sábado, 30 de octubre de 2010

Halloween

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Happy Halloween Glitters


A estas alturas, sé bastante bien lo que me gusta y lo que no, también de los extranjeros y las cosas de por ahí, que también tienen cosas buenas por ahí. Y Halloween me gusta. Y no me gusta más porque la moda va aneja, por aquí, a ciertas pandas de repugnantes modernidades. Pero eso de ambientar Santos y Difuntos con terrores macabros me gusta. Yes.

Yo tenía una alcancía que era un ataud, se le ponía una peseta encima y ñññññggggññññgggññññññeeeeggggñññññññiiiiiiiiiiiññññgñgñgñgñgñg una mano de esqueleto, blanco-verdosa-fosforescente iba saliendo de debajo de un fieltro negro y arrastraba la peseta dentro del ataúd; al caer, ¡clin-clon!!, la calavera del muerto se levantaba y saludaba, ¡pim-pom!. Era mi hucha favorita.

Y mi llavero preferido era uno que mi padre me trajo de no sé dónde: un esqueleto de plástico articulado que se movía. Me lo pasaba bomba jugando a enterrarlo en su caja negra de cartón; como también era fosforescente, lo dejaba en la mesilla de noche, y se veía con la luz apagada, así, iluminado. Mi tia me lo quitaba de la mesilla: -¡Este niño y esas porquerías, que dan horror! ¡Guarda eso o te lo tiro a la papelera!

Las máscaras de Drácula, of course, mejor que las de Frankenstein. Eran de cartón, con un elástico finito, para sostenerla por detrás de las orejas. Las había de indios, de tigres, de gorilas, de cerditos, de Charlot, del Hombre Lobo, de El Zorro, del Capitán Trueno, de Los Picapiedra, de La Hormiga Atómica, Oso Yogui, Pepe Pótamo, Lagarto Guancho, Huckleberry Hound, Porky Pig, Canarín, Gato Silvestre, Tom y Jerry, Mickey Mouse, el Pato Donald, Goofy, Pinocho, Dumbo...y todos esos estupendos monigotes (sí, sí, quasi todos made in USA). Pero los mejores y más solicitados eran los de terror.

Vendían unos dientes de vampiro, de plástico, con los colmillos fuera, las puntas manchadas de sangre, que te los ponías y te dejaban la boca llena de saliva que se corría por las puntas de los dientes. Y se escondía uno detrás de una cortina, o de una puerta, y de pronto salía ¡aaaaaahhhhhhh!!! detrás de mis hermanas y sus amigas: ¡¡¡Drácula, Drácula!!! Todas chillando, nerviositas. Y se lo pasaban chupi. Mañana más, más susto y más Drácula.

Todo esto pasaba en la España de mi infancia, la España próspera y feliz de Franco (¡Arriba!), sin saber que era el Hallowen. Lo más terrorífico que se veía en la tele eran las Historias Para No Dormir (dos rombos) y El Fantasma del Louvre (uno de mis terrores infantiles, todavía me dan escalofríos). ¡Ah! y El Caso, que se vendía mucho; mi padre se lo compraba de vez en cuando a mi tía Rosario, que era muy aficionada a lo tremendo.

Quiero decir con esto que el Hallowen, sin saberlo, lo llevábamos puesto.




Cuando me salen con que es americano, que es protestante, que es pagano, y que va contra nuestras tradiciones de Todos los Santos y Difuntos, me hace mucha gracia, como si la Coca-Cola que todos beben y el estúpido rock-and-roll que les gusta a todos (los idem) y todo lo demás de lo demás made in USA, no tuviera la misma procedencia y viniera del mismo ambiente.

Señora anti-halloween, dígame: ¿Alguna vez se ha vuelto usted mormona tomando coca-cola? ¿se volvió usted de repente adepta del ku-klux-klan bailando un rock? ¿se convirtió su marido en yanky carajote tomándose un whisky con hielo??? Pues no tema usted que la nietecita se le transforme de pronto en Hilary Clinton si se viste de brujita porque es Jalogüin, muy señora mía, que no le pasará nada a la niña.

Desde luego - y esto no es desdecirme - cuando veo a alguna pandilla de pavas niñatas vestidas de horrendas estilo nenas Zp, me entran ganas de agarrar una escoba de verdad, de las de barrendero, aquellas de palo y varetas, y darles escobazos y purgarles la tontería.

Por lo demás, en Sevilla tenemos halloweenes que ya los quisieran los yankis: ¿O es que las Postrimerías de Valdés de Leal (1 y 2 )no son halloween puro y duro, con todo el arte y la gracia del barroco sevillano? Y el Bernini, que le puso calaveras y esqueletos con sudario a todo quisque, llenando Roma de Papas, Cardenales y patricios con preciosas calaveras de fino mármol y exquisito arte.

Digo todo esto para que se entienda cuán católico es tratar con muertos, muertes, calaveras, osarios y demás elementos macabros. ¡Si hasta la Danza Macabra la inventamos y pusimos de moda nosotros, los católicos! que hemos pintado y esculpido y grabado las más fascinantes danzas macabras al son del Dies Irae, música de muertos por antonomasia, también cosa nuestra.

Lo que pasa es que la post-modernidad es muy inculta, tan inculta que no sabe que Halloween tambien es nuestro.


Dos addendas:

a) ¿Habrá cosa más macabra y deliciosa que comer Huesos de Santos??? Con su azúcar escarchado de almendra blanca como la cal de un hueso, asomando por las puntas el huevo confitado, amarillo como un tuétano viejo. ¡Y lo ricos que están!

b) No sé quién habrá sido, pero deberían darle el premio al obispo más tonto del reino: Uno de la CEE (conferencia episcopal española) tuvo el otro día la ocurrencia de proponer que los niños, en vez de disfrazarse de fantasmas, brujas o zombis, se vistieran de Santos (sic: de Santos) para salir por las calles el 1 de Noviembre. Como lo leen, todo un reverendísmo señor obispo ibérico puro de oliva tuvo tamaña ocurrencia. Pa que le den el oscar a la pastoral tengo una vaca lechera que da leche merengada, al señor obispo que no sé quién será.

Total, que como decía, me gusta Halloween. Aunque yo sigo con mis costumbres de Tosantos, que me gustan más (sin contradicción con el Halloween, como ya les digo).

Conque ustedes lo pasen bien.

+T.


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Best Halloween Glitters

sábado, 23 de octubre de 2010

Glitter and be gay



No soy bernsteniano, pero me gustan mucho algunas cosas de Leonard Bernstein, su obra a retazos. Por ejemplo, me gusta su heterodoxa Missa brevis, y algunos fragmentos de los Salmos de Chichester. No me gusta la West Side Story. También me gusta mucho la obertura del Candide, estupenda, verdadera música dentro de la música; modernidad y tradición, ese dificilmente logrado tandem (de Voltaire, prescindo: sólo me gusta la música). Y me divierte muchísimo la brillantísma aria Glitter and be gay, una página con tantos ecos, sonando a moderna y a clásica sin contradicción, con esa retahila de jaja-jaja-jaja que son un reto para las grandes cantantes que se atrevan con la partitura, sólo apta para las mejores:





Esta del youtube es Kristin Chenoweth, una famosa cantante-soprano americana, especializada en repertorio de opereta y music-hall. A pesar de un par de extraños recursos netamente made in Usa, resulta muy simpática, moviendose y actuando, que parece imposible ser capaz de estar cantando esa dificilísima aria, con agudos imposibles, de pura técnica, sólo aptos para voces excepcionales. Parece que improvisa, pero cada gesto y movimiento corporal son muy precisos, acompañando a la voz, con un plus añadido de capacidad interpretativa y escénica admirables.

Aunque la que prefiero es esta otra, Diana Damrau (tienen desactivada la inserción; hay que entrar en el link de youtube). Es genial. Cantando soberbiamente la pieza y saltando como una loca por el proscenio, entre los músicos (que se lo pasan bomba) y el podio del director. Increíble. Además con un ágil volumen de ninfa de Rubens, que parece prima de una de las Tres Gracias del Prado. Una voz y una intrepretación para aplaudir a rabiar. Insuperable.


Diana Damrau canta Glitter and be gay

Y la tercera muestra de lo mismo: Un año antes de su muerte, el propio Bernstein (viejo y muy cascado) dirige la pieza, que canta June Alison, estupendamente, pero más estática, sin los recursos cómicos de la Kristin Chenoweth ni la gracia soberbia de la Diana Damrau (tampoco permiten la inserción directa del youtube).

Dirige Bernstein, canta June Alison, 1989


No es una música muy otoñal, todo lo contrario. Pero hace unos dias, el 14 de Octubre, fue el 20 aniversario del óbito del maestro: Me emociona compartir siglo con los buenos.

Y por eso.

Y porque me gusta, claro.


+T.

viernes, 22 de octubre de 2010

La niña satánica & Cía.

Hace unos días publicaban en La Gaceta-Intereconomía una breve noticia:

Sonsoles y las hijas de Zapatero disfrutaron vacaciones con escapada a Nueva York

Lo que me parece bien. A New York se va hoy cualquiera que pueda, porque se puede. A más de uno conozco que aprovechan nuestros puentes nacionales para darse un garbeo de ida y vuelta a NY. Yo mismo estoy deseando tirarme una semanita gozando en el Metropolitan Museum y otros parajes neoyorquinos por el estilo. Confieso que mis circunstancias no me lo permiten (ni yo me permito otras circunstancias, por circunstancias). Pero me encantaría irme de vacances a Nueva York. Si las zapateras pueden, hacen bien. Criticarles eso me parece ridículo, pperamente ridículo (el pp del Donmariano, ya se sabe: hoy más babieca que ayer pero menos que mañana).

A mí lo que me ha llamado la atención es la foto, la foto de las espaldas de las tres, la mamá y las nenas. Paso de la presidenta consorte y de la niña de la derecha, con Mafalda en la mochila. Pero me da un repelús de peli de Halloween (y estamos en vísperas de Jalogüín) la niña de en medio, con esa mochila satánica.

Por si ustedes no lo han notado, el adorno de la mochila de la zetapetita del centro es un pentáculo invertido, uno de los símbolos para representar al diablo, muy usado en sectas y grupos esotéricos de magia negra y satanismo. Le eché un vistazo a los comentarios de la noticia, a ver si había alguno que hiciera referencia, y me encontré con cuatro o cinco que lo habían advertido; uno aclaraba que era el logotipo de un grupo heavy finlandés. La gente sabe de todo (y tiene un mal gusto escandaloso). A todo esto, yo me quedé un punto preocupado.

No sorprendido, porque la sorpresa fue cuando sacaron a relucir la foto de la Familia Monster con los Obama, todos de negro, con las dos niñas tremendas. Horripilante. Con la impresionante pose tétrica de pintura negra en la White House ya estaba uno avisado del pelaje que gastan las nenas. Lo de la mochila satánica por las streets de New York es, solamente, una extensión, un complemento, un detallito más de lo que ya se sabía y suponía.

Lo que me preocupa es el nivel de la afección. Porque eso es una afección. Como el que tiene un niño y le sale punk con cresta teñida de verde; o el padre y la madre que sufren a un adolescente tatuado con la svástica y doberman de mascota. O la niña que sale roja marxista maoísta, o el chavalín que se apunta a una peña anarko-okupa, o la pava de 17 añitos que se echa un novio de la kaleborroka. Esas cosas pasan. Y es un dolor que pasen. Pero pasan.

Se decía antes, y era frase hecha, que esas cosas pasan hasta en las mejores familias. Y era verdad. Y es verdad. Pero...¿en la familia de un presidente de gobierno? Ustedes perdonen mi estupor decimonónico, que soy muy antiguo hasta para asombrarme y escandalizarme.

Después me paro, reflexiono, y voy repasando la lista de nuestros vips:

- el principés asturianés casado con la asturianesa cigüeña patas de alambre malcasada y divorciada
- la nietísima del Generalísimo y ex del Borbón (madre del pretendiente legitimista francés (risum teneatis)) bailando bailes en la tele y pendoneando por fronteras y ultramar
- la archiduquesa archigrande de España chocheando al brazo de un boy sesentón y arrastrando decrepitudes patéticas por el hispánico solar

En fin, no digo más, que con el trio de muestra demuestro por dónde van los vientos. Los altos vientos que mueven a los álamos altos. Conque si así se mecen los árboles más pinos, los más chaparros, el matorral y la yerba rastrera, deben estar como no se quiere uno ni imaginar; cuánto más (cuánto menos) saber o tener detalles.

Una niña satanista hija de un presi de gobierno, amaga fatal, es un barrunto terrible, permítanme ustedes que insista, empero. Porque si de la casa del tal sale un tal engendro, ¿qué saldrá a relucir de la casita de protección oficial de plebeyo ciudadano corriente?

Sed contra, conjeturo, alguna ventaja tendrá, algún beneficio. Quiero decir algún maleficio, porque lo que sospecho es que en la casa de Zp hacen magia negra, con calderos de brujas, y conjuros de grimorio horripilante. Que los consejos de ministros son una tapadera, vamos; que lo que allí celebran son aquelarres horrendos, nigrománticos.



Claro que la sospecha se me desfonda, pierde fuelle, considerando que se ha ido la miembra viceministra De la Vega, que debería ser en toda la satánica secta monclovita una especie de vice-horrenda mayor. La segunda falla es la defenestración de la abortadora mayor del reino, la abyecta Bibi Matafetos, elementa sine qua non para un aquelarre bebesangre matainfantes que se precie. Aunque las siniestras suplentes no son moco de pavo: La Pajín, ni más ni menos, y no digo más (ni menos), cuya sóla faz (dicen) compendia las lúbricas impurezas de íncubos y súcubos al alimón. Y la arpía Aguilar, con los duendes y los mengues cordobeses de la traición roja reconcentrados en atrabilis. Y la vieja Trini, sabia de mil arterías hechiceras de urnas y pucheros y trapacerías multiformes. Vayan las unas por las otras. Más el hechicero Rubalcabra, que no se olvide.

Tómese este articulete como un aperitivo de Jalogüín; pero hágase cargo quien lo lea de la negrura del panorama, con toda esta mala y perversa tropa campando.

Lo de la niña diabólica de Zp, es sólo la punta del rabo.

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miércoles, 13 de octubre de 2010

Populachos (de diestra y de siniestra)


Yo pensé que era una pitada de llegada y que luego habría una bronca de despedida, todo para él solito, para el infame. Pero mi estupor fue in crescendo cuando ví que el vocerío duraba cuando debería haber silencio. Una desagradable escena, muy molesta, de las que no se quieren ver, ni oir, ni estar en ella.

Pero allí estaban. Recordé un refrán muy sentencioso que dice: "El viejo desvergonzado hace al niño malhablado", pero referido a los circunstantes. Porque a ese populacho vociferante le han enseñado, precisamente, los desvergonzados a quienes pitaba. Ha sido la piara de la siniestra, la canalla marxista, la apestosa y apestante izquierda la que ha amaestrado a esa gente (casi gentuza ya).

Antes era la aristocracia, la élite, la noblesse, la que hacía y la plebe la que imitaba, remedaba. Las modas iban de arriba a bajo, y los modelos se iban degradando hasta ser, cuando llegaban abajo, una caricatura grotesca, burda y desgradable del original. Así en todo. Por ejemplo, una pintura magistral expuesta en una exclusiva galería se convertía en una cromolitografía de almanaque colgado en un clavo, o un vestido de dama en un sayo de aldeana, o un bastón señoril en una caña de chulo. Y así todo.

Desde no sé precisar bien cuándo, las tornas se volvieron, con avisos de decadencia y corrupción profunda. Verbigracia, antes, de la Revolución, fue un síntoma alarmante que la Reina Maria Antonia se divirtiera jugando a ser granjera en Versalles, instalando el impostado Hameau de la Reine como un apéndice rústico del Pètit Trianón. Y no quiero decir que la guillotina y el terror jacobino fueran una consecuencia de la granjita versallesca de juguete; lo que digo es que una reina travestida de aldeana barrunta fatal, sin precisar por dónde sonará el trueno ni en qué sitio caerá el rayo.

Más acá, en un clímax aberrante, se vio a una archi-grande de España jugando al rojerío y la siniestra depravada, terminando la historia en tragicomedia de títere de cachiporra, casi, superando la realidad al esperpento vallinclanesco y a la astracanada más disparatada. Pero así decaen los grandes, corroborando la sentecia antigua, tan moral y pesimista: Corruptio optimi, pessima. Verdaderamente.

En este caso, decía, el corruptor ha sido el rojerío izquierdoso marxistóide, y la corrompida ha resultado ser la plebe derechista, pro-franquista, anti-monárquica, españolista, catoliquera, madrileñera. El resultado, en vez de disgustar, debería agradar a la peña sociata, porque es un logro. Es un logro degradar hasta ese punto berreante a una clase que debería destacarse por virtudes, no por defecto.

Porque lo de ayer en Madrid fue una demostración de defectos, de todos los que les cabe a esa gente (casi gentuza) que chillaba y no paraba. Vulgar, ordinario, chabacano hasta el empacho. Se han ido ensayando y entusiasmando, probando-probando, en manifestaciones de HazteOir (ese engendro promotor de esa clase de gente (casi gentuza) y cosas de esas), estos últimos años, con pancartas, megáfonos, banderolas y pegatinas, familias enteras berreando por los madriles dos veces por temporada. O tres. Para nada. Para auto-complacencia. Para aprender a ser vulgo, populacho, plebe, piara.

Ya no son capaces de entender - de aceptar - que el Rey es la Monarquía, que la bandera es España, que la ofrenda a los caídos es memoria histórica (de verdad), que la celebración de un acto solemnemente simbólico en un día de fiesta nacional no es la ocasión de manifestarse. Eso es lo que hacen (hacían, han hecho) la repugnante tropa de descamisada, los sans-culottes de la fantochada post-marxista. Eso es de ellos.

Pero ahora las masas pperas son las que gruñen con altavoz, sea el Rey de España el que esté delante, sea la bandera de España la que luzca, sea el acto un homenaje a los caídos por España, sea el día de lo que sea, en donde sea, y como sea. A eso han llegado.

¿Lo que pueda pasar? Cualquier cosa. Que propongan a un putón para reina de una república de pécoras, o aplaudan a un travesti para presidente de gobierno. Total, con lo que hay, ya vamos camino de.

Cuando algo no gusta, cuando alguien disgusta, si alguna cosa irrita, no se va, no se le recibe, no se toma. Y si se va, en la condición de uno está el ser lo que uno es, mantenerse y atenerse, aunque la cosa no guste, o disgusten los que están, o irrite lo que haya. En eventualidades tales, se demuestra lo que se es.

Ayer, esa gente (casi gentuza), demostró ser de lo peor. Y lo peor es que no entendían ni querían entender. Un alarmante barrunto de no sé qué desagradable y plebeyo desenlace. Y los desparrames de la plebe siempre son tremendos; si la plebe es resultado de una degeneración, el efecto y las consecuencias son horrendas.

n.b. He dudado todo el tiempo si escribir 'pp-opulacho', o algo así.

p.s. Se me olvidaba: Los que tocan palmas y van de fiesta a una Misa (con Obispo, Cardenal, o Papa de Roma en carne mortal), son los mismos con lo mismo en una variante sobre lo mismo (una variante aberrante quasi-sacrílega, en ese caso; lo entiendan o no, lo acepten o no).

p.p.s. Qué decir - por contraste paradójico - de la que se armará en contra del Papa cuando venga, y de la reacción de populacho-contra-populacho (plebe ztapera contra plebe ppera). ¡¡¡Dantesco!!!


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lunes, 11 de octubre de 2010

Y el Te Deum !!!




Cum multiplicationibus gratiarum XXV ac suplicationibus

et in aeterna spe sacerdotalis gloriae !!!


+T.

Gratias agens

Quia fecit mihi magna Qui potens est!

Quoniam Tu solus Sanctus,
Tu solus Dominus
Tu solus altissimus IesuChriste,
cum Sancto+Spiritu in gloria Dei Patris.

Amen.





+T.

sábado, 9 de octubre de 2010

Escenas intransferibles


Fui, he sido, testigo y actor secundario (otras veces co-protagonista) de escenas que yo mismo, ahora, me las recreo recordando y me parecen tan absurdamente simpáticas como páginas de Alicia o El Principito (Alice in Wonderland me gusta, Le Petit Prince lo soporto, solamente). Por ejemplo, esta tarde recordé esta:

Mi hermana: - ¿Qué es cachondo?

Mi tio Vicente: - Gerundio de cacho, pero no se usa.

Mi hermana: - ¿Qué es gerundio?

Mi tio Vicente: - Cosas del verbo.

Mi hermana: - Pues Paquilla dice que tiene un perrito cachondo.

Mi tio Vicente: - No se dice cachondo.

Mi hermana: - ¿Y que se dice?

Mi tio Vicente: Gerundio.


Aquella noche, cenando, mi hermana nos contó a todos que la Paquilla tenía un perrito gerundio la mar de gracioso.

Y mi padre le preguntó: -¿Se llama gerundio el perro?

Y mi hermana le contestó: - El perrito se llama Lolo, gerundio se dice porque cachondo no se puede.

Mi padre fue el primero, mi madre y mi tia después, y luego todos nos engollipamos con la sopa y la risa.

Contaría más, pero otras son tan familiares, o tan de mi pueblo, de mi familia, o de mi casa, que tendría que explicar demasiado. Y hasta, probablemente, no significarían lo mismo, ni serían graciosas.

Cuando me dicen que hay un japonés aprendiendo flamenco en Lebrija - por ejemplo - me pregunto qué sacará en limpio del aprendizaje, con la duda de si lo limpio que saque será flamenco. O si el flamenco se aprende en limpio; o si un japonés tiene el minimum quid para el asunto. Al final te confirmas en la tesis no compuesta, solo amagada, en cuanto ves que un gitanillo que va por la calle pregonando caracoles toca las palmas sin lecciones y da un un taconazo sin proponérselo con más poderío que un faraón.

Diré en descargo que el japonés aflamencado se corresponde en desajuste con la que estudia un cursillo de bonsais, o el que practica zen habiendo nacido en Triana y llamándose Alfonso (López por su padre y Salguero por su madre). Lo mismo.

Lo malo es que el japonés se crea que sabe flamenco y el trianero se persuada de que entiende zen. Y les den diplomas. Y saquen respectivas cátedras por oposición.

No sé si ustedes, pero yo me entiendo (hasta donde alcanzo).


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martes, 5 de octubre de 2010

Una alegría y una envidia


Cierto protestantismo de corte americano lleva aneja una estampa sectario-charlatanera que yo no digo que sea tal cual y representativa, pero la lleva. Un predicador evangelista ultramarino no es un grave doctor luterano con talar negro y gola blanca almidonada. No. La estampa del pastor evangelista made in America es la de un tipo más o menos vulgar, en mangas de camisa, con corbata ordinaria y discurso reaccionario-neocon. Caben variantes, pero el perfil que esbozo es el patrón-modelo. De esta laya, con una estampa estudiadamente grave y magistral, se nos asentó en los medios españoles un representante sagaz, un avispado que aprovechó circunstancias y oportunidades (y vacíos) para ocupar un micrófono privilegiado, todavía muy escuchado.

La pacatería infra-política de los católicos de serie, pperos y afines, se suma a una incultísima información, bastante común entre el pperío, que se encanta y se rinde en cuanto nombran, como un mantra, tres o cuatro tópicos sazonados con peregiles históricos, dos guindas confitadas de manual de filosofía elemental, y una retahila de embelecos político-panfletarios con malabares de locutor de tómbola de feria.

Ese es el personaje. Y su fortuna haberse embarcado con el Federico, un periodista con personalidad arrolladora y tracción en las 4 ruedas; al día, el más carismático con diferencia de toda la galería periodística hispánica. Le duela a quién le duela. Y conste que nunca le he tenido afición a J. Losantos, más bien lo contrario. Pero las cosas como son.

Volviendo al protestante, los católicos marujones que se tragan sus chácharas doctorales de hoja de almanaque, no saben (y no quieren saber) que el César Vidal es un anti-católico rabioso. Se contiene porque come de la audiencia. Pero en cuanto se descuida asoma el rabo y apunta las garras, muy afiladas. De vez en cuando recuerdo que uno de los libruchos más blasfemos que se han escrito contra la Virgen Ntrª Srª, lo escribió ese tal. El libelo corre por ahí, distribuido por una de esas editoriales con nombre aparentemente cristiano, difundiendo peste protestante.

Pues de ese tal me han mandado esta mañana un articulillo, por mail. El articulete rebosa baba envidiosa en cada párrafo. Todo porque el Papa ha canonizado al converso Newman, una gloria católica. En su articulucho, el petulantísimo C.Vidal se cierne como arpía ávida de presa, diciendo cosas como esta:

"...la iglesia católica sufre una especie de obsesión con la iglesia anglicana..." Yo le diría que la misma que se le supone al pastor que busca a la oveja descarriada. Como los anglicanos han estado y están más cerca (del catolicismo) y como tantas veces estuvieron y estarán en el peligro de caer en simas peores (del protestantismo), la Iglesia Católica se ha preocupado por los anglicanos. En España, por ejemplo, tuvimos unos cuantos colegios ingleses donde se preparaban para la misión y el martirio los valientes sacerdotes católicos que la Iglesia enviaba a mantener y alentar el catolicismo perseguido en la Gran Bretaña. Pasado el tiempo, dos o tres siglos después, el bombazo de Newman, el Tractarismo, y el Movimiento de Oxford mostraron las latentes virtualidades católicas que corrían aun por las venas anglicanas, a pesar de todos sus errores y ofuscaciones. Si a la caridad pastoral y a la misión martirial se le llama "obsesión", se entiende muy mal y se explica peor lo que es virtud y no anomalía. Todo lo contrario.

Del equívoco sumario con que despacha la crónica de los Tudor y su "catolicismo cismático" (una charleta del tipo de las que usa para impresionar a los pazguatos que le escuchan), pasa el Vidal a una también equívoca alusión a Stº Tomás Moro, soltando la andanada de que su Utopía estuvo en el Index Librorum Prohibitorum. En el Index - el locuaz protestante debe saberlo - estaban algunas obras por precaución. Incluso algunas obras de algunos místicos de nuestro Siglo de Oro, por precaución. Y la Biblia, las versiones en vernácula de la Biblia, y las ediciones sin notas. Por precaución. Además Thomas More no fue canonizado por o a pesar de su Utopía, sino por su íntegridad de católico fiel y su testimonio valiente hasta la muerte martirial. Sospecho que el Vidal debe entender todo esto, aunque no lo diga. También, en su caso, por precaución, comprensiblemente. O - diríamos, quizá - hipocresía de género.

Del terrorismo de los jesuítas que también saca a relucir de paso, como una coz, no digo nada porque, como buen filo-jesuita que soy, me defino también muy afín al terrorismo de hábito negro, y suelo portar un cuchillo disimulado en el crucifijo del pecho, y llevo una ampolla con veneno letal de cantáridas en la faltriquera de la sotana, y escondo una bomba en el fajín, y debajo de la birreta un estilete emponzoñado. No digo cuántos actos terroristas (con víctimas) cometo a la semana porque esos particulares sólo se los cuento a mi confesor (jesuita, of course). Ustedes se harán cargo de que no dé más detalles, por si Rubalcabra me cela y me pilla. No me denuncien, please.

Después se mete con Newman. Como si padeciera cierto trauma personal que descarga con resentida ironía, traza una caricatura componiendo una abreviada contra-figura de lo que no fue/no es el gran J. H. Newman. Y lo mismo hace con su obra. Descalificando con puya, extrapola una cita del Development y vuelve a ironizar con aguijoncillo de avispa "...Quizá el texto tranquilice a algún católico instruido, pero desde una perspectiva protestante constituye un argumento poderosísimo para no ser católico...". Parece (quizá buscaba inconscientemente el efecto) como si reviviera la saña acomplejada y reactiva del clérigo Charles Kingsley, el antipático racista que provocó involuntariamente que Newman se decidiera a escribir la memorable Apología pro Vita Sua (que imagino excitará la más amarga atrabilis del C. Vidal). A continuanción sigue con un breve alegato pro-reformista, muy propio.

Pero lo más lucido se lo reserva para el final: Cierra su caricaturesca suma de la historia anglicana con una secuencia crítico-literaria, poniendo en entredicho, minimizando o ridiculizando, una supuesta influencia de Newman en otros famosos conversos católicos ingleses.

1º) Dice de Chesterton que su obra Ortodoxia la escribe cuando era todavía anglicano. Pero se calla y no concluye la evidencia de que después se hizo y se mantuvo católico, que es lo bueno. ¿O es que no sabe que la conversión es un proceso en el que aflora la verdad y se enciende la luz antes de llegar a la verdad plena y a la plena luz? De esto, precisamente, sabía y enseña mucho el gran Newman que tan mal le sienta al palabrero Vidal. Por otra parte, la displicencia con la que trata la obra de Chesterton le descalifica escandalosamente como crítico: El Padre Brown no es una cuchufleta.

2º) De Tolkien eructa algo que se merece un bastonazo: "...optó por el catolicismo por influencia materna, pero cuesta trabajo encontrar un ápice de su religión en sus libros...". Justamente es esa una de las polémicas que mantuvo el genial JRR Tolkien con su amigo el anglicano C.S. Lewis, a quien criticó la demasiado evidente carga simbólico-cristiana con la que mechó y rellenó toda su narrativa, al punto que su serie de Narnia termina siendo una muy subjetiva y enrevesada alegorización, bastante equívoca, a veces. El resultado y sus consecuencias son clamorosas: Tolkien es un maestro de la literatura universal, creador de un género nuevo, y Lewis un escritor de mediano rango, cada vez más encasillado dentro un muy determinado público lector, re-lanzado por ciertos intereses editoriales, pero a años luz de la fama y el éxito de Tolkien. Además, niego la mayor: En Tolkien, el lector atento y sapiente descubre una fina y brillante huella católica, con pasajes que evocan temas y realidades católicas sutilmente apreciadas y admirablemente encajadas. Que C. Vidal no lo aprecie, no me extraña.

3º) De Graham Green pondera su novela El Poder y la Gloria, lo que no es raro, ya que se trata de la deprimente historia de un cura renegado y forzado circunstancialmente a una especie de martirio indeseado. Seguro que C.Vidal se divierte mucho con un cura caído, sacerdotalmente arruinado. Por otra parte, la inquieta personalidad de Green no podía dar curso a una vida ordenada de virtudes apacibles y morigeradas costumbres. Pero conste, en contra de lo que dice Vidal, que el gran Graham Green vivió como un católico consciente y practicante sus últimos años, con la estrecha amistad de un sacerdote que le asistió piadosamente hasta su muerte. Desde luego, ni apostató ni se declaró protestante ni se re-convirtió anglicano.

4º) Al simpático Evelyn Waugh le ataca también con argumentos ad hominem: Como no puede con el personaje y su fama, arremete contra el hombre y sus cosas. Dice que era gay, como si no hubiera maricones anglicanos, bujarrones protestantes o sodomitas calvinistas. ¡Qué risa! De todas formas, resulta repugnante que un supuesto maestro moralizante se atenga a semejantes descalificacions para despreciar a un literato reconocido y admirable. Cuando alude a Brideshead Revisited, la encantadora novela de Waugh, trasluce otra vez su pobre pesquis literaria, pues
da la impresión de que no ha captado casi nada. Por cierto que hubiera servido él mismo para inspirar a un personajillo de la novela, el antipático y pedante Mr. Samgrass, bastante ajustado a su perfil y sus posibilidades, yo diría.

Y no sé por qué no ha sacado también a relucir, para criticarles, a Manley Hopkins o a Ronald Knox, que le hubieran servido también muy bien para blanco de sus alfileretazos de puritano envidiosillo apulgarado y resentido. Porque se trata - es mi impresión - de eso, justamente: La envidia de un resentido que no quiere admirar al gran Newman. Lástima que no tenga la altura de miras de aquellos mismos anglicanos que elogiaron en su momento al amable Newman.



Del título que le he puesto al presente articulillo, he dejado la alegría para el final. Ha sido doble: Una simpática amiga me ha traído de regalo todo el material (folletos, guías, devocionario, guión de la Misa, estampas, pegatinas) que se repartió a los asistentes a la Misa de beatificación del Cardenal Newman en Birmingham.

Y la segunda es esta: Ringraziamento e Memoria del Beato Newman

Un amigo filipense, desde Londres, me ha envido esa página con el propio para la Misa y el Oficio del nuevo Beato. La oración colecta es una deliciosa composición newmaniana, miren ustedes:

Oh Dios que diste al Beato John Henry Newman, sacerdote,
la gracia de seguir tu amable luz y hallar la paz en tu Iglesia;
concédenos, por su intercesión y ejemplo,
que podamos pasar de las sombras y las imágenes
a la plenitud de tu verdad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
un solo Dios, por lo siglos de los siglos. Amen


Bello, ¿verdad? En una fórmula eucológica de cuño netamente romano, han engastado dos joyas de Newman: la cita de su famosa composición "Lead me Kindly Light" (Guíame Amable Luz) y el epitafio que marcó su tumba humilde en Rednal, como un resumen lapidario de toda su vida, "Ex umbris et imaginibus in veritatem" (de las sombras y las imágenes a la verdad).

Una delicia, una de esas suaves consolaciones que el Señor concede en la Comunión de los Santos.

Lástima que lo que a nosotros nos sabe a gloria a otros se les vuelva rencorosa envidia.

¡Pobrecitos!


p.s. Aunque cónsteles que tienen la puerta abierta (et Newman intercedente) para pasar de la oscuridad y las fantasías a la verdad luminosa. ¡Ánimo!


+T.

sábado, 2 de octubre de 2010

Patetismos locales, nacionales y extrapirenáicos


Primero me quejo de la vulgaridad rampante que reina en Sevilla. Todo el mundo en masa neo-populachera ha ido y se ha extasiado con una cosa que se llama U2 en la que berrea uno que se llama Bono, como el manchego. A Sevilla venían antes los tenores del candelero internacional a cantar óperas y el Miserere de Eslava. Y ahora nos invaden estas cuadrillas. Encima en decadencia y más viejos que la sarna. Y la gente va. A la gente les gusta el berreo cabreado. Pero a gente que te quedas tieso cuando te dicen que han hecho cola para comprar entradas del in-concierto. Porque yo comprendo que a un drogata suburbano cortado por el patrón-tijera de la clase ínfima le guste la basura, porque no tiene gusto. Pero me alarma que un tio casado y con tres hijos, abogado y del Opus, vaya y te suelte muy ufano lo bien que se lo pasa con la vomitona de U2. Patético. Y nauseabundo.

Nacional: El ciclista contando lo de la carne que le compraron de camino y se comió para almorzar, y orina para arriba, y orina para bajo, y orina en diagonal. De vergüenza ajena, sea lo que sea y como haya sido. Para esconder la cabeza como las avestruces. Y otro nacional: El astronauta, el único en su especie que puebla el ecosistema ibérico. Un lechuguino con el espacio subido en el ego. Cada vez que le veo me gusta menos. El otro día presentaba a otro astronauta (de verdad). Pide una prueba de desvío asteroidal que costaría, chispa más o menos, unos cientos de millones; para mojar pan y rosca, supongo. Y si la prueba falla, más millones, se presume. ¿Pensará en su porvenir? También he leído en no sé dónde que iba a vender viajes a la Luna. Capullo-capullorum 100% sin mezcla. Y encima en el paro para los restos, porque ese no sale más en órbita, me da la impresión.

Internacional: Este infame agente de él sabrá qué logia del mandil y la escuadra. Que Bélgica es una de las letrinas de Europa es algo que se sabe cada vez más. Pero lo de este clama que le den tramiento Duque de Alba, que sabía entender a los gusarapos de por allí. No me gusta la forma acomplejada y culpabilista con la que la Iglesia está tratando el asunto del pederastazo. Y en esto incluyo al Papa (muy señor mio), que se repite como los ajos con ese asunto magnificado por el anti-catolicismo internacional militante. Por eso, entre otras cosas, salen tipos como este belga repugnante. Soy - lo he dicho alguna vez - radical-católico y no soporto ataques de nadie. De los de dentro tampoco. En la Iglesia, el tratamiento de corrección justo y necesario es ad intra, no de cara a la galería, y se llama penitencia, y es virtud y sacramento. Lo demás se convierte en oportuna munición para el enemigo, tan activo siempre. Con cualquier excusa hacen cañón y tiran bombas a matar. Como se comprueba con el asqueroso belga ese.

El surtido es sólo fruto de un espigueo por la prensa. Imagino que cada cual tendrá su muestrario cotidiano de patetismos. Unos para olvidar y otros para regurgitar en repugnante eructo incontenible.

Sin bicarbonato, please.

Y con azúcar es peor (sorry, Mary Poppins).

&.

viernes, 1 de octubre de 2010

A propósito de la Sixtina


La primera vez que visité la Capilla Sixtina en el Vaticano, quedé tan desagradablemente afectado que tardé un par de años en volver. Saqué la conclusión de que debería cerrarse inmediatamente e imponer un severo y restrictivo numerus clausus que impidiera la invasión irreverente del populacho turista. Hay lugares y lugares, y la Sixtina no debería estar accesible por ser el lugar que es, precisamente. Eso pensaba y eso sigo pensando.

El tema se ha vuelto de actualidad por unos comentarios que hace un mes, poco más o menos, lanzaba el antiguo curador-director de los Museos Vaticanos, Francesco Buranelli, refiriéndose al peligro evidente que el turismo masivo causa a la Capilla y su contenido (si no me equivoco, creo recordar con escalofrío la cifra de unos 20.000 visitantes diarios).

Los turistas pasan por la Sixtina como por Piazza Navona o el Panteon, circulando. Se tienden en el suelo (está prohibido) y miran al techo michelangelesco, siquiendo el dedo o el puntero indicador del guía. Pocos miran Il Giudizio, menos famoso que las escenas del Génesis. Poquísimos se entretienen con los demás elementos de la colosal bóveda, lunetos, putti, mancebos, medallones. Y son un puñadito los que contemplan los frescos del Quatrocento, las pinturas laterales del Botticelli, Signorelli, Perugino, Pinturicchio, Roselli, tan preciosas. No saben lo que ven y ven sin saber. Cuando salen, van borrachos de imágenes inaccesibles, fatigados por un alud de belleza que excede su capacidad de contemplación. Pero se van dejando huella, toda esa suciedad ambiental que estremece a los cuidadores y restauradores de la Sixtina.

Desde su apertura, cuando se consagra a la Asunción de la Virgen, el mismo día de su solemnidad, el 15 de Agosto de 1483, por Sixto IV, en pleno fascinante y turbulento Quattrocento romano, los visitantes de la Sixtina fueron los habituales, la capilla papal (cuando había) y casi nadie más. Durante el Sacco di Roma sufre el atropello brutal de los lansquenetes imperiales, pero durante todo el siglo XVII y el XVIII se mantiene lo mismo, con la frecuencia ceremonial de las celebraciones pontificias. Algunos curiosos viajeros alemanes e ingleses van apareciendo en la Roma de mediados del XVIII, pioneros de lo que vendría después. En el XIX aumentan las visitas de extraños (digo extraños queriendo decir "no eclesiásticos"), atraídos por la fama del santuario, pero son todavía muy pocos. Cuando empieza la marea es a partir del pontificado de Pio IX, con las peregrinaciones internacionales; con Pio XI la visita es ya un tópico romano. Aunque no sé precisar desde cuando se incluyó la Sixtina en el recorrido de los Museos Vaticanos. Fue un error.

A su valor artístico, la Capella Sistina junta el histórico, igualmente de primerísimo y exclusivísimo rango. Desde Leon XIII los cónclaves papales se han celebrado todos sirviéndose de la capilla como aula del solemne acto. Personalmente, me repugna ver expuesto a la vista de cualquiera un lugar tan excepcional.

Un vulgar populismo ha tendido a franquear a las masas este y otros espacios consagrados, sin ningún tipo de reserva. El actual director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci, se excusa con argumentos insuficientes, dadas las evidencias. Pero el más contundente es el de los ingresos aportados por los visitantes, que ignoro a cuánto ascienden, pero que comprendo sea un factor importante contando con el dificil equilibrio de los presupuestos del Estado de la Ciudad del Vaticano. Se comprende, pero no convence.

Lo suyo sería hacer una reproducción, como la que existe en las Cuevas de Altamira y otros recintos protegidos. La gente ni se daría cuenta, si no se les advierte. Las posibilidades documentales de una exposición-reproducción son muchas, compensando la sustitución del original con otros atractivos didácticos. Por supuesto, el acceso reservado a la Sixtina se regularía en atención de los vistantes que lo solicitaran y según sus motivos, dando preferencia a los que lo merezcan en razón de su interés justificado, con la posibilidad de ciertas fechas/ocasiones en las que se ofrecería una visita al alcance de cualquier interesado que lo solicitara, aunque manteniendo siempre el numerus clausus.

De hecho, en parecido sentido, ya existen en la Ciudad del Vaticano algunos espacios que sólo admiten visitas restringidas que deben solicitarse y que se conceden limitadamente, a grupos pequeños bajo la dirección de guías expertos. Me refiero concretamente a la Necrópolis Vaticana, uno de los enclaves arqueológicos más interesantes de toda Roma, y que sin embargo permanece bajo un riguroso control de visitas. Últimamente se ha habilitado desde la página-web del Vaticano una visita virtual, con el mismo itinerario que se suele seguir a través del antiguo cementerio donde se situa la tumba original de San Pedro --> Scavi Vaticani- Necrópolis Vaticana

Aunque hace un año, aproximadamente, que funciona, es ahora cuando se le está dando alguna publicidad. A pesar de sus limitaciones (necesitaría una presentación más manejable y facil, con más detalles y en más idiomas), no me extrañaría que este tipo de documentación virtual se fuera perfeccionando, y pronto ofreciera la posibilidad de acceder a través del mismo formato visual a otros monumentos de interés, como la Sixtina.

Insisto que en el caso de la Sixtina es urgente. Una voz de alarma debería ser suficiente.

p.s. El youtube que sigue lo dejo como ilustración-información de esa interesante exposición sobre la obra menos conocida del Buonarrotti.






+T.