jueves, 5 de septiembre de 2013

Otros hombres, otros tiempos...otra iglesia???

El Cardenal Secretario de Estado Rafael Merry del Val signa el concordato con el representante de Serbia 24 junio 1914 (en la foto, de pie junto al Cardenal, el joven Eugenio Pacelli, futuro Pio XII)
Siento (padezco?) cierta fascinación (selecta) por algunos personajes de fin de época, trasuntos de una decadencia irrefrenable, hombres de cierre de capítulo, figuras de apéndice con notas, de coda con variaciones, de adenda ilustrada. A veces los rastreo por museos, bibliotecas, crónicas; otras veces me salen al paso, como efecto de una misteriosa recíproca empatía. El otro día, por ejemplo, me puse a buscar una filmación en la que sale Tedeschini, el Cardenal, bendiciendo. No encontré las imágenes que recordaba, pero sí estas otras, que me valen para ilustrar:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/programa/memoria-popular-parla-del-xxxv-congreso-eucaristico-internacionalde-barcelona-1952/920240/

El reportaje recoge diversos momentos del Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona, al que asistió como Legado Pontificio el Cardenal Federico Tedeschini. Yendo en procesión para celebrar Misa Solemne, se detiene ante las cámaras que filman el acto y bendice (suponemos que a los operarios del NO-DO, o, remotamente, a los eventuales espectadores de la grabación); véanlo (disfrútenlo) en el minuto 15 y siguientes del documental. No bendice descuidadamente: Detiene su paso erguido, ceremonial, procesional; se gira, mira, eleva el brazo y traza una cruz reverentemente, un movimiento de rúbrica, no casual, ni rutinario, tampoco es ensayado, o estudiado: Es una bendición consciente, intencional; es un acto sagrado ejecutado por un sacerdote consciente de su ministerio y creyente en su ministerio.

Tedeschini cierra con los años de su nunciatura en España toda una época, que podríamos remontar al siglo XIX. Cuando deja la nunciatura de Madrid, ýa cardenal (electo in pectore desde 1933 y publicado en 1935), en junio de 1936, se lleva con él un estilo diplomático-vaticano que desaparecerá con él mismo y los prelados de su generación. Hasta sus últimos años (cuando el Congreso Eucarístico de Barcelona estaba a punto de cumplir los ochenta años), fue una de las figuras venerables de la Roma de Pio XII, Arcipreste de la Basílica de San Pedro y legado papal en señaladas ocasiones.

A los curiales de entonces se les formaba muy bien como sacerdotes; cuando eran llamados para entrar en el cuerpo de prelados que irían a servir en las legaciones papales, se les preparaba no sólo en las tareas estrictamente diplomáticas de representación y burocracia curial, sino también en la etiqueta y los ceremoniales de las cortes y estados donde deberían actuar. En todos esos ambientes, destacaban por la elegancia y la finura que, era fama, iban anejos al oficio de los agentes de la Santa Sede. Llevaban consigo, además de lo aprendido en la Academia de Nobles Eclesiásticos, aquella inefable impronta de la historia, que les marcaba un indeleble sello de dignidad grave y cortés, sagrada y noble, discreta e imponente a la vez.

En la generación de Tedeschini se notaba la impresión del magnífico Merry del Val, en el que todos reconocían el modelo ideal de 'príncipe de la iglesia'. El estilo del Cardenal Rafael Merry del Val fue un paradigma admirado por los mismos prelados que le trataron y conocieron en activo, ya fuera en los años en que desempeñó la Secretaría de Estado bajo Pio X, o luego, durante los pontificados de Benedicto XV y Pio XI, siendo una figura emblemática del Colegio Cardenalicio. Mantener fama de santidad sin perder la de noble, fascinante y digno entre los dignos, es signo de una aristocracia superior participada por muy pocos.

En esta grabación que recoge la visita de los Príncipes de la Casa de Saboya a SS Pio XI, en Diciembre de 1929, se puede ver al Cardenal Merry (pocos meses antes de su muerte) cumpliendo su oficio de Arcipreste de la Basílica de San Pedro, recibiendo, acompañando y despidiendo al Príncipe Humberto de Saboya y las Princesas. Se le distingue por su porte, alto y gentil, vestido con el antiguo hábito cardenalicio, con la muceta de armiño y la capa de moiré plegada y recogida al brazo (son unos segundos tan sólo, a partir del minuto 5' del yutube).




De todo esto me acordé el otro día cuando ví este otro yutube con unas imágenes del recién electo Secretario de Estado, Mons. Pietro Parolín:




Sin palabras, como el yutube. Sin pompa, sin ceremonia, sin sotana, sin ningún particular solemne. Un simple sacerdote vistiendo clergyman. Lo mismo podría vestir chaqueta y corbata. En un momento del yutube, aparece con otro sacerdote, prelado como él, suponemos, los dos deambulando por uno de los corredores que circunvalan il Cortile di San Dámaso, el centro de los Palacios Apostólicos donde residen las más altas instancias de la Curia Papal, a poca distancia de los mismas (ahora desocupadas) estancias pontificias. Esas loggie con los antiguos frescos del mapamundi, de tiempos de Gregorio XIII, que vieron pasearse la magnificencia de otros tiempos, hoy sólo ven a dos discretos funcionarios de curia, que lo mismo pudieran ir en look de gerente-empresario-financiero de la city o de la bolsa. Atendiendo a la deriva de los acontecimientos - ¡quién sabe! - quizá en un futuro (no muy lejano) los prelados del Vaticano vistan como ya visten muchos prelados de la Iglesia Católica: Traje no-prelacial, atuendo corriente, como la gente vulgar, como todo el mundo.

No hace falta decir nada, sólo comparar la actualidad y sus hombres con el pasado y los suyos. Las diferencias de estilo son clamorosas. ¿Las de 'espíritu' también?

Destaco y subrayo que no son hoy/ahora más santos porque sean más 'sencillos'. Los hechos prueban que no, con dramática y escandalosa actualidad.

Tampoco entonces eran más arrogantes porque vistieran con más pompa.

Curiosamente - Uds. lo sabrán - el imponente Merry del Val rezaba todos los días la Letanía de la Humildad.

Otro signo de distinción.

+T.