sábado, 30 de agosto de 2008

De Rusia que insiste

Rusia apenas sale en la historia hasta, se puede decir, el terrible Ivan IV el Terrible. Muy injustamente porque cumplió durante los oscuros siglos del Medievo la tarea impagable de parar o absorver o templar o empaparse gran parte de las invasiones orientales con sus señoras hordas. Me gusta esa Rusia emergente, con un perfil ya decididamente anti-resto-de-Europa. En lo religioso, se creían la heredera de Bizancio y lo eran en gran parte, para su gloria. Incluso les disculpo su anti-romanismo anticatólico (muy típico porque desde aquellos tiempos los malos de todas las novelas, óperas y pelis o son caballeros teutones o jesuítas. Que tiene toda su gracia y su intuición). Y Rusia, a pesar de todo, era una Rusia santa y feliz.

La antipatía se la empiezo a tener a partir del gran fantoche Pedro el Grande, que se empeña en "europeizar". Un catastrófico pre-ilustrado que pelaba las barbas a los boyardos y les obligaba a vestir a la pàge de Paris; Con él empieza el militarismo ruso que se mete a guerrear en las batallas de Europa. Primero fue con los vecinos del Báltico y poco después (después de muerto el Perico Grande y después de sus azarosas sucesiones, que los Romanov fueron de muchos azares desde siempre) Catalina la Grande se repartía con las potencias del momento el pastelón de Polonia (un putón emperatriz y además volteriana, la alemana reconvertida Romanova). Siempre, ya fueran zares o zarinas, despóticos y autócratas sin discusión ni la más mínima duda al respecto de cómo se debía gobernar la Gran Madre Rusia.

A Napoleón se lo cargaron y le dieron el tiro de gracia (cfr. Guerra y Paz, con la paciencia que la lectura requiere; si se puede). Y después vino una infectación patológica de liberalismos que causaron estragos en las clases altas y dejaron Rusia lista y aderezada para el pandemonium bolchevique-comunista. Fue una ordinariez de bastardos proletaristas cambiar a los crepusculares Romanov por los dictadores asesinos políticos del "Partido". Del águila bicéfala bicoranada a la hoz y el martillo con la estrellita sobre rojo, va todo ese mundo que pasó de oler a "piel de rusia" a heder a comunismo criminal y masas esclavizadas cuando no masacradas o estajanovichzadas.
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Desaparecido el "Partido" y derrumbada su ideología (confieso que, de todas formas, me parece poco y siempre aspiro a más definitiva extinción de restos ideológicos-históricos-epigónicos), la Rusia actual no es aquella U.R.S.S. que daba repelucos ver en los mapas del colegio. Gracias a Dios. Y por eso mis consideraciones al respecto no son las mismas, faltaría más. Sin embargo, cuando salen en la tele los de la Duma, no se me hurta a la pesquis que esos mismos "demócratas" rusos han mamado trilita comunista y se han criado en las escuelas del partido. Son los cachorros reciclados de los osos rabiosos de entonces. Y rabian también. Pero todo ha cambiado (para que todo siga igual, como en el Gatopardo).


En los EEUU, no se quieren enterar yée-yée y parece que se preparan para la peli de Guerra Fría II, como si la echaran de menos para ser más ellos mismos. O como si no tuvieran bastante con Irak y Afganistán. No sé si podrán abarcar tanto. Cuentan con sus "bases", tan nuestras que ya ni se las criticamos ni nadie piensa en desmontárselas. Tanto echarle místicas a Bienvenido Mister Marshall nos ha hecho obviar que al mister lo tenemos en casa muy cómodamente (y menos mal que están y que siguen, tal y como están las cosas y con los moros agitándose a dos pasitos de Tarifa).

Pero a mí me gustaría que saliera un europeo a lo Monroe y fundamentara bien y en efectivo que Europa es para los europeos (que es lo que están diciendo - en el fondo - los rusos con su variante del leit motiv). Claro que también sabe uno que los europeos hace un siglo que enredamos guerras de las que nos tienen que sacar los "...americanos, americanos os saludamos con alegría óle mi madre y óle mi tia..." (no era así la copla de la peli???).

Y así va el capítulito de la hodierna historia.
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n.b. En las ilustraciones, tres estampas de tres representaciones del Boris Godunov de Mussorgsky, que me gusta mucho y le pega al caso.

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