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martes, 24 de diciembre de 2024

Volver a Belén

 


Cuando era niño a Belén yo iba

cantando y tocando pitos y un tambor

al compás alegre de los villancicos 

viéndolo todo con fascinación:

El buey y la mula en el pesebrito,

San José, la Virgen y el Niño de Dios

la estrella luciendo plateada en el cielo

de papel pintado de azul con el Sol

arriba colgado con tanza de seda

y una bombillita de luz. El calor

de la lumbre con los pastorcitos

sentados -cuatro cinco - en su derredor

mirando pasmados al Ángel del Cielo

que les anunciaba que nació el Señor.

Y aquel escenario de corcho y lentisco,

romeros y jaras, telas y cartón

eran Evangelio que un niño veía

y viendo creía tan simple visión

cual si el mismo Ángel a mi me anunciara

como a los pastores que Cristo nació.

.... .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... ....

Después, con los años, se enturbió la vista,

y no se veía tan limpio el telón

aquel pintado de azul con estrellas, 

ya no había bombilla que hiciera de sol.

Los pastorcitos se fueron rompiendo

cabezas y piernas que nadie pegó,

la mula sin patas, el buey sin los cuernos,

todas las ovejas desaparecieron,

de los angelitos sólo uno quedó.

La Virgen María perdió su corona,

San José su varita rematada en flor;

los Magos de Oriente también se rompieron,

la Estrella que siempre la chacha envolvía 

en papel de seda un día se oxidó

y alguien tiraría con los paños viejos,

los corchos, las tablas, el pito, el tambor.

Tan sólo quedóse en su cuna el Niño

Jesús que mi madre en su alcoba guardó.

La casa vendida, los cuadros antiguos

que siempre colgaban en el gran salón,

hasta los recuerdos se fueron borrando

y también el alma que las cosas tienen

y dan a las casas olor y calor.

,,,, .... .... .... .... .... .... .... .... .... ....

Ahora recupero aquellos tesoros

del Belén perdido y cuelgo aquel sol

de oropel y estrellas de papel plateado,

montes de corcho, valles de cartón

de verde pintados, y pongo ovejitas

con cinco pastores con su candelita 

y el Ángel que anuncia que Cristo nació.

Y cuando en Diciembre el cura se viste

de rosa un Domingo y cantan la O

de antiguas antífonas, resuena una voz

muy dentro, muy hondo, en m corazón

y saco a la Virgen, San José y el Niño

con mucho cuidado de un viejo cajón.

Y pongo el Belén, más simple, más pobre

que aquel Nacimiento de mi casa. Yo

que tanto he perdido, que tengo tan poco

de aquellos que hoy mis lágrimas son,

recuerdos mecidos por la leve brisa 

dulce y enmelada de la evocación,

renuevo rezando, temor y temblor,

el Santo Pesebre donde reclinó

la Virgen María, envuelto en pañales

a Jesús, su Niño, el Hijo de Dios.

Y también, yo sólo, canto villancicos

y beso mil veces los pies del Señor.


+T.

sábado, 5 de octubre de 2024

Te Deum



Soli Deo honor et gloria !!! 
 
Por llamarme -  a mí, pecador -, iluminarme y mantenerme vinculado tan santamente a su Misterio y Ministerio  Sacerdotal, confiriéndome su sacerdocio in aeternum, in Ipso Iesu, Sacerdos et Hostia:
 
 Laus Tibi Christe, Sacerdos et Rex, Domine meus ac Deus meus !!! 


In Te, Domine, speravi: non confundar in aeternum.


 +T.

lunes, 6 de enero de 2020

Reyes soñados


Sueño cada año cuando llega Enero
con los sueños de niño en mi lecho
mullido y suave, con olores viejos
de dulce alhucema y blando colchón,
oyendo, muy lento, rezar el Rosario
un murmullo con gracia de ensalmo
para adormecerme con avemarías
y las letanías y el Kyrie eleison.
Los ojos cerrados, soñando se iban
las santamarías como un eco suave
de fina oración, sutil, soñolienta,
rutina inocente de infancia creyente,
pureza dichosa que celan Querubes,
custodios celestes de lo que los niños le rezan a Dios.

En aquellas noches aún se escuchaba
el canto del gallo desde algún corral
y alguna lechuza volando, ululando,
y también los gatos con su maullar.
Parecía entonces la noche más fría
y la guata de lana cálida cubría
envolviendo el sueño que otra vez volvía,
el roce en el rostro de su cobertor..
Si arreciaba el viento temblaban vibrando
los finos cristales de los ventanales del alto salón;
si llovía se oía la lluvia goteando desde el tejadillo
de zinc y pizarra del amplio balcón.
...Y el sueño seguía y en la madrugada,
se oía de la torre el son del reloj
con sus campanadas: Las horas, los cuartos,
las medias, tres cuartos y otra vez la hora con repetición.

...Aquella mañana bien amanecía,
mejor que otro día,
con el sol radiante por blanca ilusión.
Los niños del sueño se desperezaban
los ojos brillantes, el pecho anhelante,
llegaban corriendo al solemne salón
sembrado de dulces, de globos, de cuentos,
tambores, trompetas, castillos, muñecas,
trompos, saltadores, pitos, bicicletas,
pepones, peluches, pelotas, roscones,
cien soldaditos de plomo y latón...

...Hoy cuado recuerdo los días de Reyes
de aquella mi infancia que viví feliz,
su dicha inocente con su luz dorada
retorna y amable se recrea en mí.


+T.

martes, 13 de febrero de 2018

Buscando Su Rostro

Recuerdos de mis años universitarios, cuando el vetusto Don José Hernández Díaz, papada floja y temblona, con temblona y flojita voz, repetía, lapidario, -'...es el Laocoonte cristiano', y nuestra sensibilidad - arte y piedad - y nuestro sentimiento - fe y estética - recibían el oráculo imaginando más allá de las dos fotografías en albúmina del Cristo de Vergara, una utopía quasi mítica que se pronunciaba como un ensalmo en las aulas de Historia del Arte, aun Facultad de Filosofía y Letras de Sevilla. Por eso, cuando vino la pasada primavera, por todo eso, cuando se ha vuelto a ir, en pleno invierno, nos ha conmovido tanto.

Si volver materia tridimensional el pathos, el dolor, la belleza, lo vivo en lo inerte, es un magnífico poder demiúrgico, meta-humano, ¿qué es, qué será, hacer en madera a Dios, más aun, a Dios amando, y a Dios amando y muriendo, a Dios muriendo por amor y ofreciéndose a Dios en sacrificio nuevo y eterno? ¿Quién podría, quién puede; alguien lo ha podido ver, imaginar, hacer y luego mostrar?

Sevilla, mi ciudad, tuvo, por divina gracia, el don de entender y plasmar el Misterio del Dios Crucificado, un largo Siglo Sagrado de Oro, desde el Cristo del Millón catedralicio al Cachorro de Triana, con el Cristo de la Agonía de Vergara, del maestro Juan de Mesa, como una preciosa espina desclavada de Sevilla que nos dolía cuando lo estudiábamos, nos ha dolido cuando lo hemos tenido y - ¡ay! - nos está doliendo porque se ha vuelto a ir.

Los tres días que ha estado expuesto en la capilla de los legos de la Cartuja han sido como unas Cuarenta Horas de contemplación, volátil y olorosa como una voluta de sahumerio sevillano (con incienso, rosas, naranja amarga, canela y miel). Un oído fino distinguía entre la luz del sacellum cartujano polifonías de Morales, Guerrero, Ortiz y Victoria, y hasta algún retazo del Miserere de Eslava; yo le ponía corales de las Pasiones de Bach, ecos celestiales - ¡otro milagro! - armonizados por los hijos de Adán, dulzuras destiladas en la amargura y el llanto de los hijos de Eva, el clamor por el Hijo Único, el planto por Jesús el Nazareno, el más bello de los hombres, que derrama gracia con su sangre, que abre el Cielo cuando expira y se entrega al Padre.


Verle, me dejó en los ojos la hermosura corporal del Hijo enclavado, me hirió en el alma el amor del Dios anonadado, me envolvió - fe y razón - el pensamiento del superno sufrimiento, me sumergió en un De profundis la cercanía táctil del Misterio.

...Extrañé no haberle podido besar los pies, casi por necesidad de pía iconodulía que necesita tocar y besar, no para creer, sino porque cree. Y porque amo con pasión ese Credo.

El Cristo de la Agonía de Vergara restaurado en Sevilla

Ex Voto y dedicado a I.M.

+T.


miércoles, 11 de octubre de 2017

Te Deum, gratias agens

El Te Deum conmemorativo, con el tiempo, va siendo, más que una acción de gracias por lo que fue, una acción de gracias por lo que sigue siendo. Con temor y temblor; y también con un mea culpa sotto voce, como un bordón de contrición que da profundidad y veracidad al rezo agradecido. Todo, además, lleva implícita una súplica abocetada, simple, con coloratura, quizá, pero, al fin, una variación, una fuga sobre lo mismo.

Y también los recordados, in Communionis Sanctorum gratia.


Deo gratias !


+T.


jueves, 13 de abril de 2017

Monumentos


Hermana Esperanza, la superiora del Convento de las Hermanas de la Cruz, del que yo era entonces capellán, me decía que ella prefería los Oficios del Jueves Santo temprano, para disfrutar más de la tarde ante el Monumento. La capilla tenía detrás un patio con naranjos, todos abiertos en azahar, y arriates con rosales y alhelíes, y macetas de claveles. Con el incienso de la liturgia y las flores del patio, la capilla olía a rinconcito de la Gloría. Y, como en otro Tabor, allí se estaba bien, y se hacía suave la oración y dulce la adoración, aunque el Monumento contuviera la Presencia de la Pasión, con sacrificio. Y el misterio inmenso del Amor de Dios Sacramentado.

Después de treinta y pico años de celebrante del Jueves Santo, en cada Monumento que recuerdo veo lo mismo, los mismos olores, los mismos cirios encendidos, los mismos sonidos, las mismas horas, incluso el sueño y las cabezadas somnolientas de los fieles adorantes, que son como un eco heredado de Getsemaní, presente en todos los Monumentos, todos los Jueves Santos.

Todo porque es el mismo Señor en cada Monumento, y se repiten los signos del memorial de su Sacrificio y el deseo de su Comunión.

Y yo quisiera lo que rezan aquellas oraciones antiguas: Adorarle en cada Monumento, ofrecerme, consagrarme, rezando por todos y por todo, para que los hombres crean, amen y esperen al Cristo que les amó hasta el extremo. Para que el mundo no desprecie la Sangre derramada por su salvación.

...Y como a la Hermana Esperanza de la Cruz, cada Monumento, cada Jueves Santo, se me hace tan corto, tan breve...



+T.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Niña María


Niña de toda pureza,
de gracia divina llena,
Virgen colmo de inocencia
refulgente de bondad
que con paso fino y leve
subes la sagrada escala
del Templo, oh Nueva Arca
que a Dios mismo contendrá.

Niña María que consagras
todo tu ser al Señor
con tu limpio corazón
desbordandose en amor
por Aquel a Quien te entregas:

Serás de su Hostia patena,
cáliz de su Sangre y ara
de su sacra Epifanía;
serás tú, Virgen María,
el Sagrario de su amor,
siempre jardín inviolado,
invicto alcázar cerrado
sólo reservado a Dios.

Tu digna Presentación
hace cantar a los Cielos
salmos de luz y alegría.
Que está plegaria sencilla
piedad me alcance y favor,
a mí, pobre que confía
en tu poder, Reina mía,
bendita Madre de Dios.

Ex Voto

+T.

miércoles, 5 de octubre de 2016

Te Deum

 
Sincero, desde lo hondo, íntimo, dulcemente incoado, con ecos de voces ausentes y trémolos suspirados, como una simple letanía breve en palabras y extensa en intenciones, por tanto don, por tanta gracia, por tanta misericordia. Quoniam in aeternum misericordia Eius !





O Bone Iesu, fac ut sim sacerdos secundum Cor Tuum !


+T.

sábado, 11 de junio de 2016

Mes del Corazon de Jesus


Al terminar la Santa Misa se reza una breve Letanía de Confianza al Corazón de Jesús. Y después una copla, una canción devota, de las de antes, de esas que aprende uno de chico en casa, oyéndolas cantar a tu madre:

https://twitter.com/i/videos/tweet/738822701620563968

El acto es sencillo, un rezo breve, el cura con los fieles y el Corazón en el centro, en el Sagrario, en el Altar, en su Imagen. Así, todos los días del mes.

Y en nuestros corazones, siempre.

Amén.

+T.

viernes, 3 de junio de 2016

Cor et Centrum


Centro de amor por mi pecado herido,
fuente feliz de inagotable vena,
alivio de pesares que a mi pena
das consuelo, reposo del rendido.

Con cuánta oscuridad a Ti he venido
tantas veces esclavo en mi cadena
y me has sentado junto a Tí en tu Cena
y mi llanto tu pecho ha recogido.

Todo podrá cambiar, mudar el mundo,
dejar de ser mañana lo que es firme,
que siempre quedará en lo más profundo

del Cielo azul un Verbo que confirme
en su Via mi andar de vagabundo
y el Corazón de par en par abrirme.


Ex Voto

+T.

sábado, 30 de abril de 2016

En las antípodas pías



Esta mañana, en la Santa Misa, al rezar la oración de la memoria San Pio V

Oremos
Señor, tú que has suscitado providencialmente en la Iglesia al Papa San Pío V, para proteger la fe y dignificar el culto, concédenos, por su intercesión, participar con fe viva y con amor fecundo en tus santos misterios. Por nuestro Señor Jesucristo...
Amen.

interiormente, bajo un incontenible golpe de consciencia, a la vez que rezaba (¡Dios me perdone!) pensaba (¡Cristo nos asista!), especial y particularmente cuando dije esa parte central de la oración "...proteger la fe y dignificar el culto...", díjeme a mí mismo (¡Señor, misericordia!): -'¡¡¡Pero si estamos viviendo lo contrario!!!'.

En fin, que tuve que hacerme violencia interior, reprimiéndome para no seguir el juicio, ¡miserere mei!

Y en un segundo ataque, volví, otra vez incontinenti, sobre lo de la providente suscitación, atque preguntéme etiam, iterum de internis: -'Y lo de ahora, ¿también es una suscitación providencial..???'.

Llegado a este punto, confíteor que, para evitar un colapso interno-externo, me puse a considerar cuáles y cuántas serían las virtudes de San Policronio, otro Santo del 30 de Abril.

Algunas veces, es tan dificil creer, rezar, celebrar y ser inteligente, todo simultáneamente; declárolo, ahora que nadie me oye.

p.s. Otro articulete que escribí, illo témpore, sobre San Pio V (¡¡viva!!)


+T.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Niña María


Oh Niña María,
de gracia plena,
ampara piadosa
a quién te reza.

Niña Virgen digna
de ser única electa
cándida inocencia,
de simpar belleza,
para ser de Cristo
su madre y doncella,
mirános clemente,
oh celeste Reina,
y haz que obedientes
sigamos tu estela
siendo al fin llamados
del Rey a la diestra.


Tu Presentación
la Iglesia celebra,
oh Niña María,
rogando pureza:
Desde el cielo riega
con ella la tierra.


Ex Voto

+T.

viernes, 20 de noviembre de 2015

De los Caídos


La palabra 'caído' tiene rango y emoción. y a los que doblamos el cabo de los cuarenta nos llena la memoria de los amigos que se quedaron eternamente jóvenes. La palabra es a la vez sencilla y grave, y resiste con entereza el uso indebido, el floripondio hipócrita y hasta la calderilla sentimental. Es moneda eterna y dura que no puede sufrir desgastes. Así, caer significa morir.

Rafael García Serrano. Diccionario para un macuto.


Mi primer acto político que recuerdo es cuando iba con mis padres a la Misa de los Caídos y después salíamos a la plazoleta para cantar el Cara al Sol y poner las cinco rosas al pie de la Cruz y la lápida con los nombres de nuestros Caídos. Creo que era el .único niño que iba; algunos años vino también mi hermano, más pequeño. Tengo por ahí una foto en la que se ve en primer plano a mi madre, con mi hermano de la mano. Y detrás el alcalde, el comandante de puesto de la Guardia Civil y el cura párroco; un poco más detrás va mi padre conmigo, y entre el grupo se distinguen algunos amigos más, todos camino del Monumento a los Caídos.

Mi padre vestía para aquella Misa la camisa azul con la corbata negra. La última vez que ví a mi padre y a mi madre con la camisa de Falange fue cuando fueron al Valle de los Caídos para el entierro de Franco. Recuerdo que mi madre dijo una vez algo así como que aquel día enterraron también su juventud.

Yo todavía les recuerdo el 20 de Noviembre con la Misa, por los Caídos, por José Antonio, por Franco, por los Caídos de mi familia y por todos los que dieron su vida por Dios y por España.

Me suena bien esa gloriosa intención, cada vez me sabe mejor: Por Dios y por España.

Caer así, sí tiene sentido. Un glorioso e inmortal sentido.


+T.

sábado, 15 de agosto de 2015

Assumpta este María !!!



Exaltáta est Virgo María super omnes cælos; veníte, omnes: magnificémus Christum regem, cuius regnum est ómnium sæculórum.




Auróra velut fúlgida,
ad cæli meat cúlmina
ut sol María spléndida,
tamquam luna pulchérrima.

Regína mundi hódie
thronum conscéndit glóriæ,
illum eníxa Fílium
qui est ante lucíferum.

Assúmpta super ángelos
omnésque choros cælitum,
cuncta sanctórum mérita
transcéndit una fémina.

Quem fóverat in grémio,
locárat in præsépio,
nunc regem super ómnia
Patris videt in glória.


Pro nobis, Virgo vírginum,
tuum depósce Fílium,
per quam nostra suscéperat,
ut sua nobis præbeat.

Sit laus Patri cum Fílio
et Spíritu Paráclito,
qui te præ cunctis cælica
exornavérunt glória. Amen.



Oremus:

Omnípotens sempitérne Deus, qui immaculátam Vírginem Maríam, Fílii tui Genetrícem, córpore et ánima ad cæléstem glóriam assumpsísti, concéde, quæsumus, ut, ad supérna semper inténti, ipsíus glóriæ mereámur esse consórtes. Per Dóminum Nostrum Iesum Christum, Filium tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.




Ex Voto

+T.

viernes, 5 de junio de 2015

En su Presencia


En las noches de vigilia de Adoración Nocturna me acostumbré a adorar (a orar, a rezar) desde lejos. Lejos es la distancia desde el confesonario, donde estoy yo, al altar de la capilla del Sagrario, donde está expuesto Él, unos metros, diez o quince, con la nave de la iglesia por medio, en transversal, a la mitad justa de la planta del templo.

Donde yo estoy está oscuro, sólo con la bombillita de dentro confesonario, encendida para poder rezar el breviario o algunos libros piadosos para sostener la oración, la meditación. Muchas veces, cuando levanto la vista del libro, al mirar en dirección a la Custodia, el altar iluminado frente a mí, con la oscuridad de la nave separando la distancia, causa una especie de efecto túnel; otras veces me parece el efecto de un escenario iluminado en una gran sala oscura. La mirada, en todo caso, siempre queda atrapada por la luz, a la que tiende irresistiblemente, imperceptiblemente, como imantada por la luz atrayente, suavemente fascinante. El centro de esa luz, esas noches, es Él manifestándose en la Hostia Sagrada, un punto, una pequeña figura redonda, distante, blanca bajo el cristal del viril, entre las puntas temblorosas de las llamas de los candeleros encendidos.

Yo estoy en mi oscuridad, sentado en el confesonario, rezando, meditando, oyendo al fondo los rezos a dos coros de los adoradores. No estoy en el primer plano de la luz. Me he quedado como una de esas figuras secundarias que pintan los pintores en los ángulos, en los fondos de los grandes cuadros con grandes escenas de gloria, teofanías, apariciones, éxtasis...Siempre hay algún figurante menor, no un santo, ni un ángel, sino algún frailuco, uno que estaba sin que se notara, un pobre, una vieja, un niño, alguien o algo que está en el cuadro para rellenar espacio, para completar la escena; lo mismo hubiera valido en vez suya poner una tinaja, o una maceta, o una piedra, o un perro. O a mí, yo mismo en el rincón de sombra.


En mi oscuridad, sin estar en la escena mayor, dentro de la capilla, sin que se note. Pero de lejos, veo; en la penumbra, adoro; en el silencio, rezo. Lo mejor es que estoy y no se me ve. Y no hace falta que nadie me vea. Sólo Él, que en su luz me ve a mi, en lo oscuro.

Una noche me di cuenta de que aquella distante luz del Sacramento también me alumbraba a mí, desde lejos, suavemente: Si miraban desde el Sagrario, cuando el ojo se hacía a la gradación de la luz, desde la capilla iluminada a la nave oscura, al fondo, en el muro de enfrente, el confesonario conmigo dentro, también recibía, recogía, un rebajado resplandor, una penumbra luminosa.

Es mi consuelo. Verme así. Sabiéndome en el espacio de su luz, en su sombra radiante, presenciándole creído, amado, deseado, alabado, adorado.

O quam bonus est nos hic esse !!!




+T.

sábado, 4 de abril de 2015

Aquella tarde...

Le tengo antigua devoción a esta imagen, una pintura del escocés William Dyce, un artista romántico, de estilo entre los nazarenos alemanes y los pre-rafaelistas ingleses. Aparecía en una ilustración del misal de mi madre, un incómodo grueso volumen de Chicago Press, una exquisita edición del Misal de Juan XXIII de 1962, ricamente ilustrado con grabados, viñetas y una colección estupenda de reproducciones en color de cuadros, una cuidada selección de iconografía cristiana. Fue un regalo de mi padre por el santo de mi madre, en Julio de 1964.

Como misal, era quasi inmanejable. Mi madre nunca lo llevó a Misa y continuó usando su manoseado misal relleno de estampitas y sujeto con un elástico negro. Quien más lo utilizaría sería yo. Los días que guardaba cama porque estaba malo, lo primero que pedía era el libro de misa de mamá. Lo sacaba de su caja de cartón rojo, lo abría, olía sus páginas, y me pasaba horas viendo las ilustraciones y leyendo el latín que no entendía; el comentario al pie de las imágenes estaba en español y me fui aprendiendo nombres de artistas: Van Eyck, Rogier van der Weyden, Dierick Bouts, Gerard David, Mantegna, Bellini, Durero, Ricci, Zurbarán, Rubens. Guardo ese misal como un tesoro muy personal.

El cuadro de W. Dyce representa las últimas escenas del Viernes Santo: Nicodemo y José de Arimatea han cerrado el Santo Sepulcro y salen del jardín; postradas frente a la entrada de la tumba, dos de las Marías lloran desconsoladas; en primer plano, la Virgen, triste, serena, doliente, guardando en su corazón la pasión del Hijo, camina de la mano de San Juan Evangelista, el hijo recibido aquella misma tarde, iuxta Crucem.

El rostro de la Virgen Madre no es joven, está demacrado, contiene el dolor y concentra su mirada en la corona de espinas del Señor, que lleva en una mano; la otra descansa sobre la mano de Juan, que la mira entristecido.

Al fondo cae la tarde pascual, con nubarrones tormentosos que clarean en la línea de los montes, por donde declinó el Sol, con un cielo abierto de suave azul crepuscular más arriba.

Así, como esa escena de suave y recogida intimidad, de dolor profundo y esperanza recóndita, de esa forma imagino también el retorno de los que estuvieron junto a Él en el Calvario, la vuelta a la Ciudad Santa de quienes le lloraron y pusieron su Cuerpo en el sepulcro. Aquella tarde.


+T.

jueves, 19 de marzo de 2015

El Patriarca


La tarde en el hogar del Nazareno
palpitaba con un secreto rezo
desde su Corazón, Ara y Sagrario .

El Patriarca tocaba al Niño y sentía
latir la Gloria del Inmenso, el pulso,
carne y sangre, del Dios Cordero.

Un coro lejano de serafines
cantaba trisagios celestes
mecidos por brisas doradas.

La Virgen, la Esposa, la Madre,
guardaba en su pecho las horas benditas...

Dios dormía sobre el pecho de José
y el Padre Eterno vestía con su gloria al Carpintero.


Ex Voto

+T.

martes, 6 de enero de 2015

Villancico 3


Qué oscura es la noche,
qué blanca la estrella,
como terciopelo
el fondo del cielo
parece que tiende
un tupido velo
que hace más bella
su radiante luz...
...Qué oscuro el azul
que envuelve el destello
de aquel astro bello
que anuncia a Jesús.

Del Oriente vienen
Magos peregrinos
siguiendo el camino
que marca la luz
limpia de la Estrella
que a Belén les lleva
y ven a Jesús,
el Rey que ha nacido,
en brazos de María.
La sabiduría
de los tres sapientes
se torna alegría
y gozo inocente;
cual niños que vuelven
a entender las cosas
que el tiempo robó,
sienten la ternura,
la nueva dulzura
con que atrae Dios,
como el Sol que abre
cuando cae la tarde
del jardín la flor.

La rosa es María
y el Niño es el Sol.

Dejan a sus plantas
oro, incienso y mirra
y el portal se empapa
en sagrado olor.

Arrastran sus capas,
en gesto adorante,
y al Oriente vuelven,
nuevos caminantes,
sabiendo secretos
del Hijo de Dios.

- José se dormía
y un ángel venía
a decirle en sueños
que huir debería
llevándose a Egipto
la Rosa y el Sol. -




+T.

jueves, 1 de enero de 2015

Vilancico 2



La Virgen se ha dormido,
el Niño vela,
los sueños de su Madre
el Cielo llenan.

¡Oh quién pudiera
en su sueño celeste
estar con Ella!
¡Ay quién pudiera
velarla con el Niño
a su cabecera!

El pecho de la Virgen
el Niño besa,
ni los Querubes gozan
de tal pureza,
pureza bebe
del pecho de su Madre
el Dios del pesebre.

La Virgen mece al Niño
en su regazo
y el Empíreo contempla
embelesado
a Dios dormido
en brazos de la Madre
que mece al Hijo.

La Virgen mira al Niño,
refulge el Cielo
reflejando en sus ojos
mil y un luceros,
los Cielos brillan
cuando mira a su Hijo
Santa María.

También el Patriarca
José se duerme,
con la cabeza puesta
sobre el pesebre.
Su sueño celan
dos Arcángeles bellos
que salmos rezan.

...El buey y la mula
rezan con las estrellas
y con la Luna.

 

Feliz 2015, santo y próspero, a todos los amigos, colaboradores, comentadores, visitantes, transeúntes, habituales y ocasionales de ExOrbe , cum Bene + dictione

+T.