miércoles, 4 de noviembre de 2009

Cañizares tantum

Todos los que apreciamos la Liturgia Tradicional estamos encantados con la nueva “muestra” del Cardenal Cañizares. Son ya tres o cuatro las veces que Don Antonio ha celebrado según la forma extraordinaria. Un récord. Un récord si se compara con el resto de nuestros señores Cardenales y Obispos españoles, que no se han estrenado (bueno, excepto aquellos que recibieron las órdenes sagradas antes del Novus Ordo, que sí tienen esa “experiencia", bien como celebrantes o como “participantes").

Con este particular me estoy repitiendo, y espero no se me enquiste en una obsesión o un chocheo prematuro, pero me “alarma” la pobrísima acogida del Motu Proprio entre nuestra Jerarquia, y la cierta reluctancia que parece se esconde bajo la frialdad con que nuestros prelados han recibido el documento litúrgico del Papa.

¿Qué sucede? ¿Cual es la situación?

¿No celebran pero “animan” a la celebración? No, ni una cosa ni la otra.
¿No celebran y están a la expectativa? Sí, pero más bien parece que estuvieran “al acecho".
¿No celebran y se oponen a la celebración? Dan esa impresiòn, la verdad.
¿No celebran y “penalizan” la celebración? En muchos casos, casi.
¿No celebran y “pasan” de la celebración? Sí y no (no celebran y sí "pasan"…y tampoco dejan pasar).
Vamos, que se repite el refrán del perro del hortelano, poco más o menos.

Y esto es lo que tenemos. Quizá, como ocurre tantas veces, porque nos lo merecemos.

¿Nos lo merecemos?

Sinceramente, pienso, opino, mantengo, defiendo que no: No nos lo merecemos. No nos merecemos una Jerarquía tan “resistente” para esto y tan “tolerante” para muchas cosas.

Comprendo que nuestros Obispos, la mayoría, se han formado en aquellos años en que la “renovación litúrgica” reinaba con su absolutismo innovacionista/ensayista, y ellos han sido los primeros frutos episcopales de ese “ambiente", siendo muy pocos los que podrían suponerse más o menos “adscritos” a los nuevos ritmos “revisionistas” que se viven en los círculos más conscientes del catolicismo.

El Motu Proprio de Benedicto XVI no es una anécdota ni un documento de alcance y significado “parcial” o “relativo", sino que ha marcado un hito, una señal de que estamos en otra “situación” que ha “superado” la etapa litúrgica postconciliar y exige un replanteamiento. La restauración del Rito Tradicional y su incorporación normalizada (a falta todavía de importantes “detalles") es un hecho que define un antes y un después.

En el interim del nunc, el Cardenal Cañizares es una excepción de entre una más que “sospechosa” actitud de circunspecta distanciación. Cañizares tantum.

¿Et alii? ¿Absunt?

A ver si se arranca alguno más y nos da una alegría. No estamos pidiendo nada “extraño", espero que lo comprendan.

Aunque sería mucho mejor que comprendieran al Papa y se decidieran al ignaciano “sentire cum Ecclesia".

Y celebrar, también.

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