domingo, 26 de abril de 2009

Un Santo antipático (por lo menos)

Supongo que no tendré que explicarme y que los que visitan este blog se hacen concepto de mis coordenadas referenciales. Digo esto porque voy a quejarme de un Santo, recién canonizado, esta mañana, en Roma, por S.S. Benedicto XVI, a quien no le aplaudo la canonización (sin que S.S. Benedicto XVI me desmerezca en tanto cual). Pero lo cortés no quita lo valiente, ni lo católico me priva de la vis crítica (ni mi concepto de catolismo me la censura, ni mucho menos).

Que los Santos son Santos, por supuesto. Pero que hay Santos y Santos y grados de Santidad, también. Y no es lo mismo un Mártir que una Virgen o un Confesor. Ni San Pedro Apóstol es lo mismo que los Santos Pedros Pascual, Nolasco o Regalado, que todos tres sumados no valen ni un juanete del San Pedro original. ¿Me explico? Pues entiéndaseme bien, y no me salgan replicando pacatos timoratos ni beatas re-pías, please.

El Santo recién canonizado que critico es Nuño Álvarez Pereira, un portugués, Condestable de Portugal, que capitaneó las huestes portuguesas en la formidable batalla de Aljubarrota, donde Catilla fue vencida y humillada sin contemplaciones. Un batalla cruenta y fiera como las de aquella época, inserta, en cierta sentido, en la trama mayor de la Guerra de los Cien Años, con típicos personajes del momento, reyes, nobles y caballeros, ambiciosos, belicosos y altaneros. En Aljubarrota los muertos fueron tantos, que los rios se estancaron por la de cadáveres que arrastraban. Y eso que era en pleno verano, un inolvidable 14 de Agosto (fecha para mejor recordación) de 1385. Un horror.


Por supuesto que no han hecho Santo a Nuño por vencer y matar a miles de castellanos en Aljubarrota, faltaría más. Ha llegado a Santo porque después de su hazaña guerrera Don Nuño se convirtió y se metió fraile carmelita y se llevó hasta que se murió haciendo vida devota y penitente (que falta le hacía). Tuvo este acierto, sin duda inspirado por mejor espíritu que le que le llevó a ser tan terrible vencedor en Aljubarrota.

Ha dado la casualidad que le ha tocado a Benedicto XVI canonizarle y fue Benedicto XV el que le beatificó. Da también la casualidad que fue Benedicto XV el que canonizó a Juana de Arco, contemporánea de Don Nuño (murieron los dos en 1431) muy batalladora también ella (Juana de Arco). Casualidades que no supongo vayan más allá de la mera coincidencia.

Lo que no me convence es que en pleno siglo XXI se canonice a un Don Nuño (ni tampoco una Juana en el XX, la verdad). Y no digo que no sean Santos, que lo son porque están canonizados y la Iglesia en eso no yerra. Lo que digo es que no van con los tiempos esos modelos de santidades que incluyen batallas en el "currículum" del Santo (aunque se hayan arrepentido a tiempo de las batallas aquellas y hayan hecho penitencia, verbigracia. Pero que les quiten lo bailao). Que no, señores, que no.
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¿O sería de recibo en el Santoral - pongo por ejemplo - un Bush jr. reconvertido con, digamos, unos 10 añitos de cartujo? Yo no me lo trago, lo digo con toda sinceridad.

Hermanos mios, hay Santos que si son Santos mejor que se queden en el común de Todos los Santos y no salgan a relucir individualmente, con fecha en el Santoral y altares en las iglesias. Que no estamos en el siglo catapúm que admiraba santidades guerreras, sino en el XXI y el Tercer Milenio encima, y no son tiempos para Santos que hayan tenido que ver con tanto derramamiento de sangre, aunque después se conviertan de sus yerros.

Como lo pienso lo digo. Y esto también: Que me hace muy poca gracia ese Condestable portugués canonizado. ¿Que si le voy a rezar? ¡Que rece él por nosotros, que con bastantes muertos nos afligió! Y que se acuerde San Nuño cuando interceda: Que está en obligación antes con Castilla que con Portugal.

Amén.
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p.s. Por cierto: Que hoy es San Isidoro de Sevilla, que se me olvidaba, ¡vaya por Dios! Ni punto de comparación, como comprenderán, con San Nuño. Que como decía aquel "¡Cuanto va de Alfonso a Alfonso!, eso mismo digo yo: ¡Cuánto va de Santo a Santo!
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