sábado, 16 de junio de 2007

Un toque de luz, belleza y armonía

La National Gallery de Londres ha instalado 44 reproducciones de otras tantas obras maestras de su museo por las esquinas y las calles londinenses. Los cuadros, en tamaño real, pretenden atraer al público a la famosa galería, como un aperitivo que incitara desde la calle a adentrarse en el santuario del Arte.

Como ocurrencia publicitaria, me parece mejor y más acertada que las otras que intentan provocar desfigurando, o presentando de forma agresiva o manipulada los originales. En este sentido, se ha hecho casi de todo, inclusive la imbecilidad de la pirámide de metacrilato de Le Lovre. Esta nueva publicidad cultural, explicita la transformación estética que opera el Arte sobre la realidad más trivial. Vean el ejemplo en las fotos:

1-


La esquina de la muy británica Rose street (con WC y todo) se ha transformado con el Rembrandt, absolutamente. El ocre del ladrillo y el formato del cuadro, realzan todo el entorno a la vez que atraen la mirada sobre el retrato rembrandtiano. Ese ángulo callejero se ha transfigurado, elevado de su pedestre plano urbano a otro nivel superior por la dominante estética del Arte presente. Item más: Con luz diurna, al atardecer, iluminado de noche por las farolas, el cuadro irá moderando estéticamente todo el ámbito, como un centro emisor y referencial de belleza y significado.
2)


En esta, la Virgen de las Rocas de Leonardo metamorfiza todo un lienzo de pared comercial, abriendo una sfumata puerta al misterio, la belleza sacra y el pincel renacentista en el opaco muro del ladrillo urbano. La Madonna impone su contraste estético y relativiza la efímera presencia que transcurre por la acera. La estática belleza de lo representado en la pintura, se impone sobre el movimiento, trivializándolo en su vanidad insignificante. Ni siquiera la vulgar publicidad , el mobiliario urbano, o las estridentes señales perturban la armónica composición, tan reservada en sí misma, a la vez que clamorosa en su poderoso atractivo.

Aunque tampoco hay que pasarse, que sería temible el exceso de vulgarizar por las calles lo que no se pensó para estar colgado a la intemperie. Como aquí todo se remeda, pronto aparecerán Las Meninas en la esquina de Serrano con Goya, o la Inmaculada de Zurbarán en la avenida de Pedralbes, o el San Hugo en el refectorio colgado junto a un cajero automático de la calle Sierpes.

...Y se mearan los perros encima del más sagrado y eximio arte.

Mientras no saquen los originales...

Pero es verdad: No se debe echar las perlas delante de los cerdos. ¿Verdad?

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