martes, 24 de mayo de 2011

Cuestión de besos



Me he encontrado, sin querer, este youtube con pormenores de la Adoración de la Stª Cruz el Viernes Santo, en la Basílica de S. Pedro en el Vaticano. Si se entretienen Uds. en verlo, verán qué rica variedad de expresiones en el momento de proceder a adorar el Stº Crucifijo (de regular calidad, todo sea dicho; que da la impresión de ser de poco mérito, poco artístico, quiero decir, modernito y barato, muy poca cosa para semejante ocasión y en tan señalado lugar).

Esquematizando la escena, los movimientos de ceremonia parecen ser estos: Se acercan, en fila de uno, primero los Cardenales, según precedencia fijada, después los Arzobispos, luego los Obispos, finalmente el cabildo de la Basílica y algunos seglares selectos. Al llegar al plano delante del Altar de la Confesión, sotto il baldacchino, primero hacen genuflexión, después besan los pies del Crucifijo, se desplazan a la derecha y vuelven a hacer genuflexión antes de retirarse. Pero fíjense que unos besan y otros no.

(aquí en pantalla completa)

Nuestro Cañizares, por ejemplo, por razones de talla insuficiente y brevedad somático-estructural, se comprende; quiero decir que el pobre no llega, y se contenta con intentar el beso y dejarlo esbozado, con los morritos al aire, un beso incoado y no consumado, un baccio all aria, un beso extenso-no-intenso. Vean el youtube y entiendan lo que explico, ¿me explico?

El que sigue a Cañizares es Ruini. De entrada no problem, se supone, porque tiene más extensión esquelética que Cañizares; pero vean ustedes: Se acerca, junta y frunce labios, se aproxima, acerca la cabeza, esboza con los labios, intentaaaaaaa...yyyyyyyyyyyy....hhhuuuyyyyy....¡Por dos milímetros!!! Bueno. Suficiente. Vale. Bien. No se trata de darle un beso de tornillo a los pies del Cristo, of course. No. Valga, pues, el beso-rozado de Ruini. Seguro que la Magdalena no le besaba los pies al Señor así, seguro que ponía mas pasión, recordemos la escena del llanto, los cabellos, el perfume, etc. Desde luego, Ruini no es la Magdalena, ni Maria de Betania, obviamente. Ni tampoco la pecadora aquella, la que fue perdonada mucho porque demostró amar mucho, que no quiero decir que Ruini no ame mucho, ni que no peque, tampoco, sino que el Emmº Ruini no se apasiona cuando besa, eso es. Quizá se le pudiera pedir más capacidad osculatoria, un poco más de intensidad de esencia pio-besante, siendo Cardenal, ya que lo es. Pero bueno, bien está. Dejemoslo así. Ruini ha micro-bacciato suficientemente. Aprobado.

Después de Ruini, el que le sigue, un Cardenal de hermosa papada que no sé quién es, amaga pero no besa; ¿por anquilosamiento de las vértebras cervicales?, ¿por fallo en el cálculo de aproximación buco-labial al Crocifisso? Aventuro hipótesis, pero de hecho lo ignoro, aunque está claro que no besa pas rien. Siguen otras Eminencias, unos osculantes, otros amagantes, algunos refractarios al beso. Kasper (¡quién lo iba a imaginar!) besa. Y el que le sigue, y el siguiente que me parece que es Lajolo, también, y los de detrás.

El Cardenal negro besa el stipes de la Cruz, pero el que le sigue ni siquiera frunce los labios para disimular el beso sino que sólo se aproxima y ya está, ni hace genuflexión al llegar, ni hinca la rodilla al irse, un caso extremo de impía irreverencia, no sé si será un Cardenal iconoclasta o algo peor, no sé y no sé ni quién será este purpurado beso-resistente radical. El que le sigue, dado el mal ejemplo de su predecesor, repite el minimalismo del beso disimulado por mera aproximación, sin genuflexiones tampoco, será la reúma, será la artrosis, será la próstata o algo de eso, no pensemos mal.

El siguiente, un cardenal hermosamente prognato, besa y genuflexa. Nuestro Herranz besa bien, genuflectando firme y torero, y el que va detrás suya, con abundante pelo cano al cepillo, prolonga el beso devotamente, ¡bien!; no así el siguiente, que finge el beso, teatral-litúrgico. En este momento (min. 2,17ss.), se aproxima el equívoco Ravasi, mirando de soslayo al Crucifijo, con intención que se adivina poco determinada al ósculo; ¿qué hará, besará o no? ¡Ogh! Para mi mortificación, el cámara mueve el objetivo y enfoca un detalle del Crucifijo justo cuando debería apuntar a Ravasi, ¡peccato! El último de la fila de Cardenales, el suizo Koch, besa muy bien, hasta parece que se oye el chasquido del beso.

Y luego siguen los demás de la Curia, entre ellos, el tercero o el cuarto, Fisichella, que besa también muy bien, raccolto y piadoso (a ver si persevera cuando arribe al cardenalato - si diventa -; habrá que estar atentos). Detrás, el siguiente, es nuestro antiguo nuncio, el portugués Monteiro de Castro, que como es medianete de talla tiene su mijita de dificultad, pero estira el morro y logra el beso, felizmente. Los demás siguen la misma páuta cardenalicia: Unos besan, otros no, unos aparentan, otros se esfuerzan, etc. Las bad influences, ya se sabe.

Los tres señores con pinta de empleados de funeraria no sé quienes son, si funcionarios vaticanos, si guardias suizos de paisano, si invitados escogidos, no sé, pero los tres lo hacen muy bien, la genuflexión y el beso. Las tres señoras veladas, tampoco se quienes son. Entre los siguentes, me parece distinguir, con manteleta, a Mons. Pozzo, el de Ecclesia Dei, que besa.

Pero la mejor es la penúltima (min. 8'43 ss.), esa india con su sari, que besa, toca, re-besa, acaricia, besa otra vez con las manos, como si estuviera desagraviando al Crucifijo por los besantes renuentes. Es un ejemplo, mujer tenía que ser para besar con devoción de Viernes Santo, ella sóla entre tantos. Y además, al pasar por delante del trono del Papa, ella y su marido (supongo) le hacen una hermosa reverencia a Benedicto (la monja y el monsignorino que iban delante han pasado de largo, otro detalle).

Discúlpenme ustedes, pero no soy un friki de esos que se conocen foto, vida y figura de la vip-clerecía. Sorry. De cara sólo conozco a los imprescindibles, de nombre lo mismo. Y poco más. No sigo el ¡Hola! prelacial. Incluso les veo a algunos un parecido quasi-clónico, como si estuvieran repetidos (¡horreur!) y confundo unos con otros. Para ser Cardenal se debería exigir una carátula correspondiente, inconfundible, con carácter y fisonomía notables, ¿no les parece?

Bueno, pues esto es todo. Un reportaje comentado, tal y como se me ha ido ocurriendo viendo la concurrencia de la Curia besante (o no).

¿Significa algo? Pues Dios lo sabe, y me figuro que también los Ángeles respectivos, y los propios autores, claro.

Yo me he limitado a espectar y comentar, según infiero.

+T.