martes, 16 de septiembre de 2008

Reviewing the Situation



Así estaría yo si fuera banquero, empresario o financiero: Reviewing the situation. Algunos agoreros dicen que el crack del 29 va ser un caramelito de menta comparado con la que se va a armar. No sé, porque yo no sé de estas cosas y tengo una aprehensión muy vaga de la economía y sus misterios. Es algo de familia.

Llevo los genes de mis bisabuelos, señoritos despreocupados, perezosos de fortuna, herederos tranquilones. Si se averiguara y rastrearan las ramas del árbol genealógico, considero muy probable que exista alguna remota conexión que remate en aquellos Reyes Holgazanes de los Merovingios, estoy convencido. Mi bisabuelo doble Don Antonio, dejó memorable una salida que tuvo en la notaría: -"¿Y voy a arder en el infierno por una herencia?!" Eso dijo. Y se quedó sin la herencia, que se llevó un primo desalmado. A la familia le quedó la anécdota, casi un refrán familiar que todos hemos aprendido, con su hidalga gracia.

Lo de condenarse por la economía es un capítulo de la moral cristiana. Muy olvidado, por cierto. Así como los pecados de la carne están siempre muy penados, los del dinero están prácticamente olvidados. Antes, no había Concilio general o provincial que no condenara la usura, era casi obligado. Al final, entre los cánones, aparecía inexorable la condena de los préstamos con interés. Pero ya no. Ya no hay Papa ni Concilio ni Obispo que se atreva, dado el "sistema" en que vivimos (y nos dejamos vivir). Y casi nadie lo recuerda, todos parece que lo han olvidado. Por ejemplo, de San Juan Crisóstomo, que se celebró el otro día, se recuerda su doctrina teológica, pero se pasa como sobre ascuas tocante a su "doctrina económica", tan severa (y tan cristiana).

Reconozco que la gestión económica es un problema, un gran problema. Entre las Parábolas del Evangelio, me inquieta especialmente aquella de los Talentos. Cuando sale y me toca "examinarme", me afecta. Además sostengo que está incompleta (Kyrie, eleisón!) porque me parece que falta un "tipo", un personaje: El que pierde el talento por ser un incompetente o irresponsable o frívolo...o lo que sea. Yes. Porque esos existen, que lo sabe cualquiera y el mundo está llenito de perdedores de talentos, pobrecillos. Intuyo que, como el Señor tiende al perdón de las deudas, más bien, obvió el caso para no alentar la frívola irresponsabilidad de los incompetentes, pobrecitos. De todas formas, sea lo que sea, ahí está la Parábola, animando al negocio y la inversión de los talentos. Y también son "económicas" las Parábolas de la Perla, y la del Tesoro Escondido. Y con un matiz laboral-sindical originalísimo, la de los Obreros de la Viña. En fin , que los caminos y el estilo divino no son los de los humanos y sus cosas.

Por eso una "revisión" económica secundum fidem/secundum Scripturam no se aviene, no encaja bien, es dificil concordar con las operaciones, leyes y parámetros de la economía intra-mundum. La consideración "sub especie aeternitatis", lo pone dificil. De lo que se deduce - more cristiano - que mi bisabuelo Don Antoñito tenía más razón que un santo cuando prefería perder aquí que más allá.

Recapitulando y volviendo al encabezamiento, diré que me gusta mucho la escena del Oliver! de Carol Reed, con Ron Moody haciendo de Fagin, cantando ese gracioso número, "Reviewing the situation". El sórdido personaje de Dickens se reversiona en el musical y resulta menos siniestro, más "empático". No tiene un final trágico, como en la novela, sino que sale de escena del brazo de Truhán, y se van alejando por una calle, cantando y bailando, mientras reviewing your situation.




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