lunes, 11 de agosto de 2008

Formas Olímpicas

Se pongan como se pongan las que se ponen como se ponen por estas cosas, las olímpicas mientras más olímpicas menos hembras y más amachotadas, que da horror verlas (con las excepciones de rigor, que las hay).

Los griegos que inventaron los Juegos y que rendían admiración estético-ética al cuerpo varonil, se espantarian al ver en qué grotesca deformación ha degenerado el cánon de Polícleto. Admito que cierta idealización del arte helénico propendía a la exaltación-sublimación de las formas según un patrón consciente o inconscientemente masculino. Las poderosas y sólidas Cariátides del Erecteón no son, precisamente, un modelo de gracia y finura, sino imponentes hembras con potencia hercúlea, aunque vistan peplo. Pero eso es escultura-arquitectura, y las Olimpiadas son hombres y mujeres de carne y hueso.

A pesar de las extravagancias de la moda y sus modelos, el "ideal" femenino que se ve en una pasarela es muy superior en identidad al que se expone en una pista olímpica. Ni siquiera los deportes-disciplinas más "gráciles" libran a sus adeptas de una "esclerosis" de formas muy poco armonizables con el concepto de belleza femenina.


Incluso discuto que el lema "citius, altius, fortius" pueda considerarse favorable según las "naturales" posibilidades de la mujer. Entre una danzarina bailando la danza del vientre y una gimnasta realizando su ejercicio sobre el tapete, los conceptos de armonía-agilidad-sincronía-expresión son tan dispares como el supuesto cultural del que emergen.

Cuando digo que opino todo esto con todos mis respetos y admiraciones para con las bravas atletas, no sé si resultaré creíble. Pero lo digo. Como digo también que prefiero ver mujeres empeñadas en saltar, lanzar y correr más rápido, más alto y más fuerte que en ser amazonas de abortos y activistas anti-familia. Y también que elijo antes a una lanzadora de jabalina, saltadora de altura o corredora de los 100 mts. lisos que a una política, una diputada o una ministresa...si tuviera que optar.

En mis querencias, empero, mantengo gustos del Siglo de Oro, y mi "ideal" es el de una dama así (con perlas, of course).

p.s. Excusa decir que hablo de estética, salva toda la moral. Y que lo que opino es sólo "de visu", nunca "de tactu". Pas du tout.


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