miércoles, 21 de diciembre de 2011

Confusiones


Que la crisis no cesa sino que progresa y se vuelve crónica, como una afección orgánica, es una de esas evidencias que unos se empeñan en no ver, otros en ocultar y otros en favorecer, promover, consentir y/o aplaudir. Es decir, que estamos los que decimos -'que no que no', los que replican -'por qué no, por qué no', y los radicales del -'y mañana más y al año que viene todo'. Si me explico. Si Uds. me entienden.

La estampa es desazonante, desarmadora, una declaración, un manifiesto. Sin palabras, porque sobran. Sin comentarios, por el valor elocuente de la imagen misma.

Comprendo - comprendemos - muchas cosas, dado como está el patio. Imaginamos la que se puede armar en la prensa, los medios y los ambientes sensibilizados si alguien aireara el caso (que no se ha dado) de un prelado que se negara en redondo a admitir, a consentir, a dejar pasar estas cosas, abusos al fin.

Lo peor es que desde dentro, desde nuestras propias filas, te argumentan que sí, que se puede, que se hizo, que se está haciendo; que el Papa, incluso, lo permitió, que el Papa también lo admite y consiente. Hay fotos, of course; las últimas de este género, las que recuerdo, son las del viaje a los EE.UU. Seguramente habrá más, passim.

En nuestro caso, la permisión de tunicelas (que el vulgo llama 'dalmáticas'), una inveterada costumbre sevillana, que pasó de la Catedral a la Cofradías, agrega una nota de confusión más extrema, porque si la foto se ve donde no se sepa qué es, lo que se verá será una mocita revestida de dalmática. Dramática.

Y así discurre el siglo post-conciliar, hoy más turbio que ayer pero menos que mañana.

El que piense que esto es peccata minuta, allá él. Nosotros - yo y otros -pensamos que son epifenómenos de algo mucho más grave.

La duda inquietante - y no me refiero a este caso de la foto, sino en general - es saber si no se actúa por impotencia o si se permite por estrategia.


+T.

El monumento sevillano del beato JP2


Andan enredados en Sevilla porque no saben dónde poner el monumento de Juan Pablo II. En Sevilla la idiosincrasia de sus indígenas no es cualquier cosa. Acostumbrados a convivir con una estética histórico-artística de primer rango, el sevillano barrunta el adefesio y se escuda en lo que sea para disimular que algo no encaja en su depurado cánon.

La estatua de Juan Pablo II que se pretende colocar en el centro mismo de la ciudad, en la Plaza de la Virgen de los Reyes, entre la Catedral y el Palacio Arzobispal, es obra de un reconocido imaginero, muy apreciado. Pero una imagen es una cosa y una estatua para un monumento, otra. La escultura en cuestión pretende ser, justamente, armónica y entonada en todas sus partes, pero no logra ese efecto. El retrato del efigiado y su expresión, tampoco.

Provincianos, clásicamente localistas, el sevillano-tipo detesta vanguardismos y prefiere que un caballo, si tiene que ser, se parezca a los de la cuádriga bizantina de San Marco de Venezia o al de Marco Aurelio del Capitolio, antes que al adefesio picasiano del Guernica, verbigracia. Pero en su lógica, peca al admitir el semi-arte con tal de no consentir el des-arte. Y así pasa que se pasan cosas que no debieran pasarse.

En imaginería sacra, por ejemplo, se exponen al culto obras contemporáneas que no alcanzan el cánon exigible para tal menester (que debe ser y mantenerse muy alto). No pongo muestras porque practico la sabia abstinencia de la vieja sentencia del 'ni fías ni porfías ni pleitos con cofradías'. Pero todo el mundo sabe que la calidad de la iconografía imaginera sevillana, desde la desaparición de los maestros del siglo XX, ha decaído lamentablemente. No digo que falte honradez en la intención, digo que no hay calidad/nivel en los resultados.

Como en la imagen del monumento del Papa JP2, que todos dicen que muy bien pero nadie quiere hacerse cargo de ella, y menos para ponerla en un lugar tan privilegiado como el propuesto. Sevilla, que es muy fina para decir que no en directo, usa de barrocos circunloquios para negar, sutiles adversativos que no todos captan, ni siquiera todos los que debieran, por ser del lugar.

Vean y lean, si les interesa, cómo está el asunto:

Se decide el enclave , Cultura dice sí , Se aprueba por la Junta , La Junta no aprueba nada , Unos pasan la pelota a otros

Un caso típicamente provinciano, quasi decimonónico, con colisión de esferas, instituciones, poderes, influencias, empeños y hasta pequeñas pasiones personales. Pero en el fondo - en el centro - una escultura que no acaba de gustar para un monumento que no termina de convencer.

Ýo lo dejaría donde está ahora. Se ahorrarían muchos percances previsibles.


+T.