viernes, 8 de enero de 2010

Una Iglesia dividida y en conflicto

Lamento ser testigo de lo que pasa. Yo quisiera que fueran otras las circunstancias, pero no se puede obviar la realidad. Desde el post-concilio, la reacción de los católicos tradicionales contra las innovaciones y los excesos se tapó y se silenció de todas las maneras posibles, con todos los (pseudo)argumentos y medios. Una de las gracias del internet es haber liberalizado la comunicación y dado corriente a las opiniones antes ignoradas o sin posibilidad de cauce o publicidad. Ahora todo se sabe, todo se ve, y se opina de todo. Se acabó el monopolio “oficialista”. El resultado es poder enterarse de las cosas que pasan, unas veces con escándalo, otras con pena, pero también para estímulo de los que han sido reprimidos de manera injusta e implacable, que ahora empiezan a ser reconocidos (y en algunos casos también temidos).

En el transcurso de una semana (incluso en un sólo día) se pueden coleccionar en internet las más variopintas y contradictorias escenas, todas sin salirse del “marco católico” que es (se supone) su común denominador. Por ejemplo:

- En España: El nuevo Obispo de San Sebastián rechazado por su clero diocesano y puesto en “crisis” por su predecesor episcopal en medio de la reacción política de sus fieles diocesanos y las “fuerzas” guipuzcoanas.

- En Europa: La tensión pastoral creada por el Cardenal Arzobispo de Viena al visitar contra la voluntad del Obispo de Mostar el sitio de las presuntas apariciones marianas en Medjugorje.

- En el Mundo: Budistas y representantes de otras “religiones” orientales “participan” en el funeral del Cardenal Shirayanagi en Tokyo.

Según quién lea estas noticias, se alegrará, se disgustará, o se armará de rectas y beligerantes intenciones, o pasará del tema, o rezará una Salve, o se apuntará a un grupo de apoyo en el facebook (o de protesta, también en el facebook).

En estos mismos días, el Domingo pasado, corrió también por el internete el escandaloso vídeo de la frustrada toma de posesión del nuevo párroco de Thiberville, en la Diócesis de Èvreux, Francia. Un parroquia en pie pitando y abroncando al Obispo que iba a sustituir al párroco, un buen párroco con 20 años de ministerio en aquella parroquia que no es del gusto del Obispo porque celebra “in utroque usu” (es decir, que celebra habitualmente la Stª Misa en su forma tradicional-extraordinaria y en la nueva-ordinaria). El párroco se atiene al Motu Proprio del Papa Benedicto y el obispo se atiene a su particular voluntad (y la del “consejo episcopal", dice, no sé si como excusa o si como argumento de autoridad).

Vean los yotubes, que son dignos de ver aunque sean casi veinte minutos entre los dos (aunque no entiendan francés se pueden hacer una idea del suceso):

Thiberville 1º

Thiberville 2º

Lo más chocante no es el Obispo con esa casulla con el orifrés bordado con la bandera del arcoiris (pregunté a un contertulio francés si era la banderita de los gays, y me aclaró que no, que era una de las casullas que se hicieron para las celebraciones del Encuentro Mundial de la Juventud en París, en 1997); lo más llamativo es que el que habla más y toma el micrófono y dirige a los feligreses rebeldes una apología entusiasta del Vaticano 2º, es un seglar, un laico, con el Obispo y los curas al lado, dejando que el susodicho laico-locuaz se las apañe mientras la gente se va yendo de la iglesia. Todo muy “significativo” (por cierto que los más arremolinados y gritones son los de los bancos de detrás y los del “gallinero", como en todos sitios).

Aquí en España cualquier dia tendremos escenas como esta, que serán tan lamentables como esta por dos motivos:

1º) por la insensatez impía de los Obispos, cerrados en banda contra la Liturgia Tradicional a la vez que toleran todos los atropellos y sacrilegios litúrgicos (que conocen y les consta) sin mover una pestaña ni trasladar un párroco

2º) por el escándalo que se da a los fieles, que no entienden las medidas “pastorales” y se manifiestan en rebeldía contra la autoridad de los Obispos (o los párrocos) asumiendo un protagonismo entendido como “derecho” (aun en estos casos en que son católicos presuntamente “tradicionales” los que se insubordinan).

En uno y otro caso la “prudencia” pastoral (y la simple prudencia elemental) de los “pastores” brilla por su ausencia.

Los graves males del post-concilio tienen dos protagonistas: Los obispos y los sacerdotes. O digamos que el “Clero” en general, para incluir a los religiosos que tan perniciosa influencia y protagonismo han tenido y tienen (y son el sector más arruinado y nefasto dentro de la propia clerecía). Obispos-sacerdotes-religiosos son los “directores” de la Iglesia, una dirección que funciona mal, con graves disfunciones que afectan al cuerpo entero de la Iglesia, descordinándolo y descomponiéndolo, con una manifiesta disyunción con el Papa, que es la cabeza (muy discutida por demasiados). La reacción de los fieles, por su parte, es tan sólo el síntoma, la calentura febril, el sarpullido, la tos implacable.

De vez en cuando comento que nos estamos pareciendo cada vez más a esas dos “iglesias", la “alta” y la “baja” (High Church/Low Church) que han convivido en el seno del Anglicanismo desde mediados del siglo XVIII a nuestros días. Una iglesia más “católica", fiel a la liturgia y la espiritualidad tradicionales; y otra iglesia liberal muy cercana al protestantismo, anti-ritualista y abierta a todas las novedades y extrañas influencias espirituales. El cisma real y no oficial entre una y otra “iglesia” está aflorando ahora, con la ruptura causada por las pseudo-ordenaciones de mujeres y la aceptación de gays en el ministerio. Etc.

¿Nos dirigimos hacia eso? No sé. Pero me temo eso y también lo que pueda venir. Todo lo que no se hizo (o se hizo mal) en el Pontificado anterior, está cayendo sobre las espaldas de Benedicto XVI. En una época de evidente “crisis", no se puede mantener durante casi 30 años una pastoral de masas y de viajes y de encíclicas mensuales. La “iglesia de escenario” y el “pontificado de mass media” todavía siguen encandilando a muchos, que no se dan cuenta del grave y crítico momento que vivimos los católicos.



No queremos darnos cuenta de que son tiempos para trabajar y robustecerse “ad intra", y no para empeñarse y desgastarse “ad extra".

Si los obispos no lo ven ni lo entienden, todo irá de mal en peor para todos. Y esos botones de muestra tomados de la “actualidad católica” serán un anecdotario diario en todos sitios, con todas las variantes posibles que se puedan imaginar. Y eso no hay quien lo resista.

No es que dude de la fuerza del Espíritu y de la perdurabilidad de la Iglesia “usque ad Christum venturum", pero entiedo que el desgaste de los tiempos, las agresiones de los enemigos y la debilidad y corrupción de propios y extraños están descomponiendo la Iglesia Católica que hemos conocido hasta ahora. Y no es la “iglesia ideal” de la LG o la GS la que va a venir, la que está llegando. Me parece evidente.

+T.