sábado, 30 de junio de 2012

Tu es Petrus


Parece quasi milagroso que el el Cabildo Vaticano continúe revistiendo con tiara y manto la imagen de bronce de San Pedro. La estatua, preciosa, es uno de esos magníficos elementos que quedan apabullados por la máquina portentosa de la misma Basílica. En el ángulo de uno de los machones de la cúpula, en la esquina de la nave de la epístola, frente al Altar de la Confesión y el baldaquino, la veneradísima imagen del Apóstol es apenas perceptible; con manto y tiara reclama más atención. Así y todo, cualquiera que haya asistido a alguna Misa o ceremonia en San Pedro del Vaticano sabe que allí el centro de atención es el Papa.

Cuando el Papa revestía tiara y manto, la impresión de las dos imágenes, la broncínea del San Pedro y la viva del Papa, se coordinaban, conectadas una con otra: Pedro es el Papa y el Papa es Pedro. Y así lo veía y entendía iconográficamente el devoto católico, sin forzar la abstracción, tan plástica, cuando superponía y traducía en conceptos el simbolismo de la dos figuras, idénticas: Este es Pedro, aquí está Pedro.

Item más: El San Pedro de bronce nunca se procesionaba, el que era llevado en procesión era el Papa, entronizado en la sedia gestatoria, a hombros de los sediarii. Una imagen imponente. Y creyente. Se creía en el Papa, en su ministerio sagrado, supremo y único, el mas alto que un hombre pueda cumplir, y todo ello se representaba en el ceremonial vaticano. Se creía en el Papa, y el Papa también creía. No quiero decir que ahora no se crea, ni que el Papa no sea consciente de su sacro ministerio, pero sí digo que la consciencia y su identidad han sufrido cambios que comportan una merma apreciable. La desaparición del antiguo ceremonial lo prueba.

Desde el post-concilio, el Papado se vió afectado por una especie de crisis de identidad, riñendo con sus propios símbolos, que llegaron a verse e interpretarse como extraños, o impropios. El capítulo final - por ahora - lo ha protagonizado Benedicto XVI, al suprimir de su stemma papal la tiara pontificia y sustituirla por una extraña mitra ornada con bandas. ¿Cómo se llegó a eso? Sospecho que desde una acomplejada y errónea interpretación del 'aggiornamento', incluyendo también una lectura con exégesis parcial, subjetiva, reduccionista, de la Escritura, la Tradición y la Historia. Todo ello catalizado por las tendencias, prejuicios y derivas conciliares.

Aun siendo el Papa del concilio, Pablo VI supo conservar muchos de aquellos signos que él mismo había contemplado en pleno apogeo durante su larga carrera curial junto al venerable Pio XII. A pesar de la patética, efectista e innecesaria deposición de la tiara, las imágenes del Papa Montini comunican todavía una solemnidad de formas que desparecerían luego, durante los años deconstructores del juanpablismo. Dentro de los márgenes de su sobria estética, quasi minimalista en comparación con lo anterior, los gestos de Pablo VI eran dignamente solemnes, sin ser triunfales. Hasta aportó un formato nuevo a la imponente estampa de la sedia gestatoria al usar las casullas de corte gótico y portar la férula rematada con el crucifijo, consiguiendo una imagen de sacra majestad quasi insuperable (véase en este youtube, a partir del minuto 1',20" ; y en este otro vídeo, en la sedia bajo palio, revestido con el manto y flanquedo por los flabelli, según el antiguo ceremonial)

Pienso que es un derecho de la Fe el poder verse representada, figurada y simbolizada. Los ornamentos y ceremoniales papales cumplían esa función, no imprescindible pero sí necesaria. Como sucedió con los elementos litúrgicos desechados y/o substituídos, la pérdida de estos signos del Papado son síntomas de una crisis, activa y sin resolver.


Sin duda, el Juan Pablo II del papamovil y todos los sombreros del mundo no se entendía a sí mismo con la misma auto-conciencia de Pio XII coronado con la tiara y portado sobre la sedia. Además de ser diferentes las personas, eran distintos los signos que les distinguian. ¿Esto les hacía diferentes en cuanto pontífices? Sustancialmente no, accidentalmente sí. No esencialmente, pero sí aparentemente. No se olvide que lo exterior es trasunto del contenido, sobre todo cuando expresan realidades confesadas desde la fe. Las formas también proclaman la doctrina, como una extensión particular de la lex orandi lex credendi.

¿Cuánto cuenta la apariencia? Mucho, o poco, según el peso que cada uno le conceda. Aunque parezca lo contrario, el juanpablismo concedió una importancia muy grande a las apariencias, pero justamente desde una perspectiva que destacó por la displicencia con que se suprimieron o substituyeron las formas tradicionales, escogiendo otras, con otro mensaje. La sima de la degradación (exceptuando las excentricidades ocurridas durante los viajes) se alcanzó en las ceremonias de apertura de la Puerta Santa del Jubileo del MM: Compárese con los ceremoniales del Año Santo de 1950, bajo Pio XII, y de 1975, bajo Pablo VI, para apreciar el nivel de degeneración y declive.

Cada vez son más los católicos que se sienten atraídos, fascinados, por todo este patrimonio perdido, una herencia a la vez material y espiritual que pocas veces se discierne equlibradamente según este doble valor. Reclamar la vuelta de la tiara o la sedia por lo atractivo de estos objetos sería un cascarón sin huevo, una estructura hueca, tan frágil como insustancial.

La fe en la alta significación del Papado romano postula también la recuperación de sus signos, no por nostalgia de lo perdido sino por firme convicción de lo que representan.


No he alcanzado a ver una entrada del Papa en la Basílica, entronizado en la sedia, bajo palio, con las trompetas de plata sonando y los fieles aclamando con fervor, pero la fe que profeso, lo que creo del Sucesor de Pedro, conlleva todas estas espléndidas y solemnes expresiones eliminadas por una malentendida y demoledora 'sencillez' que ha privado a los fieles de su derecho a una gloria 'visible', trasunto del misterio de la Iglesia.

El Catolicismo, en la liturgia y el arte, ha demostrado saber definir la eternidad en el tiempo. Cuando una auto-censura reprime en la Iglesia la exaltación formal de su Credo, es señal de una fe débil que se rinde a las presiones y categorías de la pseudo-cultura ajena pretiriendo la preciosa herencia de su tradición.

Lo paradójico es su sustitutivo: La parafernelia juanpablista, mil veces más costosa, equívocamente representativa no de la solidez de la roca petrina sino de la movilidad de criterios, novedades y ensayos.

Y lo más inquietante, la cuestión última que plantea esta crisis de formas: ¿Se hurta a Cristo la gloria debida cuando se minimaliza la gloriosa expresión de su Vicario y su Iglesia?

Termino con otro vídeo: Pio XII en Stª María sopra Minerva (salida del Vaticano, procesión y entrada solemne, y fervorín del Papa en el púlpito de la Minerva).

Oremus ut videamus iterum!


+T.

viernes, 29 de junio de 2012

Repugnat


El personajillo mantiene una estampa chusca, podria servir para ponerle figura a Mr. Weller, el padre de Sam, el criado sanchopancesco (sin panza) del quasi-quijote Mr. Pickwick. De tamaño peón, con el abdomen marcado apuntando prominencia, piernitorcido, con la punta del cinturón colgando de la trabilla, la chaqueta desabrochada y el pectoral más grande y ordinario de toda la reunión. Es su look más visto, con el que se siente más cómodo, supongo. Pero alarma que lo mismo va de aquesa guisa de mutual-del-clero que deja que le endosen el atalaje completo de un cardenal pre-montiniano. No problem.

Ese 'no problem' de vestuario se extiende a sus relaciones y afinidades de compadre, pues es público y notorio que es adicto a Bono (el manchego, no el de U2) y que se sienta y alterna con quien sea. ¿Con quien sea?

Ese es el quid, entiendo yo: Si un personaje de su talla (no la corporal, sino la estamental y eclesial) puede comparecer con cualquiera que sea y donde sea. Porque una cosa es conversar por obligación en un salón oficial, y otra exponerse en espectáculo, con propaganda, cámaras y publicidad.

Un político desacreditado universalmente, que ha sido el promotor y auspiciador de la mayor degeneración moral que se ha sufrido en una nación, que se ha significado definiéndose efectivamente anti-cristiano, con ideas y con actos, a quien se le puede imputar como autor responsable de una legislación pan-abortista y aberrante, anti-católica, con negativísimas y perversas influencias más allá de nuestra patria (¡un degenerado plus ultra!), un tipo así no puede ser el partenaire de un Cardenal de la Santa Romana Iglesia.

Nunca le tuve afición. Me reía para adentro cuando alguno (¿quién sería?) lo pregonaba como el 'pequeño gran hombre' de la Iglesia del tercer milenio. Tal para cual. Ahora, con estas escenas de diván del Tenorio, el mini-sujeto me resulta repugnante, bochornoso.

Con perdón de la Sagrada Púrpura.

+T.

martes, 26 de junio de 2012

Punto crítico



Me fascinan los trabajos de restauración que se realizan en los talleres especializados de los museos para la limpieza y recuperación de las obras de arte. Con técnicas cada vez más precisas y contrastadas, se tiene especial cuidado a la hora de levantar y suprimir las capas de barniz y suciedad que deforman la obra de arte. El punto crítico de la operación es fijar el momento en que hay que detener la actuación para evitar el riesgo probable de atentar contra el original, por mor de una 'limpieza' demasiado agresiva que llegue a afectar a la pieza en tratamiento, que sufriría una pérdida irrecuperable, lesiva y traumática.

Item más: Son bien conocidas y apreciadas en el mundo del arte aquellas huellas perceptibles que el tiempo acumula sobre una obra, la pátina que no es simple suciedad, o el craquelado de la pintura, incluso algunos detalles más o menos apreciables que se han incorporado al original o han desaparecido de él y que han llegado a ser, con el tiempo, parte de lo que se admira en una determinada obra de arte.

Por eso son tan delicados y cuestionables los criterios y las determinaciones que se decidan a la hora de efectuar una restauración importante sobre una pieza de valor.

¿Cuándo empezar? ¿Dónde detenerse? ¿Cómo terminar? ¿Habrá que intervenir nuevamente? ¿Con qué perioricidad? ¿Quién dirige? ¿Quiénes asesoran? ¿Quiénes intervienen?

Todo esto que se refiere al mundo del arte y su conservación se podría aplicar, mutatis mutandis, a la misma Iglesia. Y me refiero muy en concreto al proceso de la FSSPX, tan discutido, tan necesario, tan preocupante.

En dicho proceso la complejidad de la operación se multiplica, puesto que se debe entender como una acción doble, relativamente recíproca, tal y como se entiende desde la misma FSSPX, que es intervenida y a la vez interviene, entendiéndose lo mismo respecto de Roma, que no sólo examina sino que es examinada. Si me explico.

Todo ello es bastante exepcional, muy particularmente el papel que la FSSPX parece haber asumido. Así, en el sentido que voy diciendo, el punto crítico de la operación tiene que ajustarse por las dos partes, a dos bandas, en dos instancias, dos voluntades que tienen que acordar un placet suficiente y satisfactorio. Y no son dos partes iguales; algunas veces me pregunto si los miembros de la FSSPX son todos conscientes de esto.

¿Se trata de ceder? Se trata, más bien, de comprender. Inteligentemente, con sabiduría que no puede ser de este mundo, puesto que se tratan cosas que, aun estando en el mundo, no son propiamente de su esfera.

Si digo que hay que pedir al Espíritu Santo, dones y frutos y gracias, estaré diciendo una obviedad. Pero es oportuno - pienso - que se diga.

El punto crítico no es un punto perfecto. Las partes dimensionables de la Tierra no se avienen exactamente con los parámetros exactos de la matemática, porque la Geografía no es ciencia exacta como la Aritmética.

Uno de los edificios más perfectos de la arquitectura universal, el Partenón, es a la vez un modelo de desajustes que ajustan perspectivas de visión, con asimetrías que forman simetrías, sin afectar a la tectónica del edificio, al contrario, pues le prestan como resultado una solidez armónica, en la estructura y en su figura.



Las restauraciones y reformas, si son insuficientes, desperfeccionan al objeto en cuestión; si se pasan del 'punto crítico' (que suele definir el 'grado óptimo') lesionan al objeto, incluso pueden destruirlo. Existe, ha existido en la Historia, ese punto en el que, por ejemplo, el clamor mal gestionado de la Ecclesia semper reformanda concluyó en la crisis letal de la reforma protestante. Existió un punto en el que el erasmismo humanista se desequilibró en protestantismo luterano o calvinista; hubo un punto desequilibrado en el que la gravedad de Trento derivó en jansenismo. En parecido sentido, también se puede detectar un momento, bajo unas circunstancias dependientes de algunos actuantes, en que el bienintencionado Movimiento Litúrgico degeneró (¡su punto crítico!) en la catastrófica reforma litúrgica post-conciliar.

No sé si me explico, si Uds. me siguen.

Al final, sea lo que sea, no voy a cambiar afectos y/o convicciones que tengo bien definidas.

Pero sería una pena lamentable si salvables desavenencias humanas malograran ese necesario punto crítico de esta necesaria restauración.

Un punto crítico reclama, subsiguientemente, un punto y a parte. Que no es, en sintáxis, una ruptura de la secuencia del texto, pero que sí marca una distancia con la frase anterior y abre un nuevo período.

Los puntos y a parte, después de tantos puntos y seguido como sean precisos, son, al fin, una necesidad para una buena redacción que aspire a un correcto punto final.

Oremus!

+T.

domingo, 24 de junio de 2012

La Virgen de los Venerables



La Virgen de los Venerables, de Bartolomé Esteban Murillo. Pintada para el Hospital de Venerables Sacerdotes de Sevilla, en 1679, tristemente expropiada y vendida durante el latrocinio del patrimonio eclesial perpetrado en la 1ª mitad del s. XIX, actualmente forma parte de la magnífica colección de Pintura Española del Museo de Bellas Artes de Budapest. Es una de las obras que se exponen en el El Prado, en la exposición sobre Murillo y D.Justino de Neve (Murillo y Justino de Neve, el arte de la amistad). Merece una visita. La exposición se podrá ver en Madrid, Sevilla y Londres.

(para ver en formato mayor que el ofrecido por blogspot, entrar en esta página y pulsar sobre la foto-recuadro de la pintura)

Murillo tuvo la gracia de pintar lo divino en lo humano y describir lo humano de lo divino. Sus escenas de la Vita Christi huelen a hogar, a pesebre, a casa, a carpintería, a cocina con puchero en la lumbre. Cuando pinta a la Virgen, lo reconcentra todo en una mirada que destila Evangelio, sencillez del Misterio, la posibilidad real de lo sobrenatural que ha ocurrido, que ha pasado, que está sucediendo entre nosotros. Es el pintor del habitavit in nobis.

Toca lo sagrado con la suavidad de un espectador amable que cree y adora lo que representa, que moja el pincel primero en el alma, luego en la paleta; primero empapa el pincel en fe, luego le pone color al credo. La belleza con que pinta el pulchrum de lo sagrado es verdadera, no se inventa figuraciones, sino que plasma en el lienzo la gracia materializada, siempre creíble aunque esté pintando lo inefable.

Sus ángeles chiquillos son como una consecuencia pictórica del "...si no sois como niños no entrareis en el Reino de los Cielos", captando el sentido de la sentencia del Señor y aplicándola a los seres celestes, vueltos niños inocentes, que sonríen con los ojos y con la boca alientan el aire de la Gloria, descubren la ternura del Cielo, suspenden el giro del tiempo en un compás de eternidad amable, transparente, abocetando querubes con retazos de arreboles.

El cuadro de la Virgen de los Venerables es una obra del Murillo más celebrado, un artista en el periodo cumbre de su vida artística. Lo pinta en una Sevilla en plena decadencia social, todavía traumatizada por las consecuencias de la terrible peste de 1649, que aniquiló a un tercio de la población total de la ciudad. Se vivían tiempos díficiles, la penuria de recursos hizo que muchos clérigos se vieran necesitados. Para socorrerlos, el acaudalado sacerdote Don Justino de Neve, canónigo de la Santa Iglesia Catedral Hispalense, fundó con parte de su patrimonio personal el llamado Hospital de Venerables Sacerdotes, una institución que sería famosa en Sevilla.

La pintura representa una escena mitad piadosa, mitad alegórica, con la Virgen y el Niño como centro. La Madre del Señor está figurada con sencillo atuendo, túnica jacinto, velo ocre transparente y manto azul, pero con una apostura regia, sentada sobre un trono de nubes; un círculo de querubines (siete identificables y otras figuras que se adivinan entre el celaje de nubes) nimba la cabeza de la Señora, con la luz dorada de la gloria esclareciéndose a medida que se acerca al rostro sereno y bello de la Madonna; sobre el Niño, la aureola de luz es un intenso y estrecho resplandor sobre su pelo, como una media corona de sol eclipsado por la cabeza del Hijo de Dios. Está delante del regazo de la Virgen; la Madre recoge y concentra su mirada sobre la figura de Jesús, a quien sostiene con un paño en torno a su cuerpo, sin tocar directamente la carne del Verbo, como el sacerdote toma con el humeral la Custodia.

El Niño, pone su mano izquierda sobre los panes de una canastilla o panera de mimbres que le ofrece un Arcángel; con la mano derecha da el pan (una pieza de pan tierno, casi todo miga blanca y suave por dentro, llamado 'boba', fácil de comer para los viejos) a un sacerdote anciano. Junto a él, en el ángulo inferior derecho del cuadro, otras dos figuras sacerdotales miran al Niño de Dios y su Madre; las tres figuras representan a las tres clases de sacerdotes que eran atendidos en el Hospital de Venerables: Ancianos (la primera figura, con ropón de paño y un breviario en la mano), enfermos (la cabeza del centro, con el rostro ojeroso y doliente) y transeuntes (la cabeza del extremo, con esclavina y un báculo de peregrino). Son fres perfiles, con más o menos escorzo, quizá inspirados en modelos del natural.

Una brisa abomba y revuela el manto de la Virgen. El Arcángel (una alusión al Ángel Ministerial?) mira benevolente y compasivo a los sacerdotes. La mirada de la Virgen parece abarcar al Niño y a los tres venerables ministros; Jesús mira, dulce y misericordioso, al sacerdote anciano, que le sonríe.

La escena parece una Epifanía, una adoración de los Magos a la inversa, en la que es el Niño quien regala y hace ofrenda a las tres figuras sacerdotales, entregándoles su pan, en una alegoría que se refiere juntamente al Sacramento de la Eucaristía y al del Orden Sacerdotal, centrado todo en el motivo principal que inspira el cuadro, la beneficencia de la Casa Hospital de Venerables Sacerdotes.

Según algunos, el cuadro estaba en el refectorio de la casa; otros dicen que estuvo colocado en la pared del descansillo central de la escalera. Como dije arriba, el cuadro salió de Sevilla cuando el canallesco expolio de bienes eclesiásticos causado por la desamortización de Mendizábal, en 1835-36 y sucesivos años. Vendido a coleccionistas extranjeros (la pintura de Murillo se cotizaba altísima por aquellos años), terminó formando parte de la colección de pintura española del Museo de Bellas Artes de Budapest.

Después de la exposición del Prado, vendra el próximo otoño - D. m.- a Sevilla, y se expondrá en su casa original, el Hospital de Venerables Sacerdotes, de donde nunca debió salir.

Entonces, seguro que la Virgen de los Venerables será regalada con muchas Avemarías, porque no es un cuadro para ver sino para rezar.

Mater sacerdotum et pauperum, ora pro nobis!



+T.

miércoles, 20 de junio de 2012

Indiscreta curiosidad



Es que me pregunto si lo del obispo ese, el del baño marítimo con prójima, no tuvo capítulos previos, nadie notó nada, nadie vio algo. Porque esas cosas se ven. Y es penoso que al final se vean en fotos, dando la vuelta al mundo con escándalo. Y es triste que alguien las haya puesto en circulación. Y es traumático, incluso para quienes estamos curados de espanto; al final también nos escuece. Nos duele porque creemos en todo eso que se pisotea. No nos tenemos por mejores, estamos también en el conjunto de los débiles, los tentados, los caídos, los pecadores. Sabemos que decimos con sinceridad, en cada Misa, el mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa, que no son palabras de ceremonia, que son verdaderas y sentidas. Lo sabemos. Y por eso nos duele más lo que pasa.

Después, las explicaciones del obispo son patéticas, como un estrambote de vergüenza, una propina denigrante. Estas escenas, con alegato resultan peor, provocan la vergüenza ajena. No son de recibo.

El look poco sacerdotal del obispo denota una soltura, una ambientación muy aggiornata. Vestir, hablar, alternar y aparecer 'como uno más', ese traicionero postulado del 'encarnacionismo clerical', finalmente desespiritualiza al sacerdote y deja al hombre en carne viva mortal, con todas sus crudas tendencias y pasiones. Y llegados a este punto, ¿quién resiste? Sin diques de contención, sin muralla de defensa, sin bunker donde guarecerse y resistir.

La Escritura, en los Salmos y Profetas, dice 'alcazar', 'roca', 'baluarte', 'peña', 'refugio'. La tonsura, la sotana, servían de todo esto. Y el obispo, siendo más su dignidad y grado sacerdotal, implementaba sus defensas con solideo, anillo y pectoral, complementos armamentísticos contra mundo, demonio y carne. Pero el desmontaje post-conciliar fue ridiculizando primero y suprimiendo despues todo eso, más en los curas simples que en los obispos, que han conservado bastante el atalaje jerárquico, no por virtud, sino por señal visible de autoridad. Por eso, cuando dejan de ponerse solideo y sotana filetata, mal síntoma. Un obispo vestido con clergyman (que al fin es atuendo minimalista), avisa de que es más gestor que pastor. Un obispo en ropa común (o quasi) va declarando una auto-desacralización implícita de consecuencias temibles.

Siendo presidente de las Cáritas de Hispanoamérica (¿por qué se empeñan en asociar caridad con secularización, un 'detalle' tantas veces repetido en sacerdotes u obispos trasmutados en agentes sociales?), habrá alternado mucho con el Emmº Cardenal Maradiaga. Me pregunto si no sabría nada su Eminencia, si no habrá sospechado o conocido algo. Me pregunto si le habrá sorprendido. Y más cosas me pregunto sobre el Cardenal y este subordinado suyo.

Desde luego, urgen medidas canónicas y pastorales. No me imagino al mitrado al frente de una diócesis.

Son de temer las posibles reacciones del afectado, estando tan fresco, vivo y coleando, el caso del presi del Paraguay, el ex-Ilmº y ex-Revmo ex-Monseñor Fernando Armindo Lugo Méndez, una tentadora alternativa para casos como este. A ver si no se complica el asunto.

Cierro el articulete con otra indiscreta curiosidad: ¿Nadie ha reaccionado contra esto? Porque me parece uno de los artículos más sucios de todos los que llevan publicados esta temporada el tándem Vidal-Bastante.

Ayer noche estuvo unas cuántas horas en portada, como noticia titular de Religión Digital. Esta mañana descendió entre los recuadros de mitad de la página, y esta noche ya aparece al final de la web, sin foto.

Lo que no se dice y se deja entender por lo que se semi-dice es sumamente denigrante-infamante. Bastante y Vidal acostumbran a clavar - día sí, dia no - estos rejonazos, dirigidos implacablemente contra Rouco y Martínez Camino. Pero esta vez se han pasado.

Con articuletes como este, Vidal y Bastante se autodefinen, enseñan sus calidades, de qué van y en qué estercoleros se mueven. Me rio yo del vatileaks en manos de 'profesionales' como este par.

Me pregunto también si son conscientes del daño (y daño personal) que pueden estar causando. Y también me pregunto si su maledicencia está patrocinada o es nada más, solamente, inquina de autor.

¡Vamos apañados, entre el indeseable fanfarrón y el indecente monstruo bicéfalo!

Y se prueba con muestrario abundante que todos ellos están la mar de satisfechos con lo que publican, el uno y los otros dos.

+T.

lunes, 18 de junio de 2012

Grotescos y pamplinas de verano



Y digo 'pamplinas' en sentido objetivo (cosas) y subjetivo (gente). Y me refiero a los saraos de la pseudo-cultura de verano, que son (también) invento socialista para subvención discreta de su clientela, pasándoles esta pensión de verano, plus de vacaciones o paga extra estival, todo bajo la manta y pretexto de ese, decía, dúctil invento, la 'universidad de verano'.

Invento de la piara, dije, pero a la postre comedero de todos los bandos, estamentos y clases. Hasta los cardenales pican, unos más decentemente que otros, reconozcámoslo. Pero Cañizares & Bono, es una pareja indecente. Y esto es una multi-indecencia:

Fray Amigo contratado por Tamayo y alternando con Castillo, Masiá, Raguer, Mayor Zaragoza y J.Bastante. Un reparto muy completo, muy bien sintonizado, agrupado según afinidades, desde la púrpura al fucsia sin salir de la gama cromática del rojo/red, podría decirse.

Aquí la lista completa de guest-stars

Aquí el programa de la cosa

Algunos dirán babiecadas, otros hilarán con herejía fina, otros mecharán la cháchara con exabruptos, otros propondrán insubordinaciones, alguno repartirá en la puerta del áula trípticos con instrucciones para fabricar cócteles molotovs versión fumata bianca/nera. Por supuesto, no faltará la mitopoiética conciliar y hasta puede que se conjure en mesa redonda la ectoplasmación del espíritu vaticanosegundero. Etc.

Fray Amigo, especialista en desencantar a conspicuos y seducir a simples, lucirá su discurso en florido castellano adornado con estudiada gesticulación, diciendo nada como si estuviera diciendo todo. A estas alturas, debería cuidar sus entradas y salidas y mirar con quién alterna. Parece como si jugara a ser un Martini celtibérico, gustando de estos extremos confusos, bailando al borde del plato. No debiera. Por dignidad. Por lealtad. Por prudencia. Por muchas razones que, supongo, le importan un pito. Pero no debiera. En su descrédito va (que va siendo mucho).

A Mayor Zaragoza lo tengo conceptuado como el mascarón de la hiper-hipocresía pseudo-cristianóide filo-logiante. Una vez desaparecido el católico oficial que fue Ruiz Jimenez, esta formidable pieza se merece un puesto de honor en el estrado de los intra-arruinadores de la cristiandad (salvando la consideración debida a Don Peces Barba).

Del resto de la cuadrilla, de su perfil, habrán advertido Uds. que hasta aquí llega el mal olor que desprenden, ese tufo apestante de contra-catolicismo des-cristianizado que les caracteriza. Que muchos de ellos coincidan en la blogosfera de Religión Digital es un simple dato, pero digno de tenerse en cuenta, muy definitivo.

Aprestándose a ser sus valedores incondicionales, no sé si son conscientes del baldón que le echan encima al Vati-2º, hoy más cuestionado que ayer pero menos que mañana (por sus crisis los conocereis (aunque Piacenza se empeñe)).

Como los sociatas del sur manejan los dineros del per y los eres y toda la actividad económica político institucional, también sus agentes pseudo-culturales mantienen sus clientelas, conexiones, listas de afines y demás. Son quienes son. Como en la tentación en el desierto, como decía Satanás, ellos podrían decir, parafraseando, 'todo esto es mío y se lo doy a quien yo quiero' / 'todo esto es mío y yo invito a quien yo quiero' / 'todo esto es mío y aquí viene quien yo quiero'.

Se me olvidaba. Los objetivos del curso son:

- Analizar la significación histórica de tan relevante evento.

- Exponer las líneas fundamentales de la Reforma que puso en marcha y la nueva imagen de la Iglesia.

- Ofrecer la nueva ubicación de la Iglesia en la sociedad y su solidaridad con “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustia de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo los pobres”.

- Analizar los avances y retrocesos que ha tenido lugar durante los cincuenta años transcurridos desde su celebración en los diferentes campos

- Proponer las líneas de futuro del cristianismo en respuesta a los a los desafíos más importantes del cristianismo.

Y los destinatarios dicen que son "...cuantas personas y colectivos estén interesados por la significación sociocultural de las religiones en los nuevos climas culturales, la dimensión liberadora del cristianismo en tiempos de crisis y la construcción de una sociedad más justa y solidaria." Sic.

La inscripción cuesta 129 desperdiciados euros.

Los que vayan tendrán que purgar a fuego lento dantesco esa suma. Estoy convencido.

Lo que tengan que purgar los ilustres invitados conferenciantes, lo dejo a la calibración de Uds. mismos. No se queden cortos.

El Señor nos libre!

+T.

domingo, 17 de junio de 2012

Sembrar



Por el Evangelio de la Misa (San Marcos 4, 26-34. Dom. XIª Temp. Ord. lecc. B) he recordado los versos de Madre Cristina de Arteaga; hace un par de años los puse en un articulete sobre ella. Este poema:

Sembrad!

Sin saber quién recoge, sembrad,
serenos, sin prisas,
las buenas palabras, acciones, sonrisas;
sin saber quien recoge,
dejad que se lleven la siembra las brisas.


Con un gesto que ahuyente el temor,
abarcad la tierra,
en ella se encierra
la gran esperanza para el sembrador.
Abarcad la tierra!

No os importe no ver germinar
el don de alegría. Sin melancolía,

dejad al capricho del viento volar,
la siembra de un día.

Las espigas dobles romperán después;
yo abriré la mano
para echar mi grano,
como una armoniosa promesa de mies
en el surco humano.

Brindará la tierra su fruto en agraz,
otros segadores cortarán las flores,
pero habré cumplido mi deber de paz,
mi misión de amores.

Estos versos los escribió Sor Cristina para encabezar la biografía de un sacerdote español que contribuyó a la restauración de la Orden Jerónima, entre los años 1920-30. Murió joven. La poesía de Sor Cristina intuye el sentido de una misión acabada, cumplida, que no fue la de recoger frutos, sino la de sembrar la semilla.

Desde esta perspectiva, el Evangelio de la siembra, de la semilla, tiene una lectura diferente, con otro valor. El mismo acto de la siembra es válido, tan importante en cuanto es el principio y fundamento del crecimiento, la floración y la fructificación, siguiendo esa alegoría vegetal-agricola de la parábola del Señor.

En el Evangelio de San Juan, en otro contexto, la alegoría de la Vid y los Sarmientos (Jn 15, 1ss.) explica más, y sentencia definitivamente: "...porque sin Mí no podeis hacer nada" Jn 15,5. Pero conste que primero hubo siembra. San Pablo también expone esos conceptos, con su lección sobrenatural, resaltando el orden de la gracia:

"...Yo planté, Apolo regó; mas fue Dios quien dio el crecimiento. De modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que hace crecer. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; si bien cada cual recibirá el salario según su propio trabajo, ya que somos colaboradores de Dios y vosotros, campo de Dios, edificación de Dios."           IªCor 3, 6-9

Esta semana pasada, una feligresa se preocupaba por su nieto, un niño de 5-6 años, en el que había notado cierta actitud displicente: - "Rezar es una cosa de abuelas", dijo el pequeño. Sin duda es una idea inculcada en el chiquillo por alguien enemigo de la oración, con más o menos malevolencia. Le aconsejé a la abuela del peque que le explicara que la oración es cosa de todos, de todas las edades, y para ayudarle en su 'siembra' le dí unos libros infantiles de oraciones, para que le enseñara a su nieto cómo había oraciones para niños, y las mismas oraciones que él ya sabía venían en libros infantiles, editados para que los niños las leyeran y aprendieran. Me contó después mi beata amiga que el niño se quedó pensativo cuando le explicó todo esto y vió y leyó él mismo las oraciones en aquellos libritos.

La 'semilla de mostaza' que pone el Señor como ejemplo en la parábola, muchas veces la entiendo como la siembra del Evangelio en los niños, ya sea la enseñanza religiosa en la familia, o la catequesis, o la formación cristiana en los colegios: Una semilla diminuta que contiene toda la virtualidad para crecer y hacerse un árbol frondoso. Y refiero también esta simiente de la mostaza que se hace árbol a la vocación sagrada, sacerdotal o religiosa. Muchas comenzaron así, como un granito de mostaza cristiana en el alma de un niño.

Hace un momento, en el facebook de un amigo, monje argentino, he leído un verso que me ha gustado:

Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.

Pero al punto la he completado con la oración de San Alberto Magno, que se me ha venido, apropiadamente, a la cabeza:

Doce me, Dómine,
radices árboris mei,
Coelo et non terra infígere,
ut non in foliis verborum,
sed in fructibus bonorum óperum
fidélis agnoscar


Enséñame, Señor, a plantar las raíces de mi árbol no en la tierra, sino en el Cielo; para que sea reconocido fiel no en las hojas de las palabras, sino en los frutos de las buenas obras.

Amen.

+T.

viernes, 15 de junio de 2012

Un Corazón traspasado



Hace ya muchos años que predico, cuando predico del Corazón de Jesús, el versículo 19 del Miserere en sentido cristológico: "...sacrificium Deo spiritus contribulatus cor contritum et humiliatum Deus non spernet" Sal 50,19

No lo he leído en ningún autor, supongo que fue ocurrencia mía al rezar ese salmo, aunque quizá otros también hayan hecho una reflexión parecida, o incluso la misma. Sé que lo interpreto alegóricamente, no en sentido propio y literal, pero el sensus plenior es, entiendo ese: El corazon contrito y humillado, más que el de David, es el del mismo Cristo, el Corazón traspasado, roto por la lanza y ofrecido en sacrificio de redención en el altar de la Cruz.

Insertos/pronunciados en un contexto sacrificial, el significado de esos versículos no puede restringirse a expresar la contricción limitada y el sacrificio imperfecto de David penitente, sino que tienen que ser profecia de un Sacrificio mayor y perfecto que sea definitivamente propiciatorio, y este no puede ser el corazón contribulado de David pecador, sino el corazón traspasado de Cristo, Sacerdote y Rey

Hasta tal punto me ha calado esta reflexión que muchas veces, sin darme cuenta, cuando rezo o cito el Miserere, ese versículo lo digo así: "...un corazón traspasado y humillado Tú no lo desprecias", pensando en el Corazón del Señor y refiriéndolo a Él.

Ese es el culto sacrificial del Nuevo Testamento: En el Altar, el sacerdote ofrece como Hostia/Víctima el Sacrificio que Dios no desprecia y siempre acepta, el Corazón traspasado de su Hijo, Jesucristo, propiciación/satisfacción por nuestros pecados.

El Evangelio de la Misa del Corazón de Jesús es el fragmento de Jn 19, 31-37 que narra la escena de la lanzada:

In illo témpore: Iudaei - quóniam Parascéve erat, - ut non remanérent in cruce córpora sábbato - erat enim magnus dies ille sábbati, - rogavérunt Pilátum, ut frangeréntur eórum crura, et tolleréntur. Venérunt ergo mílites: et primi quidem fregérunt crura et alteríus, qui crucifíxus est cum eo. Ad Iesum autem cum veníssent, ut vidérunt eum iam mórtuum, non fregérunt eius crura, sed unus mílitum láncea latus eius apéruit, et contínuo exívit sanguis et aqua. Et qui vidit, testimónium perhíbuit: et verum est testimónium eius. Et ille scit quia vera dicit, ut et vos credátis. Facta sunt enim hæc ut Scriptúra implerétur: Os non comminuétis ex eo. Et íterum alia Scriptúra dicit: Vidébunt in quem transfixérunt.

Pero la celebración del Corazón de Jesús es la sublimación de este momento: La crueldad del sacrificio tremendo del Viernes Santo se transfigura en la luz de amor divino que irradia el Corazón traspasado del Cristo Redentor, atrayendo a los hombres, llamándolos a la gracia, a la reconciliación, a la santidad: Venite ad Me omnes! Mt 11, 28, 30

El Apocalipsis pone un colofón a esta secuencia de la Escritura con un versículo emocionado y terrible:
"...Ecce venit cum nubibus et videbit eum omnis oculus et qui eumpupugerunt et plangent se super eum omnes tribus terrae etiam amen..." Ap 1,7 Mirad que viene sobre nubes, y todo ojo le verá, también quienes le traspasaron, y por Él llorarán todas las tribus de la tierra.

El versículo podría entenderse referido, restrictivamente, a aquellos que intervinieron, históricamente, en la Pasión del Señor; pero la oración de la Misa del Corazón de Jesús no distingue expresamente, sino que nombra al Corazón de Jesús 'herido por nuestros pecados', los de todos:

Orémus.
Deus, qui nobis in Corde Fílii tui, nostris vulneráto peccátis, infinítos dilectiónis thesáuros misericórditer largíri dignáris: concéde, quaesumus; ut, illi devótum pietátis nostræ præstántes obséquium, dignæ quoque satisfactiónis exhibeámus offícium.
Per eundem Dominum nostrum Iesum Christum filium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.



El año pasado puse el romancillo al Corazón de Jesús que compuso Lope de Vega en sus Soliloquios, tan apropiado para estimular la piedad en este dia sagrado:

Hoy, para rondar la puerta
de vuestro santo costado,
Señor, un alma ha llegado
de amores de un muerto, muerta.

Asomad el corazón,
Cristo, a esa dulce ventana,
oiréis de mi voz humana
una divina canción.

Cuando de Egipto salí
y el mar del mundo pasé,
dulces versos os canté,
mil alabanzas os di.

Mas ahora que en vos veo
la tierra de promisión,
deciros una canción
que os enamore, deseo.

Muerto estáis, por eso os pido
el corazón descubierto:
para perdonar, despierto;
para castigar, dormido.

Sí decís que está velando,
cuando vos estáis durmiendo,
¿quién duda que estáis oyendo
a quien os canta llorando?

Y aunque él duerma, Señor,
el amor vive despierto:
que no es el amor el muerto;
vos sois el muerto de amor.

Que si la lanza, mi Dios,
el corazón pudo herir,
no pudo el amor morir,
que es tan vida como vos.

Corazón, de mi esperanza
la puerta tenéis estrecha:
que a otros pintan con flecha
y a vos os pintan con lanza.

Mas porque la lanza os cuadre
un enamorado dijo
que a no haber puerta en el Hijo
¿por dónde se entrará al Padre?

Anduve de puerta en puerta
cuando a Vos no me atreví,
pero en ninguna pedí
que la hallara tan abierta.

Pues como abierto os he visto
a Dios quise a entrar por Vos
que nadie se atreve a Dios
sin poner delante a Cristo.

Y aun ese lleno de heridas
porque sienta el Padre Eterno
que os cuestan, Cordero tierno,
tanta sangre nuestras vidas.

Vuestra Madre fue mi estrella,
que, siendo huerto cerrado,
a vuestro abierto costado
todos llegamos por ella.

Ya con ansias del amor
que ese costado me muestra,
para ser estampa vuestra,
quiero abrazaros, Señor.

La cabeza imaginé
defendieran las espinas,
y hallé mil flores divinas
con que el desmayo pasé.

Porque ya son mis amores
tan puros y ardientes rayos
que me han de matar desmayos,
si no me cubrís de flores.

Cuando a mi puerta salí
a veros, Esposo mío,
coronada de rocío
toda la cabeza os vi.

Mas hoy, que a la vuestra llego,
con tanta sangre salís,
que parece que decís:
- Socórreme, que me anego.

Ya voy a vuestros abrazos
puesto que descalza estoy;
bañada en lágrimas voy,
desclavad, Jesús, los brazos.



Cor Iesu, flagrans amore nostri: Inflamma cor nostrum amore tui


Iesu mitis et humili Corde, fac cor nostrum secundum Cor Tuum


Cor Iesu Sacratissimum, miserere nobis


Ex Voto

+T.

miércoles, 13 de junio de 2012

San Antonio Bendito



Cuando me bautizaron, me pusieron Antonio de segundo nombre, que en mi familia los Antonios y las Antonias son tradición, más allá de los tatarabuelos, con tataratíos, primos en multi-grado y descendencia multiplicada. Pues ocurre que una parte de la familia se olvida de mi primer nombre y no olvidan felicitarme por San Antonio, cosas de las casas y anécdotas de parentela.

Desde luego, tengo que reconocer que todos los Antonios y Antonias de la familia han sido y son buenos, simpáticos y generosos, en persona y en bienes, dejando buen recuerdo y confirmando los lazos familiares. Si me pongo a examinar, concluyo, con sinceridad, que el peor de la lista soy yo, será porque llevo el nombre del Santo no entero y exclusivo, sino compartido. Por eso debe ser.

Conque me siento obligado a dejar señal de devoción al Santo, tan milagroso. Que no sé si es mucho pedirle que en la familia no se nos acaben los Antonios y las Antonias, las Maria Antonías y los Antoñitos, que estamos un poco mermados, y pregunto inquieto si en la próxima generación subsistirá el nombre de San Antonio Bendito entre los nuestros.

¡Que el Santo nos lo alcance de Su Divina Majestad!

Para la encomendación, ahí van el responsorio en latín, el milagro de los pajaritos y el responsorio cantado en romance español:

Si quaeris miracula,
Mors, error calamitas,
Daemon, lepra fugiunt,
Aegri surgunt sani.

Ant. Cedunt mare, vincula:
Membra resque, perditas
Petunt et accipiunt
Iuvenes et cani.

Pereunt pericula,
Cessat et necessitas:
Narrent hi, qui sentiunt,
Dicant Paduani.

Ant. Cedunt mare, vincula:
Membra resque, perditas
Petunt et accipiunt
Iuvenes et cani.

Gloria Patri et Filio
et Spiritui Sancto.

Ant. Cedunt mare, vincula:
Membra resque, perditas
Petunt et accipiunt
Iuvenes et cani.

Gloria Patri et Filio
et Spiritui Sancto.

Ant. Cedunt mare, vincula:
Membra resque, perditas
Petunt et accipiunt
Iuvenes et cani.

V. Ora pro nobis, beate Antoni,
R. Ut digni efficiamur promissionibus Christi.

Oremus. Ecclesiam tuam, Deus, beati Antonii Confessoris tui commemoratio votiva laetificet, ut spiritualibus semper muniatur auxiliis et gaudiis perfrui mereatur aeternis. Per Christum Dominum nostrum. R. Amen







Ex Voto



+T.

Circos, fantasmas, cachiporrras, patéticos y mínimos actores



Por dos o tres sitios, me he encontrado esta mañana el anuncio de un sarao que me ha revuelto la atrabilis: Zapatero y el cardenal Cañizares debatirán públicamente. Muy compadres ambos, en un acto circense concertado y patrocinado por la Universidad Católica (?) de Ávila, en el marco lúdico-intelectual de las actividades previstas para los cursos de verano, esos festivales estivales.

Van a hablar de bla-bla-bla-bla-bla, que lo que importa (¡me importa!) no es lo que hablen, que hablarán pamplinas, sino quienes van a hablar: El arruinador socialista de España y el actual Cardenal Prefecto de Culto y Sacramentos.

En cierto sentido, existe una simétrica congruencia entre los contertulios: Ni España se ha hundido nunca más que con Zp, ni la Congregación romana ha perdido más altura que en estos tiempos en que la preside esta eminentísima insignificancia. Si se trataba de emparejar dos calcetines nones, han logrado formar una pareja muy apropiada en magnitud, valor y prestancia.

La lectura social (si la sociedad lee, supuesto bastante ilusorio) del evento pagado por la Univ. Cat. de Av. debe ser, forzosamente, deletérea: Con el director de La Razón como moderador (La Razón se luce, especialmente, desde sus moderaciones), el Zp y el Cañi debatirán en el cuadrilátero ideas, razones, la lógica circa España, la Iglesia et vitam venturi saeculi, con la profundidad, excelencia discursiva y amena exposición que son prendas personales de uno y otro antagonista, célebres por todo ello en los dos Polos, los Trópicos y el Ecuador. Será la contienda ideológica del siglo, un mojón más allá del hito marcado por el debate entre Lord Bertrand Russell y Frederic C. Copleston S.I. Hemos esperado más de medio siglo para ello, pero lo de Ávila será digno de verse, oirse y luego grabarse. En piedra berroqueña.

Salvo en un tabladillo de títeres de cachiporra, no es decente ver escenas de este tipo: ¿Un Cardenal tête-à-tête con el fantoche ideólogo de la descristianización postmoderna? ¿El uno y el otro en un cordial, educado y académico debate ante un auditorio afín a uno y a otro y al acto?

Porque si nauseabunda es la tertulia y vomitivos los tertulianos, los asistentes deben apestar desde lejos, plus ultra de las murallas abulenses, infectando de peste a toda Castilla la Vieja. ¿Qué persona decente se sentiría atraído por semejante porno-escena? ¿Quién se expondría a tamaña inmoralidad?



Recuerdo insufribles fotos de Cañizares a carcajada limpia con Bono, esa pieza. Y otras secuencias gráficas con escenas por el estilo. Conque la afinidad no es casual, sino que las empatías son antiguas, crónicas, bien definidas.

Digo yo que si al Rey lo han puesto en la picota por lo de los elefantes, nuestro mini-eminentísimo ¿dónde debería ser expuesto?

- ¡En la esquina del Pasquino!
- N'el Babbuino!!!

¡Qué mala juntura, qué mala compañía, qué mala gente!

Otra cosa no se puede decir. Y si se dice, malo, mala señal.

¡Con la que está cayendo, Dios mío!

Y nuestra Santa Madre expuesta en circo y tingladillo de comedia por quien debería derramar su sangre por ella.

- ¿Sangre, dice usted, Don Terzio? ¡Tinto es lo que va a correr después del debate! Tinto y buen cordero de Ávila, que eso de debatir en público abre mucho el apetito.

- Pues yo pienso, Don Terzio rancio, que lo de Ávila será un encuentro según la propuesta del atrio de la gentilidad, un capítulo del neo-diálogo con la modernidad discrepante, un foro de la alteridad abierta al universo poli-semiótico multi-significante, la alteridad de mundos no convergentes en orbitación enriquecedora inter-conexionable.

Sí, yes, ouí. Ya sabemos que siempre hay un Ravasi bien dispuesto y sensible a la multidisciplinariedad y la emulsión.

Agítese bien antes de usarlo.


+T.

domingo, 10 de junio de 2012

Apuntes, pinceladas, notas del natural



En la Misa de esta tarde todos, repito: t-o-d-o-s han comulgado de rodillas. No sé si ha sido por temor de Dios o por temor al cura, tengo esa duda. De todas formas, se trata de un santo temor, muy meritable, ambos, el uno y el otro (con grados, of course: Dios debe ser temido y adorado in aeternum, y el cura debe ser temido y obedecido un ratito, lo que dura la Misa, una horita, más o menos. Pero conste que lo segundo lleva a lo primero).

Tengo, no obstante, soporto, quiero decir, llevo con contenida santa ira y paciencia de padre del desierto, la insubordinada rebeldía irreverente de una impía in-reverenda, monja trans-ubicada pro familiare causa, que se obstina en comulgar en la mano. La im-prójima, que mide poco más o menos jeme y medio (en su más extensa longitud corporal, toca y tacón incluídos), se planta y eleva la palma de la mano izqdª con aparente sumisión devota pero, de hecho, con desplante de furriel cuartelero, con la mirada baja, pero descarada, muy firme, muy tiesa, muy modosita, pero inflexible como un remache del Acorazado Potemkin. Un caso.

Lo mejor, los monaguillos, cinco piezas de valor y peligro por igual, que me entienden hasta los guiños, pero que en cualquier punto, instante o versículo son capaces de tropezar con el baldaquino de Bernini y derribarlo, sin exagerar. Estas piezas tabardillo-angelicales (fifty-fifty) son mi preocupación y mi auxilio en el altar (fifty-fifty), imprevisibles en sus atinos y desatinos quasi-rúbrico-litúrgicos. Hoy me ha emocionado el 3º en el escalafón, comulgando arrodillado con más apostura que un infante de la casa de Habsburgo.

De este mismo sujeto me ha mandado su muy virtuosa madre (un dechado de potencias domésticas) una foto del otro día, cuando bailó de Seise ante el Santísimo, en la Octava del Corpus. Admiren:



Es el más alto de la fila de la derecha, of course. Lo que pasa es que ese estado de quietud perfilado es transitorio y no coincide siempre con la necesidad del momento; quiero decir que en cuanto le pierdo ojo me monta una conversación ad altarem con el monaguillo de al lado (que es su hermano), cuya distracción puede durar, por ejemplo, lo que va del Sursum corda al sine fine dicentes. Y en ese momento se echa una carrera por el presbiterio hasta la credencia, para coger la campanilla.

Le he prometido, no obstante, un duro falso de Fernando VII si me trae media castañuela de los Seises. O un botón. Aunque mi predilectus es el 2º en el escalafón monaguillil, su hermano también, que con cinco años declaró su intención de ser cura, y la mantiene. Oremus!

Ya de noche, mi tía me ha contado por teléfono la crónica de la Procesión del Corpus en el pueblo, cuya totalidad me excuso de transcribir en el blog porque el blog se queda insuficiente para contener la ponderada e hiperbólica cuenta de mi queridísima tía Antoñita. Para que Uds. se hagan idea, empezó con un -"¡Niño, hijo, qué Procesión! Todo lo que te diga es poco..." ; siguió con -"...porque tú sabes que nuestra calle es la mejor, tantos balcones colgados, tantas macetas, cinco o seis altares, el que puso tu hermano el mejor, que no sé cómo tuvo cuerpo para montar ese altar, levantado desde las 7 de la mañana..." y después siguió con -"...hasta las once y media largas no pasó el Señor, en esa Custodia que no se podía mirar de lo que brillaba, como que tu hermana y tus sobrinos se han llevado una semana limpiando plata..." y luego -"...y el altar de la puerta del ayuntamiento viejo, que al final lo han puesto, con el San Sebastián...Como en el balcón daba el sol que no se podía aguantar, me bajé a la calle y me senté enfrente, en la esquina del altar, en una silla que me sacó Emilia, a la sombrita..."



Cuando era chico, de niño, en la casa antigua del pueblo, para el Día del Corpus nos traían las primeras brevas. Hoy me he quedado con ganas de tomar alguna. Cosas del tiempo, antojos, mitad nostalgia, mitad capricho.

Y en el sentido, aun más profundo, he tenido toda la mañana el olor de la juncia y el mastranzo pisado, la fragancia fresca de una mañana de Corpus.

+T.

sábado, 9 de junio de 2012

Pedrito V



Ayer tarde, en la parada del autobús, había pegado un pasquín indecente anunciado una orgía in-cívica de los indignados pan-y-circo. Vean y lean el pasquín:

Iª Velá Indigná

Tiene bemoles y contrapunto al pedal el anuncio de la 'musiquita' y el 'ambigú' entre la 'lluvia de alternativas' y la 'mesa informativa'. Que quiere decir que, entre parida libertaria y manifiesto comunistón, los asistentes se toman un tinto con gaseosa (o 'de verano') con una tapa de caracoles y un par de cubatas con tres porros de jachís, de postre.

Esa es la 'revolución' de los indignaos, la de verdad, sin trampa ni cartón de gacetilla de periodistucho post-marxista alucinando (también con cubata y porro) con paralelos 15-M = M'68.

En la velá esa que anuncia el pasquín, los tipos son los mismos que los de Madrid, con un plus de barrio y estrambote sevillano, como una re-versión de novela picaresca, estilo Rinconete cervantino light. Imagino que no será raro ver por allí a algún cura-petardo de las proximidades, confraternizando con la morralla indignada del ambigú y la musiquita, lloviendo alternativas. Etc.

Pero lo que me ha hecho saltar el resorte 'O tempora, o mores!' ha sido ver que la 'velá indigná' se ubica en la calle Doctor Pedro Vallina, ¡si levantara la cabeza!

Entre las cosas que se me han extraviado en una reciente mudanza, no encuentro un libro en el que tenía guardada, como marcapáginas, una carta de Pedro Vallina a mi abuelo, que no me gusta enseñar (y sé que a muchos les encantaría leerla o tenerla) por lo mismo que en mi casa no gustaba hablar de Pedrito Vallina, ese infeliz (así se le nombraba, con cierta reluctancia; otras veces, la aposición al susodicho era más dura: 'esa prenda' o 'ese desgraciado' o 'ese canalla').

La cosa venía de lejos, porque la amistad con la familia de Vallina nunca se perdió, con su prima Concha Daza y su primo el Padre Daza, y con la tía-matriarca de todos ellos, Doña Amparo Martínez, todos muy tratados, de las amistades viejas de casa de mis abuelos y mis tías. A Concha Daza la recuerdo todavía, remotamente, ya muy mayor, maestra nacional jubilada, cuando venía de visita por la Novena. No era una visita agradable para mí, porque preguntaba cosas de colegio y decía que se estaba perdiendo la caligrafía. Yo me escondía cuando llegaba y llamaba a la campanilla de la cancela del zaguán, pecherona, con un moño y una cabeza imponente, y un bolso negro inmenso, y un abanico, un medio pericón negro, que sonaba riiiisss-rrrasssss (abrir-cerrar) plis-plis-plas, plis-plis-plas, plas-plas-plas-plas-plas (sobre el pecho) clin-clin (sonando las medallas). Y así la tarde entera, en el estrado, en las butacas de mimbre, hasta la hora de cenar, con mis tías y un par de amigas de la misma quinta, todas del tiempo de la Regencia de María de Cristina.

Lo extraordinario era que de un ambiente como aquel hubiera salido un engendro como Pedrito Vallina, criado en la misma casa que sus primos, Concha, la maestra, y Don Francisco, el cura. Pero así son las cosas, y se explican, relativamente: Una familia pudiente, un hijo inteligente y aplicado, una carrera universitaria, las influencias del pensamiento de vanguardia, el descontento social ambiental, los viajes al extranjero, los contactos...Resumiendo sus andanzas con un calificativo último y definitivo, se decía: - "...y se hizo masón", como una especie de compendio de las más abyectas monstruosidades.

Pero Pedrito se hizo algo peor, mucho más peligroso: Se hizo anarquista. En el colmo de los horrores, un día se supo que estuvo implicado en un complot que tramaba atentar contra el Rey, Don Alfonso XIII. Estuvo en la cárcel dos o tres veces. Ya no se le trataba, ni se le recibía en ninguna casa, salvo en la de su tía, Doña Amparo Martínez, que llevaba aquella cruz del hijo de su hermana con resignación, con toda la resignación, callando todo y temiendo barbaridades mayores. Se contaba que el caso de Pedrito se la llevó a la tumba.

De su tía, Pedrito heredó, si no caridad (que eso es virtud), una estupenda filantropía que le hizo destacarse como hombre providencial en momentos de necesidad, penuria, epidemias, urgencias. En Sevilla era famoso su dispensario-consulta, en la calle Bustos Tavera, un enclave justo en el límite entre el centro de la ciudad y uno de los accesos a los barrios que conformaban lo que se llamó 'el Moscú sevillano', guarida de los peores elementos activistas del marxismo clandestino, células comunistas y anarquistas que envenenaron la vida de la gente sencilla inyectándo el odio clasista y suministrándoles recursos violentos, inspirándoles malas ideas y organizándolos para actividades criminales. En todo aquello, andaba Vallina, curando gratis a los pobres, pagándoles medicinas y costeando tratamientos, y alentando la rebeldía de los descontentos. Un filántropo activista radical.

En el pueblo, organizó un centro de curación-reposo-rehabilitación para tuberculosos, en una finquita que heredó de su tía, unos terrenos en la sierra baja que se levanta a poca distancia de la localidad, con una situación muy saneada, elevada, bien orientada, con un par de arroyos cercanos al lugar donde edificó 'El Sanatorio', unos sencillos pabellones habilitados como salas para los enfermos residentes. Todavía quedan dos de aquellos edificios, usados ahora como casas de labor, entrelargas, de una sóla planta, techadas con tejas a dos aguas, con un cierto parecido a las construcciones del ferrocarril, con los muros blanqueados y los cantones de las esquinas, cornisas, marcos de ventanas y portadas pintados con almagra.

Cuando salíamos al campo, de excursión, o con tio Enrique, a cazar lo que saliera - para limpiar la escopeta, decía él - y veíamos de lejos aquellos dos edificios, preguntábamos qué era, y nos contestaban - "...El sanatorio", sin más detalles. Y si seguíamos preguntando, nos decían poco más - "...aquello era para los tísicos, que venían de Sevilla a hacer reposo, lo cerraron antes de la Guerra". A Vallina, ni lo nombraban, como si no hubiera existido.



Don Pedro vivió sus años de gloria durante el quinquenio desgraciado de la criminal 2ª República. Hombre inquieto e inconformista, mantuvo tensas y encontradas diferencias con los representantes oficiales de las formaciones políticas anarquistas. El Alzamiento le sorprendió fuera de Sevilla, y mantuvo bastante actividad en la zona roja, organizando auxilios y dispensarios. Al final de la contienda, poco antes de la victoria de Franco, salió de España y terminó asentado en Méjico, donde murió nonagenario en 1970.

Por aquellos años todavía vivía su prima, Concha, la de las visitas que yo temía, la del sonoro abanico y las tertulias interminables con mis tías. La última vez que estuvo en casa fue el verano del luto por mi abuelo. Llegó a dar el pésame y, como mis tias ya se habían trasladado al piso de Sevilla, mi madre y mi tía Antoñita, de otra generación, mantuvieron una conversación de circunstancias, muy fina y muy corta, de una media horita. Cuando llegó mi padre, mamá le contó que había estado Concha Daza, para dar el pésame, y que había preguntado por las titas, que se llevó las señas para visitarlas en Sevilla. Y mi padre, bajando un poco la voz, comentó:

- "...Ayer me dijo Juanito Treñez que el otro día se enteró de que ha muerto Vallina, en Méjico."

- "¡Jesús! ¿Todavía vivía? Tendría la edad de padrino, por lo menos, ¿no?".

- "Sí, tres o cuatro años más que papá, noventa y tantos".

- "Anda, que bastante ha corrido..."

Mi tia Antoñita terció:
- "Pues no se merece ni un Padrenuestro..."

- "Pues más falta le hará, al infeliz", cortó mi madre.

En casa de mi amigo Antoñito Lara, la tía Mercedes solía decir:

- "...anda que eres más malo que Vallina".

Y nosotros, chiquillos, preguntábamos: - "¿Y quién es 'Gallina'?

Y decía la tía Mercedes - "Un rojo masón, de los que quemaban iglesias".

Y en un flash de imaginación, nosotros veíamos a 'Gallina' con una tea en la mano metiendo fuego a la iglesia.

La tia Mercedes sentenciaba: -"...¡Ahora lo estarán quemando a él!"

En mi pueblo no sé si le habrán dedicado calle, hay cosas de las que prefiero no enterarme, y las ignoro, conscientemente.

En Sevilla, por el cartelucho de la parada de autobús, me enteré ayer de que sí hay una calle con su nombre, donde esta noche van a juntarse la recua de los pan-y-circo del 15-M, anarquistas post-modernos que harían las delicias libertarias de Don Pedro Vallina.

O quizá le curaran, si los viera, el virus anarcosindicalista, radicalmente.



+T.

martes, 5 de junio de 2012

Entre astutos y tenebrosos (dos casos, dos)



Cuando hace unos años nombraron al Presidente del Tribunal Supremo y la prensa recalcó, en plena era zapatera, que el escogido era católico notable, y cuando el católico notable elegido presidente se confirmó en una serie de declaraciones como tal católico señor, yo me puse en lo peor y me pregunté cuándo saltaría esa clavija rompiendo esa cuerda tan tensa, tan extrañamente chirriante en el complejo organigrama de la España del Zp.

Ahora, con la cúpula del psoe-A a punto de sentarse en el banquillo, en un proceso que será o no será o dejaran que sea lo que quieran, advierte el espectador consciente qué bien viene tener en el supremo a un católico rompible para un descosido coyuntural.

El roto del Señor Presi del Supre casi todo el mundo lo sabe y todo quisque lo calla. Es que lo que es materia de confesonario no se debería extrapolar, sacar fuera de su ámbito. Pero los sagaces hijos de las tinieblas mueven sus fichas en el tablero según su modo y manera, que no son las de los hijos de la luz. Que se trata, por su parte, de una filiación dificil de mantener impóluta, dadas las circunstancias y la actividad tremenda de los tres enemigos - mundo, demonio y carne -. Tan activos, tan atrevidos, tan sorpresivos.

En nivel más alto, entiendo que el caso del vatileaks y sus corvi es otro episodio de la misma activa tríada enemiga. Siempre lo fue, y tuvo su registro oficioso, su Liutprando o su Buccardo, cronistas negros post eventum, generalmente. Lo actual de este caso, sin embargo, es su actualidad, nota impuesta por la globalidad y la agilidad mediática del momento.

Sea lo que sea, la fumata tiene profumo italiano a basilisco, a pesto, a bolognesa, a salsa de trattoria, a pranzo de la mamma. Por eso no asusta, de entrada; aunque después uno cae en la cuenta de que l'acqua toffana, la cantarella y demás tósigos históricos tuvieron que tomarse disueltos en sabrosa salsa (italiana), condimentando.

Yo, en estas circunstancias, echo de menos al estupendo Navarro Valls, bajo cuyos prudentes y sapientes procedimientos, saber estar, saber decir, saber presentar, la cosa, de haberla habido, no hubiera sido tal y como la presentan los medios, ávidos de víctimas vaticanas.

La avidez de estos otros cuervos es repugnante, además de alarmante. El mismo ABC (que se suponía afín, como se le supone monárquico) publica hoy un articulete ene le que sale esta frase "...Por desgracia, los tribunales del Vaticano actúan a puerta cerrada, por lo que la opinión pública jamás llegará a tener la certeza de que se haya actuado con justicia." Que es como decir, mutatis mutandis, que un Cónclave es un enjuague tramposo, puesto que se celebra a puerta cerrada y sin cámaras en directo para solaz de la opinión pública, ese artificial ente monstruoso (tan impresionable y rentable).



Si el ABC, que uno piensa que es afín, publica eso, la alcantarilla psoera del país.com lleva un mes de alegre inquisición (aunque 'inquisitorial' sólo sea, en el lexicón de las izquierdas, un concepto denigrante intra-eclesial y/o intra-hispano en sus múltiples variantes, todas susceptibles). Según las gacetillas del pais, los aledaños de Piazza San Pietro y Borgo Angélico son el escenario de un serial de intriga digno del Father Brown y Flambeau, pero con más picante y guión remozado estilo peli vaticano-ficción (no cito autores).

Da pena, mucha, que este episodio le haya tocado a Benedicto XVI, tan visiblemente cansado, en una Roma con tramoya de picaresca palaciega-cosanostra, que le devora fuerzas.

Y eso contando que no signifique nada que en menos de un un mes el polo de atención vaticanista se haya desplazado del proceso FSSPX al turbio quotidiano del vaticanleaks.

Ciertamente, bregar con los oscuros y astutos hijos de las tinieblas es una enredosa y fatigosa contienda para los hijos de la luz.

Y hay que mantener encendida la luz.

+T.

domingo, 3 de junio de 2012

Sancta Trinitas Unus Deus


Cuando me dicen que cristianos, judíos y musulmanes creemos en el mismo Único Dios y le adoramos, respondo que no, que es imposible:

- porque la fe del Antiguo Testamento (aunque válida y suficiente durante la Antigua Alianza) es parcial, imperfecta, porque no conoce a las Divinas Personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo

- porque el judaísmo se ha cerrado a la Revelación de Cristo, Hijo de Dios, y a su Misterio de Redención, el Nuevo Testamento: Ni conocen a Jesucristo, ni le reconocen como Segunda Persona de la Divina Trinidad; lo mismo respecto al Espíritu Santo

- porque esta negación de Jesucristo, Hijo de Dios, implica el odio a su Persona y la exclusión terminante de cualquier confesión de fe cristológica (cfr Mt 26, 63-66)

El problema consiguiente es sustancial: ¿Se puede considerar fe verdadera, culto verdadero, la de quienes al dirigirse a Dios obvian o niegan al Padre y/o al Hijo y/o al Espíritu Santo; item más: respecto al Hijo, la postura del judaísmo es adversa absolutamente, intransigente. Por tanto, ¿se puede dar culto a Dios negando a Dios?

Tocante al islam y los mahometanos la diferencia es aun mayor, en cuanto el Islam no recibe la Revelación del Antiguo Testamento y sólo admite la invención del Corán, cuyo credo mantiene la absoluta exclusión del Dogma Trinitario, llegando a considerar la fe en la Trinidad como el gravísimo pecado de 'asociación', penado con muerte én la legislación coránica. Por consiguiente, al creer y rezar, al profesar la fe y rendir culto, el mahometano niega absolutamente a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, dirigiéndose a una abstracción de la unidad y unicidad de la Divinidad que es atributo pero no es esencia; creen y adoran un atributo divino a la vez que niegan la esencia del Dios Uno y Trino, así como a su Misterio de Salvación.

Con las llamadas 'otras religiones', la separación es absoluta. Si cabe alguna actitud de acercamiento, debería ser sólo por interés de la misión ad gentes. Otras formas de comunicación son incompatibles con la Fe y la Revelación (una sóla Revelación que enseña y confiesa una única Fe). Escenas como la reciente condescendencia inter-religiosa del Cardenal Schönborn con el Dalai Lama en San Esteban de Viena, constituyen episodios anómalos de confusos sincretismos incompatibles con la recta doctrina de la Iglesia. Al pagano se le predica el Evangelio, no se comparten con el 'dimensiones' religiosas ni se admiran particulares equívocos. Libros y experiencias como esta, por ejemplo, están fuera de la orto-praxis de la ortodoxia cristiana.

Cuando predico, insisto a los fieles en que no conocemos todo el Misterio, pero el Misterio que creemos y enseñamos es absolutamente verdadero, y corresponde a aquello que Dios ha querido que conozamos para salvarnos. Esa, y no otra, es la Fe que recibimos de los Apóstoles y la Iglesia, y esa, y no otra, es la Fe que debemos mantener, enseñar y transmitir.

Cosas sagradas tan profundas y dichas con tanta simplicidad como reza el Símbolo Atanasiano:

Quienquiera que desee salvarse debe, ante todo, guardar la Fe Católica:
quien no la observare íntegra e inviolada, sin duda perecerá eternamente. Esta es la Fe Católica:
 Que veneramos a un Dios en la Trinidad y a la Trinidad en unidad. Ni confundimos las personas, ni separamos las substancias. Porque otra es la persona del Padre, otra la del Hijo, otra la del Espíritu Santo: Pero la divinidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo es una, es igual su gloria, es coeterna su majestad.
Como el Padre, tal el Hijo, tal el Espíritu Santo.
Increado el Padre, increado el Hijo, increado el Espíritu Santo.
Inmenso el Padre, inmenso el Hijo, inmenso el Espíritu Santo.
Eterno el Padre, eterno el Hijo, eterno el Espíritu Santo.
Y, sin embargo, no tres eternos, sino uno eterno.
Como no son tres increados ni tres inmensos, sino uno increado y uno inmenso.
Igualmente omnipotente el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente el Espíritu Santo. Y, sin embargo, no tres omnipotentes, sino uno omnipotente. Como es Dios el Padre, es Dios el Hijo, es Dios el Espíritu Santo.
Y, sin embargo, no tres dioses, sino un Dios.
Como es Señor el Padre, es Señor el Hijo, es Señor el Espíritu Santo. Y, sin embargo, no tres señores sino un Señor.
Porque, así como la verdad cristiana nos compele a confesar que cualquiera de las personas es, singularmente, Dios y Señor, así la religión católica nos prohibe decir que son tres Dioses o Señores.
Al Padre nadie lo hizo: ni lo creó, ni lo engendró.
El Hijo es sólo del Padre: no hecho, ni creado, sino engendrado.
El Espíritu Santo es del Padre y del Hijo: no hecho, ni creado, ni engendrado, sino procedente de ellos.
Por tanto, un Padre, no tres Padres; un Hijo, no tres Hijos, un Espíritu Santo, no tres Espíritus Santos.
En en esta Trinidad nada es primero o posterior, nada mayor o menor: sino todas la tres personas son coeternas y coiguales las unas para con las otras.
Así, para que la unidad en la Trinidad y la Trinidad en la unidad sea venerada por todo, como se dijo antes.
Quien quiere salvarse, por tanto, así debe sentir de la Trinidad.
Pero, para la salud eterna, es necesario creer fielmente también en la encarnación de nuestro Señor Jesucristo.
Es pues fe recta que creamos y confesemos que nuestro Señor Jesucristo , Hijo de Dios, es Dios y hombre. Es Dios de la substancia del Padre, engendrado antes de los siglos, y es hombre de la substancia de la madre, nacido en el tiempo. Dios perfecto, hombre perfecto: con alma racional y carne humana. Igual al Padre, según la divinidad; menor que el Padre, según la humanidad.
Aunque Dios y hombre, Cristo no es dos, sino uno. Uno, no por conversión de la divinidad en carne, sino porque la humanidad fue asumida por Dios. Completamente uno, no por mezcla de las substancias, sino por unidad de la persona. Porque, como el alma racional y la carne son un hombre, así Dios y hombre son un Cristo.
Que padeció por nuestra salud: descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos. Ascendió a los cielos, está sentado a la derecha de Dios Padre omnipotente; de allí vendrá a juzgar a vivos y muertos.
A su venida, todos los hombres tendrán que resucitar con sus propios cuerpos, y tendrán que dar cuenta de sus propios actos. Los que actuaron bien irán a la vida eterna; los que mal, al fuego eterno.
Esta es la fe católica, quien no la crea fiel y firmemente, no podrá salvarse. Amén


Amén.

+T.