miércoles, 25 de abril de 2007

Tan lejana proximidad


A veinte y pico años luz de la tierra, han descubierto un planeta (exo-planeta, precisa la noticia, pero yo no sé precisar qué sea la exo-planetidad) que, según sus científicos descubridores, reúne las condiciones para una eventual vida: Densidad de atmósfera, temperatura, gravedad, agua...

No me queda claro si a 20 y pico años luz y con un telescopio desde Chile, se pueda precisar tanto; tampoco si el concepto de vida que se entiende es vida vegetal, animal o racional; incluso me cabe la duda de si se distinguen esos niveles de vida cuando la ciencia de hoy habla de vida. De todas formas, esa vida a 20 y pico años luz, sería - si ha sido, es o fuese - una vida extra-terrestre.

La vida extra-terrestre es, hasta ahora, una ficción en la que el hombre ha proyectado sus límites. Desde Verne hasta Asimov pasando por el cómic y el cine, el género de ciencia-ficción ha extrapolado a los mundos extraterrestres las miserias y veleidades terrenas, tal y como los griegos trasladaban al Olimpo y su Panteón inmortal las cosas más pedestres de su mundo heleno, desde las infidelidades domésticas, a los celos, las envidias y las venganzas de los mortales.

La sugestión de existir en un universo cerrado, es una de las fatalidades heredadas que la ciencia, el pensamiento y la ficción repiten atávicamente, sin poder liberarse de ella; quizá por el lastre que el mismo Universo material y su gravedad (sea lo que sea esa gravedad del Cosmos) impone sobre los que lo habitamos.

Cuando se olvida la profunda revelación de que "...en Él vivimos nos movemos y existimos...", hasta el mundo más remoto será el repetido escenario de un previsible hastío; para uno que espera Cielos nuevos y nueva Tierra, el exo-planeta de la estrella Gliese-581, es una tediosa vulgaridad...a veinte y pico años luz.

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