miércoles, 29 de septiembre de 2010

El Planeta de los Simios (o el Homo no-laborans de Atapuerca).


Tengo una marcada tendencia al prejuicio estético, que no suelo resistir ni corregir (de entrada). Quiero decir que me tomo relativamente en serio eso de que la cara es el espejo del alma. Del alma y de sus potencias que son, a saber, tres: Memoria, entendimiento y voluntad.

Por ejemplo, cuando uno tiene cara de cerdo (cochino, marrano, puerco), eso quiere decir que imagina como cerdo, entiende como un cerdo y apetece lo que un cerdo. Mutatis mutandis, claro está, porque el juicio se hace sobre personas con cara de cerdo. Pero en sustancia es eso.

Es por eso le profeso una visceral antipatía repugnante al mastuerzo ese. Desde que lo ví (y hace ya demasiado tiempo que se le ve, demasiado) lo identifiqué en un momentáneo flash mental irreprimible con uno de los personajes de la peli aquella: El Planeta de los Simios (Planet of the Apes, Franklin J. Schaffner, 1968). En su caso, con un plus de brutalidad añadido sobre el modelo peliculero: Un plus ultra hispánico 100% made in Atapuerca, o un sitio de esos.

Si sabe de algo más que no sean rayaduras de convenios colectivos y mitos de sindicalistas verticaleros, yo no sabría decir. Pero lo suyo, lo idiosincrático, es la talla de choppers y chopping-tools. Es la industria que le conviene, que le corresponde según su tipo morfológico.

A lo sumo, dato al mastuerzo no más allá del pre-Achelense, con un grado de capacidad figurativa-representativa correspondiente a su perfil craneo-facial. Conserva, sin embargo, rasgos todavía llamativamente ancestrales: Sin la espesa máscara piloso-facial, se le podría apreciar mejor el prognatismo característico, remota reminiscencia del hocico simiesco, más evolucionado en la tipología sucesiva de los más cercanos pre-homínidos. De igual modo, la espesa pelambrera que le cubre el casco craneal recubre morfologías robustas con rudimentarios particulares anatómicos. De destacar, el marcado arco superciliar, tambien cubierto por hirsuta formación pilosa, que recalca un grado más la definición de los rasgos primitivistas faciales.

La pesada estructura corporal se sostiene en una compacta osamenta, poco grácil, con musculatura espesamente recubierta por dermis hiper-adiposa, todo dentro de la tipología somática correspondiente a la especie-tipo.

En fin, que mejor no toparse con uno. Con ese, quiero decir. Porque el mastuerzo es, en la actualidad, un indivíduo singular, sin que al presente se tenga noticia de otros.

Aunque nunca se debe excluir la eventual aparición de otros tipos regresivos, como el que describo.

Comparto la opinión científica que interpreta como un signo patentemente degenerativo la aparición de estos indivíduos, así como la necesidad de una profilaxis preventiva que evite su proliferación.



Y como habrán comprobado ustedes que he pasado sin solución de continuidad de la impresionable intuición personal a la alusión cinematográfica, la exposición pre-histórica y la morfo-antropolgía, prefiero dejar aquí la cosa, sin extenderme más, que tampoco el mastuerzo lo merece.

¡Hala! A trabajar que el trabajar es meritoso y contra-revolucionario, bueno para el alma, revigorizante para el cuerpo y despabila la mente. Por eso está el mastuerzo como está, precisamente: Por no laborar, por no doblarla, por no usar el fósforo mental.

Moraleja: El que trabaja, se santifica y se salva. Y el que no, se vuelve mastuerzo abominable como el prehistórico homínido sindicalistero, datable circa el pre-Achelense de Atapuerca (u anterior).


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Pub Juan Pablo II al Corso: Una nueva 'pastoral'

La basílica de San Carlo al Corso es la iglesia nacional de los milaneses en Roma. Realmente, su título basilical incluye también, y primeramente, a San Ambrosio (Basílica di San Ambrogio e San Carlo al Corso), pero popularmente se le conoce como San Carlo, San Carlo al Corso. Se ubica en la famosísima Via del Corso, el eje que articula el centro de Roma desde la Piazza Venezia a la Piazza del Pópolo. Mejor sitio, imposible.

Durante la semana, dias laborables, es una de esas inmensas (y bellísimas) iglesias del centro de Roma, vacías, casi desoladas de no ser por la entrada y salida de los grupos de turistas. Mantienen el culto matinal y vespertino, pero sólo se animan los Domingos, con más asistencia de fieles, que suelen escoger algunas de las iglesias del centro para cumplir el precepto dominical. Esta de San Carlo es de las que dan cierta sensación de actividad, por lo menos no faltan los carteles y las vitrinas con anuncios de actividades de grupos parroquiales, movimientos etc.

La noticia, de entrada, me pareció una burla, una broma de facebok, uno de esos bulos que circulan por el internete. Decían que iban a abrir un pub (sic) en la iglesia de San Carlo al Corso. Un pub que se llamará GPII por Giovanni Paolo II, y que han instalado en una de las amplias criptas de San Carlo al Corso, con acceso para el público por la parte de atrás, cabe el ábside. El público será juvenil, puesto que todo es una iniciativa pastoral del ACLI di Roma.

El aviso de la extravagante ocurrencia me la dio esta mañana un amigo facebook: en la página fb de Rai Vaticano publicaban la novedad:

A Roma la diocesi ha deciso di aprire, nella cripta della basilica di San Carlo al Corso, un vero e proprio pub, il "Pub GPII" dove GPII sta per Giovanni Paolo II. Il pub, con barman professionisti dietro il bancone dei liquori, è promosso dal servizio diocesano di pastorale giovanile e dalle Acli di Roma. GPII sarà dunque un pub come gli altri, ma con una particolarità, quello di proporre di passare il tempo in modo costruttivo, come sottolinea Gianluigi De Palo, Presidente Acli di Roma: "Sarà uno spazio polifunzionale dedicato a tutti i giovani della città. Un luogo dove, sorseggiando un aperitivo, si potranno vedere film, visionare mostre, si potrà assistere alla presentazione di un libro o ascoltare musica dal vivo. Ci sarà anche una postazione per i videogiochi e per la playstation". Il locale sarà inaugurato il 1 ottobre alle ore 18 dal vescovo Ernesto Mandara, ausiliare per il settore Centro e del sindaco di Roma Gianni Alemanno. Franco Mariani -*-*-*-En la diócesis de Roma han decidido abrir, en la cripta de San Carlo al Corso, un auténtico pub, el pub GPII (por las iniciales de Juan Pablo II). El pub, con barman profesional en el mostrador de licores, está promovido por el Servicio Diocesano de Pastoral Juvenil y el ACLI. GPII será un pub como todos los demás, pero con la particularidad de proponer pasar el tiempo de forma constructiva, como subraya Gianluigi De Palo, Presidente del Acli di Roma: "Será un espacio polifuncional, dedicado a todos los jóvenes de la ciudad, un lugar donde tomando un aperitivo se podrán ver películas, documentales, se podrá asistir a la presentación de un libro o escuchar música en directo; habrá también un espacio para los videojuegos y la playstation. El local se inaugurará el próximo 1 de Octubre, a la 6 p.m. por el obispo mons. Ernesto Mandara, obispo auxiliar del sector centro, con la asistencia del alcalde de Roma Gianni Alemanno.

En la página de la ACLI dan la misma noticia, un poco más ampliada (ACLI: associazioni cristiane de lavoratori italiani/asociacines cristianas de trabajadores italianos, una institución parecida a nuestra HOAC). En esa mísma página, en la sección juvenil, explican que el pub GPII es una respuesta a la llamada a la juventud hecha por Juan Pablo II el año 2000 en Tor Vergata, cuando la Jornada Internacional de la Juventud:
Sará un spazio polifunzionale per musica, cinema, teatro, pub, presentazione di libri, incontri con personalità rilevanti della Chiesa e del mondo, dibattiti, corsi, e tanto altro!

Bien. Como Uds. imaginarán, de entrada, se queda uno sin saber qué decir. Y me da miedo decir algo, porque las cosas que se me ocurren son la mar de chocantes. Como la noticia.

Recuerdo aquellos escándalos pueblerinos y urbanos de los años ´70 que comentaban lo del cura Don Fulano de la parroquia de San Peregiles del Pino que había organizado una discoteca en la rectoral. Por todos sitios hubo casos de esos, en las capital, en provincias y en las parroquias de villorrio remoto también. Si no me equivoco, en la peli ´Se armó el Belén´ del simpático cómico Paco Martínez Soria sale una escena de una de esas ´discotecas parroquiales´. Que no eran cuento, sino patética y tragicómica realidad. Pues en Roma están por esas, pero en el 2010, como una especie de revival camp de los ´70 que se fueron y no volverán.

Como los ideadores del pub Juan Pablo II son modernos y aggiornati, no se les puede llamar retrasados mentales-pastorales sesentayochistas-postconciliaristas. No. Se debe, por el contrario, alabar la ocurrencia y proponer su inmediata difusión. Por ejemplo, imagino que en Madrid, los chicos que trabajan en la JMJ Madrid-2011 ya habrán captado la onda y estarán manos a la obra para instalar el pub CRI (Cardenal Rouco 1º) en la cripta de la Almudena. Y en Barna, el pub Sistach en los bajos de la Sagrada Familia, próximamente. Y así, por el estilo, en cada diócesis que se precie no faltará el pub pontificio.

Servirán exquisitos cócteles y combinados a la carta: Benedictine, Chartreuse, Quina Stª Catalina, licor Fra Angélico, canapés de cabello de ángel, tortitas de Stª Clara, yemas de San Leandro, y otras especialidades recomendadas ad hoc, dadas las circustancias.

La música, a saber. El cine, ya veremos. Lo digo porque con estas cosas se empieza estrenando, para ambientar, Marcelino Pan y Vino, se sigue con La lista de Schindler, un día ponen El Padrino (las tres partes), la semana siguiente proponen un ciclo Passolini con la Trilogía...Y un fin de semana te cuelan un monotemático de cine erótico contemporáneo. Estas cosas degeneran así; y como ya han pasado, ya pasaban, ya pasó, pues ya se sabe también cómo derivan. Y ahora retorna, como las olas de las modas que vienen, se van y vuelven. Poco más o menos.



En London (que en español se dice Londres), las parroquias de centro ofrecen en sus sótanos mil cosas: Terapias de grupo, ejercicios de yoga, introducción al zen, cursillos de cocina, asociaciones de padres y madres separados, clases de artes marciales, sesiones de desintoxicación de adicciones...etc. etc. etc. Todo menos sacramentos, culto y espiritualidad católica. Las iglesias, los templos, vacios, sin un alma; y las criptas parroquiales y sus salones con mil actividades, digamos, "alternativas" a la pastoral.

Ya se sabe que todo lo que sea "apuesta", "alternativa", "oferta", "nuevo reto", "respuesta", cuenta con el favor de nuestros modernistizantes agentes de pastoral, que se pirran por estas innovadoras creatividades "...que proyectan un rostro actualizado e inquieto de nuestras parroquias, que no pueden encerrase en sí mismas, ni empeñarse en un sacramentalismo trasnochado" (<--- así es, este es el estilo de su discurso pastoral). En fin. A ver en qué acaba el pub juanpablista de San Carlo al Corso, con qué fortuna. Miedo me da, ya digo, que cunda la iniciativa y surjan otros proyectos paralelos.

Se me ha venido a la cabeza (¡ay, la tentación!) una leyenda antigua que narraba los méritos y azares de una tal Santa Sisifa, que se prostituía por caridad y no cobraba a sus prójimos, allá en la Alejandría aquella del siglo catapúm, antes de los moros y todo eso. Tuviera que ver que florecieran también iniciativas pastorales estilo Santa Sisifa, con "burdeles pastorales"...o alguna monstruosidad semejante. Total, ya puestos y como están los tiempos, no sería tan extraño, ¿no?
¿Ustedes opinan?

Por cierto que algún bien-pensante católico oficial mea-pilas ya ha salido con la excusa de que San Felipe Neri organizaba oratorios en los que se cantaba y San Juan Bosco también fundó oratorios donde se jugaba y se divertían los ragazzi...etc.

Yo les digo que sí, que sí, que sí: Pero que San Felipe Neri no servía copas ni San Juan Bosco ponía cócteles.

¿Que es que los tiempos cambian? Yes, of course. Y adelantan: ¡Una barbaridad!, como cantaba el boticario Don Hilarión en La Verbena de la Paloma.

¡Una barbaridad!


+T.

sábado, 25 de septiembre de 2010

El Papa en el país de los antipapistas


El anglicanismo - velis nolis - surge de una coyuntura de pecado, un pecado muy personal de, en principio, un sólo personaje. Como una de esas costras purulentas de las piernas de Enrique VIII Tudor, poco más o menos. Del pecado de ese rey, de sus frustraciones, resentimientos, soberbias. Y de un bien rastreable complejo de inferioridad que, con más o menos consciencia, se desquitó atacando al Emperador y al Papa. Pero el Emperador no era tan "figura" como para mantenerle un pulso histórico prolongado. El Papa, sí. Por eso la identidad del cisma y la herejía anglicana se define contra Roma, contra el Papa. Ab orígine.

En el protestantismo continental de luteranos y calvinistas, la ira feroz contra Roma pierde fuelle apenas desaparecen los protagonistas primeros; pero en Inglaterra la furia anti-papal perduró activa de manera sorprendente. No es casualidad que cada siglo haya tenido sus crisis anti-papistas, el XVI de los Tudores y el XVII de los Estuardo y el XVIII de los Hannover: Todos han tenido sus capítulos de cólera anti-romana, ya sean la primeras persecuciones martiriales, o el estallido del Gunpowder Plot y Guy Fawkes, o la trama falsaria de Titus Oates. Cuando el Gran Incendio de Londres, en 1666, se acusó a los católicos: "el frenesí papista", decía la inscripción en la columna conmemorativa del incendio, en la City. Y cuando la restauración de la Jerarquía Católica, en 1850, la chusma londinense paseó y quemó un muñeco que representaba a Nicolas Wiseman, el recien nombrado Arzobispo Católico de Westminster.

Tampoco se olvide - que se olvida - que la nación que presume de ser cuna de las democracias occidentales mantiene la exclusión de los católicos al trono. Una ley ocasional creada ad hoc para cerrar el acceso a la corona de los herederos católicos de Jacobo II Estuardo y María de Módena, el Act of Settlement (Acta de de Establecimiento o Ley de Instauración) de 1701, sigue siendo un documento legal de primerísimo rango plenamente vigente, hasta el presente ni reformado ni oficialmente contradicho en su explícito anticatolicismo: Todo heredero real perdería sus derechos a la corona si se hiciera católico o contrajera matrimonio con un católico.

Hasta 1829, con el Roman Catholic Relief Act, no se puso fin a los Test Acts, que obligaban a todos aquellos que accedieran a un cargo oficial, funcionarios de la administración pública, los tribunales y el ejercito. Ante las autoridades competentes, tenían que rechazar bajo juramento la fe y la doctrina de la Transubstanciación, así como otras verdades católicas.

Si se han fijado, la ilustración que he puesto en el encabezamiento se comenta por sí misma: Es Churchill, con su figura rechoncha y gesto caracteristico, con casco, embutido en el mono caqui que popularizó cuando la 2ª Guerra Mundial. Con el lema de 'Desafío', se enfrenta a un monstruo terrorífico que traza con piernas cabeza y brazos la svástica nazi; pero el monstruo al que se enfrenta W. Churchill lleva puesta una tiara papal, que es lo más llamativo de la grotesca figura. El premier británico levanta la mano izquierda haciendo el signo V de victoria, y aprieta el puño derecho en ademán de golpear en los morros al monstruo de la tiara pontificia ¿El subsconciente? Quizá. Probablemente. El mosáico es obra del artista Boris Anrep, encargado y compuesto en 1952 para el hall de entrada de la National Gallery de Londres, nada más y nada menos. Anrep, un conocido poeta y artista plástico ruso afincado en Londres desde princpios de siglo, cuenta con bastantes obras de temática religiosa, incluso trabajó en la decoración de algunas capillas de la Catedral de Westminster (católica). Pero este mosáico representa esa sorprendente "alegoría", susceptible de una sugestiva interpretación en el sentido de la más rabiosa tradición antipapista británica.

El Movimiento de Oxford inició, en cierta manera, la gran reconducción del anglicanismo a sus fuentes, es decir, a Roma, es decir, al Papa. Todo esto se ha hecho realidad en los días de la visita de Benedicto XVI, recibido por todas los poderes del Reino Unido de la Gran Bretaña, desde la Reina, cabeza del Anglicanismo, a los jerarcas anglicanos, e incluso los miembros del Parlamento y los jefes de gobierno de estas últimas décadas. Me resultó especialmente emocionante la fanfarria que sonó al entrar el Santo Padre en el salón del Palacio de Westminster, como si la historia refrenada por el odio antipapal se reiniciara en aquel momento con un destello de gloria.

Aparentemente. Porque las distancias permanecen, y el viejo antipapismo esta bien reverdecido y reformulado en los moldes de la post-modernidad. Las manifestaciones de degenerados militantes, asociaciones gays y demás tropa, aportaban un toque carnavalesco, como una versión puesta al día de la noche de Guy Fawkes "remember, remember, the five of November".

Pero lo que se recordará será la visita del Papa Benedicto XVI y la beatificación de John Henry Newman, el leader del Tractarismo y el Movimiento de Oxford, un intelectual oxoniense que terminó siendo Cardenal de la Santa Romana Iglesia.

p.s. No dejan, sin embargo, de molestarme y causar malestar algunos detalles de la memorable visita papal:



1º) El saludo a las aberrantes hembras-clergywomen anglicanas. No a lugar. Absolutamente. Con la Reina (cabeza de confesión cismática y herética) bastaba. Estos rituales de equívoca cortesía ecuménica deben desaparecer. Tanto más en ocasiones como estas, cuyo protagonista es quien es.



2º) Las niñas vestidas de monaguillas asistentes a algunas celebraciones. La exclusión litúrgica de las mujeres debe ser radical y absoluta, para que no quepan ni dudas ni confusiones de ningún tipo y de ningún grado. Tratándose del Papa, mucho más. Sin disculpas.


+T.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Intifada a la vista (Israel "inocente", of course)


Pues eso.

Quiero decir esto: La policía israelí irrumpe violentamente en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén.

Conque la Hilaria Clinton y su auto-propaganda como Doña Paloma de Paz Oriental quedan hechas unos zorros (le va, le va, le va...(con música de Julio Iglesias)). Y todo lo demás.

Y eso es lo que hay y lo que habrá. El grano viejo con nuevo abceso purulento. Hasta que reviente por Dios sabe dónde. Quizá, tal vez, por alguna novísima posible y probable casualidad israelí en esa misma Explanada de las Mezquitas que para Israel es una tentación. Una tentación diábolica. Muy ambicionada, como toda tentación hecha obsesión.

Y dentro de seis o siete mesecitos, nuevas conversaciones de paz con Israel en el papel de bueno victimalista y la pobre Palestina más inculpada que ayer pero menos que mañana.

Aunque lo más inmediato es esperar al Viernes próximo, el dia de oración de la morería, con la cabeza apuntando a la Meca inspiradora de vengaza y guerra santa. A ver cómo remata la jornada.

Israel, como de costumbre, se defenderá.
Solamente eso.
Nada más.
Pas rien.
Only.


Pax super Ierusalem!


+T.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Fray Leopoldo


Es tan familiar, tan de casa, que su foto (su estampa) aparece en cualquier cajón, entre las páginas de un libro, en el bolsillo de una chaqueta, en una cartera, en la cómoda, en el tocador, en las bandejas del ropero. En cualquier sitio. Por lo menos en mi casa.

Mi casa es particular, y se llueve y se moja como las demás. Ya no tenemos la casa grande y familiar, la antigua que tuvimos mientras pudimos. Se perdió con la decadencia de papá y nunca se recuperó. Pero en el piso de mi madre se conservó lo que se pudo, con detalles tan rancios como remotos. Por ejemplo el lararium.

El lararium romano era el altarcillo doméstico en el que se les rendía culto a los Lares, las divinidades del hogar. Se componía con figurillas e idolillos y otros objetos, de más o menso valor y calidad según la casa y su dueño; y se les presentaban ofrendas sencillas, caseras. Pues en mi casa el lararium pagano romano existe bautizado en cristiano: Un cuadro con estampas religiosas del Señor, la Virgen y los Santos, como un collage caprichoso, sin especial orden en su composición. Están las estampas de las devociones familiares. Y debajo de los Santos, una galería con fotos de los difuntos de la familia, tamaño carnet, recortadas de fotografías. Pues entre los Santos y la familia, Fray Leopoldo ha estado desde que yo tengo memoria del larario.

El larario es transportable, y se acomoda a cualquier circunstancia y en cualquier sitio. Yo lo he conocido en lo alto de la cómoda, encima del tocador, sobre un arca, en una repisa, encima del velador, en la mesilla de noche...Ahora mi tía lo coloca en una de las mesas de la cocina (y si sale y le tiene encendida una mariposa o un velón, lo mete en la bañera, hasta que vuelve a casa - "...no se vaya a volcar y se arme un fuego!", explica ella).

Se le encienden mariposas de aceite o velillas para cualquier cosa que necesita "refuerzo" de oración, por motivos de salud, de exámenes, de apuros en casa o la familia, por viajes, por enredos, porque se pierde algo, porque es un aniversario, porque es mes de difuntos, porque es dia del Santo, por algo que no se cuenta y no se sabe y mejor no saberlo, por las cosas que pasaron y para que no pasen cosas...Por todas esas cosas y mil cosas más. Como los romanos. Pero en cristiano, netamente católico, para horror y escalofrío de los herejes impíos protestantes y demás calaña infiel. Nosotros, en mi casa, católicos y romanos, con larario.

Por supuesto, Fray Leopoldo es de los que más velillas y mariposas gasta, con predilección. La querencia por Fray Leopoldo se inició en unas misiones populares que predicaron en mi pueblo los capuchinos, allá por 1960, más o menos, cuando empezaba a difundirse la devoción. Desde entonces no faltaron las estampitas, los almanaques, algunos ejemplares del Adalid Seráfico. Y la lotería de Fray Leopoldo que organizaba nosequién, y la rifa de Fray Leopoldo, y todo lo demás. En mi pueblo salen todos los años seis o siete excursiones a Granada, a ver a Fray Leopoldo (que no se ve porque está dentro de un catafalco de piedra pulida, que de grande que es ocupa toda la cripta). Se dice así: - "Han ido a ver a Fray Leopoldo". Y cuando vuelven del viaje traen estampitas y demás suvenires devotos que reparten entre las devotas.

Mi madre gastaba estampitas con reliquias de Fray Leopoldo constantemente. Se las prendía debajo del vestido, en el pecho, desde una vez que tuvieron que operarla. Era un elemento más de su vestuario devocional personal. Mi padre se molestaba, pero ella ni caso. La gracia era que le metía a mi padre estampitas de Fray Leopoldo en todas las chaquetas, en la cartera, en el maletín, en el buró de la oficina. Cuando papá cayó malo tuvo siempre la estampita de Fray Leopoldo debajo de la almohada.

A mí me lo daba para los exámenes, aquellos terribles exámenes finales de Junio del bachiller elemental, que nos examinaba - nosotros chiquillos de 10 años - un tribunal de catedráticos y catedráticas que imponían, catatúas y estafermos más malos que el saúco. Por lo menos eso nos parecían a nosotros, tiernos infantes impresionables. Pues frente a aquellos estrados fantasmagórico-académicos Fray Leopoldo era un abogado, un recurso, un auxiliador en el bolsillo del pantalón corto. Yo lo llevaba en estampa plastificada, y recuerdo que algún amiguete de clase lo portaba en medalla, y otro que lo usaba en llavero. Un año, Mª Loli Barrán se llevó un almanaque de pared completo, porque en su casa no tenían otro Fray Leopoldo a mano, y en mitad del exámen final de francés la catedrática, Doña María Lysén, creyó que escondía una chuleta y le tiró de una punta de papel sospechoso que le asomaba por debajo del suéter...¡y salió el almanaque de Fray Leopoldo completo! La pobre Mª Loli lloraba, nosotros nos sofocábamos de risa nerviosa, y la Lysén no sabía qué decir, impresionada (digo yo) con las barbas patriarcales del venerable siervo de Dios Fray Leopoldo de Alpandeire.

Fue un Santo de gente buena y sencilla, tan bueno y sencillo él. Nunca hizo milagros espectaculares, pero no paraba de hacer milagros chicos, caseros, de remedio y apaño, los milagros bienaventurados de los sencillos de fe, los de alma de niño y pecados de hombre. Pedía limosna para el convento, daba limosna a los pobres, y las limosnas que recogía y las que él daba eran pobres. Nadie le dio un millón, y si se lo hubieran dado imagino que no habría sabido que hacer con él. Y no era tonto, al contrario: Era santo. Rezaba y sabía hacer rezar. Tres sencillas Avemarías eran su receta más frecuente para todo y para todos.

Yo le guardo y profeso la simpatía devota que aprendí en mi casa, por contagio. Y me alegro de su beatificación (que no le añade -entiéndaseme- más santidad que la que tenía ya, en el larario de mi casa). Y espero y quiero que lo canonicen pronto (aunque en el lararium de mi casa ya sea santo entre los Santos, por intuición).

Por eso escribo esto, como un sencillo Ex Voto al bendito Fray Leopoldo.



+T.

domingo, 12 de septiembre de 2010

"No se hagan ilusiones:...ni afeminados, ni sodomitas...heredarán el Reino de Dios".


Un texto, diríamos, circunstancialmente "incómodo". En sí mismo, en su contexto de la ICor, ya lo es, tratándose de un asunto escandaloso sobre el que incide la palabra y la doctrina del Apóstol:


¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales,
ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios.
Y tales fuisteis algunos de vosotros. Pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.
«Todo me es lícito»; mas no todo me conviene. «Todo me es lícito»; mas ¡no me dejaré dominar por nada!
La comida para el vientre y el vientre para la comida. Mas lo uno y lo otro destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.
Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder.
¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? Y ¿había de tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de prostituta? ¡De ningún modo!
¿O no sabéis que quien se une a la prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues está dicho: Los dos se harán una sola carne.
Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él.
¡Huid de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo.
¿O no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?
¡Habéis sido bien comprados! Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo. I Cor 6, 9-20


Merece leerse y echarle una serena meditación. Y apreciar cómo un tema tan escabroso termina ilustrado de forma admirablemente santa. Es un texto que prueba muy bien la novedad de Cristo y su obra, la acción del Espíritu Santo por medio del apóstol San Pablo que perfecciona y eleva a aquella comunidad de Corinto, hombres y mujeres de su tiempo, con las costumbres, las formas y las modas del momento, amonestados por la predicación porque ya no pueden seguir manteniendo esos comportamientos, puesto que son cristianos, son parte de un orden nuevo que exige una vida nueva, en gracia de Dios. Todo el pasaje es reconstituyente, impregnado de la gracia de la revelación cristiana.

Pues esa fue la 1ª lectura de la Misa del Martes pasado. En mi parroquia hubo en Misa matutina unas veinte selectas y pías personas, que no sé con qué grado de consciencia escucharían la epístola. Personas devotas que cuando el lector concluyó diciendo -'Palabra de Dios' contestaron -'Te alabamos, Señor', sin problema. Aunque existe el problema, hoy más que nunca.

¿Qué diría, qué opina, digamos, la Bibiana Aído, la ministresa promotora de todo lo contrario que aparece en ese texto, la ministresa que institucionaliza desde su ministerio esos pecados de los corintios (y las corintias), y los promueve, y los publicita, y los subvenciona??? La ministresa Bibiana, seguramente, denunciaría a San Pablo, y como San Pablo no está a su alcance estará dispuesta para llevar ante los tribunales a quien diga/predique/enseñe lo de San Pablo. Estamos a punto de eso. El día menos pensado viene la pareja de la guardia civil y detiene en el púlpito al cura por predicar IªCor 6, 11ss. Estamos a un paso de. En otros sitios ya ha pasado, en Inglaterra, por ejemplo, sucedió un caso así hará cosa de un año, con la paradoja de que fue un feligrés presente, policía en activo y miembro de un colectivo gay, que se levantó del banco y detuvo allí mismo al predicador. Y se lo llevó preso, por homófobo (como San Pablo).

La escena se complica considerando la particularidad que apunté más arriba, esa aclamación de -'Palabra de Dios' que define al texto y le confiere su valor: Lo dicho es Palabra de Dios. Ni más ni menos.

Entonces, luego, es decir, por tanto...Dios es homófobo. Ita!

Ejem, ejem, ejem!...Amadísmos hermanos (y hermanas): Llegados que hemos a esta consideración, me veo obligado a suplicar amparo al Altísimo, para mí y para todos los conscientes y coherentes, que nos exponemos a la furibunda iracundia de la impía Bibi y sus poderes, poderes injustos de este mundo fornicario y su gobierno que legisla a favor del pecado y en contra de Dios y su ley. ¡Oh, hermanos! ¡Ay, hermanas! Preparémonos para derramar sangre en defensa de nuestras católicas creencias, expuestas a la abyecta guerra que los enemigos de Dios tienen tramada contra la santidad y la verdad de nuestra fe, la única Fe salvadora...etc. etc. etc.

Esto de más arriba (que he escrito en forma histriónico-irónica - ¿lo han pillado Uds.??? -)es lo que se debería decirse en serio, en tono más grave, a propósito de. Pero no se dice eso. Y no lo dicen quienes tienen que decirlo, que son, primeramente, los Obispos, sucesores de los Apóstoles para predicar y enseñar lo que predicaron y enseñaron los Apóstoles. Tal es su misión y su ministerio.

Siendo más preciso, reconozco que de vez en cuando, algún obispo se pone la mitra y agarra el báculo y dice lo que debe y está obligado a decir. Pero son excepciones, raros entre el común. Lo prueba que salen en la prensa, como un notición escandaloso: "...Monseñor Onesíforo Felipe Rudatero, obispo de Traumatoquia del Tempú, publica una pastoral homófoba..." etc. etc. etc. Y así.

Como acabo de decir, es raro. Por circunstancias varias. Una de ellas, por ejemplo, es que el texto paulino que comento, IªCor 6, 11ss, se lee el Martes de la XXIIIª Semana, los años pares. No un Domingo del año todos los años, sino un Martes, entre semana, cada dos años. Y eso si no se sustituye por otra lectura, según la ocasión, por celebrarse una memoria o una fiesta con lecturas propias, que entonces no se lee. Y como no se lee, no se predica. Y como no se predica, no nos enteramos. Y como no nos enteramos...¿Me siguen ustedes?



Cuando compusieron el Novus Ordo de Pablo VI, los liturgistas encargados de confeccionar el nuevo leccionario litúrgico tuvieron cuidado a la hora de escoger determinados textos, por su valor, por su significado, por su contenido. Se dio cierta preferencia a algunos pasajes y otros quedaron en segunda línea. Con el ciclo terciado del Leccionario Dominical hubo posibilidad de alternar lecturas bíblicas muy variadas para los Domingos del Año Litúrgico (72 domingos cada año x 3 ciclos de leccionario x 3 lecturas cada domingo hacen posible una selección bastante variada (saquen, si quieren, la cuenta; yo soy de letras)).

Pues sabrán ustedes que entre todo ese elenco, este texto tan esclarecedor de ICor 6,11ss no sale, no se lee como epístola en ningún Domingo del año; sólo sale y se lee cada dos años, entre semana, un Martes (si las circunstancias, como he explicado, no lo impiden). Y no será porque el tema no esté de candente actualidad. Todo lo contrario.

¿Qué pasa pues? ¿No se quiere? ¿No se quiere querer? Yo pienso que no, que nadie quiere y los pocos que pudieran querer no se atreven porque les pueden dar tal patada en sus reverendas asentaderas que les manden a las antípodas de donde corresponda. Por imprudentes. Incluso por intolerantes. Hasta por homófobos, me atrevo a decir. Y conste que ahora no hablo de la ministresa inmoralizadora, sino que me refiero a nuestros Ordinarios (¿saben ustedes qué es un "ordinario"? Supongo que sí, que saben lo que son, ¿no?). No están por la labor, no se sienten cómodos enseñando esa predicación de San Pablo a los corintios.

Total, lo que quería decir es que con tales mínimos de interés no sale luego el máximum que se necesita. Y así andamos. Desde luego ni todo el mal es sexual ni el pecado mayor es el contra sextum (el 6º tiene cinco/5 mandamientos por delante, cada uno con su espectro de gravedad). Pero en un mundo/una sociedad donde el frenesí erótico-sexual termina descomponiéndolo todo y atentando contra todo, urge la denuncia, la alarma, y llamar al pecado por su nombre. Y a los pecadores, llamarles gravemente la atención.

El texto no es homófobo, simplemente es moral y es cristiano. Y está revelado, y no ha perdido nada de su valor moral, también revelado. Y lo que enseña lo dice muy claro: Los que cometen tales pecados, no caben, no tienen sitio en el Reino de Dios. Entiéndase que lo que se censura no son identidades, sino prácticas. Tan claro como que inmediatamente después de la severa afirmación el Apóstol reconoce que en la comunidad hay miembros que un día fueron culpables de aquello, pero se regeneraron por la gracia de Dios, se convirtieron y abandonaron el pecado, quedando purificados, aptos para la vida espiritual cristiana.

Pero en nuestro caso, para los afectados de nuestra época, aparece un problema de principio: Cuando se obvia, se niega y se anula el alma y todo lo que cuenta es cuerpo, el cuerpo y sus sensaciones, ¿de qué pecado vamos a hablar, si no saben ni qué es pecado? Y no lo saben no por que sean inocentes, sino por todo lo contrario: La ofuscación de la carne, tan fuerte, ha dejado al espíritu en un estado de consunción, irreconocible, exangüe, incapaz de reaccionar para reconocerse y pujar por sí. Y la razón inteligente se suma a la torpe cadena, sucumbiendo, prestándose a razonar contra sí misma.

No crean ustedes que me refiero a gente extraña, seres perversos de vida estragada y decadente. Estoy pensando en gente de nuestro entorno social más inmediato: familiares, amigos, vecinos y conocidos que piensan y sienten así, lamentablemente. No son monstruos, ni gente abyecta. Son hombres y mujeres, adultos, jóvenes, adolescentes de nuestro tiempo, gente corriente, gente normal. Como eran normales y gente de su tiempo y momento aquellos corintios a los que se dirigía con toda seriedad San Pablo.



¿Qué hacer, pues? ¿Cómo actuamos?

Primeramente hay que insistir, después hay que formar. Y es dificil, muy dificil, la batalla. Principalmente porque son pocos los convencidos, los que suscribirían de pe a pa ese texto paulino, que es Palabra de Dios, tan viva entonces como ahora, tan válida para los corintios del siglo I como para nosotros, los cristianos del XXI.

Me da pena reconocer que entre los convencidos las mitras y los báculos son una excepción, como ustedes sospecharán, tristemente.

Y así transcurre el siglo. Y así barren los vientos. Y así nos barrerán, como peleles "...sacudidos por las olas y arrastrados por el viento de cualquier doctrina, a merced de la malicia de los hombres y de su astucia para enseñar el error" Ef 4, 14.

¡Que el Señor nos haga conscientes y fuertes para resistir y luchar el combate de la fe!

Es justo. Es necesario. Y es urgente.


+T.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Un abandono escandaloso


La noticia con su escándalo ha corrido como pólvora en pocas horas por Sevilla entera. Primero en los mentideros clericales y después por todos sitios, porque el personaje es archi-conocido, de esos que ellos mismos se han dado a conocer, muy interesados en hacerse un sitio (un buen sitio) en la opinión pública, en primera fila, en palco.

Ha sido un privilegiado, Vicario Episcopal, párroco de una de las mejores parroquias de Sevilla capital, responsable de congresos super-publicitados, director de instituciones de primer rango diocesano, canónigo de la Santa y Metropolitana Iglesia Catedral, con todas las prebendas y buenas prendas anejas a todos esos cargos. Setenta y tantos años de edad y cuarenta y tantos de cura.

El bombazo es tal por el calibre del personaje, de mucho peso: ¡Se va! Quiero decir que se va y acompañado, por la puerta grande del escándalo clericalón. Abandona la clerecía, cuelga la sotana morada de canónigo (la negra común, la de cura corriente, me parece que nunca la usó) y deja la pingüe parroquia y el sitial del coro y todos los demás honores...porque le ha vencido el mundo, el demonio y la carne (no sé, no puedo precisar, si en esta o en otra secuencia de orden y/o afectación).

Se cuenta que ha sido "tentado" oficiosamente con algunas alternativas/salidas airosas, para mantenerle en un interim menos escandaloso. Pero él ha dicho que no, que ahora, que ya.

Yo me temo que es un infeliz, desde él sabrá cuando, porque estas cosas no son anécdotas de un día para otro sino que se gestan durante años, largo tiempo, hasta que explotan. Han jugado, él y otros, a modernistizar, apuntándose a todas las vanguardias, apostando (les fascina este concepto) a la revolución eclesial, inventando y organizando gestos desafiantes. Paso a paso, se estaban vaciando de fe y vaciaban la fe de todo lo que pasaba por sus manos. Seguramente, como todo sacerdote, habrá hecho mucho bien, no lo dudo. Pero ahora se computarán los daños causados y será durante algún tiempo un peligroso. Que el Señor nos libre de lo que todavía puedan hacer, decir y/o tramar.

Causa escalofríos considerar en manos de quiénes hemos estado. Porque han sido personajes así los que han gobernado nuestra Diócesis. Incluso el plan pastoral vigente ha sido trazado y elaborado por ese equipo que ha dirigido todo durante los últimos veintitantos, casi treinta años. Y todavía conservan puestos e influencias notables, muy importantes. Todavía.

No sé si este roto estrepitoso será la primera escandalosa defección de otras que pudieran seguir, siendo las circunstancias tan semejantes para otros personajes de su entorno. De todas maneras, el escándalo ya está en la calle, rodando.

A los afectados habrá que reanimarles. Porque estas heridas dejan heridas. Un sacerdote toca muchas cosas, sagradas y profanas, altas y bajas, del espíritu y de las conciencias, de las personas y de sus circunstancias. Y cuando se infecta un ministro sagrado, deja su pus infectante en cada alma que ha tratado.

Por eso toca rezar, hay que orar. Hay que pedir al Señor que repare y restañe con gracia la desgracia, para que sane y limpie el rastro infeliz que este caso, como todos los demás de esta clase, va a dejar. Que perdone y mande arrepentimiento al protagonista. Que los fieles olviden al hombre caído y se agarren sólo a la Cruz que, aun en estos desgracidos misterios del pecado (el pecado es también misterio, ¡que no se olvide!), resplandece como única señal de salvación. Siempre brilla la Cruz; si hay más oscuridad, más brillante luce.

Y que el Señor nos guarde y nos conceda sacerdotes buenos, fieles, perseverantes, resistentes al mal y a la tentación. Y santos, con la gracia de Dios.

&.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Arquitectura insignificante para el signo (minimizado?) de la Fe


En un par de dias se me ha juntado la pésima impresión de dos altares para dos próximos eventos, los dos muy señalados: La beatificación de Newman en Birmingham y la peregrinación del Papa a Santiago. Un doble y desagradable impacto estético-espiritual.

Que todas las bellas artes están sumidas en la crisis del no-arte es tan evidente como son patentes los desechos de un Tapies o un Barceló, manipuladores arteros para el consumo de absurdos conformistas de lo abyecto. La arquitectura también, de forma muy manifiesta y tanto más infectante/invadente cuanto que han convertido el mundo en una galería homogeneizada despersonalizante, construyendo lo mismo para una cosa y otra, en un sitio y en sus antípodas. A veces pienso que es un eructo retardado del empacho uniformista del izquierdismo sesentayochista, tan penetrado en la mente de las pseudo-élites, todavía.

Particularmente me preocupa en cuanto afecta a la fe. La fe es gracia, y virtud, y es sobrenatural. Pero la fe es para el hombre y el hombre está en el mundo, y aunque el hombre de fe, por la fe, se despega del mundo, en su decurso el mundo se le pega y termina oliendo a su mundo, que es su entorno. A pesar de la fe.

La fe de Tomás de Aquino tenía el color de y olía a siglo XIII tanto como la de Descartes se coloreaba y olía a grand siècle. Y nuestra fe, desventuradamente, huele a siglo XXI con tufo retroactivo y persistente del XX, que no son buenos olores para la fe. Ni para el arte. Incluso peor para el arte que para la fe, en razón de su materialidad fundamental.

Aunque en el fundamento del arte esté algo tan sutil y volátil como la inspiración, que es razón, que es intelecto, en el siglo del absurdo desfundamentante el bajo intelecto de la razón inspiradora deforma lo material hasta la degradación artística que padecemos, titubeante para la belleza y atrevida para el feísmo inexpresivo y vacuo, nauseabundo. Lo grave es que en la mente des-inspirada del pseudo-artista se pretende, justamente, eso. O se disimula con esto la imposibilidad esteril de una verdadera expresión de lo bello.

El otro día, viendo un mini-reportaje sobre algo que pintaba Antonio López, una vista de la Puerta del Sol, me asaltó la misma impresión de cada vez que veo algún cuadro suyo: Pinta muertos, pinte lo que pinte, sea un retrato, sea un paisaje o una pila de bidé, todo lo pinta muerto (o lo mata cuando pinta). Es la antítesis de aquellos maestros que pintaban naturalezas muertas que revivían en sus cuadros. Y pienso en los bodegones de Sánchez Cotán o de Zurbarán, que laten vida a pesar de ser materia inerte pintada. La diferencia entre arte y no-arte, que se quiere obviar.

Conozco, y me perturba, aficionados a eso, ciegos de yo no sé bien qué parte de los ojos, la estimativa o la razón estética. Enfermos, sin duda. Quizá, también, sea por pecado, por el pecado (no digo sus pecados, no me atrevo). Y es triste. Pero me afecta más, decía, cuando entiendo que devalua a la fe, al misterio.

Volviendo a los 2 altares proyectados, vean y juzquen sus calidades estético-religiosas y católico-litúrgicas:

Este es el escenario proyectado para la beatificación de Newman

Este el que se va a levantar en el Obradoiro para la Misa del Papa

El del Birmingham está super-visto, mil veces repetido, fatigosamente aburrido por multi-representado, passim, aquí y alla, tan semejante a un escenario de concierto, de auditorio, de espectáculo de cualquier cosa y/o género. Solamente la presencia minimalista de algún signo cristiano (un crucifijo) le confiere cierta entidad identificativa. Nada más.

El de Santiago, a falta de más concreción y detalle, según se ve en ese esquemático plano, parece una tarima-plataforma con techo y mampara lateral estilo ikea. Se supone que la decoración posterior precisará más que se trata de un espacio determinado para la celebración de la Misa por el Papa Benedicto. Llevará, imagino, algunos emblemas ad casum, alguna leyenda u otros elementos configurantes. Y poco más.

Se entiende que todo ese espacio escenográfico, el inglés y el compostelano, se transformará y aparecerán definitivamente sacralizados en cuanto sean ocupados por el Papa y el clero asistente. Pero pregunto: ¿De que se trata, para qué se han construido, para enmarcar al Papa o para celebrar el Sacrificio del Altar? ¿Qué/Quién tiene que resaltar? ¿Qué presencia debe remarcarse y prevalecer, la del celebrante o la del Celebrado?

En el sentido de esta cuestiones (y otras anejas y dependientes que evito por simplificar la exposición y no cargar el artículo) se me degrada la apreciación de uno y otro escenario en razón de una consideración que va más allá de lo estético-arquitectónico, porque se trata ya de una reflexión litúrgico-sacramental, y de índole espiritual y piadosa.

¿Qué creen (o qué no creen) los que idean tales formas para expresar y contener la Fe y el Misterio? ¿Y los responsables que encargan y aceptan eso?.

Lo de Birmingham supongo que se va a levantar en un espacio abierto, un descampado en el extra-radio de la ciudad, sin edificios próximos. Pero lo de Compostela se va a erigir en plena Plaza del Obradoiro, entre el Palacio de Rajoy y el Colegio de San Jerónimo...y la fachada de la Catedral, como un espejo. Un espejo para no mirarse y no tener forzosamente que compararse.



No pretendo decir que sean comparables una arquitectura efímera e insustancial con otra monumental, al mismo nivel, con parejas consideraciones. Pero sí digo que en este y otros casos semejantes se impone una relativa comparación, imposible de evitarse, indisimulable: Esto es lo que edifica nuestra fe, y aquello es lo que edificó la fe de los que nos precedieron, en otros siglos.

¿Es la misma fe, se puede identificar una con la otra, la nuestra con aquella, según se ve, según las formas visibles que manifiestan una y otra, la fe que trasluce el altar diseñado y la fe que contiene la fachada del Obradoiro? ¿Esta fe de hoy es aquella fe de ayer?

Una difícil cuestión que responde , primeramente, para irse matizando con considerandos y juicios que complican la primera y aparentemente facil identificación conclusiva, sin más. (Y eso que no he introducido la variante Pórtico de la Gloria, elemento de expresión de fe de un orden y calidad estético-cristiano un grado aun más profundo que el de la monumental fachada, que es su exterior, simplemente su envoltura).

Desde el versículo de la Escritura "...caeli enarrant gloriam Dei et opera manuum eius adnuntiat firmamentum /los proclaman la gloria de Dios, el firmamento anuncia la obra de sus manos" Sal 18, ¿qué mensaje, qué pregón de Dios hacen esos dos altares, qué dicen, qué enseñan de Cristo el Señor, de su Misterio, de su Presencia? ¿Y qué idea dan de su Iglesia, la que va a celebrar tan gran Misterio en ese espacio concebido ex profeso, para una y otra ocasión?

¿Opinan ustedes? ¿Deducen ustedes, concluyen? ¿Se atreven? Porque la conclusión da escalofríos. Si se cree, claro está.

A propósito: ¿Ustedes creen?

p. s. Y más a propósito: ¿Esas cosas les ayudan a creer?

+T.