miércoles, 5 de enero de 2011

Madrid capital de Rouco


La foto de Rouco rodeado de obispos es suficientemente extravagante/excesiva para hacerse idea de que algo no va bien. Eso no debiera ser. Esa imagen no debería darse. Pero se da. Ocurre y ya van unas cuantas. Item más: Entre cierto sector de la Iglesia española, parece haberse extendido la especie de que si no se está en Madrid es porque o no se es nadie (en la Iglesia) o no se es católico (en la vida). Tremendo y culpabilísimo error. Porque lo censurable, entiendo yo, es que un Domingo de Navidad un obispo no esté en su sede, en su diócesis, y se vaya de gira a la capital porque Rouco convoca fiesta (de la familia).

La foto se comenta sóla. Y eso que no muestra más pormenores. Pero fíjense en las poses de los presentes circundantes, con el detalle de las mitras simples contrastando con la mitra preciosa de Rouco, resaltando. Fíjense también en esos dos señores obispos de la última fila del gallinero, en el ángulo dchº superior de la foto, detrás de la mitra de Rouco, el que se toca la naríz y el que se tapa la boca, comentando algo, no sé si disimulando, o medio aburridos, o circunspectos.

Lo que tenían delante era el archi-sabido escenario juanpablista: Enorme altar de diseño, pantallas con imágenes y primeros planos en directo, sacerdotes concelebrantes ataviados con gorras, gorros y sombreritos, máquinas de fotos y vídeos al pecho (un ornamento típicamente juanpablista, junto con el alba sin cíngulo y la estola); en unas mesas con mantel ciento y pico (o más) de recipientes/copones preparados para la macro-comunión de la macro-misa. Etc.

Por supuesto las pancartas, muchas pancartas. Y globos. Y lemas. Y grupos. Y música de Kiko (casi en exclusiva).

Me declaré contrario de la primera y me ratifico contrario ahora que van por la 4ª o la 5ª. No sé. Me sucede que las confundo, que no sé por qué asocio las fiestas de Rouco con las manifestaciones pro-vida y demás movidas de los movilizadores profesionales de estos últimos años. El estilo es el mismo. Y los que van son casi siempre los mismos.

Lo patético es que estamos lo mismo, que nada ha cambiado, que la marea contra-vida y contra-familia sigue subiendo, avanzando, inundando, infectando, afectando. Y no va a retroceder. Pero en la capital estamos de fiesta y nuestro episcopologio como brotes de olivo en torno a la sede de Rouco.

Lo peor es cuando a un mitrado de provincias se le antoja montar en su diócesis una movida como la de Madrid, al estilo Rouco, y se tiran medio curso organizando la cosa a escala sufragánea. Para echarse a temblar.

Rouco ya es un mito. Y no es ni más ni menos que el Cardenal Arzobispo de Madrid. Lo demás que se dice o se piensa sobre él son supuestos, o superpuestos, con mejor o peor intención según sea esta buena o mala. Rouco levanta pasiones interno-eclesiásticas y externo-laicistas.

Yo pienso que es excesivo, que se excede Rouco y que se exceden sus entusiastas y sus detractores.

Hubo un tiempo, no tan lejano, en que el obispo de Madrid no era tanto. Hasta 1885 ni siquiera existía la diócesis de Madrid, no tuvo rango de archidiócesis hasta 1964, tiene diócesis sufragáneas sólo desde 1991, y la Catedral no se estrena y consagra hasta 1993. Total, casi nada si se mide con la larga historia de otras diócesis españolas, que se remontan a la Era Apostólica. De hecho Madrid no ha tenido relieve sino desde los años de Tarancón, que le confirió personalidad de 1ª con genio y figura; con Suquía se mantuvo sin desmerecer el relieve, pero con Rouco ha alcanzado cotas de auténtico fenómeno (con cosas muy buenas, otras menos buenas, algunas muy discutibles, etc.)

En los carteles que estos días atrás colgaban de los tablones de anuncio de nuestras parroquias se decía que lo de Madrid era cosa de la CEE, pero todos entendían (los que entienden) que era Rouco el que convocaba.

Este año la Fiesta ha tenido un insospechado eco, con tirón de la manta, indignación de los señalados, repostada en los medios y divertimento general con tertulianos de lo más entrenidos. Vean y lean (si no han visto y leído ya):


En El País (que tiró primero)

En Forum Libertas (segundo tiro)

En el blog de un archi-conocido famoso blogger y compadre correligionario (tiroteo a discreción)

De los tiros me avisó el mismo Domingo tarde otro compadre que sabe la mar de cosas porque estuvo en el ajo hasta que tuvo el buen gusto y la sabia prudencia de hacer mutis por el foro y dedicarse a sus cosas, como Dios manda (y le va muy bien, gracias a Dios).

Así que la fiesta familiar ha tenido un divertido estrambote, con traca y cohetería. Pero conste - lo sabrán Uds. - que Rouco no es valenciano, sino de tierra de meigas, brumas y queimadas, donde también gustan la mar de fuegos artificiales para cerrar las fiestas.

A mí me gustaría - lo digo de vez en cuando, pero ni caso - que en vez de tanta cohetería y juanpablismo escénico-entusiasta nuestros prelados vieran y entendieran que los tiempos no están para gastar pólvora en tracas y petardos, sino para emplearse a consolidar estructuras, reparar brechas, reponer mobiliario, restaurar enseres, recuperar patrimonio y re-ciclar mentes y almas. Una labor/una pastoral ad intra que dure, digamos, lo menos 50 añitos, que eso no es nada.

Y lo que digo para España lo recomiendo para el mundo.


¿Comparten Uds. lo dicho? Ni falta que hace porque no les pregunto para nada, era sólo un poco de cortesía, mera fórmula. Pero si convienen conmigo, convendrán también en que Rouco se está ganado a pulso el oscar al juanpablismo. Y no tiene rival.

Espero que tampoco deje heredero de estilo-genio-figura.



+T.