
He escrito "avz" por "abc", que tanto va de lo que publican ahora a lo que publicaban antes. El ABC se sigue comprando en Sevilla - es tópico vox pópuli - por las mortuorias, que es lo único que se mantiene con calidad. Si te mueres y no sale tu esquelita, esquela o esquelón en el ABC, es como si no te hubieras muerto (casi).
Otros lo compran por Burgos, por leerle el recuadrito, que es muy sevillano y nos gusta a todos los sevillanos...hasta donde Burgos puede gustar, que tiene límites de saturación y empacho.
Yo ya no lo compro casi nunca, rompiendo una tradición del tiempo de mis abuelos. Algún Domingo, algún día suelto, pero nada más. Lo hojeo en el internete, con el handicap de que en el internete no publican las mortuorias, no sé por qué. Hasta en algo tan sevillano como la crónica de Cofradías, ya le sacan sobrada ventaja El Diario de Sevilla y el Correo de Andalucía. Una empresa tan sevillana que hasta les hizo la sede de Serrano Aníbal González, se desentiende de lo más sevillano. El dia menos pensado, dejan de publicar la crónica taurina, es cuestión de tiempo.
Lo que sí crecen cada día son las páginas abecederas de "prensa rosa"; otrosí, las páginas de anuncios de puteríos y derivados, que son diez o doce (justo al lado de las esquelas de muertos, que ya se sabe que el muerto al hoyo y el vivo ... etc. etc.). Sospecho que eso también debe contribuir a mantener el nivel de ventas. Item más, los domingos te dan cualquier cosa, lo que menos te imaginas, desde una peli a un plato, o un abanico, o un collar, o una batidora o un artefacto desmontable por entregas.
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Mi abuela era mucho del ABC porque era monárquica, de Alfonso XIII. Después, sin solución de continuidad afectiva, fue franquista y lectora de Pemán. De vez en cuando leía el Arriba y también El Alcázar; y La Hoja del Lunes los lunes; El Correo nunca. A mí, que entonces era un chiquillo, me gustaba, entre todos, el ABC, porque traía fotos en "huecograbado" y por la legendaria grapa, tan cómoda. Por eso siento los malos pasos y el descarrío abecedero, que es casi perder otro piccolo paradiso de la tierna infancia.
Es extraño no tener el ABC a mano, para echarle una ojeadita, antes o después de almorzar. Y un desayuno sin ABC en la mesa, no es lo mismo.
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