viernes, 26 de diciembre de 2008

En Belén de Efratá

Las consecuencias del Misterio son muchas y reales, tantas como grande es el Misterio que ha ocurrido. Confesar que "...la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros" conlleva reconocer "donde" habitó: Un sitio, un lugar, una tierra. Y no cualquier sitio o lugar de la Tierra, sino uno y solamente ese. El Misterio tiene su geografía original y real; Belén de Efratá existe.

Y existe mártir, dando testimonio de cómo y cuánto perviven los capítulos más trágicos de la Escritura. Las palabras del alcalde de Belén y la homilía del Patriarca Latino de Jerusalen en la Misa de Navidad en Belén son dos testimonios dolientes. Relativamente tolerados por lo que se ha hecho relativa costumbre: Que en cada Navidad se recuerde que no hay paz en Belén, la tierra donde se proclamó la "...paz a los hombres de buena voluntad".

En Mayo - D. m. - con la próxima visita del Papa a Tierra Santa, todo se reactualizará y se montará un escenario "pacificado" hasta que pase el Papa, para volver a encontrar un casus belli apenas parta el avión del Papa de vuelta a Roma. Un Papa que tiene difícil acogida en un Israel bastante dispuesto a recordar que el Papa Benedicto es alemán apenas se "exceda" un poco en los discursos y homilias, que se habrán "pactado" con toda diplomacia entre la Santa Sede y el estado de Israel.

Referente al caso judaísmo/Israel, la Iglesia y Occidente (que mal que le pese a Occidente y nos pese a los de la Iglesia somos inseparables para muchas cosas, muchas) estamos secuestrados por el pasado de la peor historia de Occidente y sus pervertidores. Por su parte, el estado de Israel (y el sionismo, no se olvide) aprovechan y usufructúan un victimismo que mantienen activo y agresivo. Las consecuencias (que pudieran entenderse como cierto "pago de rescate") las paga, por ejemplo, Belén.

No digo "Palestina" ni "los palestinos", que son cierto tabú para muchos católicos y cristianos a los que les afecta hoy más el temor islámico que la justicia debida y el derecho. Pero las palabras del Patriarca Latino son muy dignas de tenerse en cuenta si se advierte que son la voz "no diplomática" de la Iglesia en Tierra Santa, que se nos ha olvidado que es Palestina, también. El esfuerzo de Israel en este olvido trabaja con todo a su favor para que Occidente obvie el "caso palestino" en Tierra Santa y sólo tema el terrorismo islámico en Israel.

Lo que dura la Navidad es lo que dura la paz en Belén, dos o tres semanas al año. Luego seguirán los ataques, las represalias, las detenciones, las extorsiones...Y el divisor muro de la vergüenza, ya con más lamentos encima que el de las Lamentaciones, que corta y hiere la Tierra Santa dividiéndola cruentamente de arriba abajo, para que unos puedan sentirse en paz y otros no puedan vivir en paz.

Si hubo un Occidente al que Israel tacha y recuerda que calló cuando masacraban a los judíos en los campos de exterminio, habrá un dia en que se señale y acuse a Occidente haberse callado la injusticia sangrante que Israel mantiene en Tierra Santa, que es Palestina...también.

Ahora que estamos en esos dias en que se impone por Israel la paz en Belén, antes de que Israel vuelva a romper la paz de Belén, que no se olvide: Belén es Palestina, Nazaret es Palestina, y Jerusalén es Palestina.

Y paz a los hombres de buena voluntad.

&.