jueves, 18 de marzo de 2010

La jauría acosando, felizmente rabiosa

Son los perros habituales, jabalíes y alimañas de esas que dice el Salmo que entran y pisotean y arrasan la Viña, las fieras de siempre, un día babilonios, otro día romanos, comunistas ayer, hoy la tropa post-marxista post-68 y demás bandas armadas de postmodernidades. Los peores son los chicos de casa, los que alguna vez creyeron algo y hoy no se creen nada. Esos son los que descargan más veneno cuando clavan su aguijón.

Han ensuciado todo, han hipersexualizado todo, han puesto por decreto ley máquinas expendedoras de condones en los retretes de los colegios, han prostituído todas las conciencias que se han acercado a su tugurio. Han corrompido el mundo. Y ahora se "escandalizan" por las historietas de miseria que quizá ellos mismos han leído complacientes. Todos han admirado al Nabokov de la Lolita. Todos se han relamido con los relatos del escritorzuelo de temporada o la re-puta-da escritorucha de suplemento dominical, gana-premios experta pasando por el catre de todo el tribunal que concede el premio. Y ahora se escandalizan por las noticias de los clérigos, y hacen chistes, y cuentan cosas.

Pero es mentira. No se pueden escandalizar de verdad porque no tienen materia para eso. No les queda moral para estallar en escándalo, no tienen ética que les reviente escandalizada. No poseen eso que hay que tener para sufrir escándalo. Pero lo simulan, una modalidad post-moderna del viejo escñandalo farisaico. Y montan el escenario, con propaganda y foto y grupos de presión y reacción. Con articulillos, con reportajes, con entrevistas a la última motivada-escandalizada de la peña comparsista de ellos mismos.

Y el caso de Küng raya el vómito incontenible, él precisamente. Alguna vez he comentado que lo de Küng contra Ratzinger es la vengaza envidiosa del energúmeno frustrado contra el santo; del mediocre con claque de salón contra el magister con cátedra universal. Lo que no imaginaba es que el odio del hereje fuera tan implacable, tan tenaz en la mordida, tan rabioso.

Tampoco entiendo la clamorosa alegría de algunos, entusiamados con las caídas de los "hermanos". Y otra vez me sale el salmo, el tropel de fieras de Basán, los feroces perseguidores con la hiel y el vinagre en la reserva, dispuestos a suministrarlos en cuanto alguno tropieza y cae. Alguno, claro está, de los que no son ellos, ninguno de los suyos.

Porque ellos, entre ellos, se "toleran" de otra manera, están por encima de esas cosas en las que sólo caen los otros, que no son del grupo de los liberados, del selecto club de los omnímodos en toda depravación. Nabokov con la Lolita merece el Nóbel. Un fraile que toca algo, es reo de hoguera.

Curiosamente, paradójicamente, los que sacan a relucir en sus tertulias las llamas de la Inquisición para acusar a la Iglesia inquisidora son ahora los más implacables perseguidores, los que encienden la candela y piden carne de fraile para chamuscar. Un espectáculo de libertad y tolerancia, con talante.

Y lo mejor: Otro golpetazo a la Iglesia, otro porrazo, otro cañonazo a la Barca de Pedro. Que ese es el objetivo. Los flecos, no importan. Las verdades, menos. Lo importante es el objetivo, que no escape.

Que la Iglesia tiene que repetir, de tantas maneras, tantas veces, la Pasión de su Señor, eso lo sabemos todos los que creemos y mantenemos la fe, por la gracia de Dios.

Que la persecución no cesa, también lo sabemos.

Quiénes son los perros, quiénes son sus amos, también.

Todo pasará. Todo se olvidará. Y se hará penitencia. Y se corregirá. Aunque algunos se llevarán tres siglos repitiendo lo de los abusos como llevan cuatro siglos repitiendo lo de la Inquisición. Pero todo pasará. Ellos, los perros de ahora, también. La Iglesia no.

p.s. Si alguno preguntara si acaso yo no "condeno", que le conste que soy de los conscientes y dolientes que se estremecen con la condena-sentencia que ya está dicha y es Palabra de Dios, que no caduca: "...Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que creen en Mí, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible." Mc 9, 42 ss.

p.p.s. Por cierto, que como los de la jauría rabiosa no creen estas cosas, ni en el castigo, ni en la vida eterna, por eso ladran tanto y muerden tan sañudamente.


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