miércoles, 10 de octubre de 2007

Des-memoria de la historia


Soy bastante tele-independiente; quiero decir que veo poco la tele y sin adicción a casi nada (sólo a las pelis, pero por las pelis). De la programación actual veo apenas algún cacho de telediario y algún documental que no sea de bichos. Sin embargo, a veces me tengo que zampar lo que no quiero porque me pillan de visita y pendant la visite (y aunque me ponga de espaldas a la tele) algo veo y oigo.

Lo peor es cuando tienes que comer o cenar con la tele puesta en casa de perenganitos de tales que tienen la tele puesta como lo más normal, y hay que verla. Así he medio visto algunos capítulos de "Cuéntame como pasó" y de otra que ponen después del parte meteorológico de la 1ª, pasadas las 4, un novelorio que se llama "Amar en tiempos difíciles" o algo así.

Yo, que tenía 14-15 años cuando murió Franco, puedo dar fe de que aquello no fue así, y que en ese "Cuéntame como pasó" están contando lo que no pasó, con unos personajes inverosímiles transportados desde el 2007 que vivimos a los años '60 que se vivieron, pero no se vivieron así. Y de lo que cuentan de la posguerra, idem de lo mismo cuando cargan y recargan las tintas sobre franquismos y falangisteríos, y cantando bondades de la trágica 2ª Republica, que empezó con quema de Iglesias y Conventos en la primavera fatídica del 31, y no pararon con la persecución religiosa hasta que escaparon por Valencia en el 39.

A mí Franco nunca me dió miedo; sería porque en casa había un retrato suyo, en el salón, entre los de la familia. Mis padres estuvieron en su entierro, en el Valle de los Caídos, con una representación del Ayuntamiento de nuestro pueblo. Mi madre conservó entre sus pequeños recuerdos unas rosas de una de las coronas del entierro; mi padre un trozo de la cinta con los colores de la bandera, de cuando la inauguración-bendición del Valle de los Caídos, en la que estuvo.

Ahora cuando el ridículo Zp y su piara sacan esa ley con la que van a quitar de enmedio lo que queda de aquello, se me revuelven recuerdos y me brota una indignada rebeldía, a mí que tan lejos estoy de lo que pasó, pero con testimonios tan cercanos de los que lo pasaron.

Hoy, cuando he leído que van a mandar a los alcaldes que eliminen todo rastro del franquismo (qué paradójico!), me han entrado ganas de ir al desván y buscar el cuadro de Franco y colgarlo en el salón.

Si con 18 años tenía en mi cuarto un póster del Ché Guevara para escándalo de mis tias, ¿por qué no uno del Caudillo ahora que paso de los cuarenta? Me va rejuvenecer un montón, estoy seguro.

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