martes, 22 de julio de 2008

La Conversión de la Magdalena

Cuando sale a relucir Pedro Malón de Chaide, casi siempre se olvidan de ponerle delante su fray. Yo mismo suelo citar solamente "Malón de Chaide", y le borro hasta el Pedro. Pero su gracia completa es Fray Pedro Malón de Chaide, de la esclarecida orden de San Agustín (algunos escriben Echaide, pero Chaide me suena mejor, porque parece que fuera francés y es de Cascante, en Navarra).
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Los agustinos de España no salieron a su confratre Lutero ni le siguieron, y se mantuvieron fervientes católicos. A pesar de la inquisición que la eadem le montó a Fray Luís de León, el excelso doctor quedó absuelto y sin mácula. De Fray Luis aprendería fray Pedro Malón tantas cosas en Salamanca - verba et vita - las que rumiadas y consideradas aflorarían passim en la única obra que publicó, un año antes de su muerte, en la Barcelona de 1588, donde era prior: "La conversión de la Magdalena". Que es por eso por lo que traigo al blog a fray Pedro Malón, por la Magdalena, que es hoy.

La Magdalena ha sembrado imaginaciones más de lo que ella nunca pudo imaginar, como si los siete demonios que el Señor le exorcizó no hubieran parado de marear las cabezas de los que se distraen con la Magdalena y sus demonios y olvidan al que le sacó los demonios a la Magdalena, que es el interesante. Ella, depende.

Depende del porqué o el para qué del interés. Últimamente, es malsano, cuando no blasfemo, y casi siempre irreverente. De la María Magdalena de los Evangelios a la que sacan los noveluchos (y algún impío pseudo-exegéta des-católico, que también los hay) no hay nada más que torcida lección y peor intención. No problem por la Magdalena ex sese, sino por pretender ofuscar la imagen de Cristo. Piensa el lector que lo leído es de su misma condición, y por eso se inventa y rastrea bajuras - que es de lo que sabe - y no encaja la simple altura de la gracia - que es de lo que no entiende - . Habrá que explicar a muchos de mente estrecha y hediondo corazón que el "tolle, lege" es también gracia, y que no entiende el que quiere, sino el que puede.
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Pero volvamos a la Magdalena de Malón. La obra es sui géneris, por eso no ha tenido el éxito y el decurso de otras obras de la literatura ascético-mística de nuestro Siglo de Oro. El texto de Malón de Chaide no es ni narración, ni exposición, ni comentario, ni sermón...sino que es todo eso y un poco más, hasta con verso y glosas rimadas de los Salmos. En un castellano precioso, fray Pedro lo mismo discursea, que cuenta, que imagina, que comenta, que exorta, que canta. Pese a esto, él mismo enseña en la dedicatoria que su obra tiene estructura y partes:

" Se divide en cuatro partes: porque, puesto que siguiendo la cuenta del Evangelio, bastaban solas tres, conforme a los tres estados que de
la Magdalena nos pinta: el primero, es de pecadora; el segundo, de Penitente; el tercero, de gracia y amistad de Dios. Con todo eso, yo he antepuesto otra parte a estas tres, que es el primer estado del
alma antes del pecado, por parecerme necesario de saber cómo va cayendo del estado de gracia en el de pecado, y para que de esta manera le hiciésemos la cama al Evangelio y a sus primeras palabras..."

Analiza perspicazmente la situación de la empecatada Magdalena y reflexiona sobre sus pecados, observando que son de notoria gravedad por estas cuatro razones: Porque eran sensuales, porque eran públicos, porque eran escandalosos, y porque eran muchos. Conque sensualidad, publicidad, escándalo y multiplicidad, todo tan actual que pareciera que fray Pedro comentara la desvergüenzas de alguna re-putada de nuestra alta sociedad, alta política, alta costura, escenarios, peli-televisión...o simple grado de mediana o baja re-putación.

Pero fray Pedro, por otra parte, no es políticamente correcto y dice cosas como esta:

"...La primera calamidad y miseria del hombre es que nace de mujer,
de la más mudable sabandija de la tierra, de suerte, que allí se le pega
la mudanza y poco asiento y la flaqueza en el bien. Mámalo en la leche, y sabe a la ruin pega del vaso donde se envasó"

Por cosas de estas que dice Malón me temo que esté tan poco leído y promocionado, y que sólo sea del gusto de algunos exquisitos, verbigracia. Pero la contundencia no quita su "mica salis" a la ocurrencia, que la tiene.


Cuando leía esto:

"...quiere Dios que los pecados de la Magdalena se prediquen y
pregonen, cada año por los púlpitos, y no por afrentarla; y para esto
quiere que los escriba su historiador, porque con esto la hace más famosa en el mundo..."

me acordé del sermón que se montaba todos años en Sevilla, tal día como hoy, por la fiesta de la Magdalena. No recuerdo dónde lo he leído, en algún libro de temas sevillanos, seguramente. Pero era el caso que el día de la Magdalena mandaban cerrar las casa de lenocinio, y montaban en el compás de la Laguna, que era entonces el barrio de las mancebías, en la actual Plaza de Molviedro, un tablado con Altar; y juntaban allí a todas las putas de la ciudad, y un escogido predicador les espetaba un sermonazo de tomo y lomo que arrancaba suspiros y lagrimones a las descarriadas, todas tan emperifolladas como se puede suponer. Y era tal el efecto del sermón, que se cuenta que todos los años algunas dejaban el oficio y se metían terciarias en alguno de los beaterios de la ciudad, que los había muy específicos para esos casos. Contaban que el sermón del dia de la Magdalena era tan popular, que mucha gente principal acudía a escucharlo, las damas en los balcones y los caballeros abajo, en la plaza (que dicen también que eran notorios los guasones que se divertían con todo aquello y alborotaban un gallinero tan peculiar y propenso al alboroto). Tendría que ver.

Volviendo a Malón y su Magdalena, dice cosas muy acertadas sobre la Santa:

"...La Magdalena, por los mismos pasos por donde se perdió, por esos
mismos buscó su remedio. Había hecho guerra a Dios con boca y ojos y cabello, con olores y blanduras y regalos; pues con todo eso le sirve..."

Ahora discuten y niegan que sean una y la misma la pecadora de la escena de la casa de Simón el leproso y la Magdalena. Aun más se complica el personaje cuando lo deslindan de María la hermana de Lázaro y Marta, quien según la tradición era la misma Magdalena. Malón sigue la opinión de su tiempo identificándola con la protagonista de esas tres citas/escenas distintas: Mc 16, 9 y Lc 8, 2 por un lado; por otro Lc 7, 36-50 y Jn 12, 1-18; y Mt 26, 6-13 que parece identificar una y otra escena. La sospecha sobre la congruencia entre los textos evangélicos no existe en tiempos de Malón; se procuraba concordar los pasajes y prestar la credibilidad debida a cada cita, además de aceptar la tradición. Quiero decir que eran católicos y no pretendían contradecir la Scriptura, pero sí procuraban creer más y mejor (y si no, Inquisición al canto; sana institución que prevenía de muchos males que ahora son epidemia).

Vuelvo a Malón, de nuevo, que tiene partes tan graciosas como esta, que cuenta áuge y caída de la protagonista:

"...Así que en la Magdalena el traerse galana, el preciarse de ello, el gustar de ser celebrada por muy dama, la trajo a tanta perdición que ya, como a pública infame, la llamasen la pecadora."

Palabras que otra vez encuentro tan concordantes/discordantes para muchas de las hembras que ahora prosperan, que asentirán a la primera parte, pero disentirán de la segunda y no aceptarán que lo suyo sea perdición, ni sea infamia su caso, ni de pecado su estado. Si bien mirado, la secuencia convendría lo mismo al mujerío emergente de cualquier tiempo, desde Helena de Troya a Madame de Pompadour.

¿Que si Fray Pedro Malón de Chaide sería misógino? No señorita, porque le dedicó La Conversión de la Magdalena "A la ilustre señora doña Beatriz Cerdán y de Heredia, religiosa en el Monasterio de Santa María de Casbas, en Aragón", particular detalle que debería disipar cualquier duda sobre afección misogínica alguna. Claro que como hoy se estila llamar misógino al que habla de todo esto con cuerdo juicio y crítica razón, no sé si fray Malón escapará de ser tachado de tal. Yo no lo consideraría, obviamente.

Pensaba hablar de la iconografía de Stª María Magdalena, pero me alargaría, y ya me he extendido demasié. Añadiré, empero, dos citas más.


Esta es un fragmento en verso de la glosa en verso del Salmo LXXXVIII :

"Por dó comenzaré, bondad inmensa,/
este mar de mercedes que me diste,/
pues el comenzalle hacerte ofensa,/
siendo infinito lo que en mí hiciste?/

Yerra por cierto quien contallo piensa./
¿Pues callaré? No, no, que amor resiste,/
y dice al alma: puesto que no hay cabo,/
Misericordias Domini cantabo.../
.... .... .... .... .... .... .... .... ....
cesó el curso mortal, y paré luego,/
escapando por Tí de eterno fuego/
.... .... .... .... .... .... .... .... ....
y el alma de mil flores se hermosea, /
que en sólo arder y amarte a Ti se emplea./
.... .... .... .... .... .... .... .... ....
Allí te alabaré, y en dulce canto/
cantaré las grandezas que me has hecho/
.... .... .... .... .... .... .... .... .... ....
y será de mi canto el fin y cabo/
Misericordias Domini Cantabo/"

Como este, vierte fray Pedro una docena de salmos, todos acomodados más o menos al motivo principal de la Magdalena y su conversión.

Y esto, para acabar, que pega como moraleja:

"Digo, pues, que la Iglesia Católica, no sin sobra de razón, nos da a la
Magdalena por ejemplo de penitencia, por donde los que no sabemos
salir, ni desenredarnos de nuestros pecados ni por qué pasos va la penitencia, con tan buen guión no la podamos errar..."

Pues ya está. Aplíquese el exemplo cada cual según convenga, y que Stª María Magdalena nos encomiende a su Señor, que es el nuestro in saecula saeculorum. Amen.
n.b. Y esto para el que quiera leer algo de La Conversión de la Magdalena en esta preciosa edición de 1596.


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