viernes, 22 de diciembre de 2006

El Infante.



Ayer no tenía la foto y me parecía necesaria la ilustración. Hoy ya la tengo, pequeña, pero vale para el repelús y la compasión, porque la imagen es patética y triste como pocas.


El Infante Don Sancho, hijo del Rey Don Pedro. En Sevilla, se sabe y no se olvida que Don Pedro el Cruel es, también, el Justiciero. Terrible, pero formidable y, por igual, inolvidable. Raro es el rincón de Sevilla que no tiene algún recuerdo del Rey Don Pedro, tan galán. Hasta su cabeza - la del Rey Don Pedro - le da nombre a una calle sevillana con leyenda verdadera, como todas las terribles leyendas de Don Pedro.



Incluso su hijo, ese Infante, resulta cruel. Aparecer como niño-momia en vísperas de Navidad parece una ocurrencia digna de Tim Burton (lo que darían en los USA por tener Infantes, Reyes Crueles y, encima, saliendo como momias en Diciembre). Patético el Infante. Lo único bueno de la novedad, es que aseguran los forenses que el chiquillo de siete años no fué envenenado por los Trastamaras bastardos, sino que murió de calenturas o algo así. Con eso la crueldad de la casta se atempera, porque a sus primos principitos de Inglaterra sí que se los cargó en la London's Tower el, of course, cruel Ricardo III. (¡Y qué pena que Shakespeare no naciera en Sevilla, con el material que hubiera tenido a sus disposición!).


A mí me da no sé qué ver al niño del Rey Don Pedro por los periódicos alternando en estos mismos dias con la foto de su prima Doña Leonor, también Infanta. Infanta tierna en tarjeta de Pascuas versus Infante momia en crónica histórico-macabra. De repelús.

Además, un niño seco en la prensa, y miles y cienmiles y millones de embriones vivos, fetos vivos, niños vivos, manipulados y destrozados y asesinados en laboratorios, quirófanos y clínicas que nunca serán noticia ni por infantes, ni por niños, ni por vivos, ni por momias. Nada serán porque no se les da derecho a nada, ni a ser, siquiera, una foto o una momia.


En Sevilla tenemos otra momia del "círculo" de Don Pedro el Cruel: Doña María Coronel. Porque se negó a tener infantes con el Rey, probó su real crueldad y acabó con la cara frita en aceite. Luego se metió monja (bueno, fundó un convento en su casa y ella fué la Priora, claro) y vivió con fama de santa. Su cuerpo incorrupto se expone cada 2 de Diciembre en el Convento de Santa Inés; algunos dicen que hasta se le notan todavía las quemaduras del aceite en la cara. Impresiona Doña María Coronel.


Don Pedro no está momia. Lo cuidaron mal allende Sevilla y, cuando volvió hace siglo y pico, los restos estaban como correspondían estar los huesos de un Rey Cruel del siglo XIV. Pero Sevilla, tan enamorada del galán real y cruel, colocó los reales despojos en la mejor cripta de todas las criptas reales que en el mundo son: Don Pedro descansa a los piés de la Vírgen de los Reyes (por Ella reinan los reyes), debajo de la urna de rica plata de su mismísmo bisabuelo, el incorrupto San Fernando. Y con Don Pedro, su esposa-amante Doña María de Padilla y unos infantes hijos suyos.


A mí me da pena que el Infante Momia don Sancho no esté en Sevilla. Porque en Sevilla ese niño hubiera estado mejor, junto a su padre; y tendría momia casi de la familia en Santa Inés, y no estaría tan mal vestido, tan mal puesto, tan mal peinado.


En Sevilla, ese niño hubiera estado mejor.