sábado, 29 de enero de 2011

Juana de Arco, secundum Benedictum

Su Santidad Benedicto XVI (¡que el Señor nos guarde muchos años!) nunca se sabe bien por dónde puede salir. El pasado miércoles, en la audiencia, ha hecho una loa con somera reflexión sobre Juana de Arco.




Que Jeanne d'Arc es Santa Juana, y patrona de Francia ya lo sé (y que se celebra el mismo día que San Fernando, el 30 de Mayo, curiosa coincidencia). También recuerdo que la beatificó Benedicto XV, un predecesor bastante apreciado por el Papa Benedicto XVI. Hasta aquí comprendo. Pero nunca he quedado del todo satisfecho con:

- las circunstancias de la canonización, tan tardía

- la valoración y las reflexiones que me hago sobre la Pucelle y su caso

Considero que hoy día sería inviable un proceso canónico de un personaje así. Aunque los hechos me contradicen absolutamente porque hace poco se consumó una canonización relativamente concomitante, que comenté en el blog:

Un santo antipático

El antipático Don Nuno tiene en su haber el arrepentimiento de su yerros y convertirse a una vida penitente, post eventum, purgando (supongo) lo de la batalla de Aljubarrota y sus violencias. Pero a Juana de Arco la prenden en plena Guerra de los Cien Años, uno de los mayores estragos que afligieron a la Cristiandad de los siglos XIV-XV (los otros dos fueron el Cisma de Occidente y la Peste Negra).

Una cosa es defenderse de una injusta agresión y otra intervenir y alentar una contienda entre cristianos. En este particular, no es apropiado distinguir/usar conceptos de "nación" o "pueblo" porque en aquella época, la baja Edad Media, son conceptos bastante indefinidos. En el fondo, la Guerra de los Cien años es un conflicto de reyes, de herencias, de dinastías, de derechos todavía feudales, poco relacionables con ideales de liberación o patriotismo.

Item más: Juzgando la historia y sus hechos, no se deberían considerar mejores los derechos del Valois Felipe VI que los del Plantagenet Eduardo III, los primeros protagonistas directos del conflicto. Tampoco eran mejores ni Carlos (futuro Charles VII), el delfín por el que lucha la Doncella, ni su antagonista, Enrique VI, un niño de ocho o nueve años. Ni los nobles señores de Francia eran mejores que los regentes que gobernaban Inglaterra. Incluso podría decirse que, política y militarmente, la balanza se inclina por la mejor gestión del conflicto por parte de los ingleses.

¿Por qué entonces la movilización (o la vocación) de Juana de Arco? ¿Cómo se justifica cristianamente hasta el punto des ser puesta como ejemplo por el Papa? ¿Ejemplo de qué y para quién? Me refiero a su decisión belicista. Insisto en que no es mejor el delfín Charles (Valois) que el pequeño rey Henry (Lancaster), ni valía - cristianamente considerado - más un partido que el otro.



Sólo me satisface la consideración de que la desastrosa guerra ocurría en territorio francés, con toda la secuela de penurias y violencias que una contienda lleva consigo. Sería una justa motivación querer librar a la gente de los estragos de la guerra y procurar la paz. Otra perspectiva me parece injustificable (tratándose de santidad).

Desde una óptica más compleja, mi providencialismo me lleva hacia otras reflexiones, posibles justificaciones de una hipotética historia ulterior. Me refiero a que la Inglaterra de ese siglo está ya muy infectada por la ponzoña de Wycliff, y que un siglo después de los hechos protagonizados por Juana de Arco estará reinando en Inglaterra (y quizá en Francia, de no ser por lo hechos desencadenados por Juana...???) Henry VIII Tudor, el consumador del cisma y la herejía anglicana. ¿Puede entenderse a Juana como remoto impedimento de que el desastre anglicano se hubiera extendido más allá??? (me explico, espero).

Del discurso del Papa entresaco estas citas:

- "Uno de los aspectos más originales de la santidad de esta joven es precisamente este vínculo entre experiencia mística y misión política."

- "Este proceso es una página desconcertante de la historia de la santidad y también una página iluminadora sobre el misterio de la Iglesia que, según las palabras del concilio Vaticano II, es 'a la vez santa y siempre necesitada de purificación' "

- "La liberación de su pueblo es una obra de justicia humana, que Juana lleva a cabo en la caridad, por amor a Jesús. El suyo es un hermoso ejemplo de santidad para los laicos comprometidos en la vida política, sobre todo en las situaciones más difíciles"

Sin necesidad de extrapolar estas palabras, su "uso" podría derivar hacia extremos peligrosos. ¿Se imaginan ustedes un caso "juana-de-arco" en el contexto, por ejemplo, de nuestras Provincias Vascongadas? ¿O en el Sudán que vive la tensión de la secesión y la emergencia de un nuevo estado cristiano en el Sur? ¿O en las repúblicas centroafricanas, en los conflictos inter-tribales de Ruanda-Burundi-Congo, con tantas implicaciones y referencias cristianas? O en cualquier punto de Asia, o de nuestra mucho más cercana Iberoamérica, todavía candentes los rescoldos de la muy peligrosa 'teología de la liberación'. ¿Se imaginan a un líder (o una lideresa) carismáticamente entusiasta, arrebatadoramente movilizador, con el fuego de la fe y el espíritu de la virtud alentando "guerras santas" de liberación y encendido patriotismo?

Por esta y otras razones implícitas me han extrañado tanto las palabras del Papa y su semblanza de Juana de Arco.

La santidad de Jeanne d'Arc, entiendo yo, no se manifiesta en sus momentos bélicos, ni en su caudillaje, ni en su patriotismo, sería una contradicción cristiana afirmarlo. La santidad de Juana se acrisola en el proceso inícuo que la vuelve de capitana en víctima sobre la que caen desquites y crueles venganzas, que se ceban en ella de la manera más culpable porque sus jueces no buscaban la justicia sino sólo la condena. Ante la dureza inexorable del implacable tribunal, Juana aparece sumamente vulnerable, expuesta fatalmente, sin más defensa que la que brota de su misma candidez inocente, tan patética como conmovedora. Es, precisamente, la parte que ha inspirado más sinceramente a los artistas (literatura y cine) que han versionado la historia de Juana la Doncella. La otra historia, la de la "doncella de Orleans", es otra historia.




A esta distancia, pienso que la beatificación y canonización de 1920 sólo se entiende en el marco de la tensión-distensión entre la Santa Sede y la Republica Francesa. A la misma distancia, sigo preguntándome por el efecto que dicha canonización causaría en el ánimo de los católicos ingleses (y en el de los no-católicos, también).

Volviendo al texto de la Audiencia, me parece desproporcionada y desajustada la comparación de Juana de Arco, tan circunscrita a su propia historia, con la gran Catalina de Siena (una figura de inmenso valor, con pocos - yo diría ninguno - personajes que puedan parangonársele; Catherina da Siena es una santa excepcional). Tampoco comprendo la citación de St. Thomas More, no veo ningún paralelo entre su caso y el de Juana de Arco, tampoco en su proceso, tan distinto en génesis, desarrollo y consecuencias.

Por otra parte, creo que se me nota bastante lo que me atrae esa época. Tengo delante de mis ojos las imágenes con las escenas del Bal des Ardents, la batalla de Crècy y la de Azincourt, la entrada de la Doncella en Orleans y la escena de Juana en la hoguera, las rebeliones de Etiènne Marcel y Jacques van Artevelde, las contiendas de Armañacs y Borgoñas, todas esas estampas vistas mil veces en las láminas de los libros de historia que me bebía cuando niño. Y también la terrible historia de Gilles de Rais, el mariscal francés, compañero muy querido de Jeanne d'Arc, el que después sería protagonista de una de las trayectorias personales más siniestras de toda la historia del crímen y la depravación. Y más cosas de todo ese fascinante tiempo que fascinaría al insuperable Johan Huizinga del Otoño de la Edad Media (otra de mis recurrentes lecturas).

Desde estas aficiones, soy consciente de cuántas impresiones mías, muy subjetivas, puedan intervenir a la hora de concluir en juicios, como algunos de los que hago en este articulete. No pretendo que convengan conmigo al 100%, pero si al menos que sintonicen con lo que llevo dicho. Lamentaría si esto lo leyera uno de mis amigos franceses y sacara una mala o equívoca impresión sobre la desvaloración que hago de la Juana de Arco guerrera y patriota.

Por eso he dejado para el final estas palabras de Bnedicto XVI que también cierran su exposición sobre Stª Juana, y que hago - estas sí - plenamente mías:

"Queridos hermanos y hermanas, con su luminoso testimonio, santa Juana de Arco nos invita a una medida alta de la vida cristiana: hacer de la oración el hilo conductor de nuestras jornadas; tener plena confianza al cumplir la voluntad de Dios, cualquiera que sea; vivir la caridad sin favoritismos, sin límites y sacando, como ella, del amor a Jesús un profundo amor a la Iglesia."

p.s. No se me va el detalle: ¿Adivinan ustedes quienes habrán exultado con la semblaza benedictina de Sainte Jeanne? Por supuesto, los tradicionalistas franceses, clérigos y fieles, que habrán sonreido, otra vez, a este "guiño" de Benoit. Y yo que me alegro por ellos (muchísimo).

Addenda:

- 1ª Digno de leer (no digo de rezar) y de ver la oración a Stª Juana y el youtube: Oración y procesión de Stª Juana.

- 2ª Esto sólo para esprits forts (abstenerse timoratos y bobo-católicos):
Las reliquias de Juana de Arco. Y un youtube sobre lo mismo.


+T.

miércoles, 26 de enero de 2011

Que le metan goles por todos sus orificios


Pues eso: Que le metan goles por todos los orificios y oquedades y hasta por los poros de su body y sus circunstancias. Totalmente. Hablo de esto que ha dicho este:

No estoy bautizado ni he hecho la Comunión

Y yo que soy cada día más radicalmente parcial tocante a las cosas serias y las importantes (y, de verdad, de verdad, hay una sóla cosa que importa --> Lc 11, 38-42), declaro que excluyo de toda simpatía a ese pagano de elección, ese mamarracho con botas.

¿Rezar por el petardo? Recen ustedes, si quieren, que yo tengo casos y cosas y gente más importantes para rezar. Todo lo más, admito que se le meta en el común de la rogativa por la conversión de los infieles. A ver si le arrean un balonazo hiper-traumático y se convierte.

Coda: Me suele decir mi madrina litúrgica que se atraen más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre, y yo suelo responderle que para qué querrá nadie una saturación de moscas.

Pues eso.

&.

lunes, 24 de enero de 2011

De Lerma news: Carta y debut en vaqueros


Hace poco más de una semana se publicaba una carta (una circular) que sor Verónica, la ex-clarisa promotora del fenómeno de Lerma, dirígia a las clarisas de verdad, a las fieles a sus votos originales, explicando-exponiendo el invento de Iesu Communio, su nueva oferta religiosa, la que tanto revuelo ha causado desde que se supo. Si no conocen Uds. la carta, si no la han leído, aquí la tienen, por si gustan:

Carta de la hermana Verónica Berzosa a las hermanas clarisas

Como es tan larga, mientras la iba leyendo se me iban acumulando las apostillas que, mentalmente, le iba haciendo al texto. No las expongo porque no las anoté, tampoco me absorbe tanto el asunto. Pero sí mantengo las impresiones, que no son - no sé cómo decirlo - las "justas", las que uno esperaría tratándose de lo que se trata.

Porque se trata de un novedoso invento, casi - yo diría - una ocurrencia entusiasta con muchos vuelos. Si digo molinos de viento quizá peque por quijotizar la especie, y tampoco es eso: No es que lo vea como una especie una aventura cervantina, de libro de caballerías en versión monjas post-modernas, sino que lo juzgo (lean ustedes la carta) presuntuoso, demasiado voluminoso, muy hinchado, troppo grosso para ser algo que todavía no ha visto la luz del todo.

Sin embargo el plano de la carta, el nivel desde el que sor Verónica se dirige a sus ex-hermanas clarisas es notable, muy sublime. ¿Diré arrogancia? No me atrevo. Pero sí digo presunción. Y también recalco el tono poco humilde de la carta circular (encíclica?) de Sor Verónica. Lean, lean ustedes.

También me dejan preocupado los invocados mentores de la propuesta, esos teólogos inspiradores que como autorizados doctores se citan y traen a colación: Hans Urs von Balthasar, Henri de Lubac; también se nombra a Joseph Ratzinger (y a Juan Pablo II, y a Benedicto XVI, también). Pero von Blathasar, y de Lubac...no sé, me inquietan, me extrañan. ¿Esas son las bases del invento de Lerma? ¿De toda la espiritualidad católica de todos los siglos de tradición conventual y monástica, esos son los iluminadores de la communio de Lerma? Se traen a colación también, es verdad, a San Francisco y a Santa Clara, pero como una especie de coartada de despedida, una forma de desdecirse nombrando, como una fórmula de adiós-hasta-aquí-llegamos-gracias.

Y el tono, insisto en el tono, tan desenvuelto, tan suficiente, tan resuelto, tan decidido, tan determinado. Y en este caso, dadas las circunstancias, estas actitudes no son cualidades, pienso yo.

Pero ahí están, sin embargo, prelados de altas competencias, luces y asistencias, acompañando lo de Lerma, ese fenómeno: Cardenales, nuncios, arzobispos, obispos...Van a estar todos ellos en la presentación pública-solemne de la nueva institución religiosa, con televisión y todo (dos cadenas, según he entendido), el próximo Sábado 12 de Febrero - D. m. - en la Catedral de Burgos, cabe el Cofre del Cid, donde el Papamoscas.



Y el hábito, que será lo más llamativo de la presentación en sociedad (eclesiástica): Una túnica vaquera con cordón blanco y pañoleta azul, en vez de toca (de calzado no me consta si sandalias simples o si otro tipo más concorde con el look vaquero, no sé).

Un espectáculo. Pero todo un espectáculo montado en tan poco tiempo, con tanta improvisación, apenas unas semanas después del bombazo de la ex-claustración de las neo-communistas, que, si se piensa mejor, parece no tan improvisado, no tan repentino.

Campanas sobre campanas. A ver en qué queda.

Como habrán ustedes advertido, es evidente que no me gustan las novedades ni las novelerías. Si son religiosas, menos. Si desde que asoman la gaita traen ya el marchamo de santas-santas, muchísimo menos. Porque eso es lo más chocante de este invento de Lerma, el 'santo súbito' que se han colgado ellas mismas (lean, lean la carta) y que le jalean los de la claque filo-lermistas (formidable batallón de bobo-católicos, juanpablistas y vivalpapas & cía).

¿Se me permite decir, concluyendo, que qué atrevida es la ignorancia?

Pues aunque no se me permita, dígolo (y no lo digo por mí): ¡Qué atrevida es la ignorancia!


n.b. En sustancia, excepto el añadido de la noticia de la fecha de presentación y lo del look vaquero, que me he enterado esta misma tarde, este articulete lo tenía preparado para colgarlo en el blog Motu Proprio de in-Religión en no-Libertad...pero no ha podido ser. ¡Con lo divertido que hubiera sido! (para todos (y todas)). Sorry.


+T.

sábado, 15 de enero de 2011

Deprisa, deprisa...

Finalmente tendremos un beato súbito. Comparando con lo que costaba sacar adelante una causa de beatificación-canonización cuando las causas de los Santos se llevaban con más rigor, después de todo cinco años no son nada, tratándose de lo que se trata.

Pero entiendo que lo que se trata es algo muy grave, porque beatificar/canonizar no es cuestión baladí. Aunque la ligereza con la que se reformó el procedimiento canónico por voluntad del nuevo próximo beato súbito haya rebajado tan notablemente las graves consideraciones que todo proceso de canonización debe (debería) tener.

Por ejemplo, si el antiguo promotor fidei, esa figura temible conocida popularmente como "abogado del diablo", hubiera estado vigente, el proceso del beato súbito no hubiera durado ni un mes. O no se hubiera incoado, siquiera. Ahora que ya no hay abogados del diablo, se sabe (se prueba) que las causas de beatificación-canonización progresan adecuadamente, sin obstáculos casi. Si interviene el entusiasmo, como en este caso, la garantía de concluir el proceso en breve es una más que probabilidad.

¿Y los milagros etc.? Milagros etc. tienen otras causas, muy bien estudiados y contrastados. Pero son causas paradas, en stop, una situación que se dice, en términos canónicos, dilata sine die. Si no de derecho, sí de hecho. Por ejemplo, y sir más lejos, la causa del venerable Pio XII, detenida por el complejo/tráuma judío y la prudente consideración de que no es oportuna su conclusión. El resultado es ese estado quasi de letargo, latente, en que se ralentizan algunas causas hasta que les llega el momento oportuno. Como fue el caso del beato Pio IX, emparejado en la beatificación con Juan XXIII, para hacer pasar al uno por el otro, dada la antipatía que en algunos sectores políticos de Italia se le tenía al Papa antagonista (víctima) del Risorgimento.

Es decir, que se escoje a quien se quiere y se prefiere una causa y no otra, pretiriendo a unos y promoviendo a otros. Todo sin faltar al orden canónico, sin prevaricar canónicamente, con toda justicia y rectitud. Sí. Pero seleccionando y ordenando las precedencias, urgiendo unas causas y dejando a su ritmo natural/sobrenatural otras. Qué duda cabe que, en este sentido, la causa del beato súbito ha sido una causa, más que urgente, urgida.

¿Y por qué esta urgencia? Yo creo que por evitar complicaciones ulteriores que la impedirían o - por lo menos - la demorarían considerablemente. Más de una vez he comentado que a Juan Pablo IIº o lo canonizan pronto, o no se canonizará. Se trata de una de esas figuras cuya impresión se modera considerablemente en cuanto se aleja uno del personaje y sus fuertes impresiones. Quiero decir, entre otras cosas, que es distinta la estampa del Papa animoso y entusiasta, desafiante y optimista, tenaz y sacrificado, al otro perfil de Juan Pablo IIº y su pontificado que se ha ido descubriendo desde el año 2005 hasta el presente. No refiero hechos porque ni me resulta agradable citarlos, ni lo juzgo necesario, suponiendo que el que lea esto sabrá a qué me puedo estar refiriendo. Correr un tupido velo es, muchas veces, una necesidad piadosa, que, sin embargo, no supone suspender el juicio crítico sobre las cosas y sus protagonistas.



Absolutamente, sostengo que cinco años son insuficientes para ponderar un pontificado tan extenso y prolífico en acontecimentos y hechos como el de Juan Pablo II. Tanto más si se trata de emitir un juicio definitivo y terminante sobre el mismo, ya que eso es, en cierta manera, lo que supone beatificarle. Si con la persona van también sus hechos, me parece patente que ciertos actos del Papa Wojtyla son bastante cuestionables. Y algunos, como la aberración de Asís 1986, insostenibles.

Recuerdo un libro titulado "La fabricación de los santos" de un tal Kenneth Woodward, del año 1990, más o menos; un periodista católico americano que escribió un reportaje divulgativo sobre el tema de las canonizaciones, bastante crítico, con algunas tesis poco católicas. Pero recogía interesantes testimonios de algunos de los más famosos y activos postuladores de causas de santos de aquellos años, ya en plena época de las poli-beatificaciones y canonizaciones juanpablistas. En uno de los capítulos en que se tocaba el particular de las canonizaciones de los Papas, el famoso padre Gumpel (uno de los postuladores de la Compañía de Jesús que, entre otras, defiende la causa de Pio XII) dice expresamente que - "...no deberíamos dar la impresión de que el papa (quiere decir todos los papas) es necesariamente un candidato a la santidad". A continuación, el periodista escritor comentaba lo dificil que va a ser librarse de esa impresión, hoy tan generalizada entre los católicos, dado el frenesí de gloria (dice él) que la presencia del Papa (sobre todo en sus viajes y encuentros multitudinarios) suscita entre los fieles.

Qué duda cabe que el caso de Juan Pablo II y su súbita beatificación es un patente caso de esto último.

Por supuesto, quede constancia de la obediente obsequiosidad con la que el que esto escribe acogerá/acatará al beato súbito (y al santo, si llega). Pero conste también que a los Santos en particular se les tiene devoción libre y concreta, sin obligación de encenderles velas a disgusto. Así que, supongo, al beato súbito le profesaré devoción global, sumaria, en el totum de la Communio Sanctorum.

Y Dios proveerá.


p.s. Por cierto, aquí dejo una breve impresión del tal Kenneth Woodward sobre el santo súbito original, en Abril del 2005.


+T.

miércoles, 5 de enero de 2011

Madrid capital de Rouco


La foto de Rouco rodeado de obispos es suficientemente extravagante/excesiva para hacerse idea de que algo no va bien. Eso no debiera ser. Esa imagen no debería darse. Pero se da. Ocurre y ya van unas cuantas. Item más: Entre cierto sector de la Iglesia española, parece haberse extendido la especie de que si no se está en Madrid es porque o no se es nadie (en la Iglesia) o no se es católico (en la vida). Tremendo y culpabilísimo error. Porque lo censurable, entiendo yo, es que un Domingo de Navidad un obispo no esté en su sede, en su diócesis, y se vaya de gira a la capital porque Rouco convoca fiesta (de la familia).

La foto se comenta sóla. Y eso que no muestra más pormenores. Pero fíjense en las poses de los presentes circundantes, con el detalle de las mitras simples contrastando con la mitra preciosa de Rouco, resaltando. Fíjense también en esos dos señores obispos de la última fila del gallinero, en el ángulo dchº superior de la foto, detrás de la mitra de Rouco, el que se toca la naríz y el que se tapa la boca, comentando algo, no sé si disimulando, o medio aburridos, o circunspectos.

Lo que tenían delante era el archi-sabido escenario juanpablista: Enorme altar de diseño, pantallas con imágenes y primeros planos en directo, sacerdotes concelebrantes ataviados con gorras, gorros y sombreritos, máquinas de fotos y vídeos al pecho (un ornamento típicamente juanpablista, junto con el alba sin cíngulo y la estola); en unas mesas con mantel ciento y pico (o más) de recipientes/copones preparados para la macro-comunión de la macro-misa. Etc.

Por supuesto las pancartas, muchas pancartas. Y globos. Y lemas. Y grupos. Y música de Kiko (casi en exclusiva).

Me declaré contrario de la primera y me ratifico contrario ahora que van por la 4ª o la 5ª. No sé. Me sucede que las confundo, que no sé por qué asocio las fiestas de Rouco con las manifestaciones pro-vida y demás movidas de los movilizadores profesionales de estos últimos años. El estilo es el mismo. Y los que van son casi siempre los mismos.

Lo patético es que estamos lo mismo, que nada ha cambiado, que la marea contra-vida y contra-familia sigue subiendo, avanzando, inundando, infectando, afectando. Y no va a retroceder. Pero en la capital estamos de fiesta y nuestro episcopologio como brotes de olivo en torno a la sede de Rouco.

Lo peor es cuando a un mitrado de provincias se le antoja montar en su diócesis una movida como la de Madrid, al estilo Rouco, y se tiran medio curso organizando la cosa a escala sufragánea. Para echarse a temblar.

Rouco ya es un mito. Y no es ni más ni menos que el Cardenal Arzobispo de Madrid. Lo demás que se dice o se piensa sobre él son supuestos, o superpuestos, con mejor o peor intención según sea esta buena o mala. Rouco levanta pasiones interno-eclesiásticas y externo-laicistas.

Yo pienso que es excesivo, que se excede Rouco y que se exceden sus entusiastas y sus detractores.

Hubo un tiempo, no tan lejano, en que el obispo de Madrid no era tanto. Hasta 1885 ni siquiera existía la diócesis de Madrid, no tuvo rango de archidiócesis hasta 1964, tiene diócesis sufragáneas sólo desde 1991, y la Catedral no se estrena y consagra hasta 1993. Total, casi nada si se mide con la larga historia de otras diócesis españolas, que se remontan a la Era Apostólica. De hecho Madrid no ha tenido relieve sino desde los años de Tarancón, que le confirió personalidad de 1ª con genio y figura; con Suquía se mantuvo sin desmerecer el relieve, pero con Rouco ha alcanzado cotas de auténtico fenómeno (con cosas muy buenas, otras menos buenas, algunas muy discutibles, etc.)

En los carteles que estos días atrás colgaban de los tablones de anuncio de nuestras parroquias se decía que lo de Madrid era cosa de la CEE, pero todos entendían (los que entienden) que era Rouco el que convocaba.

Este año la Fiesta ha tenido un insospechado eco, con tirón de la manta, indignación de los señalados, repostada en los medios y divertimento general con tertulianos de lo más entrenidos. Vean y lean (si no han visto y leído ya):


En El País (que tiró primero)

En Forum Libertas (segundo tiro)

En el blog de un archi-conocido famoso blogger y compadre correligionario (tiroteo a discreción)

De los tiros me avisó el mismo Domingo tarde otro compadre que sabe la mar de cosas porque estuvo en el ajo hasta que tuvo el buen gusto y la sabia prudencia de hacer mutis por el foro y dedicarse a sus cosas, como Dios manda (y le va muy bien, gracias a Dios).

Así que la fiesta familiar ha tenido un divertido estrambote, con traca y cohetería. Pero conste - lo sabrán Uds. - que Rouco no es valenciano, sino de tierra de meigas, brumas y queimadas, donde también gustan la mar de fuegos artificiales para cerrar las fiestas.

A mí me gustaría - lo digo de vez en cuando, pero ni caso - que en vez de tanta cohetería y juanpablismo escénico-entusiasta nuestros prelados vieran y entendieran que los tiempos no están para gastar pólvora en tracas y petardos, sino para emplearse a consolidar estructuras, reparar brechas, reponer mobiliario, restaurar enseres, recuperar patrimonio y re-ciclar mentes y almas. Una labor/una pastoral ad intra que dure, digamos, lo menos 50 añitos, que eso no es nada.

Y lo que digo para España lo recomiendo para el mundo.


¿Comparten Uds. lo dicho? Ni falta que hace porque no les pregunto para nada, era sólo un poco de cortesía, mera fórmula. Pero si convienen conmigo, convendrán también en que Rouco se está ganado a pulso el oscar al juanpablismo. Y no tiene rival.

Espero que tampoco deje heredero de estilo-genio-figura.



+T.

sábado, 1 de enero de 2011

Otra vez el espejismo de Asís?


Hay efemérides infaustas que no son para recordar, mucho menos para repetir. Aquel encuentro juanpablista de Asís-1986 marcó una cota de confusión memorable. Desgraciadamente, parece que vuelve el espejismo de Asís.

Nunca entendí su oportunidad, por mucho que me lo explican y me lo auto-explique. Considero que fue un acto en contradicción con el ser mismo de la Iglesia, cuya misión es evangelizar a los paganos, no 'orar' con ellos.

A lo sumo aceptaba considerar aquel comunitarismo indiferentista como un entusiasmo bienintencionado más de Juan Pablo II, un globo de colorines con mucho gas dentro, de esos que se sueltan y se ven subir y subir y subir y subir...hasta que se pierden y se los lleva el viento. Y nada más.

Pero sí hay algo más, porque lo que el Papa hace (o dice), aunque sea montar un encuentro temático religioso-pacifista ocasional, aunque sean unas palabras dichas en una entrevista a un periodista, aunque sea una cita al vuelo en un discurso de protocolo, lo que sea, lo más mínimo, tiene un peso, una gravedad extraordinaria. Un gesto, un acto, una palabra del Papa, lleva aneja una relevancia que influye en el mundo entero. Las palabras dichas esta mañana, las que comento, han sido estas:

"Cari fratelli e sorelle, nel Messaggio per l’odierna Giornata della Pace ho avuto modo di sottolineare come le grandi religioni possano costituire un importante fattore di unità e di pace per la famiglia umana, ed ho ricordato, a tale proposito, che in questo anno 2011 ricorrerà il 25° anniversario della Giornata Mondiale di Preghiera per la Pace che il Venerabile Giovanni Paolo II convocò ad Assisi nel 1986. Per questo, nel prossimo mese di ottobre, mi recherò pellegrino nella città di san Francesco, invitando ad unirsi a questo cammino i fratelli cristiani delle diverse confessioni, gli esponenti delle tradizioni religiose del mondo e, idealmente, tutti gli uomini di buona volontà, allo scopo di fare memoria di quel gesto storico voluto dal mio Predecessore e di rinnovare solennemente l’impegno dei credenti di ogni religione a vivere la propria fede religiosa come servizio per la causa della pace. Chi è in cammino verso Dio non può non trasmettere pace, chi costruisce pace non può non avvicinarsi a Dio. Vi invito ad accompagnare sin d’ora con la vostra preghiera questa iniziativa."

(Queridos hermanos y hermanas, en el mensaje para esta Jornada de la paz he querido subrayar como las grandes religiones pueden constituir un importante factor de unidad y de paz para la familia humana, y he recordado a tal propósito que en este año 2011 será el 25º aniversario de la Jornada Mundial de Oración por la Paz que el Venerable Juan Pablo IIº convocó el año 1986 en Asís. Por esto, en el próximo mes de Octubre iré como peregrino a la ciudad de San Francesco invitando a unirse a este camino a los hermanos cristianos de las diversas confesiones, los representantes de las tradiciones religiosas del mundo y también, idealmente, a todos los hombres de buena voluntad, con el objeto de hacer memoria de aquel gesto histórico querido por mi Predecesor y renovar solemnemente el empeño de los creyentes di todas las religiones para vivir la propia fe religiosa como servicio para la causa de la paz. Quien está en camino hacia Dios no puede negarse a transmitir la paz, quien construye la paz no puede dejar de estar cercano a Dios. Os invito a acompañar desde ahora con vuestra oración esta iniciativa.)

Con lo de aquel atrio (o era ágora?) de los gentiles (o era de la gentilidad?), Benedicto XVI amagó ya cierta tendencia. Si lo que acaba de anunciar, ese encuentro en Octubre próximo en Asís (Asís-IIIº?) va a confirmar un nuevo espíritu (espectro?) de no se sabe bien qué para todos (y todas) en comunión global universalista pan-humanista multi-pacifista y macedonia cultural-religiosa, mucho me temo que volvemos a los temblores por dentro.

Fuera, en el mundo del siglo XX-XXI, la Iglesia tiene ya perdidas importantes batallas que le han acarreado muchas ruínas. Pero meter la ruína dentro y desestabilizarse removiendo sólidos principios que son fundamentales, eso es una locura.


Lástima que la patria del Poverello sirva de escenario para ese monumental espejismo, precisamente Asís, el sitio donde el Crucificado, desde el ábside de la ermita abandonada de San Damiano, le habló a Francisco y le dijo aquellas tremendas y comprometedoras palabras:

“ Francesco, vai e ripara la mia Chiesa, che va in rovina ”.

¡Cuánto me gustaría que alguno recibiera otra vez un mensaje así, en Asís!

Preghiamo!!!


+T.

Rezos cantados de Navidad


Tengo/siento una devoción/fascinación por dos tipos de villancicos navideños: Los andaluces y los napolitanos. Los andaluces son los que he escuchado en casa, en mi familia, desde pequeño, los que aprendí de niño y después fuí entendiendo y más tarde guardando como pequeños tesoros de piedad. Los napolitanos los he ido recogiendo y sintiendo desde que estuve de estudiante en Roma, y no dejan de sorprenderme cada vez que doy con uno nuevo, tan ricos en expresiones de piedad deliciosamente íntima.

Los andaluces genuínos, los tradicionales, son o campanilleros o flamencos, muy distintos cada grupo, distinguiéndose además según algunos centros/localidades de origen-irradiación. Algunas letras son admirables por la captación de conceptos doctrinales y teológicos vertidos a formas de expresión/compresión populares en las que la sencillez de los versos envuelve profundos enunciados de fe. Algunos tienen ciertas influencias de las letrillas que se cantaban en las antiguas misiones populares de franciscanos y capuchinos (ss. XVII, XVIII y XIX). Otras son letras de autores anónimos-populares.

A fines de los '60 se publicó un disco-antología que actualmente es un pequeño tesoro, un verdadero raro. Creo recordar que fue por inicitiva y patrocinio de D. Luís Ortíz Muñoz, un docto y benemérito sevillano hoy olvidado, que por entonces todavía ocupaba influyentes cargos políticos. El disco se titula

CANTES ANDALUCES DE NAVIDAD

El enlace es una estupenda introducción con breve comentario elaborado por Rafael Infante. Se pueden escuchar los villancicos, interpretados por cantaores flamencos de aquellos años; también vienen las letras, algunas, como decía, preciosas, como esta que canta la escena de la Purificación:

Aunque no necesitaba
de pureza dar ejemplo,
dos palomas le llevaba
al sacerdote en el templo.

Dicen que son las palomas
la estampa de la pureza,
imagen del limpio amor
Y del querer con firmeza.

Si hasta el cielo volaran
las dos palomas
con su murmullo,
cuántas cosas dirí­an
de tu persona,
como un arrullo.

Eres la rosa bendita,
eres la blanca azucena,
eres nuestra Madrecita,
la que a todos cura
la maldita pena.



De los napolitanos, el primero que me aprendí fue el popularísimo Tú scendi dalle stelle, que se canta por toda Italia pero que es napolitano, como su famoso autor, San Alfonso María de Ligorio. La melodía se inspira en la de otro también popular villancico, Quando nascete Ninno. Pero lo importante es la letra compuesta por San Alfonso. De él se conservan otros cantos expresamente pensados para acompañar misiones populares, o para la doctrina/catequesis de los niños. Todas las letrillas llevan la impronta del Santo dei Liguori, tan expresiva, tan preciosamente intimista, con expansiones de piedad y fervor admirables.

Me gusta especialmente la titulada Giesú Cristo Peccerille. La letra tiene más de veinte pequeñas estrofas, con su estribillo 'Bello Ninno mio d’amore,/
Sulo a Te io voglio amà'
. La letra original se escribió y se canta en un gracioso y delicioso nappulitano, tan próximo en algunas expresiones al español (¡ay aquellas Dos Sicilias, que fueron también del Reino de España!). No traduzco porque hay palabras que adivino pero no me atrevo a poner. Así y todo disfruto cantando/rezando esas coplillas, que son una auténtica oración.

Aquí, en esta página, se habla de la antigua atribución y más que probable autoría de San Alfonso. Y se cuenta una anécdota simpática: Estando de visita en Sant'Ágata por la celebración del 3er. centenario del nacimiento del santo napolitano, en 1996, un coro infantil interpretó el precioso villancico para el entonces Cardenal Ratzinger, que quedó tan encantado que se unió al canto con los chiquillos. Al final pidió que repitieran la copla, en particular una parte de la estrofa final:


E po quanno me ne moro
famme zinno co a manella;
dimme po co sta vocchella:
“Pisse pisse, viene ccà”.


(Y después cuando me muera / hazme señas con la manita / y díme con tu vocecita / '¡pss! ¡pss! ¡Ven acá!')




Toda la canción está llena de expresiones tiernas, íntimas, con notas de un fervor de alma profundamente infantil que se atreve a decir y pedir cosas que en otro nivel espiritual llamaríamos 'místicas', pero que en este contexto rebosan una amable efusión de inocencia que casi parece jugar con el Niño-Dios.

En el enlace también se puede oir (abreviada) la coplilla del Ligorio; la letra la pongo más abajo, por si alguien gusta. En el artículo se recuerda que no es propiamente una canción popular, sino que parece compuesta para algún convento de monjas, que son las que han conservado la memoria de la autoría de San Alfonso.

A mí me sirve de rezo para todo tiempo, pero muy especialmente por Navidad.



1. Giesù Cristo peccerillo,
mariuolo, acchiappa core,
vuò lo mio? Te teccatillo,
tutto tujo, eccolo cchà.

Si i core de ll’aute gente
Po volisse, Ninno bello,
fatte sulo tenì mente,
ca li ffaje spantecà.

(Estribillo):

Bello Ninno mio d’amore,
Sulo a Te io voglio amà.

(o también):

Bello mio, Ninno Dio
Io pe Te voglio abbruscià


2. So craune, e so bruttezza
tutti i gigli, e giusummine;
de sta Faccia la janchezza
fa li Sante addobbeà

Chi è lo Sole ‘n Paraviso?
Ninno mio, è sta janchezza;
chisto bello, e ghianco viso
mena luce ‘nquantità.


3. Venc’e rrose o russolillo
de sti belle Mascarielle:
mille vase a pezzechillo,
chi le bede, t’ha da dà.

Dint’a st’Ucchie sta ‘nserrata
tutt’ a lluce de le stelle:
chi da st’Ucchie è smecceato
già è feruto, e t’ha da amà.



4. Sso Nasillo delecato,
sti Zuppulle de diamante,
sto Mussillo de scarlate,
fanno a bracce ‘nnamorà.

Sta Vocchella quanno sciata
scarfe l’arma cchiù annevata;
quanno dice na parola
de l’amore fa squaglià.


5. So catene sti Capille
So manette, e cippe d’oro
Ca perrò so ricciolille,
cumm’e chille de mammà.

So doje perle ste Mammelle
chiene e frezze, e calamite
Chi le bede accossì belle,
corre a farese frezzeà.


6. So piguelle d’uva bona
sti Pedille, Ninno amato
chi le basa, ‘mbriacato,
e ‘mpazzuto ha da restà

‘N somma Tu sì tanto bello,
Ninno russo e ghiancolillo,
che li belle a mill’ a millo
Ponno irese a stepà.


7. Si de carte tutt’o cielo,
tutt’e paglie penne toste,
e si tutte l’acque gnioste,
le facisse arreventà.

Pe notà quant’è bellillo
sulamente no Detillo:
No sta carta, manco a ppenne
né sta gnosta pò avastà.


8. Quant’è caro, tiene mente!
Si mm’ ancappe int’ a sse mane,
siente, Ninno, e tien’ a mente,
me ne voglio sazeà.

Ne vuò avè vase, e morzelle
a sti piede, e a ste mmanelle;
‘n faccio po, nò nne parlammo,
io mme t’ aggio da sbramà.


9. Pare troppo confidenzia,
ma Tu saccio, ca n’ haje gusto,
e perrò no ‘nc’è perdenzia
de creanza, e majestà.

Quant’ è sciocco chi te lassa
pe cercà aute bellizze;
lassa o mare pe li sghizze,
che no juorno hann’ a seccà.


10. Già io comm’ a peccerillo
‘n faccia a o ghianco, o a russolillo,
a e bellizze de sso Cuorpo
mme so puoste a pazzeà.

Ma Tu sì comm’ o granato
addoruso, e tutto pinto;
lo cchiù bello sta da dinto,
lo sapore, dinto stà.


11. Tiene n’Arma la cchiù bella,
che Tu agge maje creata ;
chesta appassa pure chella,
che creaste pe mmammà.

Chi è no schizzo de bellezza,
chi è na giarra, e chi no cato
mamma è maro sprofunnato:
st’ Arma toja po che sarrà?


12. Già m’ agghiaja la bellezza
de sso cuorpo, e ss’ Arma bella;
che sarrà, si penzo a chella
bella toja Devenetà!

Ninno mio, Tu si de Dio
Lo bellissimo Figluiolo;
le bellizze tuoje Tu sulo
le ccapisce, e puoje contà.


13. Dillo Tu a chi mme sente,
Ninno mio, quanto si bello;
giacché ‘n cielo sulamente
sse bellizze vuoje mostà.

Ca mo vide ‘nnanz’ a Tene
comm’ a ffruvole li core
E chi sciocco nò nne tene
mo lo vide pecceà.


14. Te lo mio…. ah marionciello,
doce doce m’haje ferito,
e annascuso si trasuto
chisto core a pezzecà….

Lengua sciocca, chi è Signore
non se chiamma marionciello:
Ninno o fece chisto core
justo pe se ‘nce spassà….


15. Ma che spasso te pò dare,
Ninno mio, si è tuosto o core!
T’aggio ‘ntiso: li ferrare
sanno o ffierro annammollà.

Tienetillo, bella Gioia,
ma pecchè ca tene e scelle,
dallo ‘mmano a mamma toja,
e fatillo ‘ncatenà.


16. Pensa a quanto nce haje stentato
p’ancapparlo a la tagliola;
dunca mo, che ‘nce ‘ncappato,
non t’o fare cchiù scappà.

Tienetillo sempe ‘n pietto,
ard’, e abbruscia a gusto tujo:
no le fa trovà arrecietto,
fallo sempe spantecà.


17. Si volesse pò fuire
E tu auza li strille,
e co scippe; e co caucille
‘nnanz’ a Te fallo schiattà.

Fall’ a mente, ca o nnemmico
lo promette gusto, e mele:
ma po auto, che lo fele,
spine, e tuosseco non dà.


18. Tu si mele, Tu confitto,
Tu si zuccaro a panetto:
Chi te prova veramente,
non te pò maje cchiù lassà

Ha da fa comm’ a moschella,
Tu fajo sciò, nna cacce, e chella
cchiù s’azzecca, e se contenta
de se fare scamazzà.


19. Si sto core, Ninno bello,
chi partì da Te no faje;
dall’amore tujo chi maje
scatastarme potarrà?

No ‘nce ponno guaje, e pene;
non me smove manco a morte,
ca l’amore tujo cchiù forte
de no scuoglio mme farrà.


20. E pecchè non tengo o core,
lo serpente ‘nganantore
co li tacere, si vene,
la fatica perderà:

E si vene o brutto amore;
e mme mena a frezza ‘mpietto
non farà pertuso a o core,
coffeato restarrà.


21. E si po veness’ o munno,
e decesse: i’ voglio amore:
le responno: no, nc’è core;
agge pace, fatte llà.

Ninno mio, Rre de sto core,
giacché tanto te piace,
guodetillo sempre ‘n pace.
co lo Gnore, e co mammà.


22. Tu ti tien ‘o core mio,
d’int’o core tutt’ amore;
tutto tujo già song’io,
cchiù non aggio che te dà:


Tu perrò, Ninno d’amore,
duje piacire m’aje da fare;
‘n primmo, a o pizzo de lo core,
Tu pe ccarè nce haje da stà.


23. E po quanno me ne moro
famme zinno co a manella;
dimme po co sta vocchella:
“Pisse pisse, viene ccà”.

Ca volanno io me ne vengo;
mme t’abbraccio, e me te vaso;
e co Ttico me ne traso
‘n Paraviso a pazzeà.



+T.