lunes, 31 de mayo de 2010

Los palestinos necesitan un Leon Uris


Una de las pelis de mi videoteca que suelo re-ver un par de veces por curso (en verano, preferentemente) es la magnífica Exodo, de Otto Preminger. Excepto el papel de Paul Newman (no me gusta el actor ni le veo en el personaje que interpreta), me gusta todo lo demás. La banda sonora y el tema musical de la película, de Ernst Gold, es un clásico entre las mejores partituras de la historia del cine. Y la peli, una de las mejores de su género.

¿De qué género es Éxodus? Alguna vez me lo he preguntado y he concluido que Exodus es el film capital de un sub-género que yo llamaría "apologético-sionista". En Exodus están casi todos los elementos argumentales-dramáticos que reaparecerán en muchas películas que tratan, con variados libretos/tramas, la historia de los judíos europeos y el sionismo en el pasado siglo XX.

En Exodus sale casi todo, la historia de la post-guerra con flash-backs de la persecución antes y durante la guerra, el acontecimiento histórico de la constitución del estado de Israel, incluso una prospectiva bastante aproximada del futuro venidero.

La estupenda versión cinematográfica de la novela de Leon Uris es tan atractiva como la propia novela. A los lectores gustará o no gustará la obra de L. Uris, pero si son buenos aficionados reconocerán que es un estupendo novelista de género. De ese género.

Hará unos diez años, recuerdo que compré y leí durante un viaje en tren una de las últimas novelas de Uris, "The Haj" ("El Peregrino" es el título de la edición/traducción en español). Con toda su habilidad narrativa, Uris traza la historia de una familia de palestinos para demostrar la tesis de la maldad intrínseca y perversa de los palestinos, que acaban devorándose y destruyéndose a sí mismos. Todo en medio de un hiper-corrupto mundo de árabes y un esperanzador mundo israelí. Los palestinos son canallas, los israelíes son éticos héroes. Y si surge, alguna vez, un palestino heróico, es por cercanía al mundo y las tesis israelíes, que le convencen con todo el peso de su irrefutable razón; pero al final será destrozado por la implacable furia de los palestinos, raza maldita que no merece existir, ni merece patria, ni merece historia.

Sólo Israel es bueno y Leon Uris es su profeta.

Bueno, Leon Uris y toda una caterva de apologistas que infectan y confunden a una opinión internacional cada vez menos dispuesta a tragarse las bolas israelíes, exquisitas piedras de molino de la des-información.

En resumen, y ante los hechos consumados - una vez más - de una brutal matanza causada por Israel, la opinión oficial es la de siempre: Israel se defiende (con tiros que matan) de las agresiones contra Israel (en este caso, los del buque, dispararían con patatas y garbanzos y balas de granos de arroz, que es lo que llevaban en el barco para suministrar alimentos a los prisoneros de los campos de concentración de Gaza).

Los que digamos que Gaza es un gran campo de concentración, una "nación-campodeconcetración" creada y mantenida contra todo derecho y justicia por el estado de Israel, seremos señalados por el dedo israelí como enemigos de la humanidad. La humanidad que es Israel y sólo Israel. Lo demás no cuenta: Goyim, goyim, goyim. Carne de herém.

La trágica aventura del barco con suministros para los palestinos de Gaza, si la hubiera tomado Leon Uris como arguemnto de una de sus novelas, haría del barco una nave heróica como la del Exodus. Y también saldría por ahí un émulo de Preminger para filmar una peli heróica.

Pero la Palestina de los palestinos no tiene a su servicio un Leon Uris ni un Otto Preminger. Sólo tienen la decepción desastrosa de Gaza. La misma que alimenta la desesperación rabiosa de los niños que serán terroristas porque se han amamantado en la teta envenenada del odio israelí. Un Israel que siempre ofrece motivos sobrados para odiar. Es la única garantía que el estado de Israel otorga a los palestinos de Cisjordania y Gaza : Ser más odiados mañana que ayer.

Hoy también. Con catorce muertos más en la larga cuenta de las víctimas de Israel.



p.s. Esta mañana las agencias informaban que entre los pasajeros de los barcos asaltados criminalmente por el ejercito de Israel, viaja también el anciano Patriarca Melquita de Jerusalén, Monseñor Hilarión Capucci, el mismo que los israelíes mantuvieron en prisión 4 años, injustamente acusado. Monseñor Capucci tiene 88 años. Es palestino de nacimiento, de Cesarea, la patria de los Apóstoles.

p.p.s.La agencia Zenit recoge en su boletín diario el comentario desaprobatorio con la condena del portavoz de la Santa Sede, padre Lombardi, así como algunos testimonios comentarios de un sacerdote católico, párroco en la miserable Gaza. Merece leerlo porque es la voz sincera y dolorida de los que siempre son las víctimas. Las víctimas de Israel.

p.p.p.s. Se teme que este desgraciado acto de terrorismo militar-estatal israelí, con sus desafortunadas víctimas, enrarecerá el ambiente del próximo viaje apostólico del Papa Benedicto XVI a Chipre. Un viaje de primerísimo interés para la Santa Sede y los Patriarcados Ortodoxos Orientales (que tanto saben de las extorsiones, violencias, injusticias y crímenes del cada vez menos justificable "estado" de Israel).


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domingo, 30 de mayo de 2010

La nula voluntad de nuestra Jerarquía


Los Congresos Eucarísticos, cuando empezaron allá por 1881, en Lille, inauguraron, en cierta forma, la gran presencia internacional del Catolicismo en la era moderna. La Iglesia Católica cerraba así el siglo XIX, tan lesivo para ella, con una enorme actividad y proyección internacional. Los Congresos supusieron una gran confirmación de la fuerza y la actualidad del Catolicismo en el mundo. A los pocos años de la pérdida de los Estados Pontificios y la conclusión del Concilio Vaticano I, con el Papa "prisionero" en los estrechos límites de la Ciudadela Vaticana, la Iglesia Romana se hacía más universal que nunca, movilizando por los cinco continentes a Cardenales Legados que representaban al Papa en estas grandes celebraciones-exaltaciones de la Fe Católica.

Por su parte, los congresos nacionales, siguiendo un modelo a escala menor, sirvieron para re-evangelizar y resaltar en cada momento determinadas iniciativas destinadas al revitalizamiento de las Diócesis.

Durante los años que siguieron al Vaticano II, los Congresos Eucarísticos internacionales y los nacionales sirvieron para propagar los "frutos del concilio", muy especialmente las iniciativas e innovaciones derivadas de la reforma litúrgica post-conciliar. Los Congresos Eucarísticos han sido unos extraordinarios observatorios-testimonios de los cambios habidos en el último siglo de la historia del Catolicismo.

Del celebrado estos últimos días en Toledo algunos se han extrañado de la poca publicidad que se le ha dado. Yo les respondería que la midieran con la que está teniendo la Jornada Mundial de la Juventud. Evento por evento, compárese la publicidad de uno y otro y se comprenderá la importancia que se le da a cada uno.

Podrían decirme que no se puede comparar una concentración mundial con una celebracion nacional. Vale. Acepto el sed contra. Pero insisto: Compárese con la propaganda que se le da al Año Santo Compostelano, que es algo nacional. Si se me contesta que el Jubileo de Santiago es algo con repercusión europea y hasta mundial, también acepto la razón. Es verdad. Insisto sin embargo: Se da publicidad a lo que se quiere cuánto y según se quiere. En este sentido, es evidente que ni los organizadores (la Diócesis de Toledo) ni los promotores (la Conferencia Episcopal Española) se han movilizado apenas discretamente.

Una probable razón sería la "decadencia" de este tipo de celebraciones. Volviendo a las comparaciones, es evidente también que una Jornada Mundial de la Juventud tiene actualmente más repercusión y moviliza a más gente que un Congreso Eucarístico Internacional. Respecto a estos últimos yo diría que los Congresos Eucarísticos Internacionales, de hecho, tienen una repercusión nacional, salvando la presencia de los peregrinos que acudan de otros sitios, que no son demasiados, aunque nunca falte un número relativamente apreciable. Y los nacionales tienen, más bien, una importancia diocesana. Como este de Toledo, verbigracia. Considerando la gente de Madrid y sus proximidades que se habrán desplazado más cómodamente por la proximidad, y calculando la representación que ha salido de Sevilla (no más de unas veinticinco personas), me ratifico en los límites poco más que diocesanos del Congreso Eucarístico Nacional.

Que sin embargo sí mantiene su valor para Roma, que ha enviado nada menos que al ex-Secretario de Estado, Cardenal Sodano, actual Camarlengo del Colegio Cardenalicio, para presidir la clausura. Todo un signo de que la Santa Sede sigue apreciando este tipo de concentraciones, les ve sentido. Yo también. Mis amigos sevillanos que han asistido estaban ayer tarde emocionados. Son creyentes, muy buenos, y se emocionan cuando hay motivo. Y en Toledo los ha habido.

No hará falta que diga que, a parte la espléndida puesta en escena y la muy buena organización, a mis amigos de Sevilla lo que les emocionaba ayer era el "Centro" del Congreso: El Señor Sacramentado, el Amor de los Amores, suyo y mio.

Opino, sin embargo, que cierto "sentido" ha estado escandalosamente ausente en el Congreso toledano. Cuando me mandaron, hará más de un mes, el folleto con el programa de actos-celebraciones, inmediatamente eché de menos algo que considero fundamental: No se ha programado/celebrado ninguna Misa tradicional, ni siquiera se le ha dado espacio en alguna conferencia, ponencia, mesa redonda etc.

La extrañeza es mayor tratándose de Toledo, sede hasta hace poco del actual Cardenal Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, D. Antonio Cañizares. Tanto más extraño cuanto que el monseñor toledano Juan Miguel Ferrer Grenesche, subsecretario de la susodicha Congregación, ha participado en los actos y - me figuro - dado que su promoción al Dicasterio es de hace apenas un año, habría tenido que ver en la preparación del congreso. Un Congreso Eucarístico, aunque sea nacional, no se improvisa en unos meses.

Vuelvo a tener la impresión de un "pacto de silencio" conjurado por nuestros Obispos para que el Motu Proprio Summorum Pontificum tenga la menor repercusión posible en España. Si no, no me explico.

A estas alturas, está clara y patente la voluntad "reformadora" de Benedicto XVI en materia litúrgica. La expresión "reforma de la reforma" no es una anécdota, no se ha acuñado por una casualidad. Pasarla por alto significa obviar una de las líneas de acción más claras y firmes del pontificado de Benedicto XVI.

El Motu Proprio de restauración de la Liturgia Tradicional va a cumplir tres años desde su promulgación, y en España todavía no ha habido un prelado que haya celebrado la Misa tradicional. Y su restauración o promoción en las distintas Diócesis es apenas nula. A regañadientes van concediendo nuestros Obispos las celebraciones, cuando se ven obligados por las peticiones o instancias de algunos grupos y asociaciones de fieles. Prefieren que no se les saque el tema, que no se insinue siquiera. A lo más aceptan situaciones bajo mínimos, a veces dejando patente su desagrado, con toda reluctancia. Esto desde Finisterre a Tarifa, desde el Rosellón al Campo de Gibraltar. Una renuencia jerárquico-nacional general.

¿Por qué? Yo digo que por falta de fe. Y quizá por mala fe. Sic.

Volviendo al Congreso de Toledo, me hizo especial gracia, por paradójico, uno de los actos. Se trataba de una exposición sobre tres españoles con causas de beatificación-canonización incoadas: Teresa Enríquez "loca del Sacramento" (s. XVI), Luís de Trelles, fundador de la Adoración Nocturna Española (s. XIX), y Manuel Lozano Garrido "Lolo", periodista jiennese (s. XX), que será beatificado - D. m.- el próximo 12 de Junio.



¿Se les ha escapado a los responsables y organizadores que todos estos ejemplos de piedad y santidad eucarística se nutrieron con la Santa Misa que ellos desprecian y/o ignoran?

¿Cabe entender que se estimule la participación de los fieles en liturgias mozárabes y se ignore deliberadamente la liturgia de la Santa Misa que fue la única vigente y común para todos los fieles de la Iglesia Católica hasta 1969-70?

¿No hubiera sido oportuno con ocasión de este Congreso de Toledo dar una repercusión "nacional" al Motu Proprio, celebrando la Liturgia Tradicional, exponiendo el significado/valor del Motu Proprio de Benedicto XVI, en alguna ponencia, mesa redonda, siquiera en algún acto ???

Pues no. Ni siquiera en algún acto. En ninguno.

A estas alturas, la cuestión me parece vergonzosa; tan lamentable como descalificante. Para nuestros Obispos, quiero decir. Que en España la resistencia al Motu Proprio esté teniendo estos "protagonistas" es asombroso. Una Jerarquía Episcopal que salvo pocas excepciones se ha formado, precisamente, con esa Liturgia Romana tradicional. Una renuencia tal sólo trasluce un escandaloso desprecio, tan absurdamente impropio. Y culpable, también.

¿Cambiarán, se decidirán a mudar de actitud, reconocerán su injustificable cerrazón?

Si concedieran (o destituyeran) mitras con la condición de celebrar una Misa Tradicional, se iban a ver largas colas de aspirantes que repetirían, mutatis mutandis, el "París bien vale una Misa" del Borbón Enrique IV, con todo su mayor fervor.

Pero - otra vez - estoy soñando, delirando, figurando visiones.

Custos, quid de nocte?

+T.

jueves, 27 de mayo de 2010

A propósito de una peli sobre un cura


A ver si no me trasquilan por todos lados, porque segurito que más de uno se afrenta y se engalla (no problem, por mi parte). Pero ahi van mis impresiones, que podrán disgustar justamente porque, a pesar de ser impresiones, no son disparatadas, ni mucho menos. El articulete va de cine, de una peli.

La peli es nacional, española; o, más precisamente, madrileña. Madrid ha ido perfilando una personalidad, una idiosincrasia bastante acusada, con particulares muy identificativos. En lo eclesiástico, me refiero.

Al nuevo clero madrileño yo lo definiría "juanpablista". La entusiasta personalidad de Juan Pablo II, su estilo y su atractivo "juvenil", fue suscitando durante los años de su pontificado vocaciones sacerdotales, que se sumaban al dinamismo del Papa. No son - nunca han sido - verdaderamente tradicionales, pero han respondido con un estilo pastoral muy característico, ilusionado, entregado, trabajador, re-emprendiendo bajo las directrices, más o menos explícitas, de Roma la puesta en práctica del Vaticano II que el desconcierto post-conciliarista había extraviado y corrompido.

El estilo de cura "juanpablista" es urbano, post-moderno incluso. Con "gancho", comunican vitalidad; los más destacados suelen ser bastante "medíaticos", emprendedores, brillantes comunicadores. Ya dije que no son tradicionales, respetan los mínimos litúrgicos, conservan elementos de la piedad y la espiritualidad católica, pero se lanzan a experiencias nuevas, les gusta "romper moldes", impactar con palabras, gestos, relaciones. Todo con una desenvuelta resolución. No son de sotana, son de camisa clergyman y pantalón vaquero, de negro y con chaqueta para las ocasiones, en todo caso.

De este "perfil" simpático y arrollador tuvo que ser el sacerdote madrileño al que le han dedicado una peli, o un documental más o menos biográfico-hagiográfico. El prometedor sacerdote murió en un accidente, durante una excursión-escalada. Iba acompañado por una amiga. Murieron los dos.

El que presenta la peli, dice que por meterse en eso se mete en un lio. Yo pienso, más bien, que se mete en un "exceso", porque la peli me parece excesiva. Y si - como me han comentado - hay detrás una movida de "santo-súbito", me parece todavía más excesivo el exceso.

Antes, cuando los Santos no se hacían vía santosúbito, una postulación con esas circuntancias hubiera sido impensable. Absolutamente.

Insistiendo: Un sacerdote diocesano, por vocación, aspira a ser cura. Los curas corrientes celebran Misa por la mañana y por la tarde, administran los Sacramentos, predican, organizan y dirigen la parroquia, etc. Nada extraordinario (salvo el "milagro" de lo sobrenatural entre lo natural, lo extraordinario-santo en medio del mundo ordinario). No son héroes ni aspiran a serlo.

Los curas corrientes no pueden hacer montañismo porque no tienen libres los fines de semana. Los curas corrientes que están en un pueblo se pasan en el pueblo el dia entero y todo el año, y si tienen más pueblos y parroquias que atender se pasan el año, el mes y la semana de pueblo en pueblo, de iglesia en iglesia. Si logran reunir 20 fieles en Misa, cantan victoria por la multitud. Eso los de pueblo.

Y los curas de capital, lo mismo, con más gente, sujetos a la parroquia mañana y tarde, si estan solos y sin coadjutor, vicario y/o ecónomo que les asista; ellos solitos se apañan para bregar con todos y contra todos, catequistas, niños, padres, señoras, señores, viejas, viejos, enfermos, familias, el pobre del barrio y la tonta de la plazoleta. Además atiende a otros encargos, de beatas y beatos de muy distinta variedad y ocasión, cuando no una Misa, una boda, o unas predicaciones, o un retiro. O lo que salga. Eso un dia, y dos, y el curso entero. Y el año siguiente, Deo volente, más.



Si a un joven con vocación, si a un seminarista o a un joven sacerdote recien ordenado, le estimulan con la estupenda aventura de un cura-héroe, cuando se topa con la realidad de la vida de un cura-cura, se estrella y se hace añicos. No sé si me explico (que me entiendan o me quieran entender, es otro cantar).

Por eso no me gusta la peli. Tampoco me gusta el detallito del título "La última cima", que parafrasea muy malamente a "La Última Cena"; la foto del cura alzando con las cumbres de fondo, me gusta todavía menos porque no me gustan las excentricidades caprichosas, y celebrar una Misa en lo alto de un picacho nevado me parece un capricho excéntrico, incluso un abuso litúrgico. Y la música del tráiler, el remate. Montaje, mucho montaje.

Coda 1ª: El Cura de Ars no hacía alpinismo. Ni sólo ni acompañado.

Coda 2ª: Don Camilo, de Guareschi/Fernandel, me parece, a pesar del tópico, un modelo bastante vigente, todavía.

Coda 3ª: Estoy temiendo otra peli de otro cura que está para salir, made in Hollywood...pero con fondo, escenario, historia, texto y pretexto made in Spain 100%. Va a ser de tronío.

Coda 4ª: No sé - me gustaría saber - si a la peli esta (y a la otra) le habrán dado subvención.

p.s. Si alguno pregunta (que preguntará) le contesto:

- No, no conocía al cura de la peli.
- Sí, tuvo que ser un cura excepcional, no lo dudo.
De todas formas, hablo de la peli, de la impresión que me da. Solamente. Sin más intención. De verdad.


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sábado, 22 de mayo de 2010

Más de Schönborn indeseable



Alguna vez, oportunamente, digo que no se debe empinar al que ya está en alto. Y es que tengo un prejuicio muy particular contra los que son y quieren ser más, y buscan ser más, y aceptan gustosamente que les hagan más.

Sé lo que el Señor dijo aquello que “…al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene”. Pero esas palabras de Cristo parecen tener un contexto escatológico, se refieren al juicio particular final, en el que Dios retribuirá a cada uno según sus méritos. Para nosotros los viatores, los mortales que transcurrimos por el mundo, se ajustan mejor aquellas otra palabras del Evangelio: “El que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado” que, aun teniendo también un sentido escatológico, sirven muy bien como lema, un leit-motiv excelente para proceder y resolverse cristianamente.

Dicho esto, miren ustedes estos retratos:



¿Saben ustedes quiénes son estos personajes, estos prelados? Pues son los Señores Cardenales, Obispos y Prícipes electores Friedrich Carl von Schönborn, Lothar Franz von Schönborn, Franz Georg von Schönborn y Damian Hugo Philipp von Schönborn-Buchheim, los ilustrísimos, poderosísimos, engoladísimos, blasonadísimos, muy influyentes, nobilísimos y muy ensalzados tíos-bisabuelos y tataratíos del Emmº y Revmº Cardenal Cristoph Schönborn, Arzobispo de Viena. Una alhaja de valor entre todas esas preciadisimas alhajas.




Si me dijera alguno: Pero el actual Cardenal Schönborn se hizo dominico y dejó casa y hacienda, haciendo voto de pobreza, yo le respondería que igual da, porque no perseveró en la simple monasticidad docta y mendicante de los frailes predicadores, sino que en cuanto le ofrecieron una mitra dijo sí; también dijo que sí cuando le promovieron al arzobispado, y muy gustosamente dijo otrosí que sí al capelo. Conque al final, velis nolis, por caminos directos o indirectos, el resultado es el mismo: Otro Graf Schönborn príncipe de la Iglesia, con todo su ringo-rango, como sus ilustres tíos, esos de las peluconas de la época del emperador Francisco de Lorena, la Emperatriz María Teresa, y el imponente Imperio de los Habsburgo.

En los tiempos en que estamos, hay que ser un mentecato supino para sentir fascinación atractiva por un sujeto con papelorios genealógicos y tribu de antepasados con título y blasón, hay que ser muy lila. Pero el mundo es así, y corren por todos lados PepesBonos que casan a sus niñas con nietos de condeses y sueñan ellos mismo con el Toisón de Oro, o una Grandeza de España, o un Condado aunque sea in partibus infidelium (n.b. He dicho un pepebono porque es el ejemplar más cateto y vulgar de esta tendencia filo-aristocrática que se me viene a la cabeza; ustedes pueden pensar en otros u otras, les concedo la gracia de imaginar).

¿Qué si acaso fray Cristóbal Schönborn o.p. no tiene, no tuvo, no ha tenido, méritos y avales propios, personales, para llegar tan alto sin necesidad de tirar de blasones? Vamos, vamos, vamos…señoras y señores míos (es un decir). Quien no sepa que las discriminaciones positivas están y han estado en uso y nunca han pasado de moda, quien no sepa eso, no sabe nada ni de mundo, ni de suciedad (perdón; sociedad, quería decir, ha sido un lapsus). Inclusive ese enriscado mundo de las prebendas y dignidades eclesiásticas, tan sujetas a vanidad y propensas a suscitar mil vanidades más.


Todavía en el siglo XX-XXI a las Órdenes Religiosas les encanta presumir de nobleza, y tener un fraile, un hermanito, un reverendo que sea conde, marqués, duque o principés, por papá o por mamá. Les encanta, aunque no lo reconozcan y lo disimulen. Y después, si el chico es despabilado, se le abren todas las puertas, portones y portillos para que haga carrera. Un currículum de fraile-conde-duque resulta muy prestigioso, muy brillante.

Muy torpe borrico debiera haber sido el interesado sin con buenos colegios, refinado ambiente, encopetadas relaciones y excelentes modos desde la cuna no hubiera afinado su intelecto adecuadamente. Si en el convento le dieron un poco de cancha, muy favorablemente el nene despuntó, era de esperar. Estas especies nobiliarias son muy extremas: O salen tontos de remate o salen listos como el hambre. Y se ve que el Graff Cristoph es de los inteligentes prácticos, no un Stº Tomás de mucha celda y cátedra, de mucho rezo y libro, sino un aprovechado sapiente pragmático-eclesiástico, con la excelente carta de presentación de sus acreditados blasones de noble imperial.

Así fue desde que pareció con la sonrisita y el hábito de nuestro padre Stº Domingo (recuerdo las primeras fotos, de cuando era reciente obispillo auxiliar de Viena), con todo su brillante currículum de teólogo. Un mimado de la fortuna, en la casa solariega de sus papás y en la Orden Dominicana después. Quizá uno de los más reputados de entre los dominicos que han ocupado últimamente esos puestos (comisiones, representaciones, universidades, colegios, foros etc.) que se reservan para la cuota de representación de las diferentes órdenes y congregaciones religiosas. Competente y brillante.

Y sagaz, muy listo porque se presentaba (lo presentaban, lo publicitaban, lo señalaban) como un católico recto, de perfil conservador, que inspiraba confianza y despertaba las mejores expectativas en los sectores más firmes y fiables de la Iglesia. Al estallar el lamentable caso Groër, ganó en respetabilidad, por su discreción, prudencia y resolución. Un estupendo hombre de Iglesia, con las mejores perspectivas por delante.

Así hasta que empezó a señalarse, a desvelar poco a poco que no era el firme prelado católico que se pensaba, sino el arzobispo austriaco que sintonizaba con el des-catolicismo militante de la Österreich, el contemporizador que recogía las inquietudes de los grupos terroristas de los “somos iglesias” y el líder-portavoz de la muy descompuesta Jerarquía austriaca.

Fue entonces, hará unos años, cuando empezaron a circular las fotos y los youtubes de Schönborn, entre globitos y letreritos, en unas misas extrañas con luces de discoteca, cálices de cristal y otros extraños elementos, muy poco católicos. Ese es el Schönborn que se ha ido re-interpretando en estos últimos cinco años, los años del Pontificado de Benedicto XVI.

¿Es Schönborn – como dicen y corean algunos – un “hombre de Ratzinger” un “amigo de Benedicto”? Compárense, por ejemplo, las palabras de Benedicto XVI en Fátima, hace unos días, con las palabritas de Schönborn de hace un par de días. Compárense y sáquense conclusiones. Evidentemente, Schönborn aparece como una contrafigura, una sombra oscura de Benedicto XVI, porque, prácticamente, contradice al Papa en el fondo y en la forma.

Schönborn , muy en contra del perfil moderado y responsable que cierta prensa afín le atribuye, se perfila como uno de los más peligrosos y modernistizantes prelados de la actualidad, con todo su haber de noble-teólogo-arzobispo-cardenal de su parte, un currículum admirable, brillante, que se ha sabido labrar. Preside a los inquietos obispos de Austria, tiene relaciones cordiales con el episcopado de Alemania, cuenta con muy buen cartel entre los ortodoxos (y los ortodoxos rusos, además) y en un par de años se ha convertido en el mascarón de proa de la vanguardia des-católica europea. Ya se dice que es el delfín del fantasmón Martini, el candidato de los progres, el Cardenal papable de los insurrectos vaticanoterceristas. Etc.

Ese es Schönborn, el anti-celibatario, el que capitanea a los obispos contestatarios de Austria, el que ha abierto fuego y disparado dentro del mismísimo Colegio Cardenalicio iniciando una guerrilla combativa, que abre trincheras y ocupa puestos estratégicos de opinión e influencia en vistas al Cónclave que, más tarde o más pronto, vendrá.

El aperturismo de Schönborn significa, en el Pontificado esperanzador de Benedicto XVI, la reedición corregida y aumentada de los destructores de la Iglesia Católica, la continuídad de la devastación de los "inolvidables" Alfrink, Frings, Suenens, König y toda la trupe demoledora de adláteres. Dije el otro día, como un chiste, que Schönborn era el director de Orquesta Cacofónica de Viena; yo mismo reconocí la triste gracia que tenía mi triste chiste.

Este gran príncipe de la iglesia y el mundo, hijo de masón, se llama Conde Christoph Maria Michael Hugo Damian Peter Adalbert von Schönborn-Wiesentheid, con todas las letras. Es una bomba de relojería en el centro neurálgico - nada más y nada menos - del Colegio Cardenalicio.

La urgente "reforma" que necesita la Iglesia es la extirpación de esta nefasta jerarquía, heredada del pontificado anterior y que está hipotecando dramáticamente el pontificado actual. Si tan inquietantes son las cosas que uno se atreve a conjeturar, la realidad, los hechos con sus escenas, debe ser tremenda. Y Schönborn es uno de sus siniestros protagonistas, uno de los peores.

Imagino que eso de tener bisabuelos aúlicos, personajes de corte, salón, cortinajes y conspiraciones, se lleva en los genes y en la sangre azul. Cuanto antes se le “neutralice”, mejor para todos. Para la Iglesia, quiero decir.

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viernes, 21 de mayo de 2010

Indeseable Schönborn



Antes que nada preciso el adjetivo, para los imbeciletes irritables filo-modernistas des-catolizantes, o los timoratos acomplejados católico-conformistas mea-pilaristas. Dice el diccionario de la RAE:

indeseable.

1. adj. Dicho de una persona: Cuya permanencia en un país consideran peligrosa las autoridades de este.

2. adj. Dicho de una persona: Cuyo trato no es recomendable.

3. adj. Indigno de ser deseado.


Y ese sentido triple le doy al adjetivo. Tal cual.

Me mueve a la des-calificación el nuevo episodio (¿cuántos van?) de Schönborn, las nuevas palabritas del petulante Schönborn, cada vez más deslenguado, más osado, más impertinentemente siniestro. Ha sido una especie de "extensión", una coda conclusiva a las declaraciones del obispo emérito Mons. Iby, que hace una semana se despachó contra el celibato. Ahora Schönborn se alinea con las declaraciones de Iby. Incluso remacha que esa es la opinion general de los obispos y los fieles austríacos. Para que no quepan dudas.

El noticiario austriantimes.at recogía y publicaba las declaraciones del Cardenal Schönborn. En resumen, dice que

"La preocupación que expresó el Obispo Iby es compartida por todos nosotros (los obispos de Austria), y estoy feliz de estar en una Iglesia en la que hay libertad de expresión y de opinión" (palabras del Cardenal)


Unas palabras que a la vez que se suman a esa corriente anti-celibataria, parecen censurar a la Iglesia no-austriaca que, según deja entender Schönborn, es una Iglesia que veta la opinión y silencia su expresión. ¿Pensaría Schönborn en alguna Iglesia en particular? ¿Roma, quizá?

La noticia del austriantimes.at es para echarse a temblar. Porque además de las palabritas de Schönborn trae las declaraciones de tres o cuatro "líderes" de movimientos y organizaciones laicas (un dirigente de ese gran movimiento terrorista des-católico de los "somos iglesia", un portavoz de "las juntas parroquiales", y otro representante de grupos de apoyo a la iniciativa de supresión del celibato).

Estos personajillos (me los puedo imaginar, perfectamente) son los que tienen en un puño a los desgraciados obispos austríacos, los que movilizan y manipulan la opinión de los católicos para que se den de baja en sus parroquias, los que dictan sus novelerías en los consejos parroquiales etc. Son los agitadores del diabólico caldero donde se cuece la ponzoña que envenena al catolicismo austriaco. Y Schönborn aparece como su más alto representante, la cúpula púrpurada de esa "iglesia de base". Aunque parezca mentira, así es.

Cuando el año pasado fueron llamados al orden y acudieron a Roma para recibir una severísima amonestación del Papa, Schönborn fue el portavoz de aquella "comisión austriaca" que, en el colmo del desplante insolente, le expusieron al Papa Benedicto las demandas de los laicos de Austria, que junto con su Jerarquía (obediente y rendida a los laicos) exigían la supresión del celibato. Era la misma Jerarquia que unos meses antes se negó a aceptar el nombramiento del nuevo obispo auxiliar de Linz, hecho por Benedicto XVI, que tuvo que replegarse a las exigencias (amenazas?) de los obispos austriacos, presididos por Schönborn, que implícitamente dejaron entender que los nombramientos episcopales de Austria los hacía la Conferencia Episcopal de Austria (supongo que con el beneplácito de sus energumenizados laicos de "somos iglesia" y otros grupos terroristas des-católicos afines). El Papa, por su parte, tuvo que tragarse aquellos hechos consumados y pasar página.

Era la primera vez en muchísimo tiempo (¿desde el siglo XVIII?) que una Jerarquía nacional plantaba cara a Roma y se negaba a reconocer un nombramiento episcopal. Como he dicho, Roma calló, el obispo no se nombró (fue, incluso, peor porque estando nombrado fue forzado a rehúsar) y los obispos austríacos, con Schönborn a la cabeza, salieron triunfantes, con aquella significativa victoria en su haber.

¿Es exagerado deducir que estamos al borde de un cisma real, un cisma territorial, con una Conferencia Episcopal que ha roto de hecho su comunión con Roma, alegando una independecia dependiente de los movimientos y grupos de presión des-católicos, que son la fuerza articuladora y preponderante en la iglesia austriaca?

Si no se para ese tren, la misma tendencia contestataria anti-romana se extenderá muy pronto a Alemania, siguiendo el mismo proceso de contagio de los grupos activistas des-católicos de los "somos iglesia" y formaciones por el estilo. Y habrá otro Schönborn en Alemania, otro episco-monstruo cabecilla. La desproporcionada reacción de los obispos alemanes a la reconciliación de los cuatro obispos de la FSSPX y la hipersensibilidad por aquellas declaraciones "negacionistas" del obispo Williamson, demostraron que las tensiones Alemania-Roma estaban muy enervadas, dispuestas a precipitarse por cualquier incidente, plantando cara al Papa si se terciaba.

Schönborn es culpable muy gravemente, porque no sólo no frena sino que se pone al frente. A estas alturas de la "serie Schönborn" yo me cuestiono incluso sobre su participación en el proceso de acusación y deposición de su antecesor, el Cardenal-Arzobispo de Viena Herman Groër, hasta el presente el más alto inculpado por el escándalo de las pederastías. ¿Fué todo como se contó, como trascendió?

Schönborn también es culpable de atentar contra algo tan delicado como la integridad del Colegio Cardenalicio, que no es una institución eclesial cualquiera. Fueron muy graves sus comentarios sobre el Cardenal ex-secretario de estado Ángelo Sodano (y conste que el que esto escribe le profesa muy poca simpatía al Cardenal Sodano y su gestión al frente de la Secretaría de Estado), señalándole como el principal encubridor de las denuncias de abusos durante los años que ocupó su alto cargo curial durante el pontificado de Juan Pablo II. Hay cosas que, aunque sean o hayan sido, jamás deben trascender más allá de ciertos círculos, mucho menos si se airean en público dando la impresión de un combate de fuerzas, tendencias, intereses o influencias.

¿Se trata, quizá, de una maniobra de Schönborn para señalar, desmarcarse y destacar? No sabría decir, pero de hecho es una ruptura, un desgarrón ante la opinión pública, con las cosecuencias intra-colegiales que se pueden imaginar y que yo no sé tampoco calibrar. Sí sé que en los tiempos que corren una tensión-acusación pública entre dos eminentísimos miembros del Colegio Cardenalicio no favorece a la Iglesia ni deja en buen lugar al Papa.



Schönborn es culpable también de mantener un peligroso equívoco: Desde que apareció en escena, cuando le nombraron auxiliar de Viena, se le presentó como un teólogo sólido, que contaba con la confianza del entonces Cardenal Ratzinger, con quien colaboró ocasionalmente en Friburgo. Sus corifeos recuerdan esto y lo sacan a relucir cada vez que pueden, pretendiendo favorecer la opinión pública de Schönborn.

Pero Schönborn se ha destacado, poco a poco, como uno de los más sombríos personajes, contra-figura del pontificado de Benedicto XVI, un opositor-contradictor de primera línea. Dicen que es el nuevo adalid de los radicales vanguardistas europeos, el Caballo de Troya de los modernistizantes vaticanoterceristas para el Cónclave que venga.

Yo confieso mi esperanza de que Benedicto XVI dure todo lo necesario para que Schönborn & cía no tengan ni una miserable posibilidad de nada para nada.

A los nubarrones de tormenta, mejor que los barra el viento.


+T.

domingo, 16 de mayo de 2010

Verismo In Ascensione Domini



El año pasado puse la Cavalleria para ilustrar el Domingo de Resurrección, pero este año he preferido reservarla para la Ascensión. Porque, aunque el Mascagni ambienta la ópera en el Domingo de Pascua, lo que canta la Santuzza con el Coro es "...oggi ha asceso alla Gloria, alla gloria del Ciel!!!" ¡Hoy ha ascendido a la Gloria, a la Gloria del Cielo! Por cierto una muy justa interpretación inclusiva del Misterio, del Dogma.

La Ascensión, como la Resurrección, son difíciles de representar. La Resurrección más, porque tiene menos "recursos". Quiero decir que la Ascensión con los Apóstoles, la Virgen en el centro, los dos Ángeles amonestantes, Cristo ascendente y la nube, tiene mejor configuración que la Resurrección, que es un tema más "indescriptible". Quitando la de El Greco, que es espléndida, y algunas otras excepciones, las Resurrecciones me parecen extrañas y hasta ridículas. Por ejemplo, la que pintó Murillo es de risa, con un Cristo saltimbanqui-malabarista sobre un fondo color café-amarillo (lo mejor del cuadro son los dos esplendidos escorzos de los soldados, uno de ellos con unos pies de mendigo callejero de esos que sabía pintar muy bien el maestro sevillano).

Las Ascensiones, decía, son mejores. Me gusta especialmente la iconografía ingénua (?) que representa en dos planos el misterio: Abajo los Apóstoles arrodillados, con la Virgen en el centro, y arriba los pies de Cristo, solamente los pies y el borde de su túnica, porque la figura del Señor está velada por la nube; en el centro, entre el grupo expectante y Cristo semi-visible, la roca marcada con las plantas de Cristo. Es una representación simple, pero absolutamente concorde con el texto de Hch 1,1 ss. y los someros paralelos de San Marcos y San Lucas, con detalles devocionales jerosolimitanos, como el pormenor de las huellas sobre el suelo.

En la pintura moderna, Salvador Dalí pintó una versión surrealista de este tema ascensionista de los pies de Cristo, desde una perspectiva-concepción tan originales como otras iconografías cristianas pintadas por él (no me gusta Dalí, pero le reconozco su genialidad, excepcional).

La escena histórica - recalco histórica, con toda la fuerza testimonial de los Evangelios y el Nuevo Testamento, documentos históricos avalados por la garantía de la verdad de quienes dieron su vida por todo aquello que habían "...visto y oido, lo que palparon..." - la escena tuvo que ser fascinante y conmocionante en sumo grado, tanto que los espectadores, los Viri Galilei, necesitaron que los Ángeles les sacaran del éxtasis y les urgieran a ejecutar la misión encomendada por el Señor.

¿Se puede permanecer en el éxtasis contemplativo de la fe, mirando al Cielo? No. Se debe mantener la expectación anhelante del Cielo, pero con el empeño de vivir según el mandato de Cristo mientras estemos en la Tierra. El quietismo es una herejía, bastante "cómoda", por cierto.

El Cielo donde está nuestro Cristo nos aguarda, abierto de par en par, y el camino para llegar a Él se anda en la tierra, con la cruz de cada día. Y es un camino de subida, de ascensión. Un dia cristiano, un dia de cruz, nos asciende, nos sube. Es ese místico "sursum corda", lema de una espiritualidad auténticamente cristiana.

Él dijo que donde esté nuestro tesoro allí estará nuestro corazón. Y nuestro tesoro es Él, y nuestros corazones están (deben estar) en Cielo con Él.


Violeta Urmana Teatro Real 2007





Maria Callas




p.s. Las tres versiones del Inneggiamo son muy buenas. He puesto arriba, de portada, una representación con excelente montaje y la espléndida voz de Waltraud Meier, dirigida por Riccardo Mutti en Ravena, 1996, la escena completa desde el Regina Coeli.
En la segunda canta Violeta Ormana, preciosa voz, muy en el papel de Santuzza, con su coro de sicilianas veladas de negro, fondo de paredón encalado y disciplinantes, muy del gusto de los escenógrafos. Es una grabación hecha en el Teatro Real de Madrid en el 2007.
Y el tercer youtube con María Callas, inconfundible voz.

En la ópera del Mascagni el clímax religioso del Inneggiamo, centro de la ópera, deja paso a la vida cotidiana con sus dramas. Pero el eje es el Inneggiamo, que da sentido a la tragedia cuando aparece la muerte, porque la abre a la Gloria, que no sólo se canta sino que se espera: Una exaltación más allá del dolor, tan real como el dolor mismo, una ventura celeste que sucederá.

El Misterio también es "verismo".

+T.

viernes, 14 de mayo de 2010

Crónica de una mañana de Mayo


Se recuerda lo que se quiere, y se recuerda más lo que se quiere más. Esta mañana volví, con esas mecidas de la memoria que van y vienen, como olas pequeñas en la playa, una vez con un sonido, otra con una imagen, una mañana de Mayo, fresca, con aire limpio oliendo a día nuevo.

Me habían bañado y vestido casi de ceremonia, estrenando ropa desde la camiseta al calcetín y la camisa. Y el traje. El traje lo escogí yo. Mi abuela tenía pensado uno con chaquetilla de terciopelo negro, calzón blanco, zapatillas de charol con hebillas de plata y una gola de encaje al cuello. Pero, unos meses antes, abuela murió, y a mí se me metió en la cabeza que, como me vistiera como mi abuela dijo, me moría como mi abuela. Y yo no quería.

Mi madre, sin preguntarme nada, lo adivinó todo. Mi oposición al modelo de mi abuela era firme, decidida. Conque me llevaron a que viera y escogiera yo mismo. Y elegí de un golpe, sin titubeos. Vi el traje en cuanto entré en la tienda y dije: ¡Ese!

Aquel era el modelo más atractivo de la galería: Caballero de Santiago, con una cruz de Santiago bordada en el pecho de la guerrera, flanqueda por dos hileras de botones, también con la cruz santiaguista, y charreteras con otras dos cruces pequeñas en el centro. Y entorchados dobles cruzando el pecho, con crucifijo de nácar. Un figurón de grana sobre blanco con complementos en oro.

Como yo era entonces el afeñique mayor del reino, con la figura de un cerillo de fósforo, es decir, cabeza sobresaliente y cuerpecillo canijo-patilargo, el aparato de aquella vestimenta cubría y suplía lo que mi percha corporal no tenía, y cuando me probé el rutilante uniforme resultó muy favorecedor, impresión que complugo a mamá, a tita, a las titas mayores y a las titas jóvenes, que se quedaron encantadas con el efecto. Un éxito.

...A no ser por las gafas, mis monumentales gafas de hipermétrope un punto estrábico, formidable artefacto compañero de mis dias desde la ternísima edad de año y medio (dieciocho meses decía mamá (mi madre nunca lo olvidaba)). Por las gafas, mis gafas, aquel uniforme santiaguista, quasi de opereta vienesa, no llegaba a rematar todo su brillante efecto. Mi tia Antoñita, experta estilista salvalotodo, con un bote de fijador Lucky y mucho peine, arregló y perfiló el conjunto y me dejó pulido, brillante y tieso como el muñeco que remataba la tarta.


La tarta fue otra obra maestra, casera, con siete bizcochos, uno sobre otro, en gradación de diámetro y espesor, de mayor a menor, cada uno con relleno diferente: Pasas, cidra, batata, miel con piñones, chocolate, natillas, y ron con almíbar el de arriba del todo. Y coronando el zigurat, un muñeco de azúcar. El muñeco era yo.

Mi tia le pintó al muñeco en el pecho una cruz de santiago, para más detalle identificativo, y hasta le hizo unas gafitas con papelillo dorado. Y el conjunto de los siete estratos tarteros se adornó con merengue y guindas coloradas, todo entonadísimo.

La tarde del Viernes pasó por casa toda la vecindad, las boticarias, el barbero de enfrente, la peluquera, el de la relojería, el cabo de los municipales, el de la guardia civil, el alcalde, el juez, el cura, el coadjutor y el sacristán. Y para mi temor y temblor, también el practicante y la matrona.

El practicante era uno de mis más odiados sujetos, porque ponía inyecciones a todo el mundo, un horror, que además era maestro de escuela y profesor de gimnasia, un summum integral de todos los monstruos de mi infancia. La matrona era otra horrenda monstruosidad, con trajecito de chaqueta y un bolsito que yo imaginaba que era una caja de Pandora peor que la original del mito; también ponía inyecciones, y hablaba con un acento del norte, con "eses" que se clavaban en los oídos como las agujitas de sus jeringuillas.

El Viernes por la tarde ya estaba todo puesto, el salón con la mesa larga para el almuerzo, y el estrado con la camilla grande para el desayuno, y otras dos mesas más en el comedor, todas con sus manteles blancos, servilletas plegadas, platos, tazas, vasos, copas, cubiertos, bandejas, salvillas, fruteros, jarras y botellas. Y dos gatos rondando, amenzando armar una zapatiesta. Tia Rosario los espantó al patio con un par de escobazos, pero aquella noche se dejaron bien cerradas las ventanas y las puertas del comedor y la cocina, por los gatos. Y mi tia Rosario contó luego que se pasó toda la noche soñando con los dos gatos bailando encima de las mesas y rompiéndolo todo.

No sé a qué hora se levantaron los mayores, pero cuando terminaron de vestirme y arreglarme estaban ya todos compuestos. Las tías mayores guardaban el luto de la abuela y fueron a Misa temprana, así pudieron quedarse con mis hermanos más pequeños. En ayunas, porque había que guardar el ayuno, salimos de casa en una lucida comitiva, yo delante, y detrás papá, mamá, las tias, mis hermanas con mi hermano, y más tias.

Ya en la iglesia, se armó un revuelo cuando entró el Cardenal, con los curas detrás, y el alcalde y las autoridades. Mi padre no salió a recibirlo porque se quedó con mamá en el sitio reservado, junto al banco donde estaba yo. El Cardenal venía porque aquel año se celebraba el Congreso Eucarístico Nacional, y se organizaron algunas Primeras Comuniones dentro de los actos de la semana preparatoria del Congreso. Mi tia me sacó del banco y me puso delante del Cardenal para que le besara el anillo, quitando de un empujón al sacristán, que vigilaba para que los niños no rompiéramos el orden.


Por fín empezó la Misa, que no recuerdo cual fue. Sí recuerdo que mis tias llevaban una temporada con las hojillas a dos tintas que traían impresas las oraciones de la Misa nueva, en español, porque mis tias, como buenas beatas, se sabían los rezos de la Misa en latín, pero en español no. Sospecho que la Misa tuvo que ser una componenda entre el Misal antiguo y las nuevas directrices litúrgicas, que se practicaban por entonces "ad experimentum", con los fieles como especie de ratones de laboratorio litúrgico. Las "gracias" del post-concilio (que todavía no han terminado los experimentos y las novelerías, ¡ay!). A pesar de las primeras reticencias y resistencias, mis tías también reconocían que la Misa en español era más cómoda, porque se entendía todo mejor. Al fin, hasta las torres más sólidas se rendían.

Lo que recuerdo muy bien, no se me olvida, es el momento de la Comunión. El Cardenal me levantó la barbilla con los dedos de la mano a la vez que me daba la Sagrada Hostia. Volví a mi sitio y me arrodillé en el reclinatorio y empecé a pedir al Señor por muchas cosas, por mucha gente. No sé cuánto tiempo estuve, pero mi madre tuvo que acercarse a decirme que me sentara, no fuera a marearme. Y seguí rezando.

Algunas veces, cuando comulgo, le digo a Él que soy aquel mismo de aquella mañana de Primera Comunión, que no se olvide.

...Y que no me olvide yo.

+T.

domingo, 9 de mayo de 2010

Un escándalo en Sevilla


Un escándalo relativo, porque conociendo personajes y circunstancias es lo propio. No se puede pedir peras al olmo ni que el plomo se vuelva oro. Por lo mismo, un Cabildo como el de la Catedral de Sevilla no puede porque no puede, y eso, al fin, se traduce en un "no quiere". Pero la cosa se ha sabido.

En resumen, lo que ha pasado ha sido esto: El pasado mes de Marzo, en plena Cuaresma, con la polémica sobre la nueva ley pan-abortista-socialista en plena virulencia, a uno de los canónigos del Cabildo Catedralicio de Sevilla se le ocurrió proponer que el Cabildo Metropolitano se sumara de alguna manera, con alguna declaración o manifiesto de apoyo, a las movilizaciones pro-vida/contra-abortistas. La iniciativa del canónigo fue contestada por otro canónigo que dijo que no, que al Cabildo Catedral no le competían tales acciones y que, además, sería "políticamente incorrecto" intervenir. Se votó la propuesta y salió un NO mayoritario que paró en seco la propuesta pro-vida, venciendo la "políticamente correcta" de callarse y mirar para otro lado.

El Cabildo de Sevilla fue hasta no hace mucho una venerable institución, con dignos representantes del mejor y más venerable clero diocesano. No es que todos fueran reverenciables por mor de eximias virtudes, pero sí que eran todos muy dignos de ocupar las prebendas y oficios de sus canonjías.

Sin embargo, en los últimos treinta años, las canonjías a las que antes optaban (u opositaban) los mejores, se fueron adjudicando por otros medios, arbitrarios la mayor parte de las veces. Y el senado de los venerables y doctos fue convirtiéndose en lo que es hoy.

Para que un cabildo eclesiástico desprecie una propuesta pro-vida juzgándola "impolítica-incorrecta", en las circunstancias en que se presentaba, con el ambiente de aquellos días en que las Cofradias sevillanas se fueron sumando, una a una (no todas) a las manifestaciones, declaraciones y movilizaciones anti-abortistas, para que una institución de (se supone) graves pro-hombres de Iglesia se resista y se oponga votando mayoritariamente en contra de una propuesta pro-vida, esa institución debe estar muy dañada, muy descompuesta.

Y lo está. Por ejemplo, ha sido (y sigue siendo) vox populi que algunos de los más reputados canónigos eran íntimos amigos de la plana mayor del Psoe sevillano (entiéndase "nacional"), con amistades estrechísimas, quasi familiares, con algunos de los excelsos e "históricos" próceres sociatas. De todo esto se cuenta y no se acaba, con detalles, con casos y cosas imposibles de creer si no fueran tan ciertas, probadas y archisabidas. No se sacan a la luz porque están a la luz del día, ese cálido, brillante y cegador (recalco "cegador") Sol sevillano.

Pues todo eso del manifiesto contra-abortista que el cabildo renunció a asumir, ha salido ahora en la prensa. No la prensa de primera plana, de portada, sino la prensa importante de la sección de Cofradías, una de las mas influyentes y con más peso en la prensa local hispalense. La noticia apareció el Viernes en el ABC, sin dar nombres, y en el Diario de Sevilla, con nombre.

Digo "nombre", en singular, porque se cita sólo el del canónigo que propuso y vió negada su iniciativa pro-vida. Del que se le opuso y le dijo que no era "políticamente correcto", no se dice el nombre, no han querido ponerlo. Un absurdo porque en Sevilla se sabe todo. Por ejemplo se sabe quiénes son los que dominan el Cabildo y manejan sus riendas, eso lo sabe toda Sevilla. Conque ya está dicho todo, sin decir nada ni nombrar a nadie.

Yo, sin embargo, añado esto: Que es un pseudo-escándalo, vacío y tardío. En la mente de los canónigos del Cabildo no cupo una duda en contra de la vida; lo que sí tuvieron fueron temores de inquietar a los socialistas (sevillanos, andaluces y nacionales), es decir, de malograr esa especie de "entente cordiale" o modus vivendi de buenos vecinos. Más o menos.

Por otra parte, pienso que a los sociatas abortistas habría que haberles puesto freno, bozal y traba cuando llegaron en el otoño de 1982, entonces. En el 2010, al presente, caciquean y dominan todo de tal manera que es imposible ponerle bridas a la fiera. Ya no se puede, ya no.

Esto último lo digo pensando en gente real, personajes concretos, bienintencionados, de recta intención, con iniciativas (iniciativas "pro vida", por ejemplo) que a lo mejor hoy piensan otra cosa - probablemente - pero que en aquellos días, cuando arribaron al poder los "padres" del aborto, les animaron, les acogieron, les sostuvieron, les aplaudieron, les ayudaron, les votaron y los sacaron a hombros. Y me refiero a gente de Iglesia, reverendos entusiasmados con el partido del capullo (de rosa) en el puño (izquierdo). Reverendos que a lo mejor hoy se destacan y proponen y piden no sé qué cosa, pero que entonces no abrieron la boca, ni dijeron mú, ni dijeron pío.

De aquellos polvos, estos lodos...etc. O también, dicho con otro refrán, "a la vejez, viruelas".

Pues eso digo. El que pueda interpretar que interprete. Y no digo más.

El Cabildo sí ha dicho. En cuanto ha salido la noticia en la prensa, en cuanto se ha sabido, el Cabildo se ha ido por la pata abajo (con perdón) y le ha faltado tiempo para sacar una notita, muy ponderadita, nada del otro mundo, muy de circunstancias, muy circunspecta, muy comedida, sin pasarse. Dice:

COMUNICADO DEL CABILDO CATEDRAL:


Ante la información aparecida en algunos medios de comunicación, la Comisión Delegada del Cabildo Catedral Metropolitano de Sevilla, reunida en la mañana de hoy, desea dejar bien claro que el Cabildo y cada uno de sus miembros profesan desde siempre su adhesión a la doctrina de la Iglesia sobre el aborto, el valor y la defensa de la vida, y hacen suyas cuantas directrices emanan de la Conferencia Episcopal Española.

Sevilla, 7 de mayo de 2010




Bueno. Vale. Bien. Pero entonces ¿qué pasó? ¿Quién dijo que no? ¿Quiénes votaron que no? ¿Con qué intención, con qué valor, bajo qué condicionantes dijeron no???

¿Va a pasar algo, alguien va decir algo, alguno se va a atrever?

Porque va a ser un espectáculo ver al Cabido con sus capisayos morados delante de la Custodia, el dia del Corpus, dentro de un par de semanas, procesionando por el centro de Sevilla, con toda Sevilla sabiendo que va en procesión el Cabildo que no quiso manifestarse contra el aborto.

Va a ser un espectáculo, repito. Un espectáculo digno de no verse.


+T.

miércoles, 5 de mayo de 2010

El triunfo infecto de los indeseables


Un mundo que paga 95 millones de dólare$ por la porquería mamarrachosa del indeseable ese, el Picasso, es un mundo tan enfermo, tan gangrenado, que no se merece ni el estercolero. Porque el estiércol es aprovechable, pero ese mundo, esa gente, esas cosas, no. Es el mundo que impera triunfante en 2010, el siglo del tercer milenio que ha despertado con la resaca del XX, empapado con el vómito de los excesos omni-lujuriosos de la centuria precedente.

Lo más sublevante es la imposibilidad de borrar, de eliminar hechos, obras. No diré personas, porque la gente se muere, gracias a Dios. Pero las cosas quedan, y son cosas tan aberrantes como esa basura comprada por una millonada absurda, para descrédito y tacha de la humanidad que lo aprueba.

Envidio a los Faraones del viejo Epipto que practicaban la gracia de la damnatio memoriae, y raspaban nombres, títulos y fechas de la arenisca tallada y grabada, del ónice, el alabastro y la caliza blanca, para que no constara, para que no se acordaran de sus enemigos. Eso que entonces era una tiranía faraónica, hoy debería ser una profilaxis necesaria, radical.

Deberían rasparse, eliminarse, erradicarse, aniquilar sin dejar rastro tantas cosas, nombres, y obras. Se respiraría mejor porque el mundo estaría más limpio, libre de esa mortífera contaminación, más letal para la humanidad que las radiaciones atómicas o la emisión de gases de combustión.

Siento cada vez más atracción añorante por aquellas vánitas, las fogatas que armaban los devotos de Savonarola en la Florencia paganizante de los rutilantes Médici. Dicen que se quemaron no sé cuántas maravillas de la joyería, el bordado, la orfebrería, la taracea de carey, marfiles, nácares y maderas finas, brocados, tercipelos y tapices, hilaturas finas y pomos de olor, guantes perfumados, pieles, perlas y oropeles. Y también los cuadros más procaces y voluptuosos del Botticelli, que entonces estaba verde galán, promiscuando entre bellas y bellos. El mismísimo Sandro, arrepentido por la ardiente palabra del reformador dominico de San Marco, fue y arrojó a la pira de vanidades la mayor parte de las indecencias que conservaba en su exquisito taller quattrocentista.

Hago un inciso para reflexionar sobre una notabilísima evidencia que corrobora mis tesis: En esa Florencia savonarolesca, lo que se quemaba con ardor era pagano, impío, pero bello; la impostura de las no-artes contemporáneas no realiza cosas bellas, ni buenas, nada con entidad artística verdadera. Nos ha tocado una época integralmente desafortunada, sin la inspiración de las Musas paganas ni la gracia espiritual de la Fe.

Entre la multitud de los subyugados no hay seducidos, porque en seducción cabe la chispa del amor, aunque sea profano, pero en el no-arte no hay, sólo existe el anzuelo con la cebo envenenado de la novedad. Son sub-inteligentes, sin gusto estético definido propiamente, sensibilidades estragadas por la deformación veleidosa del impromptu insustancial, fáciles de prender en la red turbia del totum-revolutum orgiástico. Siento lástima porque conozco y sufro a los afectados, infectados anómalos, difíciles de regenerar porque no reconocen la salud.




Pero la catarsis contra mundum suele devorar a los inspirados purificadores, los estrangula y degüella, los desangra y esparce sus cenizas. El venerable fray Girolamo Savonarola terminó colgado de una horca y quemado por las llamas en la Piazza della Signoría, espléndido y sin par patíbulo, él mismo consumido por otra trágica vánitas, como un brillante engarzado en oro que se hubiera arrojado a las llamas vivas del desencanto de un de contemptu mundi escenografiado, como un auto sacramental del bien y del mal, lo justo y lo injusto, lo santo y lo profano.

Y así se compran por 95 millones de dineros las basuras de una época de ínfima esencia, y se queman en la hoguera de las vanidades los espíritus que devolverían las luces bellas y buenas al mundo. Un mundo que prefiere alumbrarse con intermitentes colorines de neón.

+T.

martes, 4 de mayo de 2010

Una crisis con imbéciles y las víctimas muy divertidas


De repente, en una mañana, propios y extraños, mamarrachos y esperpentos, los periodistas de la siniestra marxista y los de la diestra centrista, han concordado y dictaminado: La crisis económica es el trasunto de una crisis moral. Que embarga a España etc. etc. etc.

Todo eso la mañana en que el mamarracho mayor del reino se cita con el cabeza de los esperpénticos no-opositores, los dos a hablar de algo que no necesita palabras sino hechos, lo que ninguno de los dos ni hace ni quiere hacer. La versión política del perro del hortelano, con todas sus paradojas, abiertos ambos incapaces a la alternativa más viable, que es dejar irresoluto el caso, con la puerta del chiquero ni abierta ni cerrada, para que el toro ni salga ni se quede dentro, que es lo mejor para que no les coja y les meta la cornada que temen y se han ganado a pulso.

La gran excusa de la izquierda sociata, matriz de todos los basureros de España, es enfocar con los potentes reflectores de su publicidad el esportón de detritus acumulado por la oposición que no se opone. Como si el depósito mayor de las corrupciones se clarificara mirando/obligando a mirar el estercolero del enemigo. Olvidan (quieren que se olvide (y creo que lo consiguen)), que desde el Otoño de 1982 hasta hoy mismo, Primavera del 2010, las funestas fuerzas socialistas son las que han llevado las riendas del corruptódromo (salvo aquellos 8 años, que tan poquita huella dejaron y tan nula simiente plantaron, que hoy parece que no los hubo). Al final, como el pez grande se come al chico, el corruptor mayor devora al corrompido menor.

Con muy poca originalidad, como muchos que piensan lo mismo, pienso - y no me equivoco - que ahora es, de verdad, la hora de la verdad para esa fantasmal "democracia-estado de derecho" que llevan cacareando desde que empezó la cosa, hará trentitantos años. Cacareando un huevo que no se ha puesto, con revuelos en el gallinero llámeseles "entrada en la otán", o "entrada en la unión europea", u "olimpiadas del 2000", o "expo de sevilla", o "llegada del euro", o san-serenín-de-la-buena-vida. Cacareos, cacareos de gallina que no pone el huevo.

Un huevo tan cacareado que a lo peor es tan gordo que no cabe ya por el conducto natural de salida, y está matando a la gallina por dentro. La solución final no se asume, no se quiere. En suma, se vislumbran dos opciones: O se mata a la gallina y se saca el huevo, o revienta el huevo y mata a la gallina. Y de eso es de lo que están hablando los 2 grandes pro-hombres de España, ese y el otro, en La Moncloa.

¿Y la crisis del reventón del huevo (o la gallina) cómo pilla a España? Pues muy bien, mejor que nunca: Muy tolerante, con una industria cinematográfica viento en pompa (sic), sólo una chispa inquieta por el dilema del velo sí/velo no. Por lo demás, todo ideal: Los chicos en los institutos estudiando la reválida del exámen de la colocación del preservativo, las adolescentes impúberes aprendiendo a rellenar via internet la solicitud del aborto express, y las vanguardias conscientes luchando violentamente por la supresión de las corridas (de toros, of course (altera sunt promovenda in universiis modis et personis (etiam in utroque usu cum entibus universi rei atque naturae))).

Esos, junto con las masas del norte y el sur, educadas desde hace treintitantos años en la "cultura" de la subvención, el paro sufragado, y el desempleo comodamente asistido, esos y esas serán los machos y las hembras de España que se enfrentarán con tesón y denuedo heróico a la crisis devastadora. ¡Y un huevo!

Puesto que escribo recurrentemente sobre temas de Iglesia, alguno que esto lea puede que se pregunte: -"...Y esto, ¿qué tiene que ver con la Iglesia? Y yo le respondo: -"Lo mismo que tuvo que ver con la Iglesia el reventón de Asturias en el 34 o el reventón de España en el 36: N-A-D-A. Con la Iglesia no tuvo que ver nada, pero la Iglesia puso los muertos (Mártires), por efecto "colateral", que dicen ahora, desde 1934 a 1939.

A ver si ahora, después del cólico Zp, cuando reviente la cosa, no le toca a la Iglesia de España volver a ser la víctima a sacrificar por los canallas, los sinvergüenzas y los inútiles.

Eso es lo que me preocupa a mí. El reventón, no.

El reventón será una excelente nueva si se lleva por delante al brillante estadista Zp, que dejará una España enriquecida con sus grandes, enormes, deslumbradores logros:

- el marimonio de los homo-que-te-como
- el aborterío de las niñas en edad de saltar a la comba
- el pan-sexualismo escolar desde el parvulario
- la batallita de los crucifijos
- la removida de los muertos del tiempo de su abuelete
- el paro institucionalizado, tesoro nacional
- la nueva odiosa versión de las "dos españas"
- etc. etc. etc.

Esa es la herencia, su legado.

Y el que venga detrás que arree.



Addenda ilustrativa tragi-cómico-crítico-artística:


Si en este grupo familiar Goya retrató un presente de babiecas a punto de reventar en un futuro de tragedia, yo me eché a temblar cuando ví esta foto


Si hay que deducir algo similar al antes y el después, el hoy y el mañana, lo que hay en el escenario y lo que nos espera detrás del telón, ¡pies para que os quiero! La España negra de las pinturas negras vive y gobierna, reversionada con tintes tan funestos y presagiosos que horripilarían a Goya e inspirarían un esperpento macabro a Valle-Inclán .

p.s. Se me olvidaba: Que los principeses asturianeses, él Borbón y ella Ortíz, se han hecho nuevas fotos oficiales, muy modernos los dos, ella y él, radiantes. Para ambientar. Por el glamour. Para que no decaiga.


&.

sábado, 1 de mayo de 2010

Entrada de Mayo, con Jeremías


No me gusta la fiesta de San José Obrero, no por San José (¡¡viva!!) sino por el remoquete obrerista, tan desafortunado si con eso se pretendió dar una cobertura piadosa al movimiento obreril, que tantas desgracias causó y sigue causando. Al dia de hoy, los sindicatos y los sindicalistas son mafias y mafiosos de la peor especie, algo que piensa más de uno pero nadie dice. Son el brazo agitador de los residuos marxistas (demasiados) al servicio de los partidos filo-marxistóides (todos sobrantes, erradicables todos).

Por eso me gusta otra fiesta, otra memoria, que cae el 1 de Mayo, olvidada, desgraciadamente. Porque el calendario litúrgico moderno celebra a San José Artesano (mejor que "obrero"), el tradicional a los SS. Apóstoles Felipe y Santiago (minor), y nadie se acuerda del Santo Profeta Jeremías, tan profeta que es uno de los cuatro mayores. Pero ni por esas, ni por ser de la cuadrilla profética mayor, tiene quien le celebre, ¡oh San Jeremías!

A San Jeremías lo celebramos los católicos y los ortodoxos, porque los otros cristianos (herejes) no dan culto a los Santos; y los judíos, menos. Conque sólo quedamos los fieles cabales, que damos culto a los Santos que otros tienen proscritos de sus devociones.

El mejor Jeremías de los Jeremías todos está en el Vaticano, en la Sixtina, el imponente Jeremías de la bóveda magistral del Buonarrotti, tan parecido al Moisés de San Pietro in Víncoli, como si el modelo del Michelángelo se hubiera pasado del mármol al temple cambiado de postura, casi la misma figura, una, la de il Mosé, quasi tonante, y esta del hijo de Helcías, pateticamente reconcentrado en su melancólico dolor de profeta. Es el Jeremías por antonomasia, y es tan católico que está en el corazón del corazón de la Catolicidad, inmejorable sitio.

También es catoliquísima la Chiesa di San Geremía, en Venezia, muy retratada por estar al ladito de la estación de trenes, al borde del canal, donde se toma el vaporetto. Y más venerada que por San Geremía, por Santa Lucía, cuyo cuerpo se venera allí, en una urna regularcilla para una Santa tan especial. Es que la Santa tuvo iglesia propia, in illo témpore, pero los mamarrachos liberales del XIX la derribaron para no sé qué mamarrachada cívica, y tuvo que recogerse, de prestado, en San Geremía, donde sigue. La Serenísima perdió la mitad de su encanto cuando dejó de ser República Aristocrática y el Dux quedóse en personaje de cuadros de Bellini y Tiziano, solamente. Las grandes luces dejan grandes sombras.

Por cierto que es la única ciudad que conozco, Venezia, que no sólo tiene dedicada una iglesia al Profeta Jeremías, sino que tiene otra consagrada a San Moisés, más bella todavía, una preciosidad veneziana por fuera y por dentro. Y otra al Profeta Samuel, más discreta, junto al Palazzo Grassi, cerca del Palazzo Malipiero. En San Samuele, para delectación devota de los píos católicos, están las reliquias del Santo Profeta Samuel. Los venezianos arramblaron con todas las reliquias del viejo Oriente, y Venezia es un joyel, una Pala d'Oro con reliquias engastadas entre palazzi, chiese, campi e canali. Cuando Wagner escogío Venezia para morir, sabía lo que hacía, y Thomas Mann lo mismo, para su novela. Los alemanes disimulan, pero siempre se rinden, los sabios, ante la autenticidad.

Como me estoy dejando llevar por el frenesí primaveral, aunque sin perder la nota de piedad, retorno con más propiedad al Santo, a San Jeremías. Y no diré lo que está en la Escritura, que el que quiera empaparse de Jeremías que lea su libro, con Baruch y Lamentationes. Yo prefiero, para continuar, fuentes subalternas, que son tan interesantes como las fundamentales, muy complementarias. Por ejemplo lo que dice el Martirologio, el del 1 de Mayo, que dice:

"...San Jeremías profeta, el cual murió apedreado por el pueblo en Tapnas, en Egipto, donde fue enterrado; a su sepulcro, según refiere San Epifanio, acostumbraban a ir los fieles a hacer oración y a recoger aquel polvo, que cura las mordeduras de los áspides."

Obviamente, Cleopatra no era devota de San Jeremías, peor para ella. Era impía, pagana, fatalista y no iba de romería a San Jeremías. Y así remató, picada de aspid en la teta, sin remedio.

En fin, que repito que encuentro muy apropiado celebrar a San Jeremías Profeta el 1 de Mayo. Me pregunta mi fiel e impertinente Tente que será por la tragedia económica y el paro creciente, por lo que me gusta Jeremías como patrón del primero de Mayo. Yo le digo que sí, que eso mismo, para callar y contentar a mi Tente imprudente.

Pero por dentro, sin que lo oiga, me digo - '...Y por la Iglesia, Tente, tan desoladita, tan decadente quasi la Jerusalén de Jeremías, aquella en la que "...tanto el sacerdote como el profeta vagan sin sentido..."

oculi mei lacrimam per noctem et diem et non taceant
quoniam contritione magna contrita est
virgo filia populi mei plaga pessima vehementer
si egressus fuero ad agros ecce occisi gladio
et si introiero in civitatem ecce adtenuati fame
propheta quoque et sacerdos abierunt in terram quam ignorabant Jer 14, 17ss.


¿Exagero? Pues será un poco de síndrome de Jeremías, primaveral. Pero ahí está el Profeta, profetizando penas y sorbiendo lágrimas, tan reales como el dolor que las excita.

En fin, todo sea por Tente, que es inocente, aunque, que no le quiero aguar con lacrimaciones el 1 de Mayo, ¡vaya por Dios! Conque cierro Con Flores a María, que le gusta más:




En mi Parroquia, el cura, que es antiguo, como Dios manda, católico, ya la ha cantado esta mañana, y así se lleva hasta que acaba Mayo. Él dice que es una copla muy buena para los nervios, que entona mucho y rejuvenece. Algo de razón tiene, porque esta mañana, nada más empezó con el "Venid y vamos todos..." me dió un golpe de esos que te trasportan en un micro-segundo al parvulario, con cuatro años, el uniforme de corbatita con elástico y el babero de popelín, una rosa en la mano, delante del altarcillo de la Virgen, cantando "...con flores a porfía".

Yo he conocido un mundo mejor, más bueno, más feliz, cuando el primero de Mayo no necesitaba a San José disfrazando lo sindical porque antes, y más que nada, el dia 1 de Mayo era el dia que comenzaba el Mes de María, por encima de todo. Entonces yo no pensaba en los llantos Jeremías, no tenia edad, y lloraba sólo por cosas tan reales como una espina de rosa, de esas que llevábamos en un ramito para el Mes de María.

+T.