martes, 29 de noviembre de 2011

Escritos de Ángeles


Hace ya algún tiempo, por un articulete que se publicó y otro que le replicó, dije - sin pretender darle a mi juicio más valor que el ordinario en esas circunstancias, un mero comentario, solamente - que el relativamente famoso p. Fortea escribía insustancialidades. Ahora digo - y tampoco lo digo remarcando el valor del comentario - que se mantiene insustancial, peligrosamente insustancial, chocantemente insustancial; hasta, diría yo, preocupantemente insustancial. Y todo por pretender dejar de serlo y meterse en mayores temáticas, de más enjundia.

Ponerse a tratar de angelologías se le pude consentir a un vate del XVII, si es John Milton y lo hace en estilo epopeya, a pesar de que el género y la temática ya iban de caída y quasi nadie escribía epopeyas, y menos con ángeles y demonios como héroes y villanos. Aunque Fortea confiesa que no ha leído a Milton; ni al Dante. ¿Preocupante? Depende. En este caso, yo diría que preocupante: 1º) por deficiente bibliofilia; 2º) por displicente petulancia. Lo que no se lee, como lo que se ignora, comunmente, no es materia para presumir.

Por meterse a entender sobre ángeles y demonios y auto-presentarse como perito en el tema, Fortea se ha granjeado una fama. Mantener la fama cuesta. Debe ser por eso que se ha metido en la empresa de esa serie de articuletes sobre "Historia del mundo angélico". Lleva 8 entregas ya (con su prólogo y todo).

Sin meterme a discutir conceptos tan extrañamente angelicales como 'historia'(?) y 'mundo'(?), si diré que el serial es una monumental parida, una sarta de lucubraciones, que yo no sé si el mismo autor será capaz de dar razón del engendro.

Así, a simple vista, me ha dado la impresión de un batido-macedonia con algo de El Silmarillion, un mucho de new age, y un espolvoreado passim de extravagancias de esas que se pusieron de moda hace una década, más o menos, cuando el merchandising de los USA descubrió las posibilidades del negocio de los ángeles como producto de 'consumo espiritual'.

Que un señor que se presenta como cura se dedique a marear semejantes perdices, me parece de los más inadecuado, por decirlo suavemente.

Pero la temporada parece estar teñida de color de ángel, porque los de la soprendente cadena Rome-Reports daban también noticia de la publicación de un libro sobre Uriel 'el 4º arcángel o el arcángel perdido'. De la solidez de la noticia da muestra la locutora que dice que Pio VI encargó a Miguelángel la construcción de la Basílica de Stª María de los Ángeles y los Mártires; el texto de debajo del youtube dice lo mismo (Pio VI en vez de Pio IV; supongo).

Como se ponga de moda la cosa y se les ocurra meter las narices en los apócrifos intertestamentarios, tendremos un numeroso elenco de nuevos y desconocidos arcángeles, principados, potestades, tronos y dominaciones. Porque hay material. Y si no, sugestivas leyendas para inventar.


El supuestamente olvidado y perdido Uriel cuenta, sin embargo, con una buena iconografía, suficientemente conocida por quienes estén puestos en el tema. Sin ir más lejos, hace un rato estaba yo mismo en la sala de juntas de la sede de una Archicofradía sevillana donde se custodia una serie preciosa, de la mejor escuela murillesca (si no del mismo Murillo), con representaciones de Uriel y los otros Arcángeles. Y en el Museo del Convento de las Descalzas Reales, en Madrid, se expone otra preciosa serie de fines del XVII, cuando se puso de moda la representación conjunta de los Santos Arcángeles. Junto a los tres 'canónicos' Miguel Gabriel y Rafael, aparecen Uriel, Barachiel, Jeudiel, Saeltiel, y otros pocos más, todos con sus atributos. Por no hablar de la fascinante iconografía angélica de la Escuela Hispano-Colonial, con sus arcángeles arcabuceros, con sombreros emplumados, chupas bordadas, casacas, medias y zapatos de copete, tacón y lazo. El precioso tema de la iconografía ortodoxa la 'Sinaxis de los Ángeles' (***ver ilustración de encabezamiento) también conoce el nombre y la representación de Uriel y los otros Arcángeles que se citan el Libro de Henoc.

Lo más chocante de la noticia es la forma en que parece despreciarse la tradición católica más ortodoxa (no la fantástica) que sólo da culto a los tres Santos Arcángeles, y hacer noticia de ese supuesto descubrimiento y recuperación de Uriel.

En fin, cosas de ángeles. Que Fortea pone a hervir en redoma, retorta y alquitara para destilar ese delicuescente sublimado en capítulos, y que el otro, el italiano Marcello Stanzione, presenta encuadernado como hallazgo sensacionalista.

Uno y otro llevarán sus miras, claro. Total, como los ángeles no cobran copyright, sacarlos a relucir resulta la mar de económico.

O sea.

+T.