viernes, 3 de agosto de 2012

Las madres conciliares


Cuando algún vaticanidólatra como el equilibrista/funambulista Cardenal Koch tacha de luterano a quien discute el Vaticano 2º, habría que recordarle que la discutibilidad vaticanosegunditista va aneja al concilio mismo en tanto en cuanto no ha cesado la recreación del mismo, en el mismo aula y fuera del aula misma, antes, durante y después del concilio mismo, siendo actualmente un corpus con extrañas adherencias, apéndices y excrecencias, unas de altísimo nivel (como la Nota Explicativa Previa, verbigracia) y otras de nivel cursivo/imaginativo, quasi de ficción, pero con intención de incorporarse desde el presente a la realidad (abierta/aggiornata) del concilio que fue. Si Uds. no me entienden a ver si me entienden con este ejemplo, de hoy mismo:

Las Madres del Concilio Vaticano II

Las veintitrés mujeres que participaron en el Concilio a instancias de Pablo VI
Las madres de la Santa Sede
 

Con el Vaticano II el soplo de la novedad en la historia de la Iglesia y de la humanidad fue algo verdaderamente inaudito: Veintitrés mujeres estuvieron presentes, convocadas por el Papa Pablo VI el 8 de Septiembre de 1964 como auditoras, utilizando (en la nominación) el adverbio 'simbólicamente', signifcando que su cometido no limitaba sino, más bien, acrecentaba su responsabilidad. La ruptura con los siglos pasados se había consumado. Adriana Valerio ["Madri del Concilio. Ventitré donne al Vaticano II" - Roma, Carocci Editore, 2012, 165 pag. - €-16)] estudia en su libro la personalidad de las veintitrés convocadas, todas vestidas de negro, con velos negros, relatando las circunstancias que hicieron de su presencia silenciosa en el aula una especie de corolario por encima de reales intervenciones concretas. Debemos al Papa un profundo agradecimiento por lograr romper la barrera secular que las confinaba (a las mujeres) a un modesto papel/rol, porque a este pequeño inicio siguió luego una sucesión numerosa y cualificada. El corte se había producido y hoy continua dando frutos. Fueron los mismos Padres Conciliares quienes, con mucho sentido del humor, las llamaron 'madres' ¿sin intención de una implicación más profunda? Estas mujeres-madres marcan la separación/superación de dos concepciones respecto a la mujer: la que las considera relegada a las labores domésticas, como auxilares de bajo perfil, y aquella otra que ve a la mujer en toda su potencial de inteligencia y responsabilidad, entendida como la misma Edith stein, la patrona de Europa, la consideraba, con la especial capacidad de escuchar y saber acoger a los otros.


Es decir, que como la Jerarquia integramente varonil del Concilio no es politicamente correcta, para enmendar el yerro (?) se inventan una participación inexistente de féminas en el aula conciliar, elevando nominalmente a un exiguo grupo de visitantes y observadoras (10 monjas y 13 seglares) al rango de 'Madres' del Concilio, para que no se diga. La irrealidad trasmutada en realidad, desde la percepción actual, proyectando en el pasado el presente.

Importa destacar como el articulete insiste y subraya la dimensión rupturista del Concilio Vat2º como uno de sus más característicos y apreciables valores, haciendo de la anécdota de las 23 invitadas todo un hito del feminismo intra-eclesial. ¿Una interpretación oficiosa de L'Osservatore? ¿O significa algo más?

Claro está que sé y sé que Uds. saben que esto es una pequeña crónica, una semblanza, una anécdota periodística, simplemente, pero una anécdota magnificada hasta el punto de ocupar un espacio en L'Osservatore, que eso ya es algo.

Así, tantas veces, desde otras perspectivas, se ha re-escrito el concilio, inquietando con inquietudes lo que debería estar quieto y parado.

A no ser que se conciba el mismo concilio como un ente en devenir continuo, un 'concilio vivo' que se extiende y expande y avanza y desarrolla y desenvuelve más allá de sus límites, de su clausura. Y así -¡oh prodigio! - su vitalidad nunca caducada, siempre vigente, emerge autorizada para elevar a aquellas muy reverendas y respetables invitadas y observadoras al rango de Matres Conciliares.


No me extrañaría que algún iluminado propusiera grabar un suplemento en mármol para añadir a las lápidas con las listas de Patres Conciliares los nombres de estas re-descubiertas y re-valorizadas venerables damas re-tituladas 'Matres Conciliares'.

Preveo que esto es sólo una avanzadilla para los fastos del 50 cumpleaños conciliar en el marco del Año de la Fe.

Si todo va a ser como esto, los temblores se nos van a volver crónicos, como un tremendo parkinson-eclesial.

Oremus!


+T.