martes, 6 de noviembre de 2007

Die Grosse Stille ~ El Gran Silencio


Debería haber esperado a Navidad y pedirlo de regalo de Reyes, pero no me he resistido y he actuado tan impaciente como tantas veces: Esta tarde me he comprado el vídeo de Die Grosse Stille-El Gran Silencio. Espero que la adquisición de una peli virtuosa compense la impaciencia que no he mortificado (lo apunto para la consulta con el dire spiritalis).

La película la pude ver en cine de verdad, en Enero de este año, poco después de Navidad. Fue una rareza que la exhibieran desde Noviembre hasta Marzo, en un cine especializado en pelis no dobladas en v.o. con subtítulos. Me comentaron que en las dos sesiones diarias, la sala de unas 60 butacas se medio llenaba en cada pase. Durante las primeras semanas tuvo aun más público, y hubo gente que repitió y volvió a verla. Yo no pude re-verla, me quedé con las ganas, que espero satisfacer ahora con el vídeo...aunque una peli en casa no es lo mismo que una peli en pantalla, claro.
La pureza de imágenes y sonidos es asombrosa, así como el extraordinario y original planteamiento de toda la película: Sin sonido/música adicional, sin iluminación extra, sin comentarios en off, sin apenas subtítulos. La intención de mostrar la Grande Chartreuse sin aditamentos, en la escueta y elocuente realidad de su silencio cartujano se logra admirablemente por ese extraordinario cineasta, Philip Gröning, que debe ser una especie de condensado de la especie: Director-productor-realizador-fotógrafo-cámara en un sólo tomo.

Me llamó la atención que los rostros de los cartujos que salen en la peli-documental son parecidísimos a los de los cartujos de los cuadros de Zurbarán; me refiero a los grandes lienzos de la sevillana Cartuja de las Cuevas que hoy se conservan y exponen en nuestro Museo de Bellas Artes, en especial los de La Virgen de las Cuevas y el de San Hugo en el refectorio, con esos cartujos que casi son un trasunto de los de la peli, como si se transmitieran a través del tiempo no sólo la regla estable, sino también los tipos monacales.

El lema cartujano "Stat Crux dum volvítur Orbis", se ilustra suficientemente en esta extraordinaria película. Merece la pena gastarse 21€ en un documento que guardará toda su validez, belleza, y elocuencia espiritual dentro de tres siglos, tal y como un lienzo de Zurbarán.

El mundo habrá girado vertiginoso, pero los cartujos seguirán quasi inmóviles en el eje de la Cruz.

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El Cid, una dosis de



Plácido Domingo canta en concierto el O Souverain de El Cid, de Massenet

Es de las escenas y arias más bellas de toda la ópera francesa, el "O Souverain!..."; pero lo extraño es que el gran Jules Massenet no le haya puesto música y escena a un gran françois como Roland, sino a un español histórico-legendario como el Cid. Y menos mal, porque si hubiera sido español no hubiera conseguido esta página con elementos tan "molestos" para un español: Un héroe, una patria, una causa, la fe...y una victoria sobre sobre los moros. Ahí va el texto:

IIIº Acte
Troisième Tableau
- (La tente de Rodrigue) -
RODRIGUE
(seul, avec un profond découragement)
Ah! tout est bien fini...
Mon beau rêve de gloire,
Mes rêves de bonheur S'envolent à jamais!
Tu m'as pris mon amour...
Tu me prends la victoire...
Seigneur, je me soumets!
O souverain, ô juge, ô père,
Toujours voilé, présent toujours,
Je t'adorais au temps prospère
Et te bénis aux sombres jours!
Je vais où la loi me réclame
Libre de tous regrets humains!
Ô souverain, ô juge, ô père,
Ta seule image est dans mon âme
Que je remets entre tes mains!
(Un lueur grandit peu à peu et se
détache sur le fond de la tente. C'est
l'image vivante de Saint Jacques le
Major qui apparaît pendant
que des voix célestes se font entendre)

VOIX DU CIEL
Ô souverain, ô juge, ô père!
Toujours voilé, toujours présent!
RODRIGUE
(extasié)
Ces voix! ces voix d'en haut!
la nuit s'éclaire!
SAINT JACQUES
Rodrigue!
RODRIGUE
Saint Jacques!
SAINT JACQUES
Jusqu'au ciel a monté ta prière!
RODRIGUE
Naguère, il a reçu ma foi!
Il m'entendait! il vient à moi! à moi!
Ô souverain ô juge, ô père!
Ta seule image est dans mon âme
que je remets entre tes mains
Ô souverain ô juge, ô père!
SAINT JACQUES
Qui donne le fardeau prête aussi le soutien...
Et je l'apporte au fils,
au soldat, au chrétien!
VOIX DU CIEL
Ô souverain ô juge, ô père!
Tu seras vainqueur! Va! Va! Va!
SAINT JACQUES
(répétant, comme en extase)
Tu seras vainqueur!
(La vision disparaît.)
RODRIGUE
(avec égarement)
La vision s'efface!
(comme transfiguré)
Ah! le souffle d'en haut a passé sur ma face!
Dieu m'a parlé!

- (La fondre éclate, le tonnerre
gronde avec force. La tente s'engloutit ) -
***
IIIº Acto
Escena Tercera
- (La tienda de Rodrigo.) -

RODRIGO
(solo, con un profundo abatimiento)
¡Ah! ¡Todo ha terminado!
¡Mi bello sueño de gloria,
mis sueños de felicidad,
desvanecidos, para siempre!
Te has llevado mi amor, ¡llévate mi victoria!
Señor, ¡yo me someto!
¡Oh soberano! ¡Oh juez! ¡Oh padre!
¡Deseado siempre; siempre presente!
¡Te he adorado en la prosperidad
y te bendigo en el dolor!
¡Voy donde tu ley me reclame,
libre de todo lamento humano!
¡Oh soberano! ¡Oh juez! ¡Oh padre!
¡Sólo tu imagen está en mi alma
y yo me entrego a tus manos!
(Un fulgor que, poco a poco, se hace más
grande hasta que, en el fondo de la tienda,
se convierte en fuego. Aparece la imagen
viva de Santiago, mientras
van oyéndose voces celestiales)

VOZ DEL CIELO
¡Oh soberano! ¡Oh juez! ¡Oh padre!
¡Deseado siempre; siempre presente!
RODRIGO
(extasiado)
¡Esa voz! ¡Esa voz desde lo alto!
¡La noche se abre, se llena de luz!
SANTIAGO
¡Rodrigo!
RODRIGO
¡Santiago!
SANTIAGO
¡El Cielo ha escuchado tu súplica!
RODRIGO
Has recibido mi fe,
¡me has escuchado! ¡Has venido a mí!
¡Oh soberano! ¡Oh juez! ¡Oh padre!
¡Sólo tu imagen está en mi alma
y yo me entrego a tus manos!
¡Oh soberano! ¡Oh juez! ¡Oh padre!
SANTIAGO
¡Aquél que te da cargas y penurias,
también te sostiene, y yo auxilio al hijo,
al soldado, al cristiano!
VOZ DEL CIELO
¡Oh soberano! ¡Oh juez! ¡Oh padre!
Serás vencedor ¡Ve! ¡Ve! ¡Ve!
SANTIAGO
(Repitiendo, como en éxtasis)
¡Serás vencedor!
(La visión desaparece)
RODRIGO
(enérgicamente)
La visión se desvanece.
(como transfigurado)
Una brisa del cielo me ha rozado la cara
¡Dios me ha hablado!
***
Es decir: Don Rodrigo, El Cid, en su tienda, rendido por la fatiga, está rezando, escucha una voces celestiales, y se le aparece Santiago, que le anima a la batalla y le profetiza la victoria sobre la morisma.
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Enseguida escribe y compone eso un español! Lo que no sé cómo Zp no ha prohibido ya el Cantar de Mio Cid, Las Mocedades del Cid de Guillén de Castro, Le Cid de Corneille, y este otro Cid de Massenet.
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¿Y esto a qué viene? Todo esto, caríssimi, porque los Reyes de España están haciendo lo que deberían hacer todos los años: Darse una vueltecita por Céuta y Melilla, nuestras plazas en África, en la frontera con los moros, desde hace más de Quinientos - 500 años- D annos.
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Y también porque anda por aquí Donna Sofía Lóren, con nombre de reina y tan bella como cuando hizo de Doña Ximena con Charlton Heston de Don Rodrigo en El Cid de Anthony Mann (todos extranjeros, también).
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Pues por eso: Por todo eso !
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Aquí, otro youtube con la escena completa (no se pierdan el Santiago con sombrero blanco, que parece un Gandalf : Èpatant!!!)



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Una leyenda

La campana seguía doblando las Ánimas, con un tañido más grave a cada toque que daban los campaneros, como si el bronce se espesara como la tarde, ya anochecida.

Él se despojó de los capisallos de coro en el vestuario de la Sacristía, y se embozó en el manteo de paño con las vueltas de tafetán que era el mejor que se paseaba por Sevilla, y el más caro. De la salida del locum cruzó sin saludar a ninguno por el entrecoro, y por la Puerta del Lagarto salió al Patio de los Naranjos, tan húmedo, ya con las primeras verdinas en los ladrillos. La fuente rebosaba agua de la taza, y era lo único que se oía junto con el doblar pesado de la Giralda, que en la anchura del patio sonaba tan hondo.

La buscó, rastraendo entre los naranjos como un perro; sabía que estaba allí, entre las sombras verdinegras, como un fruto atractivo, tentando su deseo, tan fuerte, tan fuerte...Apenas se dibujaron dos figuras negras, yendo al paso hacia la Puerta del Perdón. El fino chapín de la dama casi hacía contrapunto a la campana, y llamaba a su pulso, que se le fue aligerando mientras se acercaba, se acercaba...

La vieja dueña se adelantó un trecho, ya en las Gradas, y la dama giró hacia Placentines. Al pasar bajo el farolón de la esquina de la Borceguinería pudo ver el garbo airoso de talle y cuello, imaginando lo que ocultaba el velo que cubría tanta belleza imaginada, que le arrastraba, que le vencía.

Ya la alcanzaba...Y al pasar la esquina de Placentines, en la estrechura de la callejuela, le toca el hombro, le toma el brazo, le va a decir...

En un segundo se le cortó el aliento cuando la mano enguantada en negro alzó el velo y una horrenda calavera le miró sin ojos, sonriendo siniestra con la mueca hedionda de una boca desencajada; y le llamaba profunda, decía su nombre al compás del toque de muertos: Vente, Vente, Vente, Ven...te...Ven...te Ven...te...Vennn...eee...nnn...teeeeee...!!!



Nunca supo cuánto tiempo estuvo paralizado, estático, en la estrechura de Placentines; uno de lo sacristanes de la Catedral lo encontró así, yerto, demudado, sin color, casi sin pulso. Después contaban por Sevilla que a la mañana siguiente, cuando salió para la Cartuja, llevaba todo el pelo vuelto canas, y también el bigote y la perilla, como si en una noche le hubieran echado encima la gravedad que nunca tuvo.
La historia salió luego, y corrió de convento en convento, de casa en casa, de taberna en taberna: Era la historia del señor Arcediano Don Mateo Vázquez de Leca, que siguió a una dama que cuando se destapó era la Muerte, una noche de Noviembre, cuando daban en la Giralda el toque de Ánimas.

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