jueves, 31 de enero de 2008

Iglesia: Una constante política


Por diversas y concurrentes coincidencias, desde esta mañana he tenido que intervenir varias veces tratando de matizar-corregir varios juicios que me han llegado desde diferentes sitios/personas. No los cuento porque no vienen al caso y porque exceden la capacidad y el interés del blog, pero en lo que va a continuación extracto algo de todo ello.

No soy un adicto a Hobbes, y apenas sé de él lo aprendido de la lectura de su Leviatán, y poco más. Hobbes para algunos es un pesimista con bastantes rasgos de misantropía, lo que quiere decir que Hobbes es un gran realista a la hora de exponer, juzgar y concluir. Su tratado político es tan válido ahora como lo fue a mediados del XVII, con todos los mutatis mutandis que le quepan. Quiero decir que Hobbes entiende mucho y entiende bien.

Que el estado haya querido dominar/controlar/gobernar todos los resortes, ámbitos e instancias de poder que concurran en su medio, es una natural evidencia aneja a su realidad; realidad que, según qué estado y qué configuración política de cual estado, se disimula más o menos, o no . Es muy significativo que el frontis del Leviatan tenga ese grabado alegórico que he puesto de ilustración, tan elocuente: Una figura antropomórfica con cuerpo poliantropomórfico, con una sóla cabeza coronada que blande una espada y empuña un báculo, emergiendo por el horizonte y cerniéndose sobre un país.

La figura puede aceptarse también como alegórico-histórica, puesto que la Inglaterra de Hobbes había conseguido, relativa pero exitosamente, esa integración de poderes en la corona-estado desde la asunción por el rey de Inglaterra de la capitalidad efectiva sobre el corpus ecclesiásticum. La Iglesia Anglicana integrada en una monarquía y con el rey como cabeza, es un hito en la historia político-eclesiástica del Occidente Cristiano. Un hito acaecido en la insular Gran Bretaña y muy limitado a sus fronteras e, incluso, parcial dentro de ellas. De todas formas, la Iglesia Anglicana quedó de tal forma engastada en la Corona Inglesa, que ya en el siglo XVIII es perfectamente definible en términos erastianos. Lo que en el continente eran herejías galicanas y josefinistas, en Inglaterra era doctrina postulada desde el mismo stablishment eclesiástico. Desde entonces, el "poder eclesiál" nunca ha sido un problema político en la sociedad inglesa. ¿Consecuencias? Una madura y pacífica evolución hasta el presente languideciente de la Iglesia Anglicana. ¿Una causa entre todas? La separación de la iglesia de Inglaterra de Roma, es decir, de la Iglesia.
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Roma, la Iglesia Católica, ha mantenido secularmente, desde sus orígenes, un pulso, una tensión con el estado y sus diversas formas históricas. ¿Por incompatibilidad de carácteres? Por diferencias de esencia: Su reino no es de este mundo...pero está en el mundo. Aunque no se entiende la civilización-estructuración política de Occidente sin la "inspiración" aportada positivamente por la Iglesia, es también patente la distanciación de la Iglesia de todos los regímenes que han sido y se han sucedido, con los que, a la postre, ha entrado en conflicto-colisión, desde el Imperio de los Césares al liberalismo decimonónico, pasando por el Sacro Imperio, el absolutismo monárquico, el revolucionarismo burgués y el proletario: Una contra todos.
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¿Y la democracia liberal post-moderna? También: En esa lid estamos ahora; en España muy especialmente, por ocasión y circunstancias entre las cuales pesa enormemente la inmadurez de sólo treinta años de este régimen/modelo de estado (tan indefinido en importantes particulares, todavía).

Me trajeron esta mañana a colación una cita de Durkheim, de principios del XX, en pleno período del más enconado laicismo en Francia. Venía a decir que el afianzamiento de la república liberal y su régimen democrático, conduciría necesariamente a la Iglesia Católica a asimilar adecuadamente las formas político-culturales imperantes, o, por el contrario se vería obligada a replegarse sobre sí misma, cayendo en una esterilizante endogamia que acabaría extinguiéndola. No conocía (o no recordaba) la cita, pero me extraña que fuera dicha al poco de los acontecimientos de la historia de la Iglesia sobreviviente de la Revolución, la era de Napoleón, y hasta del kulturkampf de Bismarck, tan reciente entonces. También los acontecimientos inmediatamente posteriores desmostrarían que incluso sobreviviría a los totalitarismos criminales del nacionalsocialismo y el comunismo stalinista. Son hechos. Es historia.

Resumiendo:

Existe un hecho históricamente demostrable que contradice el pronóstico de Durkheim: La Iglesia ha sabido vivir con las democracias, pero se ha mantenido, a la vez, Iglesia. El fenómeno es tal que así porque ya fue así:

- con el Imperio, a pesar de la lucha de las investiduras
- con el absolutismo, a pesar del galicanismo
- con las revoluciones, a pesar del secularismo
- con los totalitarismos, a pesar del ateismo de estado

No quiero decir que la Iglesia haya salido incólume, incontaminada y sin mancha de su paso por todas esas coyunturas políticas, porque todas afectaron y hasta "sedujeron" a parte de la Iglesia (es decir, sus representantes, sus miembros, sus fieles).

Lo que mantengo es que si ahora toca bregar con las democracias post-modernas, a pesar del laicismo de estado y lo que nos pueda afectar ad extra y ad intra, todo transcurrirá y la Iglesia seguirá. Y verá el derrumbe de regímenes, partidos y post-modernidades, y pasará siendo la misma Iglesia al nuevo capítulo político-ideológico que venga después, y con el que también tendrá que lidiar.

Esa historia ya la sabemos.

El problema es que "ellos" siempre piensan que perdurarán, y siempre olvidan que es la Iglesia la que perdura.

Es un problema, quizá, de cierta memoria discontínua, que les afecta a ellos, pero que la Iglesia tiene activa sin solución de continuidad desde hace XXI siglos (por el momento).

Resumiendo y rebobinando : Póngase al Leviatán de Hobbes la caricatura de un zp y se entenderá la batalla que se está librando. En los años corruptores de Felipe, dominaron la Banca y desarticularon el Ejercito; ahora al usufructuario del 11 M le ha tocado topar con la Iglesia, y nos estamos topando. Nos afectará, sin duda, y no puedo pronosticar ( no soy Durkheim) cuánto ni con qué extensión y gravedad.

Pero si la cuestión es ¿quién perdurará? Yo sí lo sé.

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