sábado, 6 de octubre de 2007

Prokofiev en Otoño

Es una música poderosa, conmocionante. La primera vez que oí esta suite de Prokofiev, la sensación de temor-turbación-atracción se me adjuntó a la melodía, y siempre que la escucho, siempre revivo aquella impresión.

El ballet acompaña a la música, indudablemte más representativa-imaginativa-sugestiva que la coreografía



Montescos y Capuletos, de la suite de Serguei Prokofiev.

La música, esa sugestiva y turbadora melodía, adelanta la tragedia, acompasada casi al latido fuerte del amor/la muerte desde el primer encuentro de Romeo con Julieta; están ya danzando su pasión y su muerte.

No me resisto a poner este otro vídeo, con la genial Maya Plisetskaya danzando la suite de Romeo y Julieta de Prokofiev:



Maya Plisteskaya baila Romeo y Julieta de Prokofiev

Las imágenes en blanco-sepia-negro se adecuan a los movimientos de la bailarina, sin solución de continuidad entre música y danza, con un efecto admirablemente estético.

La cantata Alexánder Nevsky para la película de Serguei Eisenstein (1938), es igualmente emocionante, desde esos primeros acordes inquietantes, cargados de presagios (empieza a sonar en el minuto 2'05, a continuación de los créditos)



Este comienzo (Rusia bajo la Horda de Oro), se alterna luego con coros, música religiosa, batallas, campanas; por supuesto las imágenes de Eisenstein son magistrales, pero la cantata de Prokofiev, más (parece incluso como si la imagen siguiera intencionadamente a la música). La cantata alcanza esa expresión-descripción del "alma rusa", tan característica en los músicos rusos del XIX.

(En la película Èxodo, de Otto Preminger (1960), suenan estos primeros compases del comienzo de la la cantata de Prokofiev en la escena en que Sal Mineo se oculta en una Iglesia copta de Jerusalén).


Para acabar con un registro amable, esta secuencia (sólo un pellizco) de la suite de "Pedro y el lobo", con imágenes también en amable sintonía con la encantadora música del maestro Prokofiev:



Todo esto porque es Otoño, y para mí Prokofiev y su música me suenan especialmente otoñales, y es tiempo de escucharle.


&.