miércoles, 12 de diciembre de 2012

Equivocolitúrgias con bi-adoración (?)

 
La ocasión no se prestaba, en principio, a equívoco: Una vigilia de oración en la noche-madrugada de la Inmaculada, en la Catedral, con el Santísimo expuesto, un acto de oración y adoración, una vela ante el Señor manifiesto en la custodia. Y los sacristanes sacaron para la ocasión la mejor custodia, una de oro y pedrería, la que se utiliza para las solemnidades con octava y Seises, Inmaculada Concepción y Corpus Christi. Hasta aquí, todo bien, solemne ambientación para un acto solemne.

Pero existe la gente que piensa que juventud y solemnidad no casan bien, un prejuicio aprendido, inculcado y practicado luego, cada vez que solemnidad y juventud se encuentran. La interferencia se salva con un adorno juvenil, un estrambote junior, una huella 'teenager', que será más o menos estridente, pegotera y/u hortera según el grado de idem del ocurrente de turno. El ocurrente suele estar fuera de la órbita teen por exceso de años cumplidos, pero parece ser una constante contrastable que cuanto más maduro, más petardo (ad casum).

Esta vez, salvo alguna copleta made in Taizé y algún detallito más, el aditamento juventud-católica-de marcha no fue troppo estridente. La estridencia vino aportada desde un nivel mayor y más alto. Confieso que no sé de quién sería la desconcertante idea, pero imagino la intención (y la fe) extraviada de algún pseudo-liturgista malformado y deformante.

Resumiendo y concretando, para evitar excursus, perpetraron esto:

- El Santísimo quedó expuesto en la custodia, sobre el altar, entre seis candelabros altos de plata y otros seis cirios tamaño codal con la calcomanía del logo-año de la fe

- En el mismo eje, en un plano un poco más bajo, más cerca de los fieles, otro altar más pequeño, también con seis cirios encendidos, y en su centro un atril con un libro abierto (no sé si Biblia, si Evangeliario, o si Leccionario)

La excusa - colijo - podría haber sido la de la misma vigilia, que incluía un pequeño aditamento temático: "...La Vigilia (...) consistirá en una oración en torno a la Palabra de Dios, Lectio Divina, concretamente del relato de la Anunciación con una exposición del Santísimo...", como explica el anuncio oficial de la misma. El resultado fue - como todo el mundo en general pudo ver - una superposición de presencias (?) expuestas (?) y adorables (?), el Sacramento en el altar, y el libro (biblia, evangeliario o leccionario) en su altarcito, un poco más abajo pero en el mismo eje, de modo que la vista iba de uno al otro, del libro expuesto a la Custodia con el Señor en manifiesto.

¿Lecturas, interpretaciones, explicaciones? Ustedes entenderán - si me entienden - que las argumentaciones en torno a cómos y porqués podrían ser varias, variopintas y con variantes, todas tan estrambóticas como el mismo hecho en sí, tan raro y poco visto. No diré que heterodoxo, porque asistían al acto y presidían dos prelados, a quienes no se les puede achacar nada semejante.

Este - entiendo - sería el último detalle (entre los más llamativos): Que todo eso ocurrió bajo la presidencia de dos prelados, que no sé qué pensarían cuando se encontraron con esa bi-exposición, esa adoración (?) dual.

Nosotros, los católicos, nunca hemos adorado libros. Tampoco reconocemos en ningún texto sagrado una presencia real, sólo apreciamos y veneramos una presencia virtual, que se podría explicar comentando que Cristo está latiente en la página escrita, miniada o impresa de un evangeliario de la misma y relativa manera que San Pablo se esconde tras la tinta y la escritura, impresión o pintura de un ejemplar de una de sus epístolas. Si me explico. Pues así.

La extravagancia que desataron las iniciativas y experimentos post-conciliares han degenerado en aberraciones como esos extraños sagrarios neocatecumenales-kikos, con doble compartimento: una taca para el Sacramento y otra taca para la Biblia (de Jerusalén, editorial DDB).

Lo que no me imaginaba, lo que no esperaba ver, lo que nunca podría delirar en mis delirios, es que en la Catedral Metropolitana de Sevilla se celebrara una exposición conjunta del Santísimo y un libro.

Témome que la cosa pase a mayores y que el ocurrente fautor de la aberrante/extravagante co-exposición/liturgia dual proponga sacar este año para el Corpus, en la procesión, una segunda custodia con la Biblia de Arias Montano, un poner.

Como es el Año de la Fe, así nos nuevangelizamos, más confusos que ayer y menos equívocos que mañana.

n.b. No he podido encontrar on line ninguna fotografía del acto. Se grabó en directo y fue emitido en diferido la tarde del 8 de Diciembre por MariaVisión. Agradecería si alguien aportara documento visual.


Tu autem, Dómine, miserere


+T.