miércoles, 24 de junio de 2015

PP Franciscus valdenseando

Cuando en el Jubileo del MM JPII pidió perdones hasta por las Cruzadas, abrió una vena de complejos auto-inculpatorios difícilmente justificable para todo aquel a quien se le pueda suponer una conciencia eclesial de cierto nivel. Al Papa, verbigracia; precisamente por ser el Papa, en primerísimo y sin par lugar entre todos los fieles de la Iglesia. En aquella ocasión, de todas formas y por encima de buenos consejos (que los tuvo) el voluntarioso Papa Wojtyla se empeñó y pidió perdones universales, en San Pedro del Vaticano, el 1er. Domingo de Cuaresma del MM, ante el miracoloso Crocifisso de San Marcello. Se hicieron fotos muy bonitas del Papa abrazado al Cristo. Todo muy wojtyliano.


Se preparó todo con cuidado. Hasta la Comisión Teológica Internacional elaboró un documento ad casum. Y se cuidó especialmente la ceremonia a celebrar en la Basílica de San Pedro (ver aquí documentos). Se marcaba no sólo un hito sino que se argumentaba su eventual continuidad, presumiendo próximas ocasiones de lo mismo.

Con su desmañado estilo, pobre dicción y vulgar formato, PP Franciscus ha protagonizado en Turín otra escena de los perdones con los Valdenses, los herejes cismáticos sedicentes discípulos de Pedro Valdo. Simplemente, escenifica, esta vez en la propia casa de los viejos herejes, la ceremonia ya estrenada por su predecesor.

Me temo que con la efemérides del quinto centenario de la herejía luterana a la vuelta de la esquina, el mea culpa ante los valdenses haya sido sólo un pequeño happening, para ir ambientando lo que se esté preparando.

Quizá a Uds. que me leen les pase lo que a mí, que esto escribo: No me siento inserto en la escena del perdón. Ni yo he descalabrado nunca a un valdense (jamás he tenido esa oportunidad) ni me echo encima la culpa de ningún valdensinófobo. Muchísimo menos le echo la culpa de los pecadores a nuestra Santa Madre la Iglesia, ni comparto la ocurrencia de que el Papa pida perdones.

Pero lo que más me inquieta de la escena de los perdones con los valdenses son estas palabras que PP Franciscus pronunció:

"...ha sucedido y continúa sucediendo que los hermanos no acepten su diversidad y terminan por hacer la guerra uno contra otro".

El resumen de Zenit lo empeora porque dice (¡¡¿lo dijo el Papa?!!) que - "...Por otro lado, el Papa ha recordado que la unidad que es fruto del Espíritu Santo no significa uniformidad." (ver aquí).

Es para leer y no creer (o dejar de creer).

Si esto sigue así, tendrán de introducir un equipo permanente de correcciones ortodoxas en la AAS.


+T.

jueves, 18 de junio de 2015

La Econcíclica


La expectación de la econcíclica ha sido otro parto de los montes. Una vez conocida la intención de PP Franciscus de elaborar y publicar un documento de tema ecológico-traumático, ¿quién pudo jamás pensar en un documento extraordinario de impacto global-planetaria-galáctico-cósmico? Para poder es necesario ser, o al menos poseer, y no es el caso (salva semper reverentia y salva también la sacra potestad magisterial con toda su sancta auctóritas, que no discutimos y que creemos católicamente, piadosamente, mucho, a pesar de los pesares todos: ¡Protesto!).

Sin entrar en pormenores, diría que la econcíclica francisquista es un totum revolutum de tópicos sobre el tema. Su estilo, vulgar. Su interés intrínseco, bajo. Su interés extrínseco, ocasional y presumiblemente efímero. Todo lo que dice ya está dicho, y lo discutible que dice, es discutible.

Resumiendo: La econcíclica no es un hito, ni hará historia, y pasará como pasan quasi todas las encíclicas. Al cabo de dos semanas, dejará de ser objeto oportuno para convertirse en libro-regalo repetido-incómodo de fastidiosa acumulación por saturación de stock en librerías de segunda mano o viejos. En otras palabras, si se encuadernara more antiquo, la mayoría de los ejemplares de la 'Laudato si' se apilarían intonsos.

Como dice ciertas verdades, sería asumible con pragmática circunspección. Como expone desde determinadas perspectivas, no merece la pena hacer causa, ni pro ni en contra. Sería excesivo.

Y poco más tengo que decir al respecto.


p.s. Confieso sin pudor : No suelo leer encíclicas papales fechadas post 1960, la década en que nací.


+T.

lunes, 15 de junio de 2015

Renovación sacerdotal ???



Han celebrado en Roma un encuentro sacerdotal, con participantes de todo el mundo. Se ha anunciado en los medios como 3er. Retiro Mundial de Sacerdotes, o con nombres parecidos. Los convocantes, los productores del evento han sido Rinnovamento Carismatico Cattolico y Catholic Fraternity.

La tarde del pasado Viernes 12, Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, tuvieron un encuentro con PP Franciscus, meditación-charla papal y Misa multi-concelebrada, todo en la Basílica de San Juan de Letrán.

El interior de la Basílica Laterana deslucía como muestra la foto de arriba: En las naves, una multitud de clero mal trajeado, con prevalencia del minimalista look clergyman-gris. Y mucho celular con fotos, y mucha tablet fotografiando.

La plática de PP Franciscus fue de corte y estilo francisquista, sin ceremonias, sin profundidad, casera, con momentos ramplones, tópicos, expresiones llanas, vulgares. En español. Nada extraordinario, tal y como una retahíla mil y una veces soportada en reuniones de clero, passim.

El Papa estaba sentado, informalmente, ante una mesa, en el plano de la nave, al mismo nivel que el auditorio.

Al terminar, se retiró a la sacristía para revestirse los ornamentos, y los sacerdotes del mundo se endosaron alba y estola allí mismo, donde estaban, en la nave basilical. Cabe destacar un fenómeno recurrente: La muy notatable desaparición del cíngulo, un ornamento cada vez más en desuso. Simboliza - y así lo recuerda la oración que dice (?) el sacerdote cuando se lo ciñe - la virtud de la castidad y la continencia sacerdotal.

El Altar Mayor de la Basílica había sido afeado/profanado con dos grandes carteles alusivos al acto rematados por dos indecentes/irreverentes piñas de globos rojos y blancos. La panorámica de la Basílica con el clero colmando la nave y el altar con los cartelones y los globos, era lamentable.

Subrayo el detalle de cómo un aditamento vulgar puede vulgarizar lo más solemne, incluso la solemnidad de Letrán. Vean las fotos y el yutube de la celebración en Romereports.


El colmo de la vulgaridad lo puso una chirigota-coral mixta que pseudo-cantó durante la Misa multi-concelebrada pachangas carismatóides, con brazos en alto y movimientos corporales remedados fervorosamente por parte de los sacerdotes multi-concelebrantes.

Obvio comentar el buen ambiente del acto, la empatía de PP Franciscus con los presentes y el distendido ambiente general.

Este es el clero de Franciscus. Aunque hay más tipologías clericales francisquistas. Clerecías más periféricas, quiero decir. A su gusto.


p.s. Por cierto que he recordado que al clero católico tradicional, cuando se reúnen en Roma, les suele mandar un breve saludo de despacho por mano de algún monseñor de segunda. Un detalle que se aprecia mucho. Y su ausencia, lo mismo.


+T.

viernes, 12 de junio de 2015

Cor Eius


Latiente manantial de luz y gracia
que al mundo das salud y eterna vida,
llama de puro amor siempre encendida
que la sed de las almas calma y sacia.

Consuelo y paz, dulzura y eficacia,
en la pena, la lucha o la caída,
imán de mi oración, llaga y herida
que me llena de Dios y mi yo vacia.

Te adoro el Corazón, Dios verdadero,
contémplote, Jesús, como yo hombre,
balbuciendo, enamorado, que te quiero

repito 'en Ti confío', sin que sombre
la duda ni el pecado cuando espero
y rezo a tu Corazón, digo tu Nombre.





Ex voto

+T.

sábado, 6 de junio de 2015

La elusión de su Santo Nombre

Si evangelizar es predicar a Jesucristo, Hijo de Dios, encarnado, muerto y resucitado, que se sienta a la Diestra del Padre y ha de venir a juzgar a vivos y muertos, si eso es evangelizar ¿qué es eludir, callar, ocultar el nombre de Jesucristo voluntariamente, deliberadamente, con toda intención? ¿Cómo se llama ese acto? ¿Noevangelizar? ¿Pseudo-evangelizar? ¿Negavangelizar?

Dice el Señor: 'Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres.' Mt 10, 32-33

En Mc 8, 38: '...Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con sus santos ángeles.'

En Lc 9, 26: '...Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles.'

Callar, no decir, no pronunciar el Nombre del Señor ante infieles, ¿es renegar o es avergonzarse?

Es, indudablemente, falta de parresía, aquel don, aquella virtud de los Apóstoles y los primeros cristianos, que testimoniaban por doquier a Cristo, con su nombre y sus hechos, sin vergüenza, con santa impudicia, con la contundente caridad de aquel lema paulino 'veritatem facientes in charitate', obrando la verdad en caridad.

Lo desconcertante es que el negacionista, el silente, el taciturno, el púdico, el timorato, el acomplejado es, ni más ni menos, que PP Franciscus, el mismo que luce tanto desparpajo con los de casa y que hoy se ha amilanado ante un rabino y un alfaquí, en Sarajevo.



¿Por qué? ¿Por respeto? ¿Qué respeto?

Con pena he leído (no he rezado) la 'oración interreligiosa' PP Franciscus para la ocasión:

Dios todopoderoso y eterno, Padre bueno y misericordioso; Creador del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles e invisibles; Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, Rey y Señor del pasado, del presente y del futuro; único juez de todos los hombres, que recompensas a tus fieles con la gloria eterna. Nosotros, descendientes de Abrahán según la fe en ti, único Dios, judíos, cristianos y musulmanes, humildemente nos ponemos en tu presencia y con confianza te pedimos por este país, Bosnia y Herzegovina, para que puedan habitarlo en paz y armonía hombres y mujeres creyentes de distintas religiones, naciones y culturas. Te pedimos, Padre, que esto mismo suceda en todos los países del mundo. Refuerza, en cada uno de nosotros, la fe y la esperanza, el respeto recíproco y el amor sincero por todos nuestros hermanos y hermanas.Haz que, con valentía, nos comprometamos a construir la justicia social, a ser hombres de buena voluntad, llenos de comprensión recíproca y de perdón, pacientes artesanos de diálogo y de paz. Que todos nuestros pensamientos, palabras y obras estén en armonía con tu santa voluntad. Todo sea para tu honor y gloria, y para nuestra salvación. A ti sea la alabanza y la gloria, por los siglos de los siglos, Dios nuestro. Amén.
(ver aquí)

No la recen Uds. tampoco. No recen ese texto que elude nombrar a Cristo, Dios verdadero.

Recen ustedes, mejor, un Avemaría por las (rectas) intenciones del Papa, las misiones católicas, la conversión de los infieles, extirpación de las herejías y exaltación de la Santa Iglesia Católica, como rezaban nuestros padres, sin vergüenza.

Y añadan, en desagravio, un rotundo: ¡ Bendito y alabado sea el Santísimo Nombre de Jesús !!!

...en el Cielo, en la Tierra, en el infierno...y en Sarajevo.

Amén, Jesús.


+T.

viernes, 5 de junio de 2015

En su Presencia


En las noches de vigilia de Adoración Nocturna me acostumbré a adorar (a orar, a rezar) desde lejos. Lejos es la distancia desde el confesonario, donde estoy yo, al altar de la capilla del Sagrario, donde está expuesto Él, unos metros, diez o quince, con la nave de la iglesia por medio, en transversal, a la mitad justa de la planta del templo.

Donde yo estoy está oscuro, sólo con la bombillita de dentro confesonario, encendida para poder rezar el breviario o algunos libros piadosos para sostener la oración, la meditación. Muchas veces, cuando levanto la vista del libro, al mirar en dirección a la Custodia, el altar iluminado frente a mí, con la oscuridad de la nave separando la distancia, causa una especie de efecto túnel; otras veces me parece el efecto de un escenario iluminado en una gran sala oscura. La mirada, en todo caso, siempre queda atrapada por la luz, a la que tiende irresistiblemente, imperceptiblemente, como imantada por la luz atrayente, suavemente fascinante. El centro de esa luz, esas noches, es Él manifestándose en la Hostia Sagrada, un punto, una pequeña figura redonda, distante, blanca bajo el cristal del viril, entre las puntas temblorosas de las llamas de los candeleros encendidos.

Yo estoy en mi oscuridad, sentado en el confesonario, rezando, meditando, oyendo al fondo los rezos a dos coros de los adoradores. No estoy en el primer plano de la luz. Me he quedado como una de esas figuras secundarias que pintan los pintores en los ángulos, en los fondos de los grandes cuadros con grandes escenas de gloria, teofanías, apariciones, éxtasis...Siempre hay algún figurante menor, no un santo, ni un ángel, sino algún frailuco, uno que estaba sin que se notara, un pobre, una vieja, un niño, alguien o algo que está en el cuadro para rellenar espacio, para completar la escena; lo mismo hubiera valido en vez suya poner una tinaja, o una maceta, o una piedra, o un perro. O a mí, yo mismo en el rincón de sombra.


En mi oscuridad, sin estar en la escena mayor, dentro de la capilla, sin que se note. Pero de lejos, veo; en la penumbra, adoro; en el silencio, rezo. Lo mejor es que estoy y no se me ve. Y no hace falta que nadie me vea. Sólo Él, que en su luz me ve a mi, en lo oscuro.

Una noche me di cuenta de que aquella distante luz del Sacramento también me alumbraba a mí, desde lejos, suavemente: Si miraban desde el Sagrario, cuando el ojo se hacía a la gradación de la luz, desde la capilla iluminada a la nave oscura, al fondo, en el muro de enfrente, el confesonario conmigo dentro, también recibía, recogía, un rebajado resplandor, una penumbra luminosa.

Es mi consuelo. Verme así. Sabiéndome en el espacio de su luz, en su sombra radiante, presenciándole creído, amado, deseado, alabado, adorado.

O quam bonus est nos hic esse !!!




+T.