martes, 24 de junio de 2008

El retorno de los brujos


Ese era el título de uno de esos libros "esotéricos" que imaginan más que documentan. El título original era "Le Matin des Magiciens", y su autor un tal Jacques Bergier, un curioso personaje "new age". Ni que decir tiene que el libro hizo furor entre el hipperío y demás infra-culturas de los 60-70. Suministraba sugestivos misterios y místicas para flipar entre porros y sub-música drogata para decadentes burguesillos fastidiados y desconectados. Los que sobrevivieron a aquello, son los agnósticos, verde-ecologistas, y demás degeneraciones endémicas de aujourd'hui (zpses incluídos, of course).

Pero no iba a escribir de nada de eso, sino de esto: Vuelven los masones, no secretos sino discretos. Tal cual. Aunque conviene matizar que nunca se fueron; como la araña en su tela del rincón más sombrío del desván, emboscados, permanecieron. Lo malo es que dicen son los mismos de entonces, con una fatídica tendencia atávica a reconocerse como el apéndice, rabo o epigonía de sus abuelos (que este tráuma complejo del abuelete no es solamente zperista, como se puede ver, verbigracia).

Pienso que hay que ser un obtuso iluso sustancial para apuntarse a un club con juramentos, secretitos, ritos de iniciación, y ponerse un mandilito con cintitas para ir al club; o muy perverso y con ganas de más perversidad para utilizar la imbecilidad de los mandilitos y las logias para tramar por debajo del fantoche enmascarado una sociedad para el medro y los más oscuros objetivos. Para-para-para: Tan seguidos parece que cada uno parapeta y encubre al otro. Apenas consigues el objetivo, este se convierte en medio del siguiente, que cuando se alcanza ya es la premisa del que le sigue. Y así en una cadena que pocos conocen y algunos muy pocos controlan. Hay gente hábil para coordinar una secuencia de "paras" de tal forma que el que sepa el primero no se imagine, ni delirando, el último "para" para el que está trabajando (o descansando, o callando, o ignorando, o escondiendo, o durmiendo...que todo esto vale también para; muchísimo).

Si leen el artículito que cuenta la noticia, verán que se autopresentan impúdicamente como "victimas" de la Iglesia Católica, cuando hemos sido los católicos y la Iglesia las víctimas (y con muchísimas víctimas) de los masones y las masonerías en cuanto han podido dañar y perseguir a la Iglesia. Con la masonería tramando e instigando, desde 1836 a 1939, la Iglesia Católica en España estuvo intermitente y ferozmente perseguida, con consecuencias que todavía sufrimos y pagamos. Una de las peores la desinformación de todo lo sucedido, la "desmemoria histórica" tan sesgadamente activa y tan peligrosamente re-activa.

Señalan como personajes con carta de presentación masona a unos cuantos políticos discutibilísimos y un par de instituciones que dan grima (esa cadena krausismo-institución libre-masonería me ha resultado desde siempre particularmente repulsiva). La peor clase política e intelectual de la peor España (ellos se inventaron que había dos) mamó de esa teta venenosa, tan letal para los demás, no para ellos.

Ellos sobrevivieron. Fueron parte - grandísima parte - de los exiliados con medios y relaciones. Hicieron su república, causaron la guerra, y la sobrevivieron. Magnificaron nimiedades, salvaron bienes, siempre estuvieron a flote, nunca sufrieron pérdidas (notables), y hasta estuvieron donde estaban antes, corrompiendo desde dentro también a algunos de los que mandaron entre los 40 y los 70 y tantos.

Son círculos que una vez constituídos se mantienen resistentes, acomodándose a cualquier temporalidad, vicisitud, o circunstancia. Parte de su entidad estriba en preparar la subsistencia compleja para momentos adversos.
.

Resurgen, dicen, no secretos, sino discretos. Y discretas, que también hay ellas retornadas (aunque no me queda claro si mantienen la separación de sexos o si ya tienen logias mixtas de masones & masonas en promiscuidad de asiento y contacto y demás).

Vuelven con el aval complaciente de los que mandan. No sólo de la izquierda, sino también del centro (no digo derecha, porque derecha no tenemos, ya se sabe). Y vuelven pisando discretamente, pero me temo que con fuerza y decisión. Si asoman ahora la discreta cresta, a saber cuánta hondura tiene el iceberg del compás y la escuadra, y cuántos tienen nº de socio en logia (previo pago de cuota y demás emolumentos debidos), con pseudónimo o mote masón para los co-masones, y sólo para ellos.

¿La paranoia de la conspiración, de la manía persecutoria? No. Yo diría, más bien, que la confirmación de una sospecha, de algo sabido, de algo viejo que se sabe que vuelve, que retorna. Como la mala hierba, como la cizaña, como la alimaña temporera. Como los brujos esos del francés.

&.