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sábado, 24 de octubre de 2015

Los derechos de la carne. Finaliza el Sínodo



Con el Sínodo de la Familia como trasfondo, hemos visto despabilarse una consciencia de fe que ha brillado en las intervenciones de algunos de los obispos sinodales, iluminando el oscuro ambiente que otros habían ido extendiendo por el aula. De esa inteligencia rectamente alumbrada y motivada por la Escritura-Tradición-Doctrina hemos participado todos los que hemos seguido con atención y oración las sesiones de la preocupante asamblea sinodal. En este sentido, esta mañana, en la Misa, las palabras de la Epístola de San Pablo a los Romanos resonaban con especial virtud, tonantes como un relámpago:

Porque los que se dejan dirigir por la carne tienden a lo carnal; en cambio, los que se dejan dirigir por el Espíritu tienden a lo espiritual. Nuestra carne tiende a la muerte; el Espíritu, a la vida y a la paz. Porque la tendencia de la carne es rebelarse contra Dios; no sólo no se somete a la ley de Dios, ni siquiera lo puede. Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Rm 8, 5-9

La claridad del texto inspirado deja en evidencia a quienes con sus propuestas llevaron al Sínodo la voz de la carne y exigían sus derechos, los derechos de la carne. ¿O no son hechos de la carne las situaciones de pecado, el divorcio y el adulterio, la práctica de la homosexualidad y las relaciones contra natura, las uniones aberrantes legitimadas por las políticas contra-cristianas, la inmoralidad del materialismo neo-pagano que envilece a todo el Occidente moderno?

La innovación se presentaba en el Sínodo con el empuje de la novedad y el cambio como única razón, más la fuerza de una masa social de conciencia turbia incapaz de distinguir ya el pecado de la virtud. Hasta se han atrevido a predicar la necesidad del cambio como si la verdad y el bien moral estuvieran sujetos a la inestabilidad variable de las ideologías, la moda de una época o la razón extraviada de las mayorías.

Decepcionantemente, el Sínodo, aun salvando la doctrina, ha dejado demasiados cabos sueltos. Compromisos y equilibrios de tendencias han impedido que prevalezca una doctrina nítida y fuerte que posibilite después una vigorosa pastoral universal capaz de resanar y plantar semillas de buena y verdadera re-evangelización familiar.

Al fin, hemos vuelto a oir con desencanto la bronca reprimenda preñada de descalificaciones de quien debiera ser el primer garante del bien y el porvenir de la Familia Cristiana:

"Ei Sínodo significa que el Evangelio sigue siendo para la Iglesia una fuente viva de eterna novedad, contra quien quiere «adoctrinarlo» en piedras muertas para lanzarlas contra los demás. Significa haber puesto al descubierto a los corazones cerrados, que a menudo se esconden incluso dentro de las enseñanzas de la Iglesia o detrás de las buenas intenciones para sentarse en la cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos difíciles y las familias heridas. Significa haber afirmado que la Iglesia es Iglesia de los pobres de espíritu y de los pecadores en busca de perdón, y no sólo de los justos y de los santos, o mejor dicho, de los justos y de los santos cuando se sienten pobres y pecadores. Significa haber intentado abrir los horizontes para superar toda hermenéutica conspiradora o un cierre de perspectivas para defender y difundir la libertad de los hijos de Dios, para transmitir la belleza de la novedad cristiana, a veces cubierta por la herrumbre de un lenguaje arcaico o simplemente incomprensible. (...)

Y –más allá de las cuestiones dogmáticas claramente definidas por el Magisterio de la Iglesia– hemos visto también que lo que parece normal para un obispo de un continente, puede resultar extraño, casi como un escándalo, para el obispo de otro continente; lo que se considera violación de un derecho en una sociedad, puede ser un precepto obvio e intangible en otra; lo que para algunos es libertad de conciencia, para otros puede parecer simplemente confusión. En realidad, las culturas son muy diferentes entre sí y todo principio general necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado. ***
(...) La experiencia del Sínodo también nos ha hecho comprender mejor que los verdaderos defensores de la doctrina no son los que defienden la letra sino el espíritu; no las ideas, sino el hombre; no las fórmulas sino la gratuidad del amor de Dios y de su perdón. (...) Significa superar las tentaciones constantes del hermano mayor (cf. Lc 15,25-32) y de los obreros celosos (cf. Mt 20,1-16). Más aún, significa valorar más las leyes y los mandamientos, creados para el hombre y no al contrario (cf. Mc 2,27).
(Discurso de clausura de PP Franciscus; leer texto completo aquí)

También dice poco después que "...El primer deber de la Iglesia no es distribuir condenas o anatemas...", con ese rancio tono que olvida desde cuando no se condena y anatematiza (¡ay!) a nadie ni nada, como si la memoria se le hubiera quedado bloqueada en un pasado remoto que se vuelve a imaginar en extemporánea desconexión con el presente.

Habiendo dicho poco antes que los participantes en el Sínodo se han expresado con "métodos no del todo benévolos", no nos podemos creer la benevolencia con misericordina que se predica en este texto.

Cuando termina diciendo que "...concluir el Sínodo significa volver verdaderamente a caminar juntos", nos quedamos suspensos en la perplejidad de una intención que difícilmente compagina con lo dicho antes.

De todas formas, Deo gratias por el Sínodo que termina..

Et oremus pro fructibus...et futuras sinodales consecuentias.

*** (Llamo la atención sobre este párrafo con ese discurso inculturizador, que rezuma relativismo del más neto sabor modernistizante. Nótese.)


+T.

jueves, 22 de octubre de 2015

Sínodo sin finiquitar, con todas las cuestiones 'abiertas'

Desde el año pasado pronosticamos que el Sínodo, fuera lo que fuera, ya estaba determinado, con una muy expresa voluntad de PP Franciscus de la que Kasper estaba siendo agente procurador. Ahora, con el Sínodo en vísperas de clausurarse, nos enteramos de las triquiñuelas finales para salirse con las suyas. Dirán y repetirán, cada vez que haga falta, que la Doctrina no se ha tocado y sigue igual, pero todos sabemos que nada va seguir lo mismo. Los dos motu proprio francisquistas sobre las nulidades matrimoniales fueron un golpe de mano premonitorio. Y ahora las declaraciones públicas de algunos señalados implicados en la trama sinodal van desvelando lo que ya se preveía:

El Sínodo tiene final abierto, incluso en los temas delicados


El paso siguiente será ver cómo las conferencias episcopales arbitren medidas que, más o menos explícitas, autoricen la Comunión a los divorcidos re-casados. Y el capítulo sucesivo, con aplauso de la mayoría social infra-católica, será la paulatina aceptación pastoral de todas las demás conferencias episcopales. Incluso dentro de una misma nación podría darse el caso de algunas diócesis que consentirán y forzarán que otras más reticentes se vean obligadas a consentir también. Creo recordar que en un articulete del año pasado comparé el caso con el que ya se dio cuando la extensión de la administración de la comunión en la mano, que en pocos años fue universal. Pues con esto, lo mismo.

Si habrá o no habrá documento final de PP Franciscus, no se sabe. Ni falta que hace, dadas las circunstancias.

Hemos sido testigos de un grave capítulo de la Historia de la Iglesia cuyas consecuencias podrían ser mucho más profundas y lesivas de lo que ya nos figuramos.

Tu autem, Dómine, miserere nobis.


+T.

sábado, 11 de julio de 2015

Del periplo intra-americano



Sigo con comedida circunspección el periplo de PP Franciscus. Salvo raras excepciones, los viajes papales me interesan poco. Juan Pablo II usó (y abusó) de un modelo viajero que se repite hasta el presente, incluso ahora, en pleno zarandeo francisquista. Todo parece, suena y se desarrolla como un déjà vu, como una enésima entrega del NO-DO (ver para quien no sepa qué es no-do), mutatis mutandis (el NO-DO era mucho más interesante que los Romereports de los periplos papales, of course).

Me preguntaba uno que qué me parecía que usaran un macdonal como sacristía. Respondo que las sacristías de las multitudinarias multi-concelebradas Misas papa-viajeras no desentonan con una hamburguesería, les va bien como recinto ocasional.

Quería otro que comentara lo del exabrupto-regalo del blasfemo-crucifijo de Evo Morales. Respondo que entra dentro de lo que cabe esperar del presidente boliviano (así como de la receptividad de la diplomacia francisquista que no evitó el caso, supuesto que esas cosas no son, propiamente, sorpresas, sino detalles que se preparan, se saben y se discuten previamente). Conque tal para cual. Cosas más vulgares se regalan, como la canasta de granja de la queen de la Gran Bretaña, no hace mucho, in palatio ipso vaticano. Si la reputadísima experta granbretañesa se portó así, que Evo, siendo Evo, regale un crucifijo look leninista, entra dentro de lo coherente coram PP Francisco.

De otros capítulos del viaje papal, diré, como otras veces, que me emocionan los católicos sencillos que aclaman al Papa (que sea, concretamente, Franciscus es una mera eventualidad de sujeto-persona) y le piden bendiciones (que Franciscus les da tan desmañadamente, pergeñando cruces minimalistas, apenas reconocibles en su desaliñado trazo). También me emocionan las devotas veneraciones de PP Franciscus a las imágenes de la Santísima Virgen, gestos sinceramente devotos: También son sinceros y emocionantes sus saludos y gestos de afectos a enfermos y humildes. Son de verdad y dan consuelo.

Las Misas, tocante a la liturgia, son un calco del estándar creado cuando JP2, tal cual, sin variantes perceptibles. Conservan esa conjunción de elementos discordantes-chirriantes en algunos detalles concretos. En la Misa de Stª Cruz, en Bolivia, por ejemplo, el Papa pronunció el 'por muchos/pro multis' en la consagración del Cáliz (¡bien!) pero el coro cantó el 'amen' de la doxología con música y ritmo de espiritual-song (¡muy mal!). Sirva el detalle de ilustración, passim.

Sin embargo, lo que más me alteró la bilis católica fue el sermón, la homilía repelente, del estilo de la que te puede predicar un abominable jesuita modernista:

"...Le piden a Jesús que los despida, ya que es imposible alimentar a tanta gente. Frente a tantas situaciones de hambre en el mundo podemos decir: «No nos dan los números, no nos cierran las cuentas». Es imposible enfrentar estas situaciones, entonces la desesperación termina ganándonos el corazón. En un corazón desesperado es muy fácil que gane espacio la lógica que pretende imponerse en el mundo de nuestros días. Una lógica que busca transformar todo en objeto de cambio, de consumo, todo negociable. Una lógica que pretende dejar espacio a muy pocos, descartando a todos aquellos que no «producen», que no se los considera aptos o dignos porque aparentemente «no nos dan los números». Jesús una vez más vuelve a hablarnos y nos dice: No es necesario que se vayan, denles ustedes de comer. Es una invitación que resuena con fuerza para nosotros hoy: «No es necesario que nadie se vaya, basta de descartes, denles ustedes de comer». Jesús nos sigue diciendo en esta plaza. Sí, basta de descartes, denles ustedes de comer. La mirada de Jesús no acepta una lógica, una mirada que siempre «corta el hilo» por el más débil, por el más necesitado. Tomando «la posta» Él mismo nos da el ejemplo, nos muestra el camino. Una actitud en tres palabras, toma un poco de pan y unos peces, los bendice, los parte y entrega para que los discípulos lo compartan con los demás. Ese es el camino del milagro. Ciertamente no es magia o idolatría. Jesús, por medio de estas tres acciones logra transformar una lógica del descarte, en una lógica de comunión, de comunidad. Quisiera subrayar brevemente cada una de estas acciones.

Toma. El punto de partida, es tomar muy en serio la vida de los suyos. Los mira a los ojos y en ellos conoce su vivir, su sentir. Ve en esas miradas lo que late y lo que ha dejado de latir en la memoria y en el corazón de su pueblo. Lo considera y lo valora. Valoriza todo lo bueno que pueden aportar, todo lo bueno desde donde se puede construir. Pero no habla de los objetos, o de los bienes culturales, o de las ideas; sino de las personas. La riqueza más plena de una sociedad se mide en la vida de su gente, se mide en los ancianos que logran transmitir su sabiduría y la memoria de su pueblo a los más pequeños. Jesús nunca se saltea la dignidad de nadie, por más apariencia de no tener nada para aportar o compartir.

Bendice. Jesús toma sobre sí, y bendice al Padre que está en los cielos. Sabe que estos dones son un regalo de Dios. Por eso, no los trata como «cualquier cosa» ya que toda esa vida, es fruto del amor misericordioso. Él lo reconoce. Va más allá de la simple apariencia, y en este gesto de bendecir, de alabar, pide a su Padre el don del Espíritu Santo. El bendecir tiene esa doble mirada, por un lado agradecer y por otro el poder transformar. Es reconocer que la vida, siempre es un don, un regalo que puesto en las manos de Dios, adquiere una fuerza de multiplicación. Nuestro Padre no nos quita nada, todo lo multiplica.

Entrega. En Jesús, no existe un tomar que no sea una bendición, y no existe una bendición que no sea entrega. La bendición siempre es misión, tiene un destino, compartir, el condividir de lo que se ha recibido, ya que sólo en la entrega, en el com-partir es cuando las personas encontramos la fuente de la alegría y la experiencia de la salvación. Una entrega que quiere reconstruir la memoria de pueblo Santo, de pueblo invitado, llamado a ser portador de la alegría de la salvación. Las manos que Jesús levanta para bendecir al Dios del cielo son las mismas que distribuyen el pan a la multitud que tiene hambre. Podemos imaginar cómo iban pasando de mano en mano los panes y los peces hasta llegar a los más alejados. Jesús, logra generar una corriente entre los suyos, todos iban compartiendo lo propio, convirtiéndolo en don para los demás y así fue como comieron hasta saciarse,
increíblemente sobró: lo recogieron en siete canastas. Una memoria tomada, bendecida y entregada siempre sacia a un pueblo..."

Esto dijo. Con esa impresión de repetir la patraña de los impíos incrédulos que, como niegan el milagro de la multiplicación, idean la fábula comunitarista del 'compartir'.

Yo, pobre sacerdote católico, siempre indigno, cuando me pongo a escuchar al Papa que habla de la Eucaristía, del Sacramento del Cuerpo y la Sangre del Señor, del Sacrificio del Altar, espero más, mucho más, mucho, mucho más. Confieso que me daña espiritualmente la decepción de escuchar tan pobre sermón, tan archi-manida y poco-católica predicación post-vaticanosecundista, tan confusa, tan insuficiente, con flecos tan descreyentes. Me afecta sacerdotalmente. Mucho.

Menos mal que, por otra parte, la gente no se entera de nada, porque en esas Misas la siembra se la llevan los pájaros volando y ni siquiera toca tierra.

Pero aunque la gente no lo oyera, ahí quedó lo dicho. Y hasta se publicará en la AAS como un texto, una predicación, una doctrina - ¡¡ay!! - del Papa en Bolivia.

Junto a esto, lo del crucifijo hoz-martilleado de Evo es nada, un detalle de mal gusto, y poco más.


+T.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Sobre Sodoma y Gomorra


Los que argumentan a favor de la aberración gay-lesbi insisten en que en los Santos Evangelios el Señor no condena, ni juzga, ni menciona siquiera ese pecado.

Olvidan (o eluden) el texto del Evangelio que se ha rezado en la Misa de hoy (N.O. Misal Pablo VI, Viernes XXXII, Leccionario Ferial ciclo año par):

"...Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste." Lc 17, 28-30

En mitad de un sermón escatológico (Lc 17, 20-35), el Señor cita la historia de Sodoma y Gomorra, dándola por muy sabida, muy conocida, y asumiendo la condena del pecado y los pecadores sodomitas y gomorritas, tal y como se narra en Gn 18.

Si el Señor hace esa referencia explícita, asume implícitamente la condena de los vicios de Sodoma y Gomorra, vicios que causaron el castigo terrible de las ciudades pecadoras y de sus ciudadanos.

Sólo escapó Lot, con su familia. Ni siquiera se le consintió a la mujer de Lot volver la cabeza para ver (fuera nostalgia, fuera curiosidad). E insiste el Señor: 'Acordaos de la mujer de Lot.' Lc 17,32

Yo lo veo muy claro, entiendo claramente el texto, las palabras del Señor, que al poner como ejemplo, como advertencia, el castigo tremendo de Sodoma y Gomorra alude también a aquello que se estaba condenando y castigando, el pecado nefando de los sodomitas y los gomorritas.

Por supuesto, esta breve exégesis que hago cree en el Evangelio, en que esas fueron las palabras del Señor, recogidas y transmitidas en ese texto del Santo Evangelio de San Lucas, un texto inspirado, con valor de revelación. Es decir, creo todo eso que siempre ha creído la Iglesia, todo eso que la exégesis modernistizante niega y explica contra la doctrina de los Santos Doctores y del Magisterio.

Sobre el caso de la moral des-católica que pretende exculpar y valorar las prácticas homosexuales, me pregunto: ¿Qué fue primero, la pérdida de fe en el Evangelio y la Doctrina o la perversión moral que justifica la aberración? ¿La increencia llevó a la inmoralidad, o la inmoralidad condujo a la increencia?

p.s.  Por si no lo leyeron, sobre lo mismo: Sed contra


+T.

viernes, 3 de octubre de 2014

La tendencia del sínodo


De todo lo que llevo leído a propósito del próximo y pre-polemizado Sínodo sobre la Familia, uno de los textos que más me han preocupado es este, del obispo francés, ex-provincial de los dominicos de Francia, Jean Paul Vesco: Pour en finir avec la notion de persistance obstinée dans un état de péché grave (Para hacer desaparecer el concepto de 'persistencia obstinada' en un estado de pecado grave).

En resumen, el obispo dominico postula la distinción entre indisolubilidad y singularidad; valora como un bien la estabilidad familiar de la segunda unión de un divorciado vuelto a casar; pide la superación del concepto de adulterio persistente en estos casos, cuya consideración debería ser otra, de tal forma que no impidiera la práctica sacramental ordinaria. He aquí algunas citas de su artículo:

(...)Esta noción de persistencia obstinada en un grave estado de pecado es, por supuesto, irrelevante para la vida de muchas de las parejas que ponen su corazón para reconstruir día a día un matrimonio verdadero y fructífero. Su vida no tiene mucho que ver con el desorden y la duplicidad de una vida que requiere relación adúltera simultánea con dos personas, que no es su caso.

(...)la posición del magisterio parece injusta, legal en exceso, por lo que hay espacio para la expresión de la misericordia divina. Se sienten excluidos, o peor auto-excluyen de la Iglesia, y muchos de ellos pierden el camino de la fe.

(...)es necesario volver a las fuentes de la indisolubilidad y distinguir entre la singularidad y la indisolubilidad.

(...)Para recibir el sacramento de la reconciliación, y por lo tanto a continuación, tener acceso a la comunión eucarística, los "divorciados vueltos a casar-" se colocan cara una decisión imposible: romper una unión feliz, un matrimonio del que pueden nacer hijos. Esta decisión no puede ser tomada no por falta de coraje o de la falta de fe. Es imposible porque deciden participar en una segunda alianza crearon un segundo enlace del mismo modo indisoluble como la primera.

(...) se asocia con demasiada facilidad la indisolubilidad y la singularidad.

(...) Las viudas que deciden, después de un tiempo, volver a casarse tienen a menudo la experiencia desagradable e inquietante de poder amar a dos personas con un amor diferente, pero total. Ellas descubren que su segundo amor no disolvió al primero, que conserva su lugar con todo su valor único
   (se pretende equiparar la experiencia de las viudas que vuelven a casarse, cuyo primer matrimonio, aun sin existir, propiamente, por la muerte del cónyuge, no pierde su propiedad de indisolubilidad, aunque después de un nuevo matrimonio ya no sea 'singular')


El obispo dominico pone a su artículo este subtítulo: 'Aproximación teológico-legal a la cuestión del acceso de "los divorciados vueltos a casar" a los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía', encuadrando su reflexión en el centro preciso de la polémica sinodal. (Aquí una entrevista al autor, sobre el mismo tema: Une proposition pour sortir de l’impasse sur les divorcés remariés )

Una polémica novedosa en cuanto ninguno de los Sínodos de los Obispos habido hasta ahora estuvo precedido de alguna discusión que los hubiera puesto al nivel de la opinión de los medios, o de la gente de la calle; ni siquiera a las parroquias llegaba apenas el eco efectivo de los temas y trabajos sinodales, salvo la habitual comunicación de las noticias religiosas o el interés particular de algunos expertos, sacerdotes o teólogos. No recuerdo ningún sínodo que haya sido debatido en la prensa antes de su celebración. Pero en este caso, los documentos de trabajo se difundieron junto con las encuestas consultivas que se enviaron a los obispos y que en muchos casos llegaron a estudiarse y responderse en las parroquias y otros ámbitos eclesiales ajenos ordinariamente al proceso de preparación del trabajo sinodal. Lo más sorprendente es que se entendió que todo ello se había hecho intencionadamente, como una puesta en práctica del 'hacer lio', la sorprendente propuesta/proclama del nuevo estilo francisquista.

El tema del Sínodo interesa socialmente por referirse a la situación de numerosas familias católicas rotas por el divorcio y recompuestas desordenadamente, al margen de la ley eclesial, moral y canónica. Sin conocer estadísticas, me consta la extensión de la problemática, el desorden existe, sin que la Iglesia sepa, de hecho, cuántos divorciados se acercan a los Sacramentos y practiquen irregularmente, ocasional o habitualmente, sin una conciencia debidamente formada sobre la irregularidad canónica/moral de sus actos. Ítem más: En el ámbito familiar (de familias católicas practicantes) es rarísimo que los padres (o los familiares directos) censuren o adviertan a sus hijos (o hermanos, parientes etc.) divorciados cuando incurren en estos actos, obviando la prohibición eclesiástica por suponerla caduca o que no afecta al caso de su familia o allegado.

De toda la polémica suscitada en estos últimos meses, sobresale el frente que postula la necesidad de nuevas normas que regulen el acceso a los Sacramentos de los divorciados. El problema pastoral es importante porque afecta a tres Sacramentos: Eucaristía, Penitencia y Matrimonio. Lo que se discuta y elabore en el aula sinodal repercutirá en la pastoral de la administración de estos Sacramentos (¿afectando también a su doctrina?). Lo preocupante es que, según parece, se tiene ya decidido optar por una mitigación de la actual disciplina que no permite el acceso de los fieles divorciados y vueltos a unir irregularmente, fuera de la Iglesia. El Cardenal W. Kasper, desde el curso pasado, se ha constituido en el paladín de esta causa, dejando entender incluso que su propuesta ha sido previamente concertada con PP Franciscus, quien sería el verdadero promotor de la iniciativa reformista.

Es aventurado concluir anticipadamente cuales serán las consecuencias del Sínodo, pero no es temerario intuir que ya está marcado por una muy determinada tendencia, la misma que Kasper se ha encargado de exponer y alentar durante todos estos meses, con extenso eco en los medios.

De los 191 asistentes al Sínodo, 162 son ex officio (presidentes de conferencias episcopales, prefectos de dicasterios romanos, prelados miembros del Consejo del Sínodo, y sinodales de Patriarcados Orientales católicos), 3 ex electione (superiores mayores de órdenes y congregaciones religiosas) y 26 ex nominatione pontificia, electos directamente por el Papa. Por su procedencia, 78 son europeos, 42 africanos, 38 americanos, 29 asiáticos y 4 de Oceania.

¿Cuáles serán sus puntos de vista, criterios, propuestas? ¿Qué voces serán las más escuchadas, las más prestigiosas, quienes hablarán con más autoridad?

Obviamente, las sociedades que más han sentido el impacto de la modernidad son las más afectadas por la descomposición del matrimonio católico y la desestructuración del modelo tradicional familiar, Europa y Norteamérica, principalmente. Pero también Iberoamérica, el gran continente católico, siente gravemente la crisis del matrimonio católico y la familia, y lo mismo, con sus peculiaridades socio-culturales, las emergentes y prolíficas iglesias africanas.



El documento del obispo dominico Jean Paul Vesco con el que he empezado este articulete, reflexiona desde los supuestos socio-pastorales que, previsiblemente, serán los mismos que afloren en el aula sinodal. Lo preocupante no son los hechos, sino su interpretación y las propuestas que se articulen como remedio o solución. En la exposición del obispo francés se llega a plantear, de hecho, una nueva visión del matrimonio como estado y de su ruptura (en caso de divorcio y nueva unión de unos de los cónyuges divorciados con otra persona) como generadora no ya de un adulterio consumado y persistente que impide el acceso a los Sacramentos, sino de otro nuevo estado matrimonial, distinto y merecedor de valoración y atención pastoral. Al fin, se elabora una nueva doctrina sobre el Sacramento, bajo la hipócrita salvedad de no atentar contra la indisolubilidad del matrimonio sacramental, cuya propiedad se mantiene indiscutida en cuanto tal, pero reconociendo el 'bien conyugal' de la nueva unión extra-canónica y reclamando para ella una atención pastoral reconciliadora, sin enjuiciarla como estado (persistente) de pecado (adulterio).

Concluyendo: El peligro de la propuesta/tesis de Kasper & cía es que, de ser reconocida y aprobada, la admisión pastoral de los divorciados re-casados se traducirá, más pronto o más tarde, en una nueva doctrina sobre el matrimonio sacramental y sus propiedades.

Esta mañana, hace un par de horas, el Cardenal Baldisseri hacía ante los medios una breve presentación del Sínodo.

También se ha abierto una web especial, con información, resúmenes, reportajes, etc.

A pocas horas de su inauguración, in Communio Sanctorum, oremus!


p.s. Otro tema importante latente en el Sínodo y que podría dar una sorpresa: Un replanteamiento de la práctica anticonceptiva. Lean este articulete, para que se hagan idea del ambiente: The Synod and birth control


+T.

viernes, 25 de julio de 2014

Magisterio necesario. Todos hablaron ¿Francisco callará?

 
El Anglicanismo primero fue cisma, luego herejía. Sin embargo, históricamente, la Iglesia Católica prestó una particular atención a la llamada 'Iglesia Anglicana'. Desde el Movimiento de Oxford la atención fue tácita, si no oficiosa relación. En ese marco, la bula Apostolicae Curae, de León XIII, 1896 (ver en Denzinger), aunque supuso un golpe medular al anglicanismo, reconocía, implícitamente, una remota conexión, merced a la cual aplicaba su magisterio respecto a un caso especialmente anglicano, que no por eso dejaba indiferente al Papa, cabeza de la Iglesia.

Con motivo del movimiento reclamando la ordenación de mujeres, a una carta del entonces primado anglicano, el arzobispo Donald Coggan (convencido promotor de la iniciativa pro-femenina ya en la Conferencia de Lambeth, en 1970), Pablo VI contesta con un rescripto pontificio, claro y contundente;

"Your Grace is of course well aware of the Catholic Church's position on this question. She holds that it is not admissible to ordain women to the priesthood, for very fundamental reasons. These reasons include: the example recorded in the Sacred Scriptures of Christ choosing his Apostles only from men; the constant practice of the Church, which has imitated Christ in choosing only men; and her living teaching authority which has consistently held that the esclusion of women from the priesthood is in accordance with the God's plan for his Church"


"Su gracia es, por supuesto, muy consciente de la posición de la Iglesia Católica sobre esta cuestión. Ella sostiene que no es admisible ordenar mujeres para el sacerdocio, por razones verdaderamente fundamentales. Tales razones comprenden: el ejemplo, consignado en las Sagradas Escrituras, de Cristo que escogió sus Apóstoles sólo entre varones; la práctica constante de la Iglesia, que ha imitado a Cristo, escogiendo sólo varones; y su viviente Magisterio, que coherentemente ha establecido que la exclusión de las mujeres del sacerdocio está en armonía con el plan de Dios para su Iglesia".

Cfr. Pablo VI, Rescripto a la Carta del Arzobispo de Canterbury, Revdmo. Dr. F.D. Coogan, sobre el ministerio sacerdotal de las mujeres, 30 noviembre 1975: AAS 68 (1976)

Merece la pena destacar, por especialmente firme y clarificador, el final del párrafo: "...Magisterio, que coherentemente ha establecido que la exclusión de las mujeres del sacerdocio está en armonía con el plan de Dios para su Iglesia".

Por expreso encargo (y preocupación) de Pablo VI, un año después, en Octubre 1976, la S.C. para Doctrina de la Fe publicaría la declaración Inter Insigniores (leer aquí), exponiendo la doctrina de la Iglesia sobre el tema. El documento merece leerse, pues es de absoluta actualidad:

"...la Iglesia es una sociedad diferente de las otras sociedades, original en su naturaleza y estructuras (...) se utiliza a veces el texto antes citado de la Carta a los Gálatas (3, 28), según el cual en Cristo no hay distinción entre hombre y mujer. Pero este texto no se refiere en absoluto a los ministerios: él afirma solamente la vocación universal a la filiación divina que es la misma para todos. Por otra parte, y por encima de todo, sería desconocer completamente la naturaleza del sacerdocio ministerial considerarlo come un derecho: el bautismo no confiere ningún título personal al ministerio público en la Iglesia. El sacerdocio no es conferido como un honor o ventaja para quien lo recibe, sino como un servicio a Dios y a la Iglesia (...) el sacerdocio no forma parte de los derechos de la persona, sino que depende del misterio de Cristo y de la Iglesia. El sacerdocio no puede convertirse en término de una promoción social. Ningún progreso puramente humano de la sociedad o de la persona puede de por sí abrir el acceso al mismo: se trata de cosas distintas (...) igualdad no significa identidad dentro de la Iglesia, que es un cuerpo diferenciado en el que cada uno tiene su función; los papeles son diversos y no deben ser confundidos, no dan pie a superioridad de unos sobre otros ni ofrecen pretexto para la envidia: el único carisma superior que debe ser apetecido es la caridad (cfr. 1 Cor. 12-13). Los más grandes en el reino de los cielos no son los ministros sino los santos."

Tanto el rescripto de Pablo VI como la declaración Inter Insigniores aparecen citados en la Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis, de Juan Pablo II, publicada en Pentecostés del año 1994, el año de las primeras pseudo-ordenaciones de 'clérigas' anglicanas. Como es sabido, el texto papal utiliza una fórmula quasi-definitoria (infalible), con voluntad expresa de dar por cerrado, definitivamente, el tema:

"...Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia."

El Domingo pasado, Zenit publicaba en su boletín un extracto de un artículo de L'Osservatore (ver aquí), con una comunicación del primado anglicano Justin Welby sobre la reciente aprobación por la jerarquía anglicana de la incorporación de mujeres al episcopado (uso el concepto sin reconocer, obviamente, que en la confesión anglicana exista, propiamente, jerarquía sacerdotal - obispos, presbíteros, diáconos - y sucesión apostólica). En las palabras de Welby se detecta cierta condescendencia, como si hablara desde cierto nivel de superioridad, un paso (o dos) más allá en la evolución cristiana que aquellos otros cristianos a quienes se dirige:

"...somos conscientes de que nuestros interlocutores ecuménicos encontrarán en esta decisión un nuevo obstáculo en nuestro camino hacia la plena comunión (...) nosotros, como Iglesias fortalecidas por el Espíritu Santo, tenemos la tarea de proclamar la Buena Nueva de nuestro Señor y Salvador Jesucristo y luchar por una amistad más estrecha y una mayor unidad..."

La declaración del primado cantauriense resulta un irritante ejercicio de hipocresía en cuanto insiste en la unidad desde el anuncio de un hecho consumado que fractura aun más la desunión e imposibilita la comunión, siendo ahora más grave y profunda la separación por la degeneración de la misma institución jerárquica que, adoptando los dictados sociales, abandona la tradición recibida en aras de la modernidad y el reclamo feminista, extraño a la Iglesia desde sus orígenes, ausente en la institución de Cristo.



La gravedad de este nuevo error anglicano exige, como en los casos precedentes que he citado, una declaración magisterial como la hecha oportunamente por León XIII, Pablo VI y Juan Pablo II. Dado que el desenlace del asunto ya se preveía, después de una polémica muy activa en estos últimos años, se esperaría que Roma hubiera tenido elaborado el documento pertinente para ser publicado, bien por la S.C. de Doctrina de la Fe o, incluso, como documento del mismo Papa.

Pero no. No ha habido nada.

Sin embargo, la noticia del boletín de Zenit sí incluía una grave censura del error de las (pseudo) ordenaciones episcopales de mujeres anglicanas, una declaración no del Papa, ni de Roma, sino del Patriarcado de Moscú, de su Departamento de Relaciones Exteriores que dirige el metropolita Hylarión Alfeyev. Contundente, destilando doctrina y juicio, neta ortodoxia fiel a la tradición eclesial y apostólica:

"...(la incorporación de mujeres a la jerarquía)...impide considerablemente el diálogo entre ortodoxos y anglicanos (...) contribuye a aumentar las divisiones en el mundo cristiano en general (...) la introducción al episcopado femenino también elimina la posibilidad teórica de un reconocimiento por parte de la Iglesia ortodoxa de la existencia de la sucesión apostólica en la jerarquía anglicana (...) la consagración de mujeres obispos contradice a la antigua tradición de la Iglesia (...)

(lo decidido por el sínodo anglicano)...no ha sido por una necesidad teológica o asuntos de la práctica de la iglesia (...) sino un esfuerzo por satisfacer la idea mundana de la igualdad de género en todos las esferas de la vida y mejorar el papel de la mujer en la sociedad británica (...) se trata de una secularización del cristianismo (...) que alejará a muchos fieles que, en la inestabilidad del mundo moderno buscan apoyo espiritual en la inquebrantable tradición del Evangelio y de los Apóstoles".

Qué pena que tengamos que reconfortarnos con la buena doctrina de los cismáticos ortodoxos mientras el Magisterio de la Iglesia Católica prefiera callar y no decir nada.

Todo ello en los días de PP Franciscus, tan locuaz, tantas veces, con quien y sobre lo que no debiera.


+T.

martes, 27 de agosto de 2013

Amazing grace?




La agencia RomeReports sorprende un día sí y otro no. Típica fuente emisora-publicitaria del neo-catolicismo postconciliar, entre juanpablismos patentes y el francisquismo nuestro de cada día, alimenta a las almas postmodernas con su video-magazine. Todo cabe en RomeReports, desde los bailes fin de fiesta jmj de Copacabana hasta la mini-crónica cultural del Vaticano o de Roma cittá.

Pero el vídeo que pongo alcanza un grado de anormalidad desconcertante. Lo publicaron el pasado viernes 23 de Agosto, con estos titulares:

Amazing Grace: un videoclip de Music Visions que explica el sentido de la gracia

23 de agosto, 2013. (Romereports.com) (-SÓLO VÍDEO-) Amazing Grace es un videoclip en el que se explica de forma metafórica la importancia de la gracia para afrontar las dificultades que se presentan a lo largo de la vida.


¿Es así cómo se entiende la doctrina sobre la gracia? ¿Ese es el ejemplo, la ilustración al misterio de la gracia divina? Un púgil deprimido que escarcea con una chica que parece mantenerle en la esperanza de la victoria en el combate, victoria que no llega.

Parece ser que se quiere explicar la acción de la gracia actual, esa que alumbra nuestra mente y excita la voluntad para operar el bien y resistir la tentación. El luchador cansado, rendido, desanimado, se estimula con el contacto, o la visión, o la conversación, o el recuerdo de la chica bonita. El luchador es un atleta, con cuerpo de gimnasio y tipo de héroe de peli; la chica es una joven atractiva e insinuante, expresivamente seductora. La vida del boxeador se reduce a una secuencia alternada de ilusiones, desánimos, fracasos y decepciones solamente alentados por la presencia, real o virtual, de su (nunca mejor dicho) animadora.

¿Es válida esa puesta en imagen/video-novela para explicar el qué y el cómo de la gracia?

Poner imagen a la fe, ilustrar visualmente el Credo, dar formato sensible a la doctrina es una delicada labor. La iconografía cristiana pretende, en parte, eso mismo. Pero los aciertos son difíciles, raramente completos, expuestos siempre a parcializar o, incluso, degradar el misterio.

¿Se puede representar con esas imágenes la gracia y su acción sobre las almas? ¿Vale cualquier medio para expresar los conceptos cristianos?

Desde sus orígenes, la iconografía cristiana usó muchos elementos del arte pagano, hasta se sirvió de la mitología greco-romana, en algunos casos, para figurar los misterios de la fe. El Cristianismo (y entiéndase que digo cristianismo identificándolo como catolicismo, propiamente) fue muy libre, diríase que osado, a la hora de exponer su credo.

Aun así, un videoclip que parece otro video clip musical cualquiera y que sólo con una adecuada/forzada explicación puede entenderse en sentido cristiano, me parece no sólo inadecuado sino también 'corruptor' del tema que pretende exponer.

La doctrina de la Gracia es uno de los capítulos más delicados de la Teología Cristiana, muy controvertido. Raro es el autor, moderno o antiguo (Santos incluidos) que se haya metido en él y haya salido sin enredarse. Una catequesis actual sobre la gracia no puede utilizar ese yutube como ejemplo ilustrativo.

Antes, las herejías/errores doctrinales se predicaban, luego se escribieron, después se publicaron; hoy, se graban en video. De la voz, al libro, del panfleto al video, hay todo un curriculum amoldado a los tiempos.

Lo más curioso de todo esto: Lo han quitado. No aparece entre los videos semanales de Romereports. Se publicó el pasado 23 de Agosto. Sólo he podido recuperar el titular (ver más arriba) de la noticia, presentándolo como una 'metáfora'

¿Quién habrá sido el ocurrente metafórico que puso el vídeo?

Aunque sería más interesante saber quién lo ha (justamente) censurado.

Presentándose como una agencia de noticias al servicio del Papa, los patrocinadores de la agencia Romereports deberían esmerar sus contenidos. A no ser que compartan tendencias tan chocantes y degenerantes como la que ejemplifica ese vídeo 'gracioso' del púgil mediocre y su chica cariñosa.

p.s. Por cierto, al final del video, después de haberlo visto, me pregunté que si no sería la chica el problema del chico; es decir, que el chico no gana combates porque está seducido (y algo más) por la sujeta esa. Si yo tuviera que explicar ese yutube, lo explicaría así. Me parece evidente: En las luchas, para los contendientes, las pasiones (y las obsexiones) estragan.


+T.

lunes, 29 de abril de 2013

Lavandería

Una de las formas frecuentemente usadas por el des-catolicismo para 'poner en crisis'(?) la fe católica y sus prácticas ha sido una cierta adaptación vulgarizada de la reducción al absurdo: Con una comparación jocosa se ridiculiza aquello que se quiere criticar o dejar en evidencia. Es un recurso muy utilizado en las predicaciones populares, en los sermones parroquiales. Algunos grupos o movimientos usan habitualmente este tipo de descalificaciones irónicas (pienso en los 'rollos' de los Cursillos de Cristiandad y en las catequesis de las Comunidades Neocatecumenales, por ejemplo).

El lenguaje coloquial, cuando se trata de predicar la doctrina, la teología o la moral, conlleva el riesgo de la equivocidad: Si no se capta adecuadamente, si el auditorio no sintoniza verbal y conceptualmente con el orador, se pueden sacar conclusiones erróneas. Este tipo de discursos también puede dañar la fe de los sencillos, que muchas veces se deforma o traumatiza. La burla es un formato peligroso para la predicación.

El Papa Francisco, en sus sermoncillos de Santa Marta, suele utilizar un lenguaje directo, familiar, coloquial. Si fuera un párroco en su parroquia, predicando a su feligresía, a gente que conoce y que conocen su estilo, sus expresiones, ese tipo de homilía popular-catequética, podrían valer, incluso ser muy oportuno. Pero el Papa Francisco ya no es Don Jorge, el cura.

Esta mañana, ha dicho esto:

"...Tantas veces pensamos que ir a la confesión es como ir a la lavandería. Pero Jesús en el confesionario no es una lavandería".

Ha dicho, en el mismo contexto, más cosas. Aquí se recogen, en el resumen publicado por el boletín diario de Zenit:

La bendita vergüenza de la confesión. Consoladora homilía de Francisco en la misa diaria

Todo eso, que podría decirlo yo mismo (aunque estoy casi seguro de que yo nunca diría (ni he dicho) algunas de las cosas que dice el Papa Francisco), el Papa no debería decirlo.

En cuanto lo he leído, pensé que decir que la confesión no es 'lavandería' puede equivaler a decir que no es 'lavado', y en consecuencia que no existen, pues, las 'manchas'. Etc. etc. etc.

Desde el 'lava me, Dómine, ab iniquitate mea' del Miserere, al Dogma de la Inmaculada Concepción (en cuya definición se usa expresamente la palabra 'mancha') y otros cientos y miles de oraciones y textos teológicos, morales y espirituales, quedan en entredicho si se dice (si se ha dicho) que el sacramento de la confesión no es una lavandería.

No se trata de que lo explique. Sabemos lo que creemos y sabemos que es verdad. No es necesario que nos lo aclaren (?).

Lo que es urgente es que esas cosas se dejen de decir.

¿Hay alguien que se lo diga? ¿Alguien que se atreva a decírselo?





n.b. Las fotos merecen otro comentario correctivo, pero me abstengo.


+T.

domingo, 29 de julio de 2012

Müller ideológico- inclusivo ???


Con un currículum (pensamiento y obra) tan poco ajustados al perfil ideal del Prefecto de la Sgdª Congregación para la Doctrina de la Fe, pienso que es prudente y necesario estarse atento a cuanto diga y publique (oficial y/u oficiosamente) el recien nombrado Mons. Müller. Yo, por lo menos, tengo intención de no perderle de vista (en tanto en cuanto mis facultades de no-teólogo oficial me lo permitan, of course).

Conque me zambullí esta tarde en la entrevista que el inquietante Müller concedió hace unos días a L'Osservatore:

Aquí una breve reseña en la edición de L'Osservatore Romano (usuarios no registrados)

Aquí la entrevista completa en italiano

Aquí una traducción en español

Aquí un extracto de Andrea Tornielli en Vatican Insider

Sé que si me pongo en plan perro dominicano castizo (la raza con su pedigree está en peligro de inminente extinción) le saco a la entrevista diez proposiciones meritables a la hoguera (estupendo recurso, este sí, ya del todo extinto, ¡ay!). Pero como no dispongo de tiempo (ni me merece la pena) comentar por extenso la entrevista, permítome dos apostillas, dos pinceladas, dos grumos de problemática deglución:

1º) el uso del concepto 'ideología', siendo este un concepto que se conjunga mal si se aplica o se refiere a la Iglesia, particularmente si se hace en contexto ad intra, aludiendo a algo operante/operativo dentro de la Iglesia (o también respecto a ella misma). El marxismo, principalmente, hizo suyo ese vocablo, integrándolo en el lexicón marxista, cuya impronta late en quien lo usa, lo aplica, lo entiende al analizar una realidad determinada ('análisis' y 'realidad' son otros dos conceptos muy articulados en la sintaxis marxista, ya saben Uds).

Pues sucede que en la entrevista (párrafo penúltimo) el entrevistador pregunta (absurdamente) a Müller por la situación planteada por lefebvrianos y monjas de EEUU, que es como interrogar a un geofísico por la densidad de la lava volcánica y el análisis espectográfico de la capa de ozono, todo junto sin solución de continuidad, como meter a un cordero y una pantera en la misma clasificación taxonómica. Si la pregunta del preguntador ya tiene sesgo culpable-promíscuo de bad milk con rejón de castigo, la respuesta de compromiso de Müller es desasosegante:

"Per il futuro della Chiesa è importante superare gli scontri ideologici da qualsiasi parte provengano // Por el futuro de la Iglesia, es importante superar los desencuentros ideológicos de donde provengan (...)"

Dejando a un lado el caso (perdido) de las no-religiosas made in USA, ¿piensa Mons. Müller que la FSSPX y sus postulados son 'ideología' y 'desencuentro'? Alguna vez he dicho - y repito algunas veces, insistiendo - que la FSSPX es la Iglesia tal y como la Iglesia Católica se encontraba en 1962, con todo su antes y sin el después: No son 'idelogía' porque son la propia Iglesia sin adherencias ideológicas, sólo la Iglesia ca.1962, cuyo desprecio supone la negación de toda la Iglesia desde ese punto hasta su origen, pues desde el origen hasta esa fecha así fue y se expresó la Iglesia. Respecto a Dogma, Doctrina y Liturgia ¿qué se puede decir que cuadre con el concpeto 'ideología' referido a la FSSPX y lo que manteniene sobre estos puntos? Si cupiera adjudicarles alguna 'ideología' sería la que se pudiera extractar de la misma Iglesia concebida como cuerpo sacro-doctrinal-histórico-social, sólo la Iglesia, lo eclesial y nada más.

De las no-monjas made in USA sí podría decirse que han sufrido una amplia y profunda ideologización, contaminando su condición de religiosas con ideas perversas y extrañas a la fe católica. Tocante a este problema, la cuestión sería aclarar por qué y cómo ha sucedido todo. Pero es absurdo y tendencioso equiparar este caso con el de la FSSPX planteando un silogismo dialéctico que - se supone - se resolvería en una síntesis de contrarios. Si Müller ensaya una alquitara para destilar sublimado de esencias volátiles, se puede ver protagonizando una nueva versión del cuento de 'El Aprendiz de Brujo' en el laboratorio-marco de la Nuevangelización.


Lo segundo de la entrevista que se me ha atragantado es otro pequeño pormenor:

2º) ¿Cita Müller en sentido deliberadamente inclusivista un texto del Evangelio?

Esto es lo que dice Monseñor Prefecto en la entrevista:

Il Santo Padre ha l'importante missione di annunciare il Vangelo e di confermare i fratelli e le sorelle nella fede.

La cita evangélica que parece subyacer a esta afirmación es esta, del Evangelio de San Lucas:


"...¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos..." Lc 22, 31-32

El Señor pronuncia estas palabras durante la Última Cena, en referencia a la cumplida traición de Judas, el impetuoso (e indiscreto) fervor de San Pedro y el escándalo inminente de la Pasión que afectará también a los demás Apóstoles. Cristo advierte a Simón Pedro avisándole de la debilidad de su situación, que le llevará a negarle aquella noche-madrugada, pero al mismo tiempo le manda que, una vez pasada la tentación y repuesto del ataque diabólico, confirme y sostenga la fe de los otros Apóstoles. Porque la frase 'confirma en la fe a tus hermanos' sólo puede referirse stricto sensu a los Apóstoles presentes en aquel momento.

Si Müller dice que la misión del Papa es la de "confirmar la fe de los hermanos y las hermanas", ademas de abusar del texto evangélico usando una fórmula acuñada por la pseudo-teología (¡esto sí es ideología!) feminista-inclusivista, ¿quiere decir algo más? ¿extiende el sentido de la frase en sentido inclusivo? Por ejemplo ¿estaría pensando en una estructuración jerárquica en la que el Papa (Pedro) confirme en la fe a sus hermanos y sus hermanas (jerarquía mixta compuesta por varones y féminas).


Disparato, ¿verdad?, dirán Uds. Pero la verdad es que la entrevista recoge esa cita de Müller. Y la cita puede tener ese sentido que yo mismo he detectado y expuesto. Podrá estar o no estar en la mente de Müller, pero si lo ha dicho y en las circunstancias que vive la Iglesia (el mismo Müller se ha referido a las polémicas e insostenibles religiosas des-católicas de los EEUU) las palabras de esa cita pueden entenderse como una insinuación favorable a la teología feminista-inclusivista.

¿Había necesidad de citar así? ¿Cree Müller que es necesario usar/implantar ese vocabulario de términos inclusivos, forzando la introducción del femenino supérfluo junto al masculino/universal común? ¿Adopta Müller deliberadamente esa forma inclusivista siguiendo el modelo impuesto con enorme carga ideológica por los políticos progresistas (anti-cristianos y contra-católicos en su mayoría)? ¿Piensa Müller que el lenguaje teológico-doctrinal, el lenguaje del Magisterio, tiene que plegarse y amoldarse a las exigencias, cánones y tendencias del lenguaje político-social-ideológico en boga?

Verán Uds. que lo que me cuestiono, las dudas que me planteo, no son caprichosas lucubraciones de una neurona torquemadista que me provoca sinapsis híperortodoxas-ultramontanas. No invento de la nada, sólo deduzco de lo que dice, lo que ha dicho Müller.

Me temo que en lo sucesivo se presentarán otras muchas ocasiones con semejantes (mejores o peores) muestras del pensamiento (teología y doctrina) del Excmº y Revmº Monseñor prefecto de Doctrina de la Fe, pronto, seguramente, Cardenal de la Santa Romana Iglesia, como corresponde al cargo, tradicionalmente el más conspicuo de toda la Curia Romana.

No sé si, dada su problemática relaciòn con los graves representantes de la tradición, Mons. Müller declinará esta venerable y tradicional posición y se inclinará a rebajar el privilegiada nivel de su Dicasterio, haciendo descender la Doctrina de la Fe a un plano más llano, menos encumbrado, más accesible al pueblo.

El pueblo de los ciudadanos y ciudadanas del Reino de Dios, of course.

+T.

jueves, 5 de julio de 2012

Müller, sembrador de inquietudes


Es muy grave y anómalo poner al frente de un organismo garante de la ortodoxia a un teólogo con su ortodoxia sin garantizar. Se trata de un caso que no tiene satisfactoria explicación por mucho que se quiera explicar satisfactoriamente. Benedicto (salva reverentia) no ha escogido bien, ni ha escogido al mejor. Ni siquiera al menos malo. Aunque Mons. Nicola Bux salga, capote en mano, a hacerle un (discutible) quite: 'Se extrapola del contexto'.

El contexto - entiendo yo - es el mismo personaje: Müller, su obra y sus circunstancias. Es dificil, cuando no imposible, desprenderse de lo que uno ha sido y ha venido siendo. Haría falta una especie de declaración de conversión, al estilo de aquellas confesiones dogmático-doctrinales históricas, cuando se precisaban las cosas dichas o no dichas, con claridad meridiana, para no suscitar confusiones y/o erróneas interpretaciones.

Pero Müller no hace eso, al contrario, me parece (con permiso de Don Bux). Por ejemplo, de una entrevista que le hicieron poco después de hacerse público su nombramiento, entresaco dos inquietantes afirmaciones:

1)- "...La Congregación para la Doctrina de la Fe tiene la responsabilidad de promover, no sólo proteger (...) La idea es promover la teología y sus raíces en la revelación con garantía de calidad, teniendo en cuenta las novedades intelectuales de la época a escala mundial. No podemos limitarnos a repetir mecánicamente la única doctrina. Se debe ser sensible a la evolución de la época, los cambios sociológicos, el pensamiento de nuestros contemporáneos".


Fue uno de los postulados-tesis del modernismo esa revisión-reformulación de la fe y la doctrina, trasvasándola desde sus formas (que son fórmulas, palabras, doctrina, dogmas) originales (antiguas, tradicionales), al lenguaje, la cultura y las expresiones modernas, contemporáneas, actuales. Por ejemplo, pasar del concepto escolástico de la 'transubstanciación' al nuevo, más en consonancia con la filosofía contemporánea, de 'transignificación' o 'transfinaliación'. Así, explicaban sus autores, se discurría sin solución de continuidad entre Stº Tomás de Aquino y E. Schillebeeckx. Pero obviaban que en realidad se disolvía el dogma entre la doctrina recta de un Santo y la insuficiente y errada de un heterodoxo (aunque dominicos ambos). Así se ha escrito gran parte de la turbia teología del siglo XX post-conciliar y lo que llevamos del XXI tertiummilenarista advenido. Lo que piensa y escribe Müller sobre el Sacramento, parece ir en esta línea.

Lo segundo que dice y que me inquieta, en la misma línea que lo anterior, es esto:

2)- "... Uno no puede simplemente elegir lo que se ajusta a un determinado esquema (...) tiene que abrirse a la totalidad de la fe cristiana, toda la profesión de la fe, la historia de la Iglesia y el desarrollo de su enseñanza (...) la tradición viva (...) Cada época tiene sus propios desafíos...".

También el historicismo teológico es una vieja tesis del modernismo, explicando que toda doctrina tiene su razón de ser coyuntural, según el marco cronológico-cultural del momento en que se formuló. Ni existen verdades eternas ni la Iglesia puede pretender tales conceptos supra-cronólógicos que exceden su naturaleza y dimensión históricas: La Iglesia y la fe son devenir.

Desde esta tesis, todo el Credo cristiano, incluso las mismas Sagradas Escrituras, queda suspenso en el el éter de la indefinición, susceptibles de ser adaptadas según los cánones del pensamiento u orden social-cultural vigente. Los teologos como Müller serían los autores encargados de la re-formulación, manteniéndose atentos a los signos de los tiempos, en cada momento y lugar.

¿Me dirán Uds. que voy más allá de las mismas palabras de Müller? Les pregunto yo a Uds. si no ven en las afirmaciones de Müller la dirección en que apuntan.


Para remachar la inquietud que este nombramiento sorprendente nos suscita, Müller se auto-apologiza:

- "...Pero el Santo Padre me conoce a mí y mi trabajo teológico, no sólo como autor, sino también como experto en los sínodos de obispos en Roma o en la Conferencia Episcopal Alemana..."

Pues por todo eso - no obstante Don Bux - los católicos conscientes estamos agitados, desasosegados, disgustados.

Tanto que no salimos de nuestra perplejidad.


+T.

martes, 10 de enero de 2012

¿Hermenéutica de continuidad?



Benedicto XVI: La libertad religiosa es el primer derecho del hombre

Discurso al cuerpo diplomático ante la Santa Sede con motivo del Año Nuevo :

"...A este respecto, se comprende que una labor educativa eficaz requiera igualmente el respeto de la libertad religiosa. Ésta se caracteriza por una dimensión individual, así como por una dimensión colectiva y una dimensión institucional. Se trata del primer derecho del hombre, porque expresa la realidad más fundamental de la persona."

... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...


Alentado esperanzas entre desconsuelos.


Custos, quid de nocte?
Custos, quid de nocte?



+T.

martes, 13 de diciembre de 2011

Una inquietante conciencia católica


Supongo que no digo nada que otros no piensen si afirmo que la FSSPX inquieta la conciencia de las más graves instancias y en los más altos niveles. Y me refiero al más conspícuo Catolicismo, jerarquía y fieles. Obviamente no toda la jerarquía ni a todos los fieles. Recalco: A los más graves (serios) y conspícuos (selectos).

La inquietud que digo parece como si últimamente se fuera volviendo punzante tensión, sobre todo cuando se evidencia que la FSSPX permanece en sus marcas mientras Roma se ha aproximado a ellas. Una dificil (y arriesgada) aproximación, casi ejercicio de acrobacia contorsionista, como una de esas tablas gimnásticas de estiramiento que parecen imposibles para el que no tenga aptas y flexibilizadas, lubricadas y elásticas, las articulaciones, coyunturas, tendones y musculaturas.

Ante la tribuna severa de los inmovilistas vaticanosecundistas se justifica la acción de aproximación como caridad pastoral y/o liberal praxis de 'intra-ecumenismo', o, como explican otros, diálogo 'intra-católico'. Una buena justificación si no desconcertara tanto el mismo concepto de auto-reconciliación que supone, lógicamente, el reconocimento, más o menos tácito, más o menos implícito, de ruptura y descomposición católicas.

Esté en la fase que esté, la prevista conclusión de las conversaciones Santa Sede/FSSPX se cierra con más signos que hechos, con más pronósticos que certezas. La expectación, sin embargo, ha estado y se ha vivido, sobre todo, fuera de la FSSPX, dentro de los círculos católicos interesados por la cuestión, su desarrollo y su desenlace. Roma está dentro de estos círculos. Digo Roma y vuelvo a lo que dije antes: Los mas graves y conspícuos niveles e instancias de la Urbe Católica.

El artículo de Don Fernando Ocáriz no lo entiendo sino en y desde este ámbito inquieto, punzado, tenso, ante una FSSPX que fuerza a Roma a examinarse en conciencia sobre su esencia católica. En Liturgia, el exámen ha concluído con el motu proprio Summorum Pontíficum, un clamoroso documento, casi una confesión con su acto de contricción. Por eso son tantos los renuentes, por eso está costando tanto penetrar su sentido y asumir su ejecución y su alcance.

¿Y la doctrina? De eso iba, precisamente, el Preámbulo Doctrinal, tan interesante para quienes nos interesamos por esta importante, muy importante, cuestión. Importante porque de lo que pase puede salir algo muy parecido al susodicho motu proprio, de semejante calibre y valor. Huelgan detalles y explicaciones, que, por otra parte, ignoro tanto como Uds. Pero de lo medular, de lo axial, todos los interesados sabemos, con intución bastante aproximada.

Todo lo que está pasando re-plantea necesariamente la situación y la consideración respecto a la FSSPX, tan demostradamente coherente consigo misma. Si entre sus miembros también se debate y opina, imagino que el marco de la reflexión está siendo otro muy distinto que el de sus interlocutores romanos.

Al artículo de Don Fernando Ocáriz, un acto digno, como ha sido, de análisis y comentarios, ha seguido otro acto también de alto valor y necesaria lectura. Me refiero a la ordenación de fr. Charles Morerod o.p. como obispo de Lausanne-Ginebra-Friburgo. He encontrado unos youtubes, con algunas imágenes del acto.

No comento detalles, que se comentan solos. Diré, no obstante, que esa es la iglesia-de-morerod (permítanme la palabreja y los guiones), tan distinta y distante de las formas de la FSSPX. ¿Distante también en la doctrina? Respóndanse Uds. mismos aplicando la regla/traducción de la lex orandi, lex credendi, tan adecuada para examinar/evaluar acontecimientos como este:



Habrán observado que entre los sacerdotes de la procesión se ven extravagancias, además de la patente descordinación de ornamentos, posturas y actitudes; destacan algunas estridencias más llamativas como el clérigo que viste algo como un semi-hábito, a media pierna; o el clérigo de rito oriental; o el que lleva un gorro de piel; o la mayoría que no llevan cíngulo, o los que van sin estola. El último tramo de los revestidos con casullas lo encabezan dos sacerdotes en animada tertulia; los dos suizos son un detalle muy suizo, muy simpático, autóctono; el obispo electo Morerod camina con los brazos sobre el bajo pecho y las manos con los dedos entrecruzados, con ademán 'tímido-coloquial'. Los obispos, mitrados, coloquiales todos, algunos ostentando abdómen y meciendo brazos; el cierre de la procesión con los dos obispos y el ceremoniero pone nota a la comitiva toda.

Que sin embargo comenzaba bien: Turiferario, acólitos con candeleros, Cruz procesional, más ceriferarios, dominicos con hábito completo, etc. Pero el cuerpo de la procesión no seguía la páuta de la cabeza. La realidad se imponía a lo ensayado.

Esto no me pregunten qué es, porque no lo sé. El vídeo titula 'Alocución en la Iglesia de Ntrª Srª', el mismo día de la consagración episcopal. Vean y concluyan (los escopeteros del final no entran en el comentario, of course):



Pueden ver aquí escenas de la consagración y de la Misa (la web no deja poner enlaces directos de los vídeos --> ver en la columna dchaª).

El consagrante principal es el Cardenal Cottier, el antiguo Maestro Teólogo de la Casa Pontificia (1.990-2005), nonagenario, muy torpe de movimientos; la voz que recita no parece la suya, sino la de un monitor o ceremoniero al micrófono.

Siendo ambos suizos y dominicos, los dos insignes profesores del Angelicum, no es de extrañar que Cottier haya sido mentor y padrino de Morerod, muy probablemente. Se comprende que haya querido reservarse la ordenación de su con-frater y pupilo. Al ver la ceremonia, he vuelto a tener la impresión que tuve la primera vez que asistí a una ordenación episcopal: No parece una ceremonia sagrada (en cierto sentido la más alta, la de mayor rango litúrgico), sino una especie de recepción de nuevo miembro de un selecto club: Mucho 'ambiente festivo', aplausos, abrazos, sonrisas, más abrazos, más aplausos, agradecimientos, más aplausos, más agradecimientos.

Y las moniciones, y los cánticos, y el ceremonial en francés. A mí - y esto es impresión personalísima que no espero compartan conmigo - a mí el francés litúrgico, los rezos, cantos y demás en francés, me recuerdan a Lourdes y a Taizé (en Taizé nunca he estado, en Lourdes sí); un rezo, un canto una ceremonia en francés me impactan y me 'desacralizan' el ambiente, no sé por qué será.

Si el Novus Ordo hubiera debido imponer algunas partes de la liturgia ordinaria en latín, sólo en latín, la Misa y ceremonia de ordenación/consagración episcopal debería haber sido una de esas reservas. Por supuesto, entiendo que nada más lejos de la mens de los liturgistas fautores del Novus Ordo que esto mismo que postulo. Si no saben apreciar lo que digo y por qué, no me merece la pena argumentar, con lo que me ahorro y les ahorro la perorata ad casum.

Ayer me leí en español y en italiano el artículo de Andrea Tornielli, sobre la FSSPX, interesante no obstante sus opiniones, que son las corrientes sobre el tema. En su articulete, Tornielli evoca la turbadora cita de Pablo VI, la del humo de Satanás:

"...El obispo lefebvriano afirma, entonces, que el problema para la Iglesia no lo representa el disenso de la fraternidad, sino la presencia de un espíritu no católico que se ha infiltrado en la Iglesia.

Las palabras de Fellay recuerdan aquellas pronunciadas por Pablo VI —un pontífice no ciertamente amado por los lefebvrianos—, que en una homilía de 1972 había dicho: «El humo de Satanás ha entrado en el templo de Dios. Se creía que después del Concilio habría llegado un día de sol para la historia de la Iglesia. En cambio, ha llegado un día nublado, de tempestad, de oscuridad». Y, en una reunión con el amigo filósofo Jean Guitton, afirmaba: «Lo que me impresiona, cuando considero el mundo católico, es que dentro del catolicismo parece a veces predominar un pensamiento de tipo no católico, y puede suceder que este pensamiento se convierta mañana en el más fuerte. Pero este no representará jamás el pensamiento de la Iglesia. Es necesario que subsista un pequeño rebaño. por pequeño que sea».

La diferencia reside en el hecho de que, mientras el Papa hablaba de esta intromisión en la época posconciliar, durante la contestación y la crisis, Fellay y la fraternidad atribuyen toda la responsabilidad al Concilio.

Estimo suficientemente inteligente a Tornielli para contestarse él mismo en qué estriba la diferente perspectiva de las dos apreciaciones, la de Pablo VI y la de la FSSPX. También que, ya pondere una, ya la otra, al final convenga en que el hecho es el mismo: El espíritu no católico/ no santo que invade y corrompe (¡miedo me da decirlo!) a la Iglesia.

Las imágenes de la ordenación de Morerod no son una ilustración de esto último, obviamente. Pero sí valen como testimonio de las distancias litúrgicas y doctrinales que han separado a Mons. Morerod de sus interlocutores, Mons. Galarreta y los otros representantes de la FSSPX.

No me hago ilusiones de pensar que el episcopado de Morerod haya sido un caso del socorrido promoveatur ut removeatur. Pero imagino que si continuan las conversaciones intra-católicas algo no sería ya lo mismo que con Morerod en la mesa.

Imagino, digo, con temeridad de juicio porque sólo sé lo que les expongo y poco más.

Desde luego, Morerod no parece ser de los inquietados en conciencia católica por la muy activa, profunda, sólida e incisiva conciencia católica de la FSSPX.

¿Vuelvo a emitir un juicio temerario?


+T.

lunes, 31 de octubre de 2011

La verdad que ayer se enseñaba y que hoy nadie se atreve (un ejemplo de, a propósito de la fecha)


Hoy han celebrado algunos grupos/sectas protestantes el comienzo del luteranismo, por la efemerides de las 95 tesis que el entonces todavía fraile agustino, fray Martín Lutero, clavó como un desafío en la puerta de la capilla palatina de Wittenberg; era el 31 de Octubre del año 1517. Una fecha para no olvidar por la serie de acontecimientos que incoaba, cuyas consecuencias afectarían traumáticamente a la Iglesia y al mundo. Con las 95 tesis se clavaba también la proclama que sentenciaba el fin de un mundo en el que Occidente profesó una misma fe y vivió en una sociedad que se proclamaba y reconocía cristiana, con Roma como cabeza y el orbe como frontera.

Pues ha sido que casualmente (existen las casualidades?), esta mañana, buscando un dato sobre nuestra Bula de la Santa Cruzada, me he encontrado con este interesante texto:


P. ¿Qué niega el protestantismo?
R. Niega la autoridad e infalibilidad de la Iglesia y admite sólo la Escritura interpretada a su capricho.


P. ¿Quién fue el fundador de esta herejía?
R. Un fraile apóstata, soberbio y corrompido llamado Lutero.


21. El Protestantismo es una herejía enseñada por Martín Lutero, religioso de genio díscolo, soberbio y jamás dominado a pesar de los muchos castigos. Entró en Religión asustado por un rayo y salió por su carácter indómito y su corazón corrompido.
Envidioso porque León X encargó la predicación de las indulgencias a los Dominicos, y no a los de su Orden que hasta entonces lo habían hecho, predicó contra las indulgencias y el Purgatorio y enseñó que basta la fe para salvarse. Condenado por el Papa, negó su autoridad e infalibilidad, y atacándole con textos de la Sagrada Escritura, defendió que cada cual puede interpretar la Escritura a su capricho.

El texto que cito es una pagina del libro



Explicación Literal del Catecismo de Ripalda,
con una Exposición y Refutación de los Errores Modernos
y la Explicación de la Bula de la Santa Cruzada,
por el P. Gabino Márquez S.I.
Madrid 1926.
Editorial Razón y Fe.
(segunda edición corregida y aumentada)



Eran aquellos tiempos en que las cosas estaban claras, la doctrina se mantenía prístina y se predicaba y enseñaba justa y cabalmente. Se reconocían los males que iban llegando en oleadas y se les combatía ('exposición y refutación de los errores modernos', dice - como ven Uds. - el título de la obra). Un mundo, por comparación, tan lejano al nuestro. Y no ha corrido un siglo, todavía.

Desde el post-concilio nuestra Iglesia ha venido padeciendo un cierto complejo a la hora de evaluar algunos temas de historia y doctrina. Todo ello es sintomático de la confusión de juicios que afecta a nuestros obispos y teólogos, siendo muy pocos los que se atreverían hoy a predicar y enseñar textos como los de la cita. Para nuestro mal, evidentemente, puesto que todos terminamos también afectados por el mismo fenómeno, incapaces para distinguir, saber y poder valorar temas y asuntos que interesan a la fe. La falta de una doctrina recta ha tenido como consecuencia una debilitación de la fe; una insuficiente formación ha conducido a una progresiva confusión. Todo ello agravado por el medio social-cultural del siglo, caracterizado por el pensiero débole y las tendecias de fusión indiscriminada de filosofías, religiones y espiritualidades.

En fin, quede esa pequeña y gustosa muestra del Ripalda comentado para estimularnos a mejor saber y defender la fe, obligación de todo buen cristiano que no quiera verse enredado, confundido y arrastrado a la herejía, como el impío Martín Lutero.

¡Que el Señor nos libre!


+T.

jueves, 27 de octubre de 2011

Asís 3


Los católicos conscientes padecemos estos días como un eco reverberante que, sin ser una audición sensible, nos trae, se lleva y nos vuelve a soplar citas como esta:

"...Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, de cristianos y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona o misión."

Es un párrafo muy conocido (por quienes conocen estos textos) que se ha vuelto muy sentido (para quienes sentimos estas doctrinas) dados los tiempos contradictorios que nos ha tocado vivir, cuyas contradicciones nos afectan y nos confunden, dejándonos muchas veces bloqueados, como impedidos para discurrir por la via recta que - se ha supuesto siempre - hemos de transitar iluminados por la Fe.

La cita es de la encíclica Mortalium Animos, de Pio XI, publicada en 1928. El párrafo anterior está entresacado de este otro fragmento, de la misma encíclica:

"...Convencidos de que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ello esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, de cristianos y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona o misión.

Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio.

Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios."
(aquí el texto completo, en español, de la Mortalium Animos)

La importante encíclica de Pio XI aparece en plena efervescencia del movimiento ecuménico, alentado desde la primera década del siglo por algunas personalidades y grupos protestantes europeos, principalmente. Con la 1ª Guerra Mundial, la traumática experiencia de los contendientes animó todavía más las tendencias pan-cristianas que aspiraban a superar desuniones históricas e iniciar una nueva época bajo el signo de la comunión deseada. Se imponía una confraternización por encima de las barreras (¡trincheras!). Sonaba la campana de la convergencia, se cerraba el capítulo de las divergencia y las rupturas.

En 1928, los líderes del movimiento ecuménico podían dar ya cuenta de esperanzadores logros, más allá del simple entusiasmo inicial. Quizá para las confesiones nacidas durante la crisis de la Reforma Protestante la coincidencia en la fe y el culto de sus respectivas comunidades era un relativamente fácil común denominador, bastante posible de alcanzar. A pesar de todo, esta gran movilización ecumenista da la impresión de ser algo que estaba sólo en la intención de una cierta élite promotora, lejos de las expectativas comunes de las confesiones a las que ni siquiera podría decirse que representaban oficialmente, dada la multi-fragmentación y sectarización de las confesiones reformadas, con sus muchas peculiaridades.

La Iglesia Católica contaba por entonces con una experiencia muy distinta, todavía activa, fresca en el tiempo, que le proporcionaba un concepto muy desmarcado del que animaba a los ecumenistas protestantes. Con un sentido sinceramente original, el Movimiento de Oxford había iniciado algo que, sin llamarse propiamente 'ecumenismo' ni ser reconocido como tal, respondía a las expectativas que la Iglesia Católica pudiera tener sobre el particular. Si los activistas del movimento ecuménico insistían en conceptos como encuentro/diálogo/comunión, Roma sabe y mantiene que la clave sine qua non estriba en la conversión, justamente lo que había sucedido en el Oxford de Newman, entre aquellos anglicanos inquietos, inconformistas y conscientes, que fueron después críticos tractarianos, y concluyeron su tendencia convirtiéndose en católicos romanos. Roma estaba donde siempre había estado, y la reintegración de la unidad perdida tenía un sólo camino con meta en Roma, cabe la Sede de Pedro.

En este sentido, la contundencia de la Mortalium Animos es sólo clarividencia magisterial, sin ambages; un documento en concordancia con la tradición de la Iglesia, un verdadero texto con palabras proféticas, tristemente realizadas luego en un sentido que el Papa Pio XI jamás llegaría a concebir.

¿Qué ha sucedido en la Iglesia para que, a menos de un siglo de este magisterio, se hayan publicado textos y promovido actos que parecen contradecirlo? ¿Cual ha sido el motivo que ha deparado semejante divergencia doctrinal?

En cierto sentido, el ecumenismo católico comienza con un complejo, el del desnivel que estiman los promotores católicos que existía entre las versátiles propuestas unionistas protestantes y el monolitismo de la doctrina católica, sólidamente anclada porque se definía como roca firme, piedra de referencia universal. Los católicos que sentían la inquietud ecuménica, por encontrase con los 'hermanos' que se fueron, estaban dispuestos a dejar, a perder el sólido cimiento y cambiarlo por la movilidad ubícua del fascinante ecumenismo. Mejor caminar que llegar, se diría más tarde; mejor ser compañeros de viaje que hijos en la misma casa y la misma mesa.

Esta tendencia ecumenista se confundía muchas veces con el modernismo doctrinal, siendo dificil deslindar lo que podría ser compatible con la ortodoxia tradicional y lo que era una re-conceptuación neo-eclesiológica incompatible con la doctrina católica. En sentido ortodoxo habría que interpretar todas las iniciativas que culminaron durante las sesiones del Vaticano II; en el proemio del decreto conciliar Unitatis Redintegratio, la declaración de intenciones es tan clara como solemne: "Promover la restauración de la unidad entre todos los cristianos es uno de los fines principales que se ha propuesto el Sacrosanto Concilio Vaticano II...". Este mismo texto, el mismo párrafo, utiliza expresiones ambiguas, confusas, imprecisas, diciendo, seguidamente, que "... única es la Iglesia fundada por Cristo Señor, aun cuando son muchas las comuniones cristianas que se presentan a los hombres como la herencia de Jesucristo."

Desde textos como este, sin la claridad de documentos magisteriales anteriores - verbigracia la encíclica Mortalium Ánimos - se fue practicando el ecumenismo católico del post-concilio. Entre sus metas se introdujo una confusión más, alentada también por otro documento conciliar, la declaración Nostra Aetate en la que el Concilio exponía de forma novedosa el pensamiento y la voluntad de la Iglesia respecto al judaísmo, el islam y las religiones del mundo. La integración de las declaraciones de Nostra Aetate entre las intenciones ecumenícas fue un paso que se dió en la espontaneidad de la confusión ambiental generada y mantenidad passim, en un ambiente signado por la buena voluntad de quienes se referían al muy indefinido pero versatilísimo 'espíritu del vaticanosegundo'.

El gran consumador de todo este proceso fue Juan Pablo II; la convocatoria de Asís en 1986 marcaba un punto referencial. La Iglesia Católica escenificaba y ritualizaba, prácticamente, algo que ya estaba presente entre las instituciones del ecumenismo protestante (cfr. The Gifford Lectures / Conferencias de Gifford ): Una tendencia pan-religiosa que se deslizaba desde el punto original de una mínima confesión cristiana (un credo elementalmente cristológico-trinitario) a consideraciones meramente teístas y a un naturalismo teológico compatible con la postulación de un concepto minimalista del hecho religioso, reducido a cierta experiencia espiritual extrapolable a cualquier forma religiosa en cuanto abierta a una reconocida (pero indefinida) trascendencia. Parecía como si el encuentro de Asís aportara, finalemente, una forma celebrativa pública y universal a estas iniciativas de las élites ecumenistas, un marco solemne para la presentación del común religioso universal. La paz era el pretexto.

Ayer tarde, casi a la manera de unas vísperas litúrgicas, se rezó en la Plaza de San Pedro por el tercer encuentro de Asís; estas fueron las oraciones (no las comento, pero son - entiendo - significativas).

A este tercer encuentro de Asís se le concede tanta importancia que en la página de la Santa Sede aparece hoy un enlace para seguir en directo los actos principales de la jornada. Ahora mismo, mientras escribo esto, estoy conectado oyendo y viendo lo que ocurre en el escenario instalado dentro de la Basílica de Ntrª Srª de los Ángeles, delante de la capillita de la Porciuncula. Si quieren Uds. aquí pueden conectarse, pulsando sobre la pantallita en color (no sé si la conexión estará activa todo el día, o sólo en para algunos actos).

Yo he rezado, sobre todo, para que se aclare lo de Asís y para que lo de Asís termine, para que no se repita más y se olvide. Sé que la historia no tiene marcha atrás, pero también sé que los errores son corregibles.

Recalco el magisterio de la Mortalium Ánimos y me afianzo en su doctrina, mientras sufro la tensión de enfrentarme con un magisterio y unos actos que contradicen al Magisterio. Una extraña y absurda confrontación que no se justifica, pero que existe y es una de las llagas de la Iglesia post-conciliar.

Cierro repitiendo el texto que más arriba cité:

"...piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio.

Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios."



Texto del discurso del Papa Bnedicto XVI, Asís 27 de Octubre 2011

Sancti Spiritus gratia, rogamus ac petimus ut in fide recta confirmemus et sanctificemus nos. Amen.


+T.