martes, 10 de abril de 2012

El Santo Entierro por la Pepa


Me enteré ayer noche: En Cádiz, por el bicentenario de La Pepa (la proto-constitución de 1812) montaron el Santo Entierro Grande.

Porque según los cánones y parámetros cofradieros, un Santo Entierro Grande es el non plus ultra, un acontecimiento que sólo se monta de hito en hito. En Sevilla, el último fue cuando la Expo, la mar de elocuente, dado el caso, también.

Un Santo Entierro Grande es una magna procesión con todos los pasos de Semana Santa ordenados según la cronología de los Misterios de la Pasión, fuera del orden habitual de días y precedencias históricas que rigen para las Cofradías. Suele empezar el cortejo con el paso de la Entrada en Jerusalén, y se cierra con el de la urna del Cristo Yacente y detrás la Virgen de la Soledad.

El invento no es de ahora, sino que consta que allá por los tiempos pre-constitucionales, con motivo de la visita de algún huésped real, se montaba la magna cofradía para deleite de propios y extraños. No recuerdo bien, pero me parece que cuando estuvo en Sevilla Pepe Botella, el efímero José I Bonaparte, alguien propuso homenajearle sacando a la calle el Santo Entierro Grande. La cosa no prosperó porque la mayoría de las hermandades se negaron a salir, aunque hubo algunas que se prestaron y cumplieron una santa pantomima, tan falsa como el reyezuelo napoleónico.

Total, que cuando me enteré que Cádiz solemnizó los dos siglos de La Pepa sacando el Sábado Santo el Santo Entierro Magno, me transporté en un rapto mental a la España más decimonónica, la de Fernando el Deseado y Rafael del Riego, la de los liberales y los servilones, la de los cristinos, los isabelinos y los carlistas, la de Calomarde y Mendizábal y todos los demás. Una España que lo mismo derribaba conventos y demolía iglesias que organizaba Santos Entierros magnos, con toda pompa y circunstancia.

Que en la España post-zapaterista, que en la Andalucía laicista del bajón social y el hediondo estercolero socialista, para festejar por todo lo alto el invento constitucional de 1812, salga el Santo Entierro, es tan alegórico como realmente simbólico.

Considerándolo bien, quizá sea lo más apropiado, porque lo mejor que tenemos, después de todo, es la Semana Santa, con todos sus perifollos.

¿O no?




+T.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No lo sabía... pero hay que saber discernir un poquito con estas cuestiones. En Sevilla se organizó por el 500 Aniversario de la Evangelización de América (que coincidió con la Expo y los JJ.OO. de Barcelona). O por otro aniversario con carácter religioso.
Pero lo de un Santo Entierro Grande por la Constitución de 1812 es del género gilipollas; y perdone la expresión, pero es que el que está al frente de la Diócesis es el que firma el papelito para que los cofrades hagan el papelón. Y no se me viene otro adjetivo a la cabeza más fino...

Terzio dijo...

Lamento que digas "gili...".

En Sevilla, fue por la Expo; las otras excusas fueron coartadas menores.

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Miles Dei dijo...

Del mismo género es lo de los pasos en la JMJ. Pero eso es más difícil de ver sin limpiarse las gafas.

Hale que aproveche, que vamos bien servidos.

Terzio dijo...

Con la consideración aneja de que las muy despreciadas cofradías son, al final, las que solucionan muchas puestas en escena, logrando un punto de interés popular más allá de la programación oficialista de los gestores.

El pan y circo reaparece de muchas maneras, passim.

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