martes, 13 de mayo de 2014

Otra vuelta de tuerca



Desde antes del La-la-la todo el mundo sabía que en el festival de Eurovisión se hacían trampas y no ganaba el mejor sino el que tenía que ganar aquel año. Del cómo y el por qué se discutía, pero la certeza de los apaños de Eurovisión era quasi certeza moral. Ya entonces.

Aunque existía, aun no se conjugaba la palabra/concepto 'lobby', y el imperio gay-lesbi no amenazaba ni asomaba la patita. Todavía arreciaba la Guerra Fría, y lo más manipuladoramente tenebroso que uno imaginaba eran las maquinaciones al alimón de la CIA y el KGB. Rien ne va plus. Nullum plus ultra.

Nadie imaginaba que en el futurista siglo XXI el festival de coplas de Eurovisión subsistiera y lo ganara un engendro, lo que antes se llamaba un monstruo, un fenómeno, una lánguida caquéctica con silueta de sirena y barba de macho mediterráneo (con entrecejo depilado).

Tiene toda la des-gracia en el colmo de la paradoja, que la época que ha hecho de la autenticidad un lema, de la lucha contra los sucedáneos un programa bélico, y del respeto a la naturaleza una constitución de la globalidad planetaria, sin embargo se trague la bola de que un macho es una hembra y un personaje que viste cáscaras de tía pero lleva gónadas de tío sea admitida equívoca-oficialmente como Conchita siendo su nombre Eustaquio (o como le pusieran después del parto).

Me da una fatigosa pereza ponerme a pensar cómo hemos podido llegar hasta aquí, pero es fatigosamente evidente que hemos llegado y nos están domando para deglutir cotidie estas ruedas de molino, pian piano, suaviter, o de golpe. El objetivo es tragar. Y callar.

Todos los conscientes esperamos que se repita el cuento y un chiquillo grite aquello de: -"'El Rey va desnudo!!!" y todos den rebelde liberación a la verdad reprimida y proclamen a coro todos los engañados-convencidos-persuadidos-domesticados-enajenados-abducidos etc. que todo es mentira, que un macho no es una hembra, que una moza no lleva barba de monje, ni un hombrón se depila y se pinta las uñas.

Pero todos tememos que el cuento aquel sea cuento y que esto que pasa, que está pasando, que estamos dejando que pase, se algo tan degeneradamente desgraciado como nos tememos.

¡Qué asco!..

¡Y qué porvenir!


+T.