martes, 15 de julio de 2014

Hembras en Canterbury: Dañados por aproximación


El Movimiento de Oxford fue un episodio de gracia que marcó una línea de luz. Fuera de esa luz amable que lleva a Roma, la Iglesia Anglicana actual es una repugnante caricatura de lo que puede llegar a ser la Iglesia Católica si no se re-concilia con su identidad y - entre otras cosas más - suspende radicalmente la farsa del ecumenismo vaticanosecundista.

Salvo el ecumenismo entendido como reclamo para la conversión y reintegración en la Iglesia Católica (única y verdadera Iglesia), todo movimiento ecuménico debe considerarse, sin ambages, como una equívoca relación que, más pronto o tarde, infecta y descompone.

La aberrante noticia de la admisión de las mujeres a formar parte de la pseudo-jerarquía anglicana nos viene encima cuando ya estamos aberrantemente contaminados con la admisión 'social' de las hembras clérigas anglicanas y protestantes, que hasta se han retratado con el Papa cuando han sido, irreverente e impúdicamente, admitidas en el séquito de algún pseudo-jerarca visitante (la impudicia la cometió el pseudo-obispo que las admitió; la irreverencia el monseñor romano que lo consintió).

La gente común, el catolicismo popular sub-formado y de-formado que aplaude a PP.Franciscus, no entiende ni discierne y se suma a la expectación de los des-católicos que piden el imposible de hembras en la clerecía. El sensus fidei populi no existe si no se forma, y los tiempos post-conciliares no han sido una época formativa, sino todo lo contrario: El dogma se ha substituido por la voz de la calle, a la que parece haberse sumado, incluso, la Jerarquía, que cede a la opinión y silencia la doctrina. Por esto, por falta de doctrina, hay gente poco-católica que se encandila con la aberración de las obispesas inglesas y exige la cuota de clero-hembra con el convencimiento de estar postulando un derecho y luchando contra una marginación.

Queda probado que PP Franciscus no es Papa de magisterio contundente, sino de charla-homilía y entrevistas sazonadas con off the record. De su parte no se puede esperar nada. Milagro será que no mande congratulations al mentecato mitrado de Canterbury y a su plebe, ellos y ellas (y el intermedio de género mediano, of course).

¡La Providencia nos libre de más bochorno!

Pero esto pasa porque en su momento, cuando las pseudo-ordenaciones de hembras empezaron, no se cortaron terminantemente las vías de comunicación ecuménica. De las medias sonrisas vienen estas carcajadas. De las medias tintas, estos borrones indelebles.

Lo peor es que aun estamos oficialmente en el baile del ecumenismo, que, tal y como está planteado, es una gran impostura, insostenible según una recta teología-eclesiología católica.

Liberanos, Dómine !



+T.