

+T.

domingo, 15 de abril de 2012

Ver y tocar


Ha sido una de las sentencias que más veces me han dicho, en tono admonitorio y corrector -"Santo Tomás, ver y tocar". Me lo decían, efectivamente, cuando tocaba algo con, digamos, consecuencias: Volcar, tirar, romper, estropear, manchar, mancharme. O también, simplemente, tocar por curiosidad. Si me lo decían mis tías mayores, no me molestaba; si me lo reñían mis tías jóvenes, me irritaba especialmente. Cosas mías. Pero es verdad que me gustaba tocar, ver y tocar (como Santo Tomás).

Mi tía favorita, mi predilecta, conocía mi inclinación y me la consentía: Me dejaba abrirle todos los cajones de las cómodas, escritorios, roperos, y los baúles, los arcones, las alacenas, la despensa: Todo. Hasta el cajón de la mesilla de noche y los de su tocador. Ver, tocar. Y oler. Un día metí la nariz en un bote de cristal tallado, precioso, que se había quedado manchado por dentro por un resto de esencia de jazmines que se fue consumiendo y dejó un poso reseco, parduzco. Le habían echado amoníaco, para que disolviera aquello. Llegué, le quité el tapón de cristal y (ajeno a lo del amoníaco) aspiré hondo, para oler el especioso aroma de jazmín reseco, sssssniiifffffff...Y me caí de espaldas, aturdido y lagrimeando, y escuchando el recriminatorio -"¡Santo Tomás, ver y tocar!" (además de oler).

A Santo Tomás le debemos estar agradecidos porque se atrevió a decir y hacer lo que a muchos les pasa por la cabeza y les gustaría hacer, aunque no lo digan ni lo hagan: Ver y tocar.

Comprendo que me digan, que me expliquen y prediquen que, satisfechas esas dos apetencias visuales y táctiles, la fe queda relativamente desvalorizada, con poco mérito. Yo respondo que no, en absoluto. Por lo menos en el caso de Stº Tomás, vidente y tocante, nuestra fe en Cristo resucitado queda satisfactoriamente confirmada y testada. Además, desprendo por el versículo de Lc 24, 38-40 que no fue Tomás Dídimo el único que tocó, sino que otros, además de él, también tocaron (y vieron):

Pero él les dijo: -"¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo." Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies.


Y San Juan, en el exordio de su primera epístola, lo confirma:
"...lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida"  IJn 1,1

Es decir, que San Juan también tocó y, por supuesto, vio. Lo recalca, incluso, enfatizando. No en vano Verbum caro factum est, el Verbo se hizo carne, carne visible y tangible que fue vista y tocada después de su Santa Resurrección, para que la impresión recibida por los Apóstoles y los Discípulos fuera efectiva, satisfactoria, corroborada por la acción de los sentidos externos que informan a la inteligencia según ese proceso fascinante que es el acto del conocimiento racional humano, todo eso que se estudia en la epistemología (que nunca me gustó estudiar).

Lo que pasa es que el pobre de Stº Tomás dudó y dijo en voz alta su duda. ¿Los otros no dudaron? No sé qué decir. De lo que dicen los SS. Evangelios se deducen actitudes variadas, imagino yo que cada uno reaccionó muy personalmente, pero dubitantes hubo, más de uno, aunque la duda se achaque, por título, a Stº Tomás.

Lo que pasó, también, es que Stº Tomás no estuvo cuando la primera aparición y se resistía a creer lo que le contaban, no recibió la impresión primera de los que sí vieron al Resucitado (y seguro que algunos también lo tocaron), quedándose suspenso en ese intervalo de emoción que no rompe porque no ha probado, no ha sentido.


Y ya como corolario: ¿Qué hubiera sido de la iconografía pascual si no hubiera habido duda, desafío visto y tacto de Santo Tomás, el Dídimo? Tantos relieves, frescos, lienzos, tallas, grabados que no habrían enriquecido nuestro arte cristiano, embellecido iglesias y afamado museos, desde Silos a Orsanmichele, desde Verrocchio a Salcillo, desde Alejo Fernández al Caravaggio, tanta belleza sacro-emocionante.

Conque verán Uds. que estoy dispuesto a montar todo un alegato pro-Tomás y su comprobación. Le estoy, en suma, muy agradecido.

Llegado a este punto, al 'ver y tocar' se me van sumando una serie de dípticos, de parejas de palabras, todas en relación con aquello: Ver y tocar, tocar y sentir, sentir y creer, creer y temer, temer y amar, amar y rezar, rezar y esperar, esperar y vivir, vivir y ansiar, ansiar y aspirar, aspirar y tender, tender y subir, subir y llegar...

...Y al fin ver y tocar.


+T.

sábado, 14 de abril de 2012

Resentimientos, remordimientos, cargos de conciencia con retraso y falsa inculpada


Lo que podría haber sido (¡debería haber sido!) el testimonio agradecido por una vida salvada , se ha vuelto la vengativa persecución contra la parte más debil de una trama con suficiente argumento para un serial de telenovela.

La parte más débil, la parte rota, por donde han herido, ha sido una monja octogenaria, presentada por la prensa y los medios como la autora responsable de un caso de tráfico infantil, sustractora intimidante de un bebé recién nacido y dadora de este en ilegítima y sórdida adopción. Semejante presentación hace imaginarse un monstruoso perfil criminal cercano, en fisonomía y carácter, a una especie de Cruela de Vil. Pero la anciana de 84 años que compareció el otro día ante el tribunal y los implacables flashes de los fotógrafos era una monja desgastada, enferma, vestida con un pobre hábito azul, como tantas otras hermanas suyas que se pasan la vida en hospitales, orfanos, residencias de ancianos y colegios: El mismo tipo, la misma figura, el mismo estilo que el de una de esas monjas que sirven comidas en los comedores de cáritas. Todas saben mucho, y guardan un discreto silencio sobre muchas cosas que han sabido, que les han contado, que han vivido como co-protagonistas o que han acompañado como co-sufrientes. Ahora todo eso se les puede volver en su contra, como este caso demuestra.

¿Es que se pueden dar, pueden surgir, existen entre nosotros monstruosidades monjiles de abyecta condición, obscuras criminales de thriller de terror? Yo, entre los cuatro y los siete años, pensaba que sí.

Cuando entré en el colegio de RR. MM. Teatinas, con cuatro tiernos e impresionables años, yo era un primogénito híper-mimado, con llamativa cabezota rubia, unas gafas descomunales y botas ortopédicas. Entonces, una parte notable de todas mis frustarciones, tráumas, néuras, aversiones y terrores infantiles se focalizaron en las RR. MM. Teatinas, especialmente en un par de ellas, brujas con toca y rosario a las que empecé a odiar intensamente, con una manía que todavía perdura como un eco de mi remota (pero activa) conciencia infatil. ¡Maditas Sor Nuria y Sor Estefanía! (a quienes mis hermanas, que tenían tres años, adoraban, por cierto).

Con el tiempo, aquello pasó. No digo 'superé', digo que pasó, como pasa una tormenta o se pasa la varicela; pasó y durante muchos años me molestaba recordar aquellas clases de parvulario, aquellas mañanas de lectura, aquellas tardes de dictado y catecismo. Aquellas dos monstruosas reverendas se fueron alejando, difuminándose lentamente, como dos puntos terribles en el espacio-tiempo. Hoy puedo contra aquello, lo puedo recordar y escribir; entonces no podía ni verbalizarlo.

Digo todo esto por comparar para aclarar el odio que han volcado sobre la monja de 84 años, todo un auto-resentimiento personal, toda una auto-inculpación personal, todo un tráuma personal, una vida de remordimientos, de conciencia cargada, que ahora, acumulada y compactada en una pesada e insoportable losa, se deja caer sobre la monja anciana, pretendiendo sepultar con ella todo el mal que gravó un pasado culpable que ahora se intenta imputar a otro, a la monja, precisamente.

Una monja de colegio y una monja de hospital maternal pueden trasmutarse en los laberínticos circuitos de la psiquis de un niño y las complicadas conexiones causales de la razón de una madre traumatizada-frustrada, en una siniestra figura merecedora de castigo, sobre la que recaerán todos los palos, todas las recriminaciones del pasado y del presente que todavía duele como una vieja herida que nunca sanó.

Alguno pensará que desvio el tema. Yo pienso que no, que por donde digo corre el hilo de esa y otras tramas.

Por lo pronto parece que se ha dado la voz de alarma y el '¡sálvese quien pueda!'. El ministro de Justicia Gallardón, flanqueado por otros dos ministros pperos, declarando ante lo medios la inexorable persecución de los hechos era una imagen suficientemente elocuente. Casi tanto como la de la pobre monja acosada por las cámaras saliendo del juzgado.

Me pregunto si algún día habrá madres abortadoras que denuncien, acosen, persigan y criminalicen a los médicos, enfermeras, hospitales e instituciones sociales y políticas que intervinieron en el aborto de sus hijos.

Me pregunto si alguna vez el estado tomará cartas en esos asuntos tan decididamente como las ha tomado en el caso este de la monja acusada por la madre de la niña, por los padres que la adoptaron, por la niña traspasada y adoptada, por el estado y por la sociedad: Todos contra una que (en definitiva) salvó una vida.

¿O no fue eso?

+T.

viernes, 13 de abril de 2012

Expectantes expectamus


Dos palabras que ya están escritas y que anoche me avisaron me han dejado más motivado para la esperanza, para el bien.

Dos palabras son quasi nada, formalmente; pero con dos palabras, como con la palanca y el punto de apoyo adecuados que pedía Arquímedes, se puede mover un mundo, el mundo entero.

Motu proprio, gaudium magnum, Deo gratias...

Dos palabras: Fiat, fiat!

Para comenzar; que también se dice con dos palabras: In principio.

+T.

jueves, 12 de abril de 2012

¿Hacia una querella neocatecumenal?



El bien informado y siempre interesante Sandro Magister ha publicado un artículo informando de la revisión a la que se está sometiendo el rito de 'la eucaristía' de las comunidades de Kiko Argüello "Esa extraña misa que el Papa no quiere" (atención: nunca decir 'Misa' si se trata de la celebración del camino neocatecumenal, según sus propios conceptos, usos y formas se dice 'eucaristia', 'misa' no se dice jamás, es una palabra-concepto excluída). Hoy, la agencia Rome-News se hace eco también de la noticia, con ese vídeo que he puesto de cabecera.

Todos los que nos interesamos por el tema supimos que el acto del pasado 20 de Enero no fue una ratificación global de los ritos neocatecumanles, sino una aprobación parcial de algunas de sus ceremonias características. La 'eucaristía' al modo neocatecumenal quedó fuera, no fue convalidada en aquella ocasión.

A propósio de aquel acto, escribí aquí, en ExOrbe, un articulete: Neocatecumenado, un hecho consumado De lo que dije entonces, entresaco este párrafo:

La conclusión resultante es esa tácita y semi-pautada aprobación de la neo-liturgia neocatecumenal que, se reconozca o no, es un rito, propiamente. No un rito secular, producto de una maduración teológica-espiritual-liturgica de siglos, sino una novedad creada a voluntad de los fundadores del camino, tan reciente como las mismas comunidades, fruto muy particular del experimentalismo reformista propiciado por el V2º

El arbitrismo litúrgico postconciliar se ejemplifica notoriamente en los ritos de las comunidades neocatecumenales. El movimiento neocatecumenal ha generado un rito propio, inventado, con unos elementos mínimos de permanencia-conexión-identidad que pueden reconocerse, más o menos remotamente y en sentido amplio, como propios del rito católico romano, pero con la misma propiedad con que se podrían referir a otras liturgias cristianas, incluso a ninguna de las conocidas ya existentes: Las novedades son tantas que, aun manteniendo unos supuestos católicos, se traducen, finalmente, en una desidentificación más que notable respecto a la liturgia católico-romana.

La importancia de la nueva liturgia dentro del camino neocatecumenal, su significado, es fundamental, no es algo prescindible en tanto en cuanto las comunidades se han fraguado celebrando, se han definido 'caminando' con esa liturgia. El camino, entre otras cosas, ha sido propiamente su intra-liturgia, ese modo neocatecumenal-comunitario que perfilaba su identidad espiritual-litúrgico-eclesial precisamente desde sus mismas celebraciones: Palabra y Eucaristía.

Item más: La impronta de la neo-liturgia neocatecumenal es tan efectiva que ha dejado su huella, su influencia, en muchos sacerdotes y por muchos sitios, directa o indirectamente. Incluso ha sido un fenómeno bastante frecuente que los religiosos que participan en las comunidades neocatecumenales terminen llevando a sus comunidades religiosas (conventos, residencias, colegios, etc.) el estilo celebrativo de los neocatecumenales.

Por ejemplo, se nota hasta en las religiosas y monjas de clausura, en sus respectivos conventos o monasterios. Son detalles, pequeños particulares que denotan que se han formado en comunidades y mantienen la impronta neocatecumenal, afectando, de alguna u otra manera, al modo de celebrar de las comunidades religiosas o monásticas en las que han profesado. Se ha dado en algunas ocasiones incluso una de-formación, a la inversa: Las novicias procedentes de las comunidades neocatecumenales han 'formado' en el espíritu neocatecumenal a sus maestras de novicias, extendiendo su influencia al resto del convento. Digo esto sólo como ejemplo anecdótico, pero ilustrativo de hasta dónde ha llegado la influencia de los grupos neocatecumenales.

La deformación en las parroquias ha sido mayor, porque los fieles, al ver que el sacerdote presta a las comunidades neocatecumales una dedicación exclusiva y reservada, entienden que la forma de la celebración de las comunidades es una especie de nivel superior de participación-integración en la parroquia y en la Iglesia, y tienden, consciente o inconscientemente, a la imitación: La comunión en la mano, los cantos, los comentarios, las oraciones, las posturas corporales, etc.

Si lo que dice Magister ha sucedido tal y como lo cuenta, el caso se ha vuelto no sólo preocupante, que ya lo era, sino un verdadero problema, con graves implicaciones en la Curia, y entre los implicados figura nuestro Cañizares:

Lo que sucedió es que el pontificio consejo para los laicos, presidido por el cardenal Stanislaw Rylko, había preparado el texto de un decreto de aprobación global de todas las celebraciones litúrgicas y extralitúrgicas del Camino neocatecumenal, que tenía que hacerse público el 20 de enero en ocasión de un encuentro previsto del papa con el Camino.

El decreto había sido redactado por indicación de la congregación para el culto divino, presidida por el cardenal Antonio Cañizares Llovera. Los fundadores y líderes del Camino, Francisco "Kiko" Argüello y Carmen Hernández, fueron informados de ello y anticiparon felices a sus seguidores la inminente aprobación.

Todo sin el conocimiento del papa.

Benedicto XVI vino en conocimiento del texto del decreto pocos días antes del encuentro del 20 de enero.

Lo encontró inconexo y equivocado. Ordenó que se anulara y se volviera a escribir según sus indicaciones


Todo esto que ocurría antes y durante la audiencia de Benedicto XVI a los neocatecumenales, el pasado 20 de Enero, ahora sale a la luz, con esa especie de notoriedad oficiosa que confiere a la noticia el artículo de Sandro Magister y el vídeo de la agencia Rome-News.

¿Cómo están recibiendo en las comunidades neocatecumenales esta (inesperada? prevista?) revisión-examen-juicio? ¿Habrá un dictamen definitivo? ¿Se aceptará formalmente? ¿Se eludirá intencionalmente? ¿Recurrirán, habrá apologías? ¿Habrá resistencia? ¿Tendrá consecuencias?

Todas estas cuestiones y otras más podrán articularse o ya estarán movilizándose, en tanto en cuanto la cuestión está siendo debatida en las más altas instancias eclesiales. Hasta ahora, la polémica neocatecumenal se ha venido planteando en otros niveles, parroquiales y diocesanos, ahora se dirime ante un alto e inapelable tribunal.

Conociendo la tendencia característica de Roma para estos casos, se procurará moderación y contención, se evitarán lesiones traumáticas y se buscará un consenso equilibrado y satisfactorio. El fundador, Kiko Argüello, no parece ser hombre de rupturas; sus hermanos de comunidad, sin embargo, dejan entrever actitudes más radicales, imbuídos, como están, del pneumatismo carismático neocatecumenal. Nacidos, crecidos y confirmados en una muy determinadas formas litúrgicas no van a tener fácil el sujetarse ahora a criterios uniformadores.

Pero, históricamente, esa ha sido una de las tendencias más firmes y constantes del rito católico-romano: Conformar la liturgia, erradicar particularismos e instaurar un rito único y común; así ha sido desde la más remota antigüedad. Siguiendo ese criterio, desaparecieron o quedaron reducidos a excepciones locales ritos tan venerables como nuestro visigótico-mozárabe o el ambrosiano. Así también se procedió (no obstante el liberal 'espíritu del V2º') cuando la tremenda reforma litúrgica del post-concilio, impuesta desde Roma inflexiblemente. ¿Así se procederá también ahora? ¿O se contemplaran algunas salvedades por mor de las peculiaridades y circunstancias del movimiento neocatecumenal?

Habrá que esperar; no sé decir si tendremos respuesta pronto o si ese exámen de la 'eucaristía neocatecumenal' se dilatará...¿hasta cuándo? ¿Podrá el Papa Benedicto pronunciar una sentencia terminante? ¿Le dejarán? Si el preludio de este capítulo ha estado tan 'enrarecido' como cuenta Sandro Magister, ¿cómo será su desarrollo, cuántas presiones, interferencias, ralentizaciones, intervenciones, cortes, golpes, roces, addendas y corrigendas etc. etc. etc. sufrirá durante su proceso?

Se me olvidaba decir que, como otros graves problemas, este es uno más de los dejados pendientes por el beato (¡súbito!) Juan Pablo II, el del largo pontificado y las magnas e irresolutas herencias.

+T.

miércoles, 11 de abril de 2012

Silencio avisen o amenacen miedo


No le tengo gusto a Günter Grass, apenas recuerdo algo de El Tambor de Hojalata y algún hojeo de El Rodaballo. Pero simpatizo con él desde hace unos días, por el anatema que le han echado los israelíes.

Lo han dicho guardando cierta corrección política, en términos de rancia diplomacia: Günter Grass declarado persona non grata, pero en realidad es una actualización del terrible 'herem' (Lv 27,29) aquella tremenda institución del Levítico que consagraba al exterminio a todo ser viviente.

Como habrán comentado otros, supongo (no he leído más que algunos articuletes, pocos), la maldición israelí equivale a la condena que el ayatolá Jomeini lanzó contra Salman Rushdie, que asoma tímidamente la cabeza, de vez en cuando, porque sabe que desde la sentencia del ayatolá tiene garantizada una 'muerte islámica'. A Rushdie le cayó encima el odio mahometano por una novela, a Günter Grass por un poema.

"Was gesagt werden muss" ( aquí en español )

El poema es una especie de catarsis que un alemán comprenderá mejor que nadie, porque no se entiende suficientemente si no se advierte que es el sentimiento desbordado de una inculpación histórica que se desata una mordaza impuesta (¿por todos? ¿por algunos? ¿por quasi-todos?) rebelándose contra una autocensura nacional-sicológica y clamando contra lo que todos entienden que es uno de los mayores peligros activos para la paz internacional. Eso es, resumiendo, el poema de G. Grass.

Con Iraq arruinado por la canallesca intervención de los USA de Bush, con todas las repúblicas islámicas del Mediterráneo y el Oriente Medio revolucionadas por una 'primavera árabe' que no se sabe en qué parará, con Siria al borde de la 'iraquización' y el Irán con la susceptibilidad de los ayatolás siempre hipertensa, el belicismo del estado de Israel es una bomba en forma de balón en mitad de un estadio de fútbol.

Apuntar la escopeta contra un señor premio nóbel de 84 años que escribe un poema diciendo lo mismo que piensa cualquiera medianamente consciente, define desfavorablemente, pero muy descriptivamente, a los dirigentes del estado de Israel.

¿Todo el mundo odia a Israel? Esa es la conclusión, afirmativa, que sacan los israelíes, en casos como este. Ignoro si se plantean también la cuestion y se preguntan, congruentemente: ¿Israel odia a todo el mundo?

Lo que me parece evidente, y comparto con Günter Grass, es que Israel teme a todo el mundo, y todo el mundo teme a Israel.

+T.

martes, 10 de abril de 2012

El Santo Entierro por la Pepa


Me enteré ayer noche: En Cádiz, por el bicentenario de La Pepa (la proto-constitución de 1812) montaron el Santo Entierro Grande.

Porque según los cánones y parámetros cofradieros, un Santo Entierro Grande es el non plus ultra, un acontecimiento que sólo se monta de hito en hito. En Sevilla, el último fue cuando la Expo, la mar de elocuente, dado el caso, también.

Un Santo Entierro Grande es una magna procesión con todos los pasos de Semana Santa ordenados según la cronología de los Misterios de la Pasión, fuera del orden habitual de días y precedencias históricas que rigen para las Cofradías. Suele empezar el cortejo con el paso de la Entrada en Jerusalén, y se cierra con el de la urna del Cristo Yacente y detrás la Virgen de la Soledad.

El invento no es de ahora, sino que consta que allá por los tiempos pre-constitucionales, con motivo de la visita de algún huésped real, se montaba la magna cofradía para deleite de propios y extraños. No recuerdo bien, pero me parece que cuando estuvo en Sevilla Pepe Botella, el efímero José I Bonaparte, alguien propuso homenajearle sacando a la calle el Santo Entierro Grande. La cosa no prosperó porque la mayoría de las hermandades se negaron a salir, aunque hubo algunas que se prestaron y cumplieron una santa pantomima, tan falsa como el reyezuelo napoleónico.

Total, que cuando me enteré que Cádiz solemnizó los dos siglos de La Pepa sacando el Sábado Santo el Santo Entierro Magno, me transporté en un rapto mental a la España más decimonónica, la de Fernando el Deseado y Rafael del Riego, la de los liberales y los servilones, la de los cristinos, los isabelinos y los carlistas, la de Calomarde y Mendizábal y todos los demás. Una España que lo mismo derribaba conventos y demolía iglesias que organizaba Santos Entierros magnos, con toda pompa y circunstancia.

Que en la España post-zapaterista, que en la Andalucía laicista del bajón social y el hediondo estercolero socialista, para festejar por todo lo alto el invento constitucional de 1812, salga el Santo Entierro, es tan alegórico como realmente simbólico.

Considerándolo bien, quizá sea lo más apropiado, porque lo mejor que tenemos, después de todo, es la Semana Santa, con todos sus perifollos.

¿O no?




+T.

Cuánta mitra sobre coco hueco !!


Como salió tronado de Cartagena-Murcia con todo aquello de la universidad y el kiko inclemente que le hostigó (aunque la cosa sería ad invicem, imagino), se comprende que tenga su espinita, como la copla, y que se la quiera sacar, con algún gesto, con notoriedad.

Pero la santidad incluye, por concomitancia, todas las virtudes, con la prudencia y sus derivadas, que no deben faltar, más aun teniendo oficio de prelado y siéndolo en circunstancias como las que concurren hodierna die.

Catilinarias mayores echa un servidor desde el púlpito, y sin papeles, y sin guión. Pero sentarse con mitra a leer lo escrito en cuatro folios y que lo que se lea fuera lo que se leyó, deja a su ilustrísima en suspensión de discreción de juicio. A pesar de los aplausos que la galería neocón dedica con fervor a su ilustrísima.

Que lo gay-militante es un horror (que lo es), se puede predicar el año entero; pero meter el tema homo-que-te-como en un sermón de Viernes Santo, es una quasi blasfemia. Siento que su ilustrísima no lo haya advertido. Y no lo siento por su ilustrísima, sino por el Viernes Santo.

Además con TVE. Que al final se pregunta uno si no sería la TVE lo que decidió a su ilustrísima a homosexualizar etc. el sermón. Que a mí me parece que sí, que fue por eso, por dar el campanazo con TVE y todo.

Cuentan que allá por años en que Roma languidecía embriagada de humanismo rinascimentale, un año, en San Pedro, uno de los prelados-canónigos de la Basílica - creo recordar que fue Tommaso-Fedra Inghirami, el bizco retratado despiadadamente por Rafaello - pronunció un sermón el Viernes Santo en el que no citó ni una vez ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento, sino que todo fueron citas de los clásicos, griegos y latinos, acomodadas, con pedante artificio oratorio, a la liturgia del día. Se comportó como un hombre de actualidad, recurriendo a la moda del momento y las circunstancias de la época, su época.

Pues lo mismo, mutatis mutandis, nuestro televisado prelado: Lo actual se ha impuesto a lo eterno, travistiendo (nunca mejor dicho) un sermón de Viernes Santo con detalles y particulares que no debieran escucharse en mitad de unos Oficios de la Pasión del Señor.

¡Como si no hubiera días para sacar a relucir esos trapos!

Fue un año a predicar una de las novenas de mi pueblo un jesuíta con cierta reputación de buen orador. Una de las tardes de la novena acompañaba yo a mi madre. El predicador se enzarzó en una diatriba contra los vestidos cortos de la mujeres y la forma en que vestían las jóvenes, diciendo cosas como estas: "...y yo no digo que sean zorras, pero sí digo que 'zorrean'..." (sic). Y estuvo todo el sermón 'zorreando', más de media hora del mismo tema con variaciones. A la Virgen, ni la nombró.

En cuanto acabó la Misa, se levanta mi madre y busca con los ojos a una de sus co-beatas, le hace señas, me agarra del brazo (yo tendría 16 ó 17 años), y nos fuímos directos a la sacristía:

Mi madre -"¿El Padre Xçñ?? Mucho gusto. Mire padre, vengo a quejarme del mal rato que nos ha hecho pasar con el sermón, hablando usted como si estuviera en una taberna, de cosas y con palabras que un hombre con vergüenza no se atrevería a decir, ¿me entiende usted? Que el año tiene muchos días y usted predicará en muchos sitios para que tenga usted que venir a la novena de la Virgen a hablar de esas cosas tan impropias. ¡Hable usted de la Virgen! y lo demás déjelo usted para cuando le de catequesis a los novios"

Pues lo mismo, poco más o menos, le diría yo al perlado (sic).

Y que si tiene ganas de guerra, que se vaya con un megáfono a Fuencarral y alrededores, y eche el sermón en una de aquellas esquinas. A ver qué pasa.

Pero el Viernes Santo, si quiere improperios, que se limite a los litúrgicos, que son suficientes y elocuentes.

n.b. Atención con los comentarios, please: Comenten con tiento y poca disensión, porque ya saben Uds. que, en estos casos, no se admiten discrepancias, salvo las dosificadas con cuentagotas.

+T.

domingo, 8 de abril de 2012

La emoción del dolor, el amor y la Vida


In tribulatione sua mane consurgunt ad me venite et revertamur ad Dominum
quia ipse cepit et sanabit nos percutiet et curabit nos
vivificabit nos post duos dies in die tertia suscitabit nos et vivemus in conspectu eius
Os 6,1-3

En los días previos a la Pasión del Señor son varias las escenas en que sus discípulos le muestran un afecto emocionado, desbordado a veces. Como Pedro, que le confiesa su decidida adhesión -"...Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré" Mt 26,35; o Tomás -"...subamos y muramos con él" Jn 11,36; o María de Betania, rendida en sentimientos a los pies del Señor, ungiéndole en casa de Lázaro Mt 26,6-13; Mc 14,3-9; Jn 12,1-8

Después, durante la Pasión, el miedo se impone a la emoción, casi ocultándola, hasta que vuelve a aparecer expansionada en dolor, un dolor funerario que parece querer compensar post mortem lo que en vida no supieron o no pudieron amar. Es una reacción muy común, característica.

Así comparecen las Miróforas, al alba del Domingo, yendo con ungüentos y con lágrimas al sepulcro de Jesús. Los hechos, sin embargo, se les imponen de forma inimaginada: Iban preparadas para encontrarse con la muerte y se les presenta contundentemente el hecho de la Resurrección: "...No está aquí: ¡Ha resucitado!" Mt 28 1-8; Mc 16, 1-8; Lc 24, 1-10; Jn 20,1-2

Los Evangelios de la mañana de Pascua son así, como flashes tomados con cámara en directo, con primeros planos, que pasan de las lágrimas de dolor a la estupefacción perpleja, y luego al miedo sobrecogido, y después al ansia expectante y finalmente a un gozo interior encendido en fervor que poco a poco consigue aflorar en palabras, por fin: "...¡Es verdad, ha resucitado!..." Lc 24, 34ss. Y así, hasta que la tarde, con la aparición a todos en el Cenáculo (Lc, 24 36 ss. y Jn 20, 19ss.) , serena en alegría luminosa la convulsión de aquella mañana de gloria inefable.


Inefable es lo que no se puede hablar porque no se sabe cómo, porque no se atina, porque la realidad de lo admirado supera la capacidad de nuestra expresión mental y verbal. A los testigos de la Resurrección les sucedió lo que a la Virgen, que estando en medio del Misterio, "...conservaba todo aquello meditándolo en su corazón" Lc 2, 19 y 51.

Ella llevaba toda una vida interiorizando el Misterio y co-participándolo. Ahora, en unas pocas horas, los Apóstoles y los discípulos estaban compartiendo la misma gracia: Ver, oir, tocar, creer, guardar en el alma y vivir en el Misterio.

Cuando se nos proclama a nosotros el Misterium Fidei, nos están convocando a lo mismo.

Crucen Tuam adoramus, Dómine, et Sanctam Resurrectionem Tuam laudamus et glorificamus...!!!

+T.