jueves, 22 de marzo de 2012

Don Bux habla por todos


La carta de Don Bux a Mons. Fellay es un testimonio de cómo vivimos los católicos conscientes este momento decisivo, que puede marcar un hito, un antes y un después, en el declive de la Iglesia. Lo que no dice Don Bux, se sobrentiende. Merece leerse (aquí texto original, tal como aparecía ayer, en francés, con versión en italiano; y aquí una traducción al español)

Lo que no se explicita es el grito de socorro, el sentido y encarecido ¡ayudadnos! Porque pudiera dar la impresión de que se les ruega que agarren el salvavidas, cuando lo que se les pide, en realidad, es que vengan en nuestro socorro, que acudan a auxiliar a Roma.

¿Y si no llegaran? Sería muy malo para Roma, porque continuaría sometida a la inercia post-conciliar, sin fuerzas ni resortes para reaccionar, detener, restaurar, sanar. Y el derrumbe continuaría, implacable.

La FSSPX no está en crisis. La crisis se sufre en toda la Iglesia Católica, con sectores, diócesis, naciones perdidas o a punto de perderse, o en trance de descomposición inminente. La inserción plena de la FSSPX sería un feliz injerto de tejido sano sobre un organismo enfermo, en estado crítico.

Lo único que me preocupa de la carta de Don Bux es que se pudiera tomar como un testimonio en contra si la vuelta querida por todos (por todos los buenos) no se consumara felizmente. Sin duda, la epístola (tan sincera y tan sentida) de Don Bux se tornaría en manos de los enemigos en arma arrojadiza contra los 'renuentes' de la FSSPX. Y se consumaría otro injusto capítulo.

¿Se les podría achacar el pasaje del Evangelio?

¿Con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo: "Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado." Mt 11,16-17

No, no sería justo. Pero algunos lo dirían: Precisamente aquellos que no han tendido la mano ni han propiciado entendimiento, ofuscados o delirantes por el mal que nos afecta a todos.

Insisto: No son ellos los enfermos. Sin duda, les falta Roma. Pero (y esto es también indudable) gozan de envidiable salud. Gracias a Dios.

La carta de Don Bux será memorable, algunos brani, especialmente. Yo elegiría este:

"...Venite a partecipare di questo benedetto avvenire, di cui, pur in mezzo a tenebre persistenti, già si intravede l’alba.
Il vostro rifiuto aumenterebbe lo spazio delle tenebre, non quello della luce."
Como un eco del clamor del maestro Romano Amerio y el Profeta:

Custos, quid de nocte?


+T.