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sábado, 11 de julio de 2015

Del periplo intra-americano



Sigo con comedida circunspección el periplo de PP Franciscus. Salvo raras excepciones, los viajes papales me interesan poco. Juan Pablo II usó (y abusó) de un modelo viajero que se repite hasta el presente, incluso ahora, en pleno zarandeo francisquista. Todo parece, suena y se desarrolla como un déjà vu, como una enésima entrega del NO-DO (ver para quien no sepa qué es no-do), mutatis mutandis (el NO-DO era mucho más interesante que los Romereports de los periplos papales, of course).

Me preguntaba uno que qué me parecía que usaran un macdonal como sacristía. Respondo que las sacristías de las multitudinarias multi-concelebradas Misas papa-viajeras no desentonan con una hamburguesería, les va bien como recinto ocasional.

Quería otro que comentara lo del exabrupto-regalo del blasfemo-crucifijo de Evo Morales. Respondo que entra dentro de lo que cabe esperar del presidente boliviano (así como de la receptividad de la diplomacia francisquista que no evitó el caso, supuesto que esas cosas no son, propiamente, sorpresas, sino detalles que se preparan, se saben y se discuten previamente). Conque tal para cual. Cosas más vulgares se regalan, como la canasta de granja de la queen de la Gran Bretaña, no hace mucho, in palatio ipso vaticano. Si la reputadísima experta granbretañesa se portó así, que Evo, siendo Evo, regale un crucifijo look leninista, entra dentro de lo coherente coram PP Francisco.

De otros capítulos del viaje papal, diré, como otras veces, que me emocionan los católicos sencillos que aclaman al Papa (que sea, concretamente, Franciscus es una mera eventualidad de sujeto-persona) y le piden bendiciones (que Franciscus les da tan desmañadamente, pergeñando cruces minimalistas, apenas reconocibles en su desaliñado trazo). También me emocionan las devotas veneraciones de PP Franciscus a las imágenes de la Santísima Virgen, gestos sinceramente devotos: También son sinceros y emocionantes sus saludos y gestos de afectos a enfermos y humildes. Son de verdad y dan consuelo.

Las Misas, tocante a la liturgia, son un calco del estándar creado cuando JP2, tal cual, sin variantes perceptibles. Conservan esa conjunción de elementos discordantes-chirriantes en algunos detalles concretos. En la Misa de Stª Cruz, en Bolivia, por ejemplo, el Papa pronunció el 'por muchos/pro multis' en la consagración del Cáliz (¡bien!) pero el coro cantó el 'amen' de la doxología con música y ritmo de espiritual-song (¡muy mal!). Sirva el detalle de ilustración, passim.

Sin embargo, lo que más me alteró la bilis católica fue el sermón, la homilía repelente, del estilo de la que te puede predicar un abominable jesuita modernista:

"...Le piden a Jesús que los despida, ya que es imposible alimentar a tanta gente. Frente a tantas situaciones de hambre en el mundo podemos decir: «No nos dan los números, no nos cierran las cuentas». Es imposible enfrentar estas situaciones, entonces la desesperación termina ganándonos el corazón. En un corazón desesperado es muy fácil que gane espacio la lógica que pretende imponerse en el mundo de nuestros días. Una lógica que busca transformar todo en objeto de cambio, de consumo, todo negociable. Una lógica que pretende dejar espacio a muy pocos, descartando a todos aquellos que no «producen», que no se los considera aptos o dignos porque aparentemente «no nos dan los números». Jesús una vez más vuelve a hablarnos y nos dice: No es necesario que se vayan, denles ustedes de comer. Es una invitación que resuena con fuerza para nosotros hoy: «No es necesario que nadie se vaya, basta de descartes, denles ustedes de comer». Jesús nos sigue diciendo en esta plaza. Sí, basta de descartes, denles ustedes de comer. La mirada de Jesús no acepta una lógica, una mirada que siempre «corta el hilo» por el más débil, por el más necesitado. Tomando «la posta» Él mismo nos da el ejemplo, nos muestra el camino. Una actitud en tres palabras, toma un poco de pan y unos peces, los bendice, los parte y entrega para que los discípulos lo compartan con los demás. Ese es el camino del milagro. Ciertamente no es magia o idolatría. Jesús, por medio de estas tres acciones logra transformar una lógica del descarte, en una lógica de comunión, de comunidad. Quisiera subrayar brevemente cada una de estas acciones.

Toma. El punto de partida, es tomar muy en serio la vida de los suyos. Los mira a los ojos y en ellos conoce su vivir, su sentir. Ve en esas miradas lo que late y lo que ha dejado de latir en la memoria y en el corazón de su pueblo. Lo considera y lo valora. Valoriza todo lo bueno que pueden aportar, todo lo bueno desde donde se puede construir. Pero no habla de los objetos, o de los bienes culturales, o de las ideas; sino de las personas. La riqueza más plena de una sociedad se mide en la vida de su gente, se mide en los ancianos que logran transmitir su sabiduría y la memoria de su pueblo a los más pequeños. Jesús nunca se saltea la dignidad de nadie, por más apariencia de no tener nada para aportar o compartir.

Bendice. Jesús toma sobre sí, y bendice al Padre que está en los cielos. Sabe que estos dones son un regalo de Dios. Por eso, no los trata como «cualquier cosa» ya que toda esa vida, es fruto del amor misericordioso. Él lo reconoce. Va más allá de la simple apariencia, y en este gesto de bendecir, de alabar, pide a su Padre el don del Espíritu Santo. El bendecir tiene esa doble mirada, por un lado agradecer y por otro el poder transformar. Es reconocer que la vida, siempre es un don, un regalo que puesto en las manos de Dios, adquiere una fuerza de multiplicación. Nuestro Padre no nos quita nada, todo lo multiplica.

Entrega. En Jesús, no existe un tomar que no sea una bendición, y no existe una bendición que no sea entrega. La bendición siempre es misión, tiene un destino, compartir, el condividir de lo que se ha recibido, ya que sólo en la entrega, en el com-partir es cuando las personas encontramos la fuente de la alegría y la experiencia de la salvación. Una entrega que quiere reconstruir la memoria de pueblo Santo, de pueblo invitado, llamado a ser portador de la alegría de la salvación. Las manos que Jesús levanta para bendecir al Dios del cielo son las mismas que distribuyen el pan a la multitud que tiene hambre. Podemos imaginar cómo iban pasando de mano en mano los panes y los peces hasta llegar a los más alejados. Jesús, logra generar una corriente entre los suyos, todos iban compartiendo lo propio, convirtiéndolo en don para los demás y así fue como comieron hasta saciarse,
increíblemente sobró: lo recogieron en siete canastas. Una memoria tomada, bendecida y entregada siempre sacia a un pueblo..."

Esto dijo. Con esa impresión de repetir la patraña de los impíos incrédulos que, como niegan el milagro de la multiplicación, idean la fábula comunitarista del 'compartir'.

Yo, pobre sacerdote católico, siempre indigno, cuando me pongo a escuchar al Papa que habla de la Eucaristía, del Sacramento del Cuerpo y la Sangre del Señor, del Sacrificio del Altar, espero más, mucho más, mucho, mucho más. Confieso que me daña espiritualmente la decepción de escuchar tan pobre sermón, tan archi-manida y poco-católica predicación post-vaticanosecundista, tan confusa, tan insuficiente, con flecos tan descreyentes. Me afecta sacerdotalmente. Mucho.

Menos mal que, por otra parte, la gente no se entera de nada, porque en esas Misas la siembra se la llevan los pájaros volando y ni siquiera toca tierra.

Pero aunque la gente no lo oyera, ahí quedó lo dicho. Y hasta se publicará en la AAS como un texto, una predicación, una doctrina - ¡¡ay!! - del Papa en Bolivia.

Junto a esto, lo del crucifijo hoz-martilleado de Evo es nada, un detalle de mal gusto, y poco más.


+T.

viernes, 2 de marzo de 2012

Parole, parole, parole...



Fue un éxito de Mina, allá por los 60-70, yo era un chiquillo, pero me acuerdo, después entendí la canción aquella, cuando fuí ya mayor: Era un diálogo de sordos, presuntamente enamorados, cada uno diciendo una retahíla de frases acostumbradas, él recita y ella canta, hasta que Mina rompe con su ¡...parole, parole, parole...! palabras, palabras, palabras...Se podría traducir también, más vulgarmente, estilo quasi bocadillo de comic, como 'bla-bla-bla'.

Ayer estuvo Mons. Fisichella en Sevilla, hablando. Dijo que si tal, que si cual, que si aquello, que si lo otro; un discurso mil veces repetido, mil veces oído. Le preguntarían preguntas otras mil veces preguntadas y respondería con respuestas mil veces respondidas. Como la copla de Mina, que él debe recordar mejor que yo, parole, parole parole...

El presidente del Pontificio Consejo alertó de que esta “nueva evangelización” pueda quedar reducida a una “fórmula abstracta”, por lo que habría que clarificarla desde el contenido, que radica en la persona de Jesucristo, “el mismo ayer, hoy y siempre”, y desde el método, que es el de la fe, traducida en vida sacramental, liturgia y vida de cariad.
(aquí)


Por ejemplo, el que estaba a su diestra en el estrado de conferenciantes era el rector del CET (Centro de Estudios Teológicos,de Sevilla), de chaqueta y corbata, un salesiano, liturgista, que obligaba a sus alumnos (seminaristas a punto de ordenarse diáconos o presbíteros) a asistir a una "misa" en la que explicaba la institución de la Eucaristía en el contexto de la cena de pascua judía (séder) celebrando una cena de pascua judía, tal cual, con cordero asado, lechugas con salsa agridulce y pan ázimo, todo ello preparado por unas monjas salesianas que estaban acostumbradas a preparar en su convento-residencia ese tipo de cenas-eucaristías: Se comenzaba con las oraciones, las lecturas como una misa, y se servía el cordero con los panes ázimos y las lechugas, se bendecían las copas de vino, y en el transcurso (comiendo cordero, pan y lechuga, y bebiendo vino) el profe consagraba el pan y el vino, y se comulgaba. Impresionante.

Lo estoy escribiendo y me está dando horror cuando lo escribo. No sé si el entonces profesor de liturgia, hoy rector del CET, que se sentaba en la conferencia de Fisichella a la diestra de Don Rino, seguirá celebrabdo ese rito, esa aberración litúrgica de su invento al que obligaba a sus alumnos. Tampoco lo sabrá Monseñor Fisichella, ajeno a estas cosas. Pero en la mesa, presidiendo, estaban los dos. Parole, parole, parole...

Por eso todo lo que se dijera me suena tan insustancial, tan desvalorizado, tan delicuescente...

Don Fisichella, además, clavó un rejón de castigo al clero sevillano y católico en general: Los fieles no van a Misa y se escapan de las iglesias por causa de los sermones y homilías tan malos, insoportables, mediocres, descomprometidos y mal pergeñados que predican los curas en las misas de los domingos. Eso dijo Don Fisichella. Y se quedó tan tranquilo. Y nadie le dijo mú.

¡Cómo le iban a decir mú, ni a poner un pero, siendo el comisario de la Nuevangelización! A un señor así, a un monseñor (perdón) se le dice amén por triplicado. Of course.

Como el discursete de Monseñor Salvatore Fisichella fue el jueves por la mañana, no sé si estaría en Sevilla el lunes y vería el Viacrucis del Consejo de Hermandades, con tantísimo público asistente, de toda edad y condición social, toda la tarde, hasta casi las dos de la madrugada, con Sevilla entera acompañando la imagen del Señor de la Salud, de la Hermandad de la Candelaria, que ha presidido el Viacrucis este año.

Si lo hubiera visto, Don Rino, razonable y teólogico, se cuestionaría (digo yo) qué tendrán los viacrucis que llenan las calles mientras las iglesias se quedan vacías (dice él) por los malos sermones de los curas.

Parole, parole, parole...¿No, Monseñor Fisichella?


+T.

sábado, 11 de febrero de 2012

Una Novena en Septuagésima


He visto tu Rostro exangüe, lívido de dolor, los ojos cercados de pena, la frente ceñida de espinas, los labios fatigados, las sienes sangrantes. Aparecías sobre la cumbre de un monte de cirios, de flores, de rezos. Velaba tu Imagen con golpes de incienso, y entre nubes ligeras de aroma tu faz, tu mirada, tu boca, tu cuerpo caído, tu Sacra Figura temblaba entre nimbos de luz reflejada, divino y doliente, tan cerca de mí y tan alto en tu monte, la peña del Horeb, la cima del Sinaí, la cumbre del Tabor, la roca del Calvario: Siempre el monte y Tú, Señor de las Alturas, siempre encumbrado y caído, la mano en la piedra, la cruz en el hombro. Y el corazón escondido latiendo amores por nosotros, los caídos, los que caemos, los que caerán.

¡Señor de las Tres Caídas, Redentor de nuestras caídas, Salvador de los que han caído!

He buscado cada noche tu mirada, con un rezo en la boca, un Kyrie eleison que te dirigía triple, ductus e ictus de incensario, sonando el turíbulo con la cadenilla, como un compás sacro, litúrgico, sacerdotal, intercedente y deprecatorio.

Y luego has venido a mis manos, y te he elevado, Hostia Divina, musitando como una salmodia la rima sacra "...cuando en mis manos Rey Eterno os miro / y la Cándida Víctima levanto / de mi atrevida indignidad me espanto / y la piedad de vuestro pecho admiro..."

Tú sabes que lo rezo sincero, consciente y penitente, en compunción y arrepentido, implorando y fijando mi vista, mi alma, mi ser entero en tu Cuerpo, Salus Mundi, Verbum Patris, Hostia Vera, dolido porque no alcanzo a más piedad para inflamarme en tu gracia.

Es fácil rezar en el Tabor, contemplandote espléndente, subido el corazón hasta tu altura de luz que alumbra todo. Y conmueve contemplar que estás caido, tres veces, por nosotros, en esa Imagen que detiene tu humildad sufriente como un icono estático de la Salvación.



*   *   *


p.s. Esto es una breve expansión, al concluir la predicación de la Novena de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas, un novenario en Septuagésima, con ecos anticipados de Cuaresma y Viernes Santo. Una Hermandad especial, de las de silencio, donde todo se escucha más y es más sentido, más hondo y más íntimo.

Cada vez estoy más persuadido, más firmemente convencido de la misión sacerdotal esencial: Celebrar y predicar. Y doy gracias a Dios que me lo concede y a los hombres de buena voluntad que me lo piden.

Cum Bene+dictione


Parroquia de San Isidoro

Hermandad de San Isidoro

Estación de Penitencia Viernes Santo 2009





+T.

lunes, 5 de octubre de 2009

El sermón


Misas de 9'30, 12, 1 y 8. Cada una con sus feligreses asistentes: edad, corte social, circunstancias e impoderables personales de cada quisque, más o menos abarcables en un conjunto digamos que regular, desde gente normal-normal a gente media-subiendo. Y algunos despistados.

El Evangelio, el mismo para todas las Misas, con sus dos lecturas previas: Mc 10, 2-16 (1ª lect. Gn 2, 18-24 ; 2ª lect. Heb 2, 9-11 ); y el sermón. Y la dificultad de predicar para "todos los públicos" sin que la gente "desconecte" o "reaccione" o "malentienda". Que de todo esto pasa: Los "hipersensibilizados" por algún tema, se disparan como un cohete; los "politizados" causa sui, se arrancan como un miúra; los "delicados" se incomodan hasta la náusea; los "petrificados" se quedan lo mismo y nunca pasa nada aunque tiemble la tierra desde sus cimientos (bueno, esto reconozco que nunca lo he probado; pero valga como aproximación). Todo esto, si me explico.

El Evangelio es claro y rotundo, terminante: "Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre" (ni Moisés siquiera); y el que/la que se divorcia y se vuelve a casar, comete adulterio. ¿Está claro? Y está claro también que se trata de "hombre y mujer", como "al principio Dios los creó"; no se contemplan otras posibles y eventuales variaciones, alternativas y/o modelos. ¿Está claro?

Peeero...Pero en la cuarta banca del extremo izquierdo está Dª Alfonsita, con una hija separada y divorciada y vuelta a casar por lo civil, con un hijo del primer matrimonio y tres de este segundo; un problema. Y en una de las bancas de detrás, está Don Torcuato, que se le "casó" su hijo Fabio María con su "novio" Rodolfo Manuel hace un año, y que viven en casa y son los que cuidan de la esposa de Don Torcuato, en cama y con alzheimer desde hace cuatro años; un problema. Y sólo cuento dos porque no es para hacer un catálogo de historias con acotaciones melodramáticas. Real como la vida misma.

Y el cura predicando ("¡Ay de mí si no evangelizo!") Porque más allá de todo lo que el cura comprende (que lo comprende (y mucho)) está lo que el cura cree (que lo cree (y cada día pide creer más)) y lo que el cura recibe como encargo y a lo que se debe con toda la fidelidad del ministerio y la gracia recibida: El Evangelio, íntegro, sin merma y sin aditamentos (Ap 22, 18-19); algo dificultoso porque a más de uno, por más de un motivo, le viene la tentación de añadir o de quitar; o de callar.

De entrada parece convenir cierta condescendencia. Teniendo en cuenta que un sermón se monta sobre las palabras, cualquier palabra vale y se riza el tirabuzón ilativo-argumental y se predica de la gastronomía de Cuaresma a propósito de la lectura del Festín de Baltasar, verbigracia. O como aquel buen párroco que el día de San José se explicaba así al empezar el sermón:

- "Amadísimos hermanos: Celebramos con toda devoción la fiesta del Patriarca San José, que es de todos sabido que ejerció el artesano oficio de la carpintería, esto es, que trabajaba con la madera; la madera, esa materia de la que se hacen los confesonarios: Meditemos, pues, amados hermanos, sobre la confesión..." Y espetaba al respetable un sermonazo sobre el tema.

Así se ha predicado siempre que no se ha querido predicar algo, muy socorrido recurso para no decir lo que se debe decir cuando toca decirlo. Un tipo de homilética muy "cortesana", pero también acomodable a la urbana, y a la aldea, con casi el mismo motivo en la aldea y la ciudad que en la corte: No inquietar, no "problematizar" (ni problematizarse).

Claro que es un incompatible compromiso (des-compromiso) cuando tan tajante dice el Señor esto que decía: "No penseis que he venido a traer paz, sino guerra..." Mt 10, 34 ss. Merece leerse y meditarse, con sus versículos de coda y sus paralelos en San Lucas. ¡Prender fuego! ¡Incendiar! Pero he aquí que la tentación de muchos sermones es echar agua y que no haya fuego (aunque algunos oyentes, por su parte, son especialistas en montarse un bunker para resistir el bombardeo cuando cae y por si cayera).

El cura de mi parroquia tiende a lo incendiario, más bien; como si tuviera algún gen de Guy Fawkes o alguno de los de la trama de la Gunpowder Plot. Y la arma. Con sus cautelas, que las pone; pero al final, la arma.

Una de las mejores bombas fue cuando clamó, repitió y machacó que "...los católicos estamos sólos; nadie defiende ni promueve nuestros principios, nuestra moral, nadie! Ninguno de los partidos con representación parlamentaria son pro-vida, todos son abortistas, todos son divorcistas: ¡Estamos sólos! Y tenemos que resistir, no podemos ceder nuestra representación política votando a partidos que hacen o permiten leyes contra la vida y la familia..."

Para rematar pidió que nadie fuera a la manifa del 17-Oct, que eso era un engañabobos que no servía para nada, sino para irritar a unos y desactivar a otros, porque el aborto se hace/se legaliza en el parlamento y el parlamento se vota en elecciones: "...El que sea de verdad católico y pro-vida que lo demuestre en las urnas eligiendo partidos que defiendan y promuevan ideales en consonancia con la fe y la moral católicas; y si no los hubiera, no se vota. Pero una manifestación, a estas alturas, es una pantomima sin sentido y sin efecto...".

El colofón de la homilía fue una glosa aplicada de Hb 2, 9-11, enfatizando el gran misterio cristológico y cristiano de la perfección y consagración por la cruz, referido muy particularmente a la vida familiar, el matrimonio y la maternidad.

Total, un sermón muy poco "corriente". Me gustaría que se oyera en más sitios y que algún mitrado se atreviera a decir cosas por el estilo.

Pero nuestros mitrados o no hablan, o no se les entiende lo que dicen, o mandan a la gente que vayan a las manifestaciones. Muy valientes, muy consecuentes, muy beligerantes.

¿Saben Uds. en qué se nota la "acogida del sermón? En el Credo: Cuando empieza el cura - "Creo en un sólo Dios..." la gente le sigue y lo reza con un tono y volumen verdaderamente estimulantes (o estimulados).

&.

domingo, 20 de julio de 2008

Siembra

El Evangelio del Domingo pasado fue Mt 13, 1-23 ; y el de este Domingo Mt 13, 24-43
.
Las Parábolas de Cristo son - eso creo - "abiertas". No sólo dicen lo que dicen y lo que el Señor enseñó allí y entonces, sino que están enriquecidas con la virtualidad (santa) del Verbum Domini, y dicen más, significan más y se extienden y llegan desde su allí de entonces hasta nuestro aquí y ahora. Pero hay parábolas más "abiertas", con más "posibilidades" que otras.


No, no soy adicto al "libre exámen", algo tan arriesgado como peligroso. Mi lectura de los Evangelios y demás Textos es católica, modalidad "sentire cum Ecclesia". La lectio que entiendo más adecuada (óptima) es la orante-discursiva al modo del "coloquio" que se enseña en los Exercicios de San Ignacio, que es lectura-reflexión-diálogo-inspiración-acción :

"El coloquio se hace propiamente hablando, así como un amigo habla a otro, o un siervo a su Señor; quándo pidiendo alguna gracia, quándo culpándose por algún mal hecho, quándo comunicando sus cosas, y queriendo consejo en ellas; y decir un Pater noster. " E.E. nº 54.

Así que, según esa explicación, hago coloquio sobre sus Parábolas; con Él. of course.
De la del Sembrador (Mt 13, 1-23) , considero lo siguiente:

- La tierra parece estar determinada por "accidentes", circunstancias; lo supuesto es la tierra, lugar donde se va a sembrar la semilla. Que la tierra a sembrar esté junto al camino, sea pedregosa o llena de zarzas, son circunstancias que determinan la tierra y afectarán al resultado de la siembra. Así, entiendo que la tierra buena será la que no tiene circunstancias desfavorables. Y concluyo que hay que evitar esas determinadas circunstancias.

- Pero, aun así, ¿no se puede poner un espantapájaros? ¿no se pueden quitar la piedras? ¿no se pueden arrancar y quemar los matojos? Claro que también entiendo que son tareas previas, que deben anteceder a la siembra. Pero, sin duda, transformarán las condiciones desfavorables de la tierra. Y siempre cabe - mientras haya tiempo - repetir, hacer otra siembra.

- Item más: En el siglo XXI, en los invernaderos, se hacen cultivos sobre arena, tierra incapaz y esteril; pero la arena se abona con nutrientes, por goteo; y la semilla sembrada en sustrato esteril, alimentada gota a gota, contínuamente, germina, crece y fructifica. El determinante negativo para la siembra se ha cambiado a costa de intervención contínua y positiva.


A continuación se podría decir lo que Él decía al final de algunos discursos: "El que tenga oídos para oir, que oiga". Y se aplique el cuento y su moraleja. Una lección que yo entiendo en clave positiva, aunque cabe igualmente a la inversa, suponiendo la desmejoría de lo bueno por circunstancias que puedan volver mala la tierra buena.

Por ejemplo: Se desborda una balsa de residuos mineros, muy contaminantes; y en un momento, en pocas horas, un vertido altamente tóxico empapa cientos de miles de hectáreas de tierra fertilísima y productiva, que se volvió en un instante la peor tierra y la más nociva. - "El que tenga oídos para oir, que oiga" - .

Esta neo-parábola, al hilo de la otra, añade desde la actualidad, una coda, un estrambote que "extiende" la Parábola original, guardando su sentido primero (nunca se debe perder el sentido original).

La del trigo y la cizaña (Mt 13, 24-43) contiene una clarividente y sustancial/fundamental clave para interpretar la Historia. Todo lo que Agustín reflexiona en la Civitas Dei, puede decirse que tiene como base esta parábola. La explicación sucinta que hace de sus palabras el mismo Jesucristo, es definitiva:

"El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. " Mt 13, 37-40

A todo esto hay que añadir la "acción de Espíritu". El Espiritu, con su gracia, es el que mejora la tierra modificando sus circunstacias. Es el que discierne la cizaña del trigo, y el que mantiene al trigo como trigo aunque crezca cizaña a su vera. El Espíritu que viene en ayuda de nuestra debilidad y pide por nosotros lo que nosotros no sabemos pedir

"... el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables, y el que escruta los corazones conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios." Rm 8, 26-27

(El capitulo VIII de la Epístola de San Pablo a los Romanos deberíase leer casi a diario, por lo menos dos veces o tres a la semana. Y hacer coloquio con Él). Es una recomendación.

A estas alturas de lo que escribo, parece que escribo un sermoncito. Conque paro y lo dejo aquí no sea que me salga un sermonazo. Pero lo escrito vale.
.


n.b. Por cierto, un detalle de capital importancia: Ni las Parábolas ni los Textos se leen aislados y/o inconexos, sino todos juntos y sin solución de continuidad: Son una y la misma Palabra.

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lunes, 22 de octubre de 2007

Memorias de África

Ayer fue el día del Domund. De chico he salido con las huchas de cabeza de chino, o de negrito, o de indio; a mí la que me gustaba llevar era la del indio, con sus plumas (si alguien tiene una, se la compro; también la admito de regalo). Ya no salgo a pedir, ya no soy niño; ahora sólo estoy en Misa y entrego el sobrecito para la colecta.

En la Misa de 12, el cura dió su sermón (consistente-contundente-conmovente: Una pieza cada Domingo, porque mi cura no predica en vano); cuando llevaba diez o doce minutos de prédica, nos anuncia que la Delegación Diocesana de Misiones ha mandado a unas misioneras para que ambienten la colecta del Domund; que una de ellas, la madre Amparo, misionera durante muchos años en África, nos va a dirigir unas palabras.

La madre Amparo - setentona, gordona, con su toca y su hábito gris - se presentó: Había estado cuarenta años de misionera; cuando llegó, el país se llamaba Alto Volta, cuando lo dejó era Burkina Faso. Le pillaron allí los últimos años de la colonización, los años de la independencia, y desde entonces hasta que volvió, hace cinco años.

Comenzó a hablar sobre las doce y veinte (la Misa empezó a las doce); a la una menos diez seguía la madre Amparo, misionera, contando cosas del Alto Volta y Burkina Faso. El cura se removía en el sillón, se quitaba las gafas, se tapaba la cara con las manos, dijo tres "...ejem, ejem, ejem...!!!" desde su sillón, y la madre Amparo, impertérrita, seguía al micrófono.

A la 1 menos ocho minutos ( a continuación había otra Misa a la 1 ) el cura tomó medidas drásticas: Mandó a un monaguillo - ocho años, vestido de colorado, gafitas, tímido, chiquiturro - a decirle a la madre Amparo que acabara ya ; terminantemente. El monaguillo se fué junto a la madre Amparo, se plantó junto a ella, y muy suavito le tiraba de la falda a la monja. A estas alturas de la plática de la madre Amparo, con el cura a punto de la apoplejía y la escenita del monaguillo, la gente se lo estaba pasando bomba...pero deseando que acabara ya la reverenda con su relato.

Extracto del relato de la madre Amparo hasta que el monaguillo que le mandó el cura la interrumpió:

- Llegó al Alto Volta con treinta años

- vivió con otras misioneras en una choza de un poblado; tuvieron que dispersarse para abarcar más territorio de misión; a ella le tocó vivir en un pobladito de unas cincuenta familias, donde compartía media choza con una familia de padre, madre y cuatros chiquillos que habitaban media choza; la otra mitad era para la madre Amparo, una cabra y dos gallinas

- enseñaba a los niños francés; curaba en un dispensario; ayudaba a las ancianas del poblado; iba con las mujeres a recoger agua a 12 kms. del poblado; daba catequesis a los niños; rezaba

- se tuvo que venir de la misión porque, al poco de cumplir setenta años, enfermó y su Congregación religiosa le mandó venirse de vuelta a España y dejar su puesto en Burkina Faso a otras misoneras más jóvenes

- desde que llegó a España pertenece a una comunidad de su misma Congregación, en un asilo de ancianos y enfermos de alzheimer, en Sevilla

- todos los dias se acuerda de su gente, sus hermanos, que dejó en su aldea de Burkina Faso, y reza por todos

- necesitan recursos para mantener abierta la misión

.............. (y llegó el monaguillo) ....................


Era el relato de una vida, toda una vida; tan dificil de resumir y trasmitir en menos de una hora, enmedio de una Misa de Domingo, un dia del Domund.

Eran sus memorias de África. No era un relato de aventuras, ni de amoríos; tampoco había paisajes fascinantes, ni fauna salvaje. Eran las memorias de un África tan verdadera como la pasión de la madre Amparo: Un testimonio que no cabía en tres cuarto de hora porque se desbordaba desde un corazón que se había entregado a una Misión.

Lo pequeño unido a lo infinito (que es eterno) suma infinito (y lo eterno).

El monaguillo que mandó el cura a la madre Amparo estaba intentando parar una infinita eternidad de pasión hecha misión.

Ayer, el Domingo de la colecta del Domund para las misiones, en mi Parroquia.

&.